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Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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-Kyoya-


 


 


Todo estaba calmado, totalmente callado. Casi te estabas acostumbrado a despertar sin ningún ruido de autos o el cantar de los pájaros, y no te gustaba. Seguramente llevabas más de dos semanas en esa casa, no lo sabías con exactitud, pues la noción del tiempo pasaba realmente diferente cuando estás encerrado. Desde el día anterior no habías querido salir de la habitación, pues ese hombre trato de tocarte por segunda vez en lo que va de la semana. Fue aproximada a las 3 de la tarde, después de almorzar estabas como siempre aburrido en tu habitación y él se atrevió a entrar, se sentó en la cama con la mayor naturalidad del mundo y comenzó a contar de cómo le fue en su día como si te importara, cada vez se acercaba más y tú sólo leías uno de libro que puso en tu habitación para tratar de ignorarlo. Cuando te diste cuenta estaba casi sobre ti y te acariciaba las piernas como si fuera lo más maravilloso del mundo, te apartaste de inmediato y él trató de ir sobre ti una vez más, te removiste tanto que él terminó por rendirse e irse. Después de eso no lo habías visto, además de que no cenaste nada pues no quieras salir.


Te levantaste y de inmediato te fuiste al baño, te diste una ducha larga y te vestiste ahí mismo como siempre. Al salir simplemente te quedaste de nuevo en la cama para seguir leyendo, no pensabas salir otra vez, así que te tocaba aguantar un poco más el hambre. Emma entró nerviosa minutos después pidiendo que por favor salieras a comer algo, y a pensar de que casi te suplicó, seguramente porque él le había ordenado que te saca de ahí, tu tuviste que negarle, ya no quieras nada que viniera de ese hombre o siquiera verlo. Ya estabas harto de toda esa situación de la "damisela en apuros" si él no iba a contarte nada o dejarte salir, tú lo le darías ni la hora, así de sencillo.


La chica, tal como se fue, salió, nerviosa. Nuevamente sólo, te recostaste aún más en la cama y suspiraste fuertemente, jugaste un poco con el collar entre tus dedos y lo acariciaste ligeramente. Cerraste tus ojos imaginarte a Ryuga, querías verlo, eso era todo lo que necesitabas. Suspiraste a un más fuerte cuando apareció en tu mente la imagen de su rostro preocupado, casi al borde de la histeria y arrugaste un poco el entrecejo antes de abrir nuevamente los ojos y distraerte con el libro.


Horas pasaron, ahora estaba tendido en la cama con sus brazos y piernas extendidos. Estabas realmente aburrido y hambriento, ya debía ser la hora de la cena y lo único que tenías en el estómago fue una taza de café que Emma logró robarse de la cocina con la excusa que es para ella (Aunque no le guste).


Lanzaste el libro que ya habías terminado de leer con fuerza al suelo, estabas harto, odiabas estar encerrado, ya no recuerdas cuántas veces te lo había repetido. La cama repleta de almohadas ahora estaba siendo atacada por tu furia, cada una se fue estrellando contra objetos en la habitación mientras soltabas uno que otro gruñido. Después comenzaste a golpear el colchón con tus puños, parecías un niño haciéndose una rabieta, pero es que ya no lo soportabas.


Tu respiración se había acelerando, te pasaste los dedos por tu cabello para tratar de calmarte un poco mientras inhalaban y exhalaban lentamente. Escuchaste que tocaban la puerta, te quedaste viéndola hasta que se abrió dejando entrar en la habitación el espléndido olor de comida, por un segundo pensaste que es Emma, que se habían apiadado de ti y decidieron alimentarte aunque no sea en esa gran y estorbosa mesa, pero cuando te diste cuenta de que era ese hombre enmascarado simplemente volviste a tu mirada enojada.


