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Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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Notas del capitulo:

Holaaa!!! :DDD

Sé que me odian c’:

Yo también me odio por haber desaparecido durante un mes :'D

Pero que creen?

Volví -u-

Okno xD

Como les dile el capítulo pasado, haría un clase se extra o especial acerca de la pareja “Tsubasa x Gingka” y ps aquí está xD

Espero les guste, el siguiente lo subiré la semana que viene ?)

A leer!!


Perdón por los errores u.u


Ah, por cierto, tiene lemmon 7u7

(Amenme)

 

=Tsubasa=

“Tsubasa Ootori"

 

La mayor parte de las personas te conocen por ser “el amigo de el chico más problemático y mujeriego de todos” que efectivamente ese era Ryuga, quien le hacía honor a su nombre cada vez que podía.

 

Se conocían desde muy pequeños, cuando su padre le dió trabajo a tu padre en su empresa internacional con un sueldo elevado y buenas prestaciones. Terminaron siendo buenos amigos, así como ustedes dos, que al principio se odiaban a muerte siendo tan sólo unos niños unos 5 o 6 años, por cosas que de verdad no recuerdas ahora.

 

Estuviste con él cuando Namiko, su madre, había muerto en ese horrible accidente. Aunque en ese momento ustedes fueron los menos informados en lo ocurrido, aún así sentiste el dolor de perder a su madre como si fuese propio. Después de ese accidente que cobró la vida de una mujer tan hermosa y radiante como lo era Namiko, las cosas habían comenzado a desmoronarse con el pasar de los años; tus padres se habían separado, Doji y tu padre comenzaron a odiarse sin razón aparente y tu padre perdió su empleo en la empresa por obvias razones, pero lo que más te tenía preocupado era el cambio que causó en Ryuga todos esos problemas. Un niño que solía ser alegre, hiperactivo, bromista y juguetón, ahora era frío, cerrado y con pocas palabras, pero sin embargo nunca te alejaste de él, haciéndose cada vez más cercanos.

 

Pasaron los años, ambos ya eran adolescentes y las cosas se comenzaron a poner un poco “alocadas” por así decirlo. Sus vidas habían dado un giro de 180 grados, tatoos, piercings, drogas, alcohol, cualquier tontería que a ambos les hiciera olvidar cada uno de los problemas que podría causarles la presión familiar, Ryuga lo hacía para olvidarse del mal trato e incomunicación de parte de su padre, y tu, pues tu realmente no tenías una razón realmente horrible para hacer eso aparte de lo inconforme que estabas con tu vida, sólo lo hacías para acompañar a Ryuga y divertirte junto con él. Aunque al principio fue difícil seguirle el paso, vivías con tu padre y éste era un hombre demasiado estricto y conservador, por lo que no veía para nada apropiado como estabas llevando tu vida.

 

Maduraron un poco con el pasar del tiempo, las cosas seguía relativamente igual, sólo que ahora eran más “responsable”. -Doji seguía siendo el mismo con Ryuga, hbias comenzado a vivir con tu madre y pues tu padre volvió a casarse y no quiero ser “uno más del montón”. Ryuga se volvió un mujeriego de primera, aprovechaba su encanto rebelde para obtener sexo con chicas que le llamaran realmente la atención, la gran mayoría eran de ojos claros, azules específicamente, y aunque tu también eras igual, no ibas por ahí deambulando solamente en busca de sexo, eras más del tipo “coleccionista de tatuajes”, pues excesivamente tenía más tatuajes que el propio Ryuga.

 

En su relación, tú eras la razón, habías aprendido a mantener la calma además de tener control sobre las decisiones de Ryuga, mientras que éste era un simple desvergonzado que se iba con la primera que le abriera las piernas.

 

Pero todo comenzó a ponerse extraño, Ryuga cambió considerablemente la llegada de “él”.

