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Promesa por Joshua_Heart

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Notas del fanfic:

Los personajes de DBZ pertenecen a Akira Toriyama.

Notas del capitulo:

Holaaa a todos. Si, ya sé, ya sé: temgo dos fics sin actualizar. (No me maten, pliss). Ando en esos dias sin inspiración, pero Jamàs abandonaría un fic, así que no se preocupen.

En fín, este one-shot me lo pidió una prima muy querida que me dijo que lastimosamente no habían fics de esta pareja, y pués me dí cuenta de que era cierto :O

Y ya saben mi fanatismo por las parejas nada convencionales jeje Espero les guste (como ya les dije estoy con la mente en blanco, ya ertan advertidos) xD

La puerta del estudio se abrió en un estrépito. Un chico pequeño y enfurruñado entraba discutiendo acaloradamente:

 

—¡Ya no la soporto! No sé por qué me odia tanto.

 

Goku apenas y pudo reaccionar cuando su hijo de doce años ya se encontraba a horcajadas en su regazo; su pequeño rostro escondido en su pecho y los brazos entrelazados en sus hombros. Acostumbrado a esas rabietas, el mayor dejó el libro que hasta hace unos segundos estaba leyendo, en el escritorio. Le prestó toda su atención. 

 

—¿Qué pasó ahora, Goten? — preguntó, acariciandole la rebelde cabellera tan similar a la suya. El menor se volteó a verlo con morritos de disconformidad en el rostro.

 

—Mi mamá dijo que tendría que quedarme con ella una vez ustedes firmen el divorcio. ¿Es eso cierto, papá?

 

Goku titubió. Se rebulló en su lugar desviando la mirada con el labio inferior atrapado entre sus dientes. Goten claramente se percató de ello. Oh, no. ¿Podría eso significar que...?

 

—¿Papá...?

 

—Es cierto. — confirmó al fín, en un hilo de voz. El silencio expectante se prolongó por unos segudos en la estancia. La chimenea a un lado crepitaba atronadoramente. Goten parpadeó, luego dijo:

 

—Papá, no me hagas eso. Yo quiero vivir contigo. No me dejes con ella. Llévame contigo, por favor.

 

—Ella es tu madre, Goten. El juez le otorgó tu custodia. No pude hacer nada para evitarlo y, créeme, lo intenté... Sólo podré venir a visitarte los fines de semana.

 

—¡Pero eso es injusto! — Goten se acomodó a la altura de Goku para mirarlo de frente . —Papá, tú sabes que ella me odia. No me dejes aquí, por favor.

 

Los ojos suplicantes de Goten causaron un nudo en el estómago de Goku. Tragó, un poco incómodo, al sentir nuevamente su corazón acelerarse. No era algo nuevo, pero aún así... No estaba bien. 

 

—Ella no te odia, Goten. — apuntó en un tono que ni él mismo se lo creía. La verdad, la relación entre Milk y Goten era muy tensa, por decirlo menos.

 

—Sí, si lo hace, y no sé por qué. Yo no le he hecho nada. Haré lo que sea papá, pero no me dejes con ella, por favor.

 

—Goten..

 

—Llévame contigo. Yo sólo quiero estar a tu lado ¿o es que tú ya no me quieres?...

 

"Si sólo supieras" pensó Goku, con amargura.

 

—No puedo, lo siento.- dijo resueltamente. Lo alzó por las caderas para sentarlo en el escritorio. —Y de echo, éste es mi ültimo dia en esta casa. Realmente lo siento, Goten. — y sin más, salió del estudio sin voltear a ver atrás, dejando a Goten con los ojos anegados de lágrimas de impotencia.

 

"Papá" Goten se llevó una mano al pecho sintiendo que su corazón se quebraba por dentro, viendo como ese maravilloso hombre se iba sin él.

 

***

 

Milk estaba harta.

 

Ya habían pasado tres semanas desde que Goku se había ido, y Goten había estado más insoportable de lo usual desde entonces.

 

Se negaba a comer y a salir de su habitación. Ni siquiera había ido al colegio, y eso ya era el colmo, según ella.

 

Esa situación le tenía desesperada. Ella siempre supo que Goten tenía una excesiva preferencia por Goku, pero esto ya rayaba en lo exagerado.

 

Sabía que Goten no la quería por ser severa, exigente y muy estricta con él, pero eso no le importaba en lo más mínimo. Ella tampoco lo quería. Siempre fue su mayor decepción. "Por qué no pudo salir como mi querido Gohan", pensó idolatrado a su hijo mayor.