-Parecer que estuviste muy entretenido- se burló observando como la habitación estaba toda desarreglada y a medio destruir. Tu sólo te quedaste ahí sin hacer nada mientras él terminaba de entrar en la habitación y se acercaba a ti- ¿Tienes hambre? No has comido nada desde ayer- preguntó de nuevo sentándose en la cama y dejando la bandeja en ella, tú solo volteaste la cara hacia otro lado evitando verlo- ¿Estás molesto por algo?- preguntó cómo si no supiera perfectamente lo que sucedía. Apartaste la mirada aún más mientras te cruzabas de brazos, logrando hacer que el hombre se ría, sin saber perfectamente por qué- ¿Vas a comer?- preguntó un poco más firme mientras extendía hacia ti una cuchara con lo que parecía ser sopa.


-No- respondiste cortando apartando la cuchara haciendo que parte del contenido callera. El hombre suspiró, como si se calmado o se controlara. Ese tenía que ser el momento indicado para que Emma entrara, miraste la puerta con disimulo, casi suplicando que la castaña entrar e interrumpiera la conversación para tener una escusa para no seguir hablando con él.


-¿Y entonces qué? ¿Piensas morir de hambre?- preguntó casi en un gruñido. Tu sólo alzaste un poco tu barbilla alejándote un poco más de él, casi llegando al otro extremo de la cama.


-Prefiero eso a tener que seguir viviendo contigo, o siquiera depender de ti...- tocaste ligeramente tu collar en tu cuello y él tomó tu mano de inmediato apartándola.


-¡¿Qué demonios es eso?!- apretó con su otra mano el collar con fuerza - ¡¿Por qué aún lo tienes?! ¡¿Qué acaso no te di ya un collar?!- preguntó enojado mientras trataba de jalar el collar para arrancártelo y entre los dos comenzaron a forcejear.


-¡Estás loco si piensas que voy a usar un jodido collar de perro!- gritaste asustado por la fuerza con la que jalaba el collar, si usaba más lograría romperlo.


No sabías cómo ni cuándo, pero la bandeja de comida terminó callando por el forcejeo, salpicó bastante en el cuarto logrando llenarte y llenarlo a él. Te quedaste quieto por la impresión pues el ruido del tazón romperse logro erizaste la piel.


-Ya me hartaste...- gruñó jalando de una vez por todas el collar logrando romper la cadena y luego tirarlo en el suelo.


-N-No...- gimoteaste al sentir que el collar era arrancado de tu cuello y lanzado lejos, trataste de ir tras él pero el hombre de la máscara te tomó de los brazos y se estampó contra la cama.


-¡Ya no sé qué hacer contigo! ¡Te doy todo lo que necesitas, te doy todo el amor que tengo y te lo demuestro cada vez que puedo ¿y así me lo agradeces?!- cada vez sentías más presión en tus muñecas haciéndote quejar ligeramente- ¡Sólo quiero que me ames como yo a ti! ¡¿Es mucho pedir?!- apretó los dientes después de eso, casi como si tratara de controlarse y no hacer una locura. Te removiste haciendo que tus muñecas ardieran pues sus uñas estaban clavándose en tu piel, era molesto, pero aún así no lo querías tan cerca.


-Basta...- te quejaste cuando puso todo el peso de tu cuerpo sobre ti, te sofocaba, lo tenías respirando casi sobre tu rostro y era asqueroso. Te removiste aún más, a tal punto que sin querer terminaste por casi quitarle la máscara. Abriste tus ojos tanto como pudiste y te quedaste casi de piedra cuando esa porción del rostro fue descubierta y lograste reconocerlo- D-Doji...-Sus ojos púrpura te miraba enojado, mientras tú aún tratabas de hacer que te entrará en la cabeza que Doji era tu secuestrador, que fuiste tan tonto que no te diste cuenta que ese hombre con el que compartiste tanta cosas sobre ti y parte de ti vida privada, se haya atrevido a quitarte tu libertad a la fuerza.


-Trate de hacer que este momento llegará lo más tardío posible...- con una de sus manos tomó ambas de tus muñecas y las colocó sobre tu cabeza para poder terminar de quitarse la máscara con la otra, ahora su voz si era reconocida, no era tan grave como antes, tal vez la fingía o el que tuviera la máscara interfería mucho con su reconocimiento - Pero si es así como tiene que pasar...- arrojó la máscara lejos- Que así sea...A divertirnos entonces- al parecer quería desquitarse con algo el que lo hayas descubierto al fin, y como tú eras lo más cercano terminó estampando su puño contra tu mejilla izquierda, probaste tu propia sangre y lo veías asqueado, asustado, incómodo y furioso, querías preguntar tantas cosas y obtener respuestas, además de que querías rajarle toda la cara por tener como un cautivo creyendo inocente que un completo extraño lo había llevado a su casa para "pasar el rato" pero él no te dejó decir nada, comenzó a besarte como si su vida dependiera de ello.