 

Ya habías visto a Ryuga bastante raro los primeros meses de haber comenzado su último año de prepa, donde tuvieron que inscribirse a último momento pues a ambos los habían expulsado de su anterior Instituto por hacerle una broma demasiado pesada a el director de la misma. El final, el problema terminó siendo que Ryuga estaba enamorado de su profesor de Literatura. Ambos conocían las reglas, no podías estar en una relación amorosa con ninguno de los trabajadores de la institución, sin embargo a Ryuga se valió medio rábano y comenzó poco a poco a conquistar a Kyoya. Tu dejaste que hiciera lo que quisiera, después de todo pensaste que de una u otro forma terminaría por aburrirse o olvidarlo con el tiempo, pues estando enamorado de él seguía teniendo sexo con muchas de chicas, algunos chicos también pero eso sólo eran pequeños detalles.

 

Con el pasar del tiempo tu también tuviste cierto interés por otro de los profesores, compañero de Kyoya, tenía exactamente la misma área de trabajo, te pareció lindo justo cuando lo viste, ese cabello tan llamativo y esos ojos dorados tan vivos e inocentes, simplemente perfecto.

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La primera vez que hablaron fue algo repentino e inesperado, justo el día en el que Ryuga te había confesado que sentía algo por Kyoya. Ya habían terminado las clases y ya podías irte a casa, Ryuga debía estar ya en su clase de tutoría con su “alma gemela” así que no tenías que esperarlo. Estabas algo distraído, pues tu ibas caminando por el instituto sin prestar mucha atención por donde ibas, tenías tu teléfono en mano esperando la confirmación de una chica que habías invitado a una fiesta la noche anterior, sin embargo ella aún no había respondido, Gingka de igual forma estaba distraído, sólo que estaba leyendo un libro, ambos chocaron drásticamente dejando caer las cosas que tenían en sus manos, el pelirrojo estuvo a punto de caer también, pues tú eras más grande y seguro lo habías empujado con mucha fuerza, actuaste rápido y lo tomaste de la cintura antes de que él cayera, lo trajiste ágilmente hasta tu cuerpo causando que éste se pudiera nervioso y te pareció encantador verlo de esa forma por lo que no pudiste esconder una sonrisa.

 

-Debería ver por donde camina, Sensei- dijiste soltándolo lentamente para no incomodarlo, además la gente ya comenzaba a mirarlos demasiado.

-Yo debería decir lo mismo - dijo con una sonrisa agachándose para tomar su libro- Esto es tuyo…- te extendió el teléfono el cual tomaste mirándolo por unos segundos, al parecer la chica había respondido, pero ya no tenías interés en eso.

 

-No nos hemos presentado, Mi nombre es Tsubasa- hiciste una pequeña reverencia con una mano en el pecho como si fueras una especie de Caballero, sacándole una pequeña risa al ojimiel. Le hiciste una pequeña señal para ir a caminar juntos, y este entendió poniendose a tu lado mientras caminaban lentamente.

 

-Sé quién eres, siempre estás con Ryuga, todo el mundo los conoce- habló jugando un poco con sus dedos y la portada de libro.

 

-Eso es un poco cruel, que sólo me conozcan por ser el mejor amigo del chico más mujeriego de este lugar - te hiciste el dolido por unos segundo, aunque la verdad eso era cierto, la gente mayormente te conoces es por parte de Ryuga, pues la verdad eras mucho más tranquilo que él.

 

-En eso si no puedo ayudarte- entrecerró sus ojos un poco al sonreír, haciendo que se vea irresistiblemente adorable, simplemente te dieron ganas de tirartele encima.

 

- Dime Sensei ¿Qué piensa de que Ryuga se le está insinuando a Kyoya-san? Me imagino que ya está enterado de lo que sucede con esos dos- preguntaste calmadamente, sólo estabas buscando algún tema de conversación para que él no se vaya tan rápido.