 

Él sí era su orgullo. Siempre tan caballeroso, educado y dedicado a sus estudios. Ella podía imaginárselo, en un futuro no muy lejano, como un gran investigador, casado con una chica bonita y millonaria. Bueno, millonaria màs que todo, eso si. 

 

Ella supo que Gohan sí lograría ser alguien grande en la vida; alguien que la salvaría de la miserable vida que había llevado desde que se casó con el inutil de su ex-marido.

 

Al sólo recuerdo de Goku, resopló con enfado . No sabía por qué se sorprendía. Ése par eran tal para cual.

 

Par de buenos para nada... Inútiles insufribles.

 

Muy tarde se arrepentía de no haberse operado para no tener más hijos después del nacimiento de Gohan.

 

Y es que Goten era todo lo contrario a Gohan.

 

Goten siempre fue un niño enfermizo. Los doctores le diagnosticaron con asma al nacer, lo cual lo convertió en un enclenque para el resto de su vida. Un enano sin caracter y pusilánime... pensó visualizando la imágen delicada y desvalida de su hijo menor

 

No sacaba buenas notas, no sobresalía en algo en especial, y tampoco le ayudaba con todos los quehaceres de la casa, aprobechándose de la excusa de su enfermedad.

 

Un estorbo, ni más ni menos.

 

Con el ceño arrugado y una charola con un troso de pan casero y un baso con agua, se encaminó hacia la habitación del menor.

 

—Goten, abre. — golpeó la puerta sin ninguna sutileza. Silencio —Goten, no me hagas enojar. — Más silencio.

 

"Mocoso malcriado" bufó con exasperación mientras golpeaba la puerta por enésima vez.

 

—Goten, abre la maldita puerta de una vez. Déjate de niñerías.

 

—¡Vete!-

 

—Estoy perdiendo la paciencia, Goten. No me hagas entrar,— advirtió.

 

—¡No me importa!, sòlo déjame en paz. Quiero estar solo.

 

Milk abrió la boca para cantarle sus verdades, pero el sonido del timbre la hizo detenerse. Gruño por lo bajo y dejó la charola en el piso frente al dormitorio de Goten, sin importarle si comía o no, y regresó sus pasos para abrir la puerta principal.

 

—Ah, sólo eres tú. Pasa —

 

Goku entró a la casa con un asentimiento de cabeza como saludo. Buscó con la mirada al objetivo de su visita en la estancia de la sala, sin tener éxito en encontrarlo.

 

Milk, al ver su escrutinio, rodó los ojos.

 

—Está arriba, en su cuarto . No ha querido salir desde hace días. Ve y habla con él. Su actitud ya me tiene cansada.

 

Goku le clavó una turbia mirada de reproche «que ella ignoró olímpicamente».

Una vez estando en el rellano frente al dormitorio del menor, tocó a la puerta tentativamente.

 

—¿Goten? —

 

No pasaron ni cinco segundos cuando la puerta se abrió y un eufórico Goten se le lanzó a los brazos, abrazándolo como si de un coala se tratase.

 

—¡Viniste!

 

—Claro. Nunca fallaría a mi palabra. — Goku correspondió el abrazo con una infinita ternura marcada en sus suaves facciones.

 

—Te extrañé — susurró Goten, volteándolo a ver con ojos cristalizados. —. Mucho. Mucho, papi. — Usualmente solía sólo llamarlo papi cuando estaba triste o muy emocinado; en este caso era la primera —Ya no quiero estar aquí. Quiero irme contigo, me haces muchícima falta.

 

Con una sonrisa conmovida, Goku le limpió las rebeldes lágrimas con sus pulgares. Goten cerró los ojos disfrutando de esa aterciopelada caricia.

 

—Yo también te extraño, no sabes cuanto..

 

Goten sabía que estaba siendo infantil, sin embargo eso no impidió que comenzara a sollozar. —E-entonces, llévame contigo, papá.

 

Extrañaba a su pa'. Extrañaba sus cálidos abrazos, sus besos de buenas noches, el tiempo que pasaban jugando videojuegos, las tardes de pezca juntos, sus improvisados consejos, su agradable aroma... Todo de él... A sus ojos, su pa' era perfecto.

 

Aferró sus dedos con más ahínco en la pulcra camisa de Goku, como si temiera que se desapareciera en ese instante. Nesecitaba tanto de esa calidez...

Había sido las peores tres semanas de su vida. Su mamá parecía haber incrementado todo su odio contra él como si lo hubiera mantenido contenido durante todos esos años.