Era asqueroso, su beso era tosco, brusco y no se sentía para nada bien. Tus manos luchaban por ser liberarlas sin éxito alguno, ni siquiera te diste cuenta cuando uso algo para atarlas a la cama. En un momento dado tapó mitad de tu rostro y te obligó a aspirar algo que había dentro de un frasco, después de eso te sentiste mareado y definitivamente no en tus cinco sentidos ¿Qué demonios tenías ese hombre con drogarte? ¿Le era divertido verte tan vulnerable acaso?


El tacto de sus manos era asqueroso, era demasiado brusco y con sólo sus manos la dejaba rojiza casi al punto de dejar moreteada la zona. Le gritaste, te removiste, le insultarte y pegaste ocasionalmente con tus piernas, pero nada de eso lo detuvo. Sus marcas ardían, sus mordidas era demasiado dolorosas. Parecía disfrutar que te doliera, que te quejaras, que llorarás y que supieras. Simplemente, querías alejarlo y nunca mas estar cerca de él. Era incomoda la forma en la que te embestía, en la que se clavan con fuerza dentro de ti sin interesarle completamente si te dolía o no. Pero lo más irritante, lo que más lograba molestaste era, que él lograba hacerte gemir, tu cuerpo era demasiado honesto, demasiado acostumbrado a esa sensación de estar lleno por alguien y la reciente droga que te hizo aspirar no ayudaba en nada, él lograba encontrar ese punto especifico y hacerte enojar contigo mismo por no poder controlarte y gemir hasta llegar al orgasmo.


Sabías que él se sentía "realizado" al lograr tener sexo contigo y hacerte llegar, debe ser un logro muy grande hacia su hombría, mientras que tú te sentías humillado, derrotado y sucio por terminar disfrutando una violación con tu secuestrador.


Ahora mismo te sentías asqueado, estabas enrollado hasta el cuello con una sábana y en posición fetal tan lejos de Doji como fuera posible, querías llorar, querías golpear y destruir todo lo que se te cruzara por enfrente. Doji en cambio, estaba en la orilla de la cama muy tranquilo, parecía realmente feliz y calmado mientras tomaba nuevamente su jodida copa de jugo de naranja que hasta ahora no sabes de dónde la sacó. Sentiste sus dedos enredarse en tu cabello y simplemente te removiste hasta lograr zafarte y encogerte aún más en ti mismo mientras te tapabas completamente, Doji río, haciéndote apretar los dientes de la impotencia al igual que la sábana entre tus manos.


Momentos después terminó saliendo de la habitación como si nada, como si lo que hubiera hecho no importara, como si no le importaras en lo absoluto, tal como un juguete roto. Lágrimas de nuevo inundaron tus ojos, era tan frustrante, tan injusto ¿Cuándo te habías vuelto tan débil?


Te deslizaste por la cama con sumo cuidado, cada centímetro de tu cuerpo dolía, además de que lo que acababa de ocurrir tampoco te dejó con mucha moral o ánimos. Pudiste llegar hasta la orilla de la cama, donde te levantaste aún envuelto en sábanas y esquivando algunos pedazos de cerámica de la taza antes rota, lograste llegar hasta donde se encontraba tu collar roto. Lo tomaste entre tus manos como si fuera a romperse en cualquier momento, sollozante un par de veces al verlo, recordando nuevamente cada segundo de lo ocurrido anteriormente, tu cuerpo se sentía sucio, que aunque lo lavaras seguirías con la misma sensación un buen tiempo. Apretaste contra tu pecho el collar de zafiro, sentías un alivio arrollador cuando hacías eso, te sentías bien y seguro, como si de verdad esos grande brazos que tanto conoces te estuvieran acogiendo en su pecho y diciéndote al oído que todo estaría bien. Al escuchar la puerta abrirse muy lentamente te exaltaste, pero de inmediato la calma volvió a ti a ver esa linda cara mirarte entre asombrada y preocupada.