 

-Así que tú también lo sabes- dijo con cierto tono burlesco y tu asentiste con la cabeza- Bueno, Kyoya está un poco confundido con ese asunto, quiere convencerse a sí mismo de que está mal estar enamorado, además de que Ryuga es, bueno, Ryuga; el chico más mujeriego y problemático de todos. Sin embargo sé que en el fundo el ha comenzado a sentir algo, no quiere darse cuenta pero sé que lo hace- el no te miraba, parecía concentrado en explicarte que sucedía con Kyoya, y de alguna manera se veían interesante, su cara cambiaba con respecto a el tono de voz que usaba además de lo que explicaba en el momento, y sus manos se movían momentáneamente mientras explicaba- Estoy contando con que no le vas a decir ni siquiera a Ryuga lo que le pasa a Kyoya, si me traicionas no van a pasar cosas bonitas- ambos rieron unos segundo por el reciente comentario, pero luego se quedaron viendo fijamente el uno al otro.

 

-Lo prometo, Sensei- dijiste extendiendo mano hacía él.

 

-Sólo llámame Gingka-

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Después de ese encuentro, ustedes tenían una que otra conversación con el pasar de los días, pues ambos tenían otras cosas que hacer y la verdad es que no se conocían del todo.

 

Hablar con Gingka era entretenido, sus conversaciones eran divertidas y locas pues a pesar de ser unos 6 años mayor que tú, pareciera que estuvieras hablando con alguien de tu edad.

 

Otra de las conversaciones que más sobresalen, es la de cuando ambos se pusieron de acuerdo para hablar sobre un tema del cual los otros del individuos (Ryuga y Kyoya) no estaban enterados aún. La fiesta de Ryuga.

 

-Buenas, Tsubasa- saludó el pelirrojo sentándose frente ti.

 

-Hola- respondiste el saludo dejando el celular de lado. Ambos miraron a ambos lados cerciorándose de que no había nadie demasiado cerca- Bien, ¿dónde quedamos la última vez?- preguntaste.

 

-Bueno, quedamos en que tu convencerías a Ryuga de que te dejara al mando de los invitados, cuando lo logres pararemos a siguiente parte, le hablaré a Kyoya de vez en cuando sobre la fiesta, sin decirle en ningún momento de quieren es- finalizó el pelirrojo algo pensativo, era realmente atractivo cuando se ponía serio viendo a un punto fijo para no distraerse, y es lentes, que por alguna razón aún no se los había quitado lo hacían ver más intelectual.

 

-Muy bien. Habíamos hablado también de no decile ningún detalle a Ryuga de la fiesta, sólo ese tal “regalo” que le tengo, que ambos sabemos que es tener a Kyoya en la fiesta - hablaste recordando lo anterior que habían hablado- ¿Cómo harás para que Kyoya vaya a una fiesta de la cual no sabe ni donde es?- preguntaste curiosos, mientras que a Gingka se le dibujo una sonrisa traviada en el rostro.

 

-Tengo mis métodos - río el mayor. Tu le diste un pequeña sonrisa como respuesta, pero se borró cuando escuchaste la voz del “sujeto A” llamándote. Ryuga

 

Al parecer ya era hora de ir a clases, a ti y al pelirrojo se les había pasado el tiempo hablado, aunque fue muy poco a decir verdad. El tarado terminó por apartándote de Gingka, posiblemente creyendo que te había arruinado tus chanses de “conquistarlo” aunque de cierta forma lo hizo.

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El día de fiesta de Ryuga fue algo estresante. Ryuga siguió llamándote una y otra vez durante todo el día, sin embargo Gingka y tu hacían acordado que no le entenderías para que se hiciera mil ideas en la cabeza, mimos que le iban a llevar a Kyoya a su casa.