 

Sólo su papá lo quería.

 

Y él solo quería a su pa'. Era su persona más importante...

 

Más especial...

 

—Haré todo lo posible para llevarte conmigo, hijo. Lo prometo.

 

Goten levantó nuevamente su cabeza para mirar a su padre con una mirada tan ilusionada que sólo causó más punzadas en el pecho del mayor...

 

—¿D-de verdad? ¿Lo prometes?

 

—Lo prometo. — asintió, inclinándose para darle un beso en la frente. Goten se ruborizó avergonzado y complacido ante la muestra de afecto. —Y sabes que yo siempre cumplo mis promesas.

 

Y Goten sonrió iluminando todo su rostro.

 

***

 

Las semanas pasaban con una lentitud tortuosa. Llegó el invierno y Goten pensó que nunca había estado más deprimido en su vida...

 

Las visitas de su padre los fines de semana ya no le eran suficientes. Su espiritu decaía conforme pasaba el tiempo. El odio de su madre estaba haciendo mecha en un su poca autoestima y su hermano mayor se mantenía ausente de los problemas en la casa por sus estudios y el tiempo compartido con su novia.

 

Su madre estaba contenta al saber que la novia de su hermano era millonaria, y él no podría estar más feliz por ello. Con su madre fantaseando que pronto viviría como reina, se olvidaba de despotricar todo su odio contra él...

 

Pero aún así, no le cedía su custodia a su padre, y él no dejaba de cuestionarse el porqué...

 

Si lo odiaba tanto ¿por qué no lo dejaba irse con su pa'?... eso no tenía lógica.

 

Las semanas se alrgaron a meses, hasta convertirse en un año. Gohan se había ido de la casa con su novia y su madre injustamente le echaba la culpa de que Gohan no se la haya llevado a vivir con él en su nueva mansión de recien casados.

 

Otro año pasó y su papi le había regalado un celular para que se comunicaran siempre que quisieran...

 

Y Goten no podría estar más feliz por ello, en especial cuando en las videollamadas, veía esa sonrisa que su padre le regalaba sólo a él.

 

Sus sentimientos por su padre evolucionaron e incrementaron. Tal vez siempre estuvieron allí, no lo sabía con certeza. Pero conforme pasaban los meses se dió cuenta de que, no sólo lo amaba como a un padre, sino como a un hombre...

 

Eso no le asustó en lo absoluto, porque lo que sentía por su padre era algo hermoso, algo puro. Él no encontraba nada malo en amarlo como lo amaba.

 

Pero ahora sentía ahogarse con esa nesecidad de tenerlo siempre cerca. No había noche que no llorara, añorando su presencia.

 

Los años siguieron su curso y él no pudo más que resignarse a la idea de que nunca viviría con su padre. Al cumplir los 18 años se fue de la casa, gracias a la ayuda de su mejor amigo:

 

Trunks Briefs.

 

Al principio, su relación comenzó como una rivalidad por sus diferentes personalidades, pero con el tiempo lograron entablar una amistad hasta considerase como hermanos.

 

Y ahora vivía en un departamento pequeño que costeaba gracias al trabajo como asistente de la mamá de Trunks.

 

Lejos de la influencia de su madre, pudo reestablecer su autoestima y ahora se sentía pleno con su vida.

 

Pero aún no era completamente feliz...

 

No cuando todavía le faltaba el amor de su padre Si sólo él le correspondiera...

 

Negó con la cabeza tratando de despejar su mente y se fijó que Trunks se le quedaba viendo extrañado.

 

—¿Estás bién? — preguntó enarcando una ceja.

 

—Si, lo estoy. Perdón solo ando un poco distraido. ¿Me decías? — inquirió con leve sonrojo de verguenza.

 

Trunks se le quedó viendo un rato, luego volvió su vista al microscopio en la mesa de trabajo. Estaban en el laboratorio de ciencias en la universidad.

 

—Te decía que por fín se me hizo conocer a tu padre.

 

Goten sonrió feliz al recordar que su padre consiguió la vacante de maestro de historia en la universidad.

 

—¿Y qué te pareció?

 

—Muy sexy — comentó como quién habla del clima. Goten se sobresaltó tanto ante eso que hizo un ruido con la silla. Todos, incluso el escueto profesor, se le quedaron viendo.

 

—¡¿Qué?!

 

Trunks se encogió de hombros sin siquiera voltear a verlo...

 

—Está soltero, ¿no? —

 

—No digas estupideces. — Goten hizo un puchero fulminando la nuca de su mejor amigo.