-Emma...- susurraste derrotado y con lágrimas en los ojos, y de inmediato ella corrió a tu auxilio igualmente con lágrimas luchando por salir.


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~Ryuga~


 


 


Después de haberle contado lo que habías descubierto a Tsubasa, él pensó que estabas loco, y te regañó por pensar que tu padre era el secuestrador sólo porque tu padre solamente no te dijo que tenía otra casa, tal vez para que no lo molestarán o para relajarse de todas las veces que lo habían tenido que llamar para ir el Instituto por tu mal comportamiento, pero tú sabías que tenía algo de trasfondo, demasiado extraño para ser normal o tal vez sólo era ese extraño presentimiento que tuviste justo cuando esa mujer te dijo lo de tu padre, o simplemente fuiste tras tus impulsos y sacaste tus propias compulsiones.


Aún así, cuando llegaron las autoridades y tú se los contaste, ellos no se mostraron muy interesados pero tampoco lo dejaron pasar de largo, por lo que comenzaron una clase de búsqueda para identificar la supuesta casa de tu padre.


Pasaron incluso días antes de que pudieran dar con una casa que cumpliera con los estándares, sin embargo, ellos no hicieron nada, con la simple excusa de que iban a vigilar la casa durante unos días más para identificar al dueño y poder tener pruebas de que tu padre era un posible culpable. Te desesperaste y actuaste impulsivamente, yendo por tu propia cuenta hacia la casa, sin refuerzos, sólo tú y tu dignidad, preocupación y rabia.


Siendo sincero contigo mismo, pensaste que entrar iba a ser mucho más difícil, entraste por la mismísima puerta principal, pues al parecer los sirvientes te reconocieron como hijo de su "Amo" y te dejaron pasar sin saber que era una clase de emboscada o en cierto caso, robar lo que se robó. Fuiste caminando por un par de pasillos bastante atento, explorando un poco la casa y yendo de una habitación a otra rogando que tu padre no apareciera. Estabas demasiado distraído viendo cada habitación de la casa para tratar de encontrar algo, pues en algún momento te habías chocado con alguien, una chica castaña de ojos verdes, los cuales estaban inundados de lágrimas que cesaron al verte . Al principio te asustaste, no sabías si la persona iba a salir corriendo y gritando que había un desconocido en su casa o el hijo del hombre que le había ordenado mantener a Kyoya cautivo. Pero no.


-Ryuga-sama...- al principio la chica estaba confundida, sin embargo, luego pareció realmente feliz de verte- Dios, no puedo creer que...- se tapó mitad del rostro como si estuviera aguantándose en gritó de alegría.


-¿Quién eres?...- preguntaste completamente confundido, ella sacudió si cabeza un par de veces antes de golpearse las mejillas con fuerza con ambas palmas, asustándote aun más.


-Eso no importa ahora- la chica volvió a tener una sonrisa en su rostro mientras te tomaba del brazo y te jalaba en la dirección de donde ella venía- Kyoya-san está por aquí - al escuchar eso de inmediato tu corazón se aceleró y ambos apresuraron el paso. Tantos pasillos y puertas te hicieron pensar que de verdad te hubiera perdido y hubieras sido descubierto antes de siquiera estar cerca del rastro de Kyoya, además de que te diste cuenta de que tu padre de verdad quería mantenerlo completamente aislado- Soy Emma, fui asignada como la sirviente personal de Kyoya-san, pero no creo que le importe, ya casi llegamos- dijo y dobló una última vez. Cuando la chica se detuvo frente a una puerta tu corazón dio un salto, emocionado, entusiasmado, feliz.


-¡Kyoya!- gritaste mientras abrías la puerta de golpe encontrándolo sentado en la orilla de la cama mirando hacia la puerta. Se quedó quieto unos tres segundos como si aun no captará que todo eso era real. Su mirada era inexpresiva y sin ánimos, pero al verte de lleno de emoción y entusiasmo.