 

En fin, terminaste yendo sido tarde, él quería arrancaste la cabeza por dejarlo “solo” durante tanto tiempo, pero se tranquilizó y la fiesta comenzó. Ya era casi medianoche y todo ya estaba arreglando. Jamás olvidarías la cara que puso Ryuga al ver a Kyoya frente a él el día de su cumpleaños, estaba más nervioso que nunca pues no se esperaba eso, Kyoya estaba muy similar y Gingka y tu estabas orgulloso de su trabajo. Después de un par de regaños Kyoya despidió quedarse, aprovechaste ese tiempo para poder robarte a Gingka un par de horas, no lo dejarías escapar. Terminaron bailando por un buen rato, y te sorprendió mucho que para ser un hombre tuviera tanta movilidad y soltura en las caderas, pero eso no te molesta a para nada.

 

Cuando vieron que Kyoya estaba solo, ambos se molestaron con Ryuga, sin embargo, ya se había hecho la hora de ejecutar el “verdadero plan maestro” Meter a Kyoya en la habitación de Ryuga y que Ryuga se encargará el resto, sólo regaban por que este no fuera lo suficientemtarada para no hacer nada esa noche.

 

Al dejarlos “divirtiéndose” Gingka y tu regresaron a la pista de baile, como una forma de celebrar que sus respectivos mejores amigos estén juntos al fin. Vez en cuanto las pieles se rosaban demasiado y las cosas comenzaron a subir de tono, Gingka se gritaba contra ti a propósito, y a ti “se te resbalaba” la mano de vez en cuanto hacia su zona baja, hasta que al fin tuvieron un beso. Fue como un alivio para tu alma lograr al fin tener esos labios rosados contra los tuyos, era realmente excitante el hecho de que Gingka no fuera para nada tímido, sus manos estaban más inquietas que las tuyas propias, sacándote un pequeña risa, pies parecía bastante desesperado.

 

-¿No quieres ir a otro lado, a… ya sabes, “hablar”?- le susurraste al oído con una pícara sonrisa, la cual respondió con una similar y asintiendo con la cabeza. Tomados de la mano se escabulleron de la pista de baila hasta el pasillo donde ante habías guiado a Kyoya hacia la habitación de Ryuga, exactamente con las mismas intenciones, pues quería molestarlos de nuevo, y Gingka estaba de acuerdo. Durante el trayecto ambos compartían besos profundos y algunas caricias nada decentes, tardando un poco más en llegar a la habitación.

 

Cuando ya se encontraban cerca de la habitación, donde las cosas estaban un poco más despejadas, se escabulleron con sigilo para poder espiarlo, siendo recibidos por los tímidos gemidos de Kyoya, ambos chocaron los puños como una forma de triunfo, pero ahora era el momento de divertirse. Tocaste la puerta un par de veces, y de inmediato los gemidos fueron acallados. Ryuga parecía bastante fastidiado cuando le pedías la habitación de su padre para “hablar” con Gingka, aunque la verdad tu sabes donde esta, como abrirla y todo lo demás, tan sólo pasaron por ahí para molestarlos. Cuando te dió el permiso ambos se apresuraron hasta allí, te sabías el camino, así que sin temor a perderse, cargaste a Gingka quien enredó sus piernas alrededor de tu cuerpo para besarlo durante el camino.

 

Al llegar a la habitación lo último que hicieron fue hablar. Te apresuraste a cerrar la puerta y tumbar a Gingka sobre la cama sin dejar de besarlo, y apenas tocaron la cama ambos comenzaron a desvestirse mutuamente quedando completamente desnudos en unos pocos minutos, pues el deseo carnal era mutuo, además de que parecían coincidir con la cantidad de tiempo que tenían guardándoselo.

 

-De verdad que tienes muchos tatuajes - murmuró Gingka pasando las manos por tu pecho observando tu tronco, que tenía muchos tatuajes, si, sin embargo no eran tantos como te gustaría tener, pues no estaba completamente lleno de ellos.

 

-¿No te gustan?- preguntaste un poco preocupado, pues tal vez Gingka sea de esos que no les gusten tanto los tatuajes, aunque nunca lo había mencionado sabiendo que tu no hacías mucho esfuerzos por ocultarlos.

 

-Me encantan...- respondió con una sonrisa, reíste un poco volviendo a besarlo un par de veces- También tengo algunos…- mencionó mientras tú le besabas el cuello, y te quedaste un poco extrañado, pues ahora lo tenía desnudo frente a ti y no habías visto ninguno. Él pareció entender tu confusión y se arrodilló sobre la cama casi dándote la espalda- Tengo uno en la espada - dicho esto se volteó un poco para revelar un par de alas de un blanco perfecto que acababan casi todo la parte superior de su espalda, y en medio mediana pequeña cabeza de cabello azul claro. Esa fue una vista realmente seductora, esa pequeña espalda, con tan delgada cintura y su trasero bien formado al final, casi se te caía la baba- Y otro cerca del tobillo- al decir esto se volteó y extendió su pierna, y efectivamente había una pluma bastante colorida a un costado de su pantorrilla cerca del tobillo. Tu volviste a tumbarte sobre él para volver a besarlo.

 

-Mira que no haberme dicho nada es muy cruel, aún sabiendo lo mucho que en encantan los tatuajes- dijiste juguetón recostando casi todo tu peso contra su cuerpo.

 

-Es que nunca me lo preguntaste~ - río un poco colando sus manos por detrás de tu nuca y jugando un poco con tu largo cabello. Seguiste besándolo por un corto tiempo, mirando como se volvía muy volátil bajo tu tacto, jugandote un rato con cuerpo, tentándolo un poco, rodando ligeramente su piel y pasando tu lengua muy lentamente por los lugaressensibles que poseía se cuerpo, hasta que finalmente se desesperó. Tomó su cabeza y de un empujón lo dejo cerca de su entrepierna despierta.

 

-Haz algo, no...sólo juegues- habló tratando de sonar calmado, pero su respiración agitada no ayudaba de mucho. Reíste un poco por su desesperada acción, su cara adquirió un rojo brillante de inmediato y apartó su mirada rápidamente. Repartiste ligeros besos por su vientre antes de comenzar a repartirlos sobre tu miembro, lamerlo un poco y acariciarlo con tus manos. Sus gemidos eran adorables, su voz ya era de por si muy aguda, por lo que sus gemidos eran casi como los chillidos de un cachorro.

 

-Ponte en cuatro - ordenaste apartándote de él, éste obedeció de inmediato teniendo su trasero sobre tu cara en pocos segundos. Te mordiste el labio inferior al ver tan vista, su piel blanca ligeramente rosácea en algunas partes. Tomaste sus “cachetes” separándolos un poco para tener a la vista ese pequeño agujero color rosado. Relamiste tus labios ante la vista tan erótica. Sin pensarlo dos veces estampaste tu cara entre sus nalgas para probar por tu propia cuenta ese hermoso agujerito. Al hacerlo las piernas de Gingka temblaron, a la vez que gemía tu nombre. Lo tomaste de las caderas para atraerlo con fuerza a tu cara, haciendo que tu lengua entrara aún más dentro del pelirrojo quien casi parecía derretirse ante el placer. Tu lengua jugueteaba con su entrada mientras que tu mano izquierda de dedicaba a masturbarlo haciendo sus gemidos más desesperados.

 

-E-Espera...Tsubasa...Ahh- con cuidado insertaste uno de tus dedos en Gingka, moviéndolo con delicadeza a la par que lo ibas masturbando.