-Ryuga...- jadeó ligeramente antes de levantarse y correr hacia ti y abrazarte, muy poco te importó el que estuviera sólo en ropa interior, tu sólo quería abrazarlo de nuevo, sentirte cerca de él es más que suficiente para que tu cuerpo vuelva a ser vulnerable. Eres una de esas personas que cuando encuentres "ese alguien especial" simplemente quieren estar cada segundo de su vida a su lado y no pueden soportar tenerlo lejos, aunque esa persona no quiera o aunque no sea correspondido. Ambos se abrazaban como si la vida dependiera de ellos, reían como idiotas y se acariciaban mutuamente. Te separaste y lo miraste a la cara, la acariciaste con una sonrisa boba en tu rostro y el sonreía de la misma forma y luego volviste a abrazarlo.


-¿Estás bien? Dime que no te hizo nada-lo tomaste de los hombros mirándolo de arriba a abajo, y ambas sonrisas desaparecieron de inmediato. Kyoya te miraba lamentable, como si tratara de decir "lo siento" sólo con su mirada. Y tú estabas petrificado al ver la cantidad de marcas y moretones que estaba sobre el cuerpo de Kyoya, y hasta ahora notabas él de su mejilla, acariciaste las marcas ligeramente con sus dedos con los ojos bien abiertos y los dientes apretados, eran demasiado recientes, tal vez menos de una hora, si tan sólo hubieras llegando un poco antes hubieras podido evitar que pasara. Volviste a apretarlo con fuerza contra tu pecho, frustrado, ahora te odiabas por no poder protegerlo. Gruñiste cual perro aferrándote aún más a Kyoya, este no de molestó, no se quejó de que posiblemente la forma en la que lo estabas tomando lo lastimaba, sólo te abrazó y acarició su espalda para calmar tu irá.


-Ay, pero que conmovedor...- ambos se asustaron la escuchar esa voz gruesa provenir de sus espaldas. Te volteaste a ver a tu padre y cubriste a Kyoya con tu cuerpo, quien ahora temblaba y se aferraba tu ropa, de nuevo tenía la máscara como si los dos no supieran quien era ya- Pero quiero que te alejes de el- sacó un armas de tenía escondida dentro de su ropa y te apuntó. Sentiste que Kyoya tembló detrás de ti y lo miraste discretamente, él te miraba preocupado y jalaba tu ropa ligeramente como si te dijera que hulleras o te fueras de ahí.


-Hola, padre- afinaste la mirada mirándolo con rabia, él soltó una risa sarcástica antes de prácticamente arrancarse la máscara y tirarla a un lado.


-Debo admitirlo, pensé que eras más listo- comenzó a caminar hacia ambos sin dejar de apuntarte con el arma-Venir tu solo a buscar a Kyoya prácticamente fue un suicidio- río con superioridad.


-No pensé que fueras de este tipo de personas. Tan presumidos y estirados que necesitan un sirviente para limpiarse el culo- escupiste en el suelo después de decir eso, y Doji gruñó antes de darte un puñetazo en el estómago que casi te hizo caer.


-A-Amo...- Emma trató de distraer a Doji, pero fue interrumpida.


-¡Tú te callas! Que sé muy bien que fuiste tú quien lo trajo aquí - retrocedió de nuevo hacia ella y estaba a punto de golpearla, pero no te diste ni cuenta cuando Kyoya se supo frente a ella y terminó golpeado en vez de la castaña. Tus ojos perdieron el brillo cuando escuchaste a Kyoya quejarse por el golpe, casi pasó en cámara lenta, cualquier otro pensamiento se nubló y lo único que pasaba por tu mente fue matar a tu padre mientras tus cejas casi se vuelven una por la ira. No dudaste un segundo y estampaste tu puño contra la mejilla de tu padre tumbándolo del al piso.


-Hijo de puta...- gruñiste a punto de volver a golpearlo, pero escuchaste un disparo, el grito de ambos expectantes y luego sentiste un ligero dolor en el abdomen, miraste abajo y una mancha de sangre comenzaba a asomarse en tu ropa, el dolor comenzó a hacerse insoportable y te tomaste la zona mientras tratabas de respirar con normalidad, pero definitivamente eso no se iba a quedar así.