 

-¿Puedes levantar más tu trasero- preguntaste antes de darle un ligero mordisco a su trasero, sonriendo con satisfacción al ver como arqueaba su espalda un poco para alzar más su cola- Que buen chico…- susurraste complacido, recompensandolo con otro dedo. Minutos después sacaste tus dedos de dentro de Gingka, quien se mantuvo en la misma posición con una mirada perdida, te causó gracia el estado en el que se encontraba. Comenzaste a besar su espalda, desde donde termina la columna hasta llegar a su nuca, lo tomaste de la barbilla alzando su cara toda roja y sudada- Eres tan adorable…- besaste de nueva cuenta su nuca antes de comenzar a introducirte dentro del mayor con una facilidad increíble. Éste tembló ante la intromisión y trató de ocultar su rostro en la almohada debajo de él mientras jadeaba, sin embargo volviste a tomarlo de la barbilla alzando su rostro e introduciendo un par de dedos en su boca sosteniendo su lengua con estos-No, no. Déjame escucharte…- le susurraste al oído comenzando con un vaivén lento. Gingka se aferraba a las sábanas y gemía cada vez que golpeabas su interior, de tus dedos resbalaba la saliva del pelirrojo y sus ojos se volvieron cristalinos.

 

Te separaste un poco deleitándote viendo como tu miembro desaparecía entre los glúteos de Gingka sin esfuerzo, apareciendo de nuevo y ocultándose de nueva cuenta. Te lamiste los labios tomando las nalgas del pequeño abriéndolas para tener una mejor vista de mi miembro siendo “comido” por la entrada de Gingka.

 

-Eres increíble…- balbuceaste embistiéndolo con fuerza a la par que comenzaste a masturbarlo escuchando sus eufóricos gemidos- ¿Qué? Te comió la lengua el gato?- te burlaste al no escuchar algún reproche u otra palabra de su parte.

 

-Nahh...ahh... Tsuba-ahh…Ngh- nada coherente salía de su boca, haciendo que sea aún más divertido para ti. Te detuviste sólo para voltearlo de nuevo y dejarlo frente a ti, comenzando a embestirlo de inmediato sin apartar tu vista de su rostro.

 

-Es una buena expresión…- reíste bajo. Gingka alzó sus brazos con dificultad acariciándo tu pecho en el proceso para colgarse de tu cuello, aferrándose con dificultad y atrayéndote quedando pegados el uno al otro.

 

-Tsu-Ahh… Tsubasa...V-Voy ahh....Tsu-basa…- balbuceó de nuevo rasguñando un poco tu espalda. Te sentiste extrañamente feliz al escuchar como te suplicaba, llamándote una y otro vez con desesperación, simplemente era tan adorable que no podías soportarlo.

 

-Si sigues apretando tanto...Voy a explotar…- su susurraste al oído para morderla ligeramente. Tenías sus gemidos chocando justo en tu oreja, los escuchabas fuerte y claro, y sólo te prendían más, hasta que finalmente no pudiste aguantar viniendote junto con el mayor.

 

Ambos seguían aferrándose el uno al otro, jadeando con fuerza y temblando. Se quedaron unos minutos así antes de separar para poder mirarlo, este estaba más calmado, te miraba con una ligera sonrisa la cual correspondiste. Con sus dedos apartó un mechón de cabello que se había colado a tu cara, tomaste su mano y la besaste con gentileza, sacándote una pequeña risa nerviosa a Gingka antes de acercarte para compartir un dulce beso.

 

Minutos después, ingresos en la oscuridad de la habitación, casi competente silencio, a excepción de la música de fondo porvenir de la gustará que aún se hayava en la casa, ambos abrazados bajo las sábanas, eran tantas las veces que habías estado en esa posición con tantas personas distintas que ya ni lo recuerdas, sin embargo esa era diferente, el simple hecho de tener a Gingka dormido entre tus brazos, sintiendo su calmada respiración en tu cuello, te hacía sentir excelente del feliz.

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Notas finales:

Ggg 7u7

Bueno, espero les haya gustado owo

Se agradecen comentarios, regaños, helado, galleta, libros y sugerencias ?)

Además de amenazas, claro :')

Los quiero!

Nos vemos >wo

Besos <3


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