-Es lo que te mereces por no servir para nada- Doji se levantó y de inmediato Kyoya lo empujo enojado.


-¿¡Estás loco?! ¿¡Cómo eres capaz de dispararle a tu propio hijo?!- estaba rojo de la ira y el miedo. Se volvió a escuchó otro disparo y Kyoya y la chica saltaron por el miedo, pero esta vez el disparo fue de tu parte. A pesar de tener la vista algo nublada y que el dolor era irresistible lograste darse en la pierna y reíste al escucharlo quejarse por el dolor y maldecir como un demente, hasta que se te nubló un poco más la viste y caíste al suelo sin poder sostenerte por tu propia cuenta.


-¡Ryuga!- viste la angustia total en la cara de Kyoya alejándose de Doji y arrodillándose a tu lado tratando de presionar la herida y parar la hemorragia con sus manos. Alzaste una de tus manos y la colocaste en la mejilla de Kyoya quien la tomó con sus temblorosas manos- No...No...- comenzó a decir asustado. Escucharon pasos rápidos y otros arrastrado, seguro Emma había salido corriendo por ayuda o algo y Doji como el cobarde que es, trataba de escapar, después de todo estaba herido.


-Tranquilo...- reíste un poco por lo angustiado que estaba, pero de inmediato paraste pues el dolor era insoportable- Lo siento...Tu cara- susurraste y quitaste su mano de su cara, que sin querer terminaste llenándola de sangre.


-No me importa...- dijo con una ligera sonrisa- Vas a estar bien- tomó de nuevo tu mano y la apretó entre las suyas- Sólo...Por favor, mantén la calma, todo va a estar bien- ligeras lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.


-Kyoya mírame- tu voz sonaba cada vez más débil- Estoy bien...Pero si algo malo me sucede...Q-Quiero que sepas que...Eres lo más preciado que tengo- volviste a acariciar su rostro que cada vez se veía más borroso.


-¡N-No digas tonterías!- te regañó tiritando un poco- Recuerda que ibas a hacer que pasara todo la vida contigo, niño idiota. No puedes morir y dejarme solo- el llanto se volvió más pronunciado y no pudiste evitar sonreír por la estúpidas ganas de llorar al verlo tan devastado.


-Eres el mejor, Kyoya- susurraste sintiendo un repentino cansancio.


-Te quiero...- abrirte tus ojos tanto como pudiste al escuchar esas dos simples palabras- ¿Ya estas feliz? Me hiciste decirlo en el peor de lo casos. Te amo y no puedes dejarme solo...Te necesito- tu propio corazón dolió cuando escuchaste su voz quebrarse al final, pero a pesar de que todo tu cuerpo dolía, no dudaste en levantarte un poco y abrazarlo con la poca fuerza que te quedaba.


-Gracias...- después de decir eso, todo fue demasiado borroso. Escuchaste a Kyoya decir tu nombre una y otra vez con desesperación, pero realmente no podías responderle aunque quisieras, estabas cansado, todo se había vuelto muy negro, solitario y realmente frío.


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Notas finales:

Ggg :'D

Volvió después de un largo tiempo c':

Lo siento y no prometo que volveré pronto xD

Bueno, es cap fue medio sentimental (otra vez)

Bueno, ya dejando eso de lado, quería decirles  este es el penúltimo capitulo de "Mi Profesor Favorito" :')

Sep, el siguiente capitulo es el ultimo :'D

Yo misma me dije desde hace un tiempo que no iba a tener más de 25 capítulos, así que... :'B

Bueno, sin contar el epilogo, que creo que les va a gustar xD

Y además, les tengo preparado algo así como una sorpresa >w<

Pero se los digo en el capitulo que siga xD

Por cierto, ¿Quién se está viendo Yuri!!! on Ice? :D

Por que ocasionalmente he subido una secuencia de One-shots de parejas del fandom 7u7

Pueden comentar y eleguir que pareja quieren que forme :v

Los espero allá 7u7

Nos vemos >wo

Besos <3

 

 


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