 

Su amigo esta vez se volteó a verlo con una sonrisa burlona...

 

—¿Qué, te molesta que pueda convertirme en tu futuro padrastro? — aumentó su sonrisa cuando vió a Goten enrojecer. —No te preocupes. No pienso llegar a tanto. Tal vez con una noche de sexo me conforme. Aunque quien sabe; si lo hace tan bien como lo promete ese rostro de ángel y ese cuerpo hecho para pecar, puede que cambie de opinión.

 

—¡Càllate quieres!. Estás hablando de mi padre, idiota.

 

—Sólo estoy diciendo la verdad.

 

—Pués ahorratela.

 

—¿Celoso, Goten?

 

—¿Q-qué? — parpadeó varias veces, confundido.

 

—He! No te pongas celoso. Tengo suficiente amor para los dos. Podemos hasta hacer un trio, ¿te lo imaginas? — le regaló una mirada sugerente.

 

Y Goten le dió un golpe en la cabeza.

 

—Idiota! — refunfuñó bajito. Ese dia iba a ignorar a Trunks por ser tan descarado.

 

***

 

—Y bién, ¿qué me dices? —

 

Goku entremezcló sus dedos en los cabellos de su nuca expectante ante la respuesta de su hijo. Goten se puso en pose pensativa para luego regalarle una sonrisa amplia que le hizo suspirar.

 

—Por supuesto que acepto, papá. Siempre he querido vivir contigo y lo sabes.

 

Goku disminuyó su sonrisa, dirigiéndole una mirada culpable. No había cumplido su promesa. No había podido salvar a su pequeño del infierno que vivió con la arpía de su ex-mujer.

 

—Papá, si cumpliste con tu promesa. Justo ahora lo estás haciendo. — se apresuró a decir, adivinando la linea de pensamientos del mayor.

 

—Un poco tarde, ¿no crees? — dio una sonricita sardónica.

 

Goten arrugó el entrecejo ante la obvia ironía. —No importa papá. Estoy muy feliz de irme a vivir contigo ahora. Olvida el pasado y los hubieras, quieres — le sonrió acunando sus mejillas.

 

Goku le devolvió la sonrisa.

 

—De acuerdo, nos encargaremos de la mudanza, hoy por la tarde.

 

Goten solo asintió encantado ante la idea.

 

Estaba muy feliz, tanto que no le cabía la sonrisa de en el rostro..

 

Por fín podría estar a su lado.

 

Pero pronto borró su sonrisa al ver a Trunks acercarse a la mesa donde estaban almorzando. Le envió una mirada de advertencia y éste le devolvió una inocente. Se mordió la mejilla por dentro para evitar rodar los ojos.

 

—Oh! Pero si es nuestro nuevo, querido profesor de Historia. Mucho gusto, soy Trunks Briefs; mejor amigo de su hijo aquí presente. — Trunks se lo devoró con la mirada de pies a cabeza >mirada que pasó desapercibida por Goku< y se sentó a su lado estrechando su mano.

 

—Mucho gusto, joven Briefs. — Goku le sonrió afable.

 

—Oh, no, por favor, llámeme solo Trunks. Estamos en confianza después de todo. — Trunks se moría de la risa internamente al ver de reojo la mirada mortífera que le lanzaba Goten en estos momentos. Si las miradas matasen...

 

—Claro, Trunks. Me alegra mucho conocerte, Goten me ha contado mucho sobre ti. Aunque te ves más educado de cómo te describía debo decir.

 

—Estoy seguro de ello. — guiñó un ojo, llevándose una paleta de dulce a la boca de manera "inocente". Su sonricita se había hecho permanente, para fastidio de Goten.

 

***

 

—Te lo advierto, no quieras pasarte de listo.

 

Goten y Trunks ahora se dirigían al salón de la siguiente clase. El pelilila solo asentía con aburrimiento a las advertencias de su mejor amigo.

 

—Bién, pero considera lo del trio, ¿quieres?.

 

—¡Arg, eres insufrible!

 

Trunks soltó una risilla, y lo arrastró del brazo a una aula solitaria, cerrando la puerta tras él.

 

—¿Y ahora qué? —Goten se cruzó de brazos ante la mirada penetrante de Trunks.

 

—No sabía que le ibas al incesto, Goten. — soltó sin rodeos, serio como un ataque al corazón.

 

A Goten se le drenó la sangre del rostro, palideciendo —¿Q-qué, cómo dices? — carraspeó tratando de mantenerse impasible —No sé de lo que hablas.

 

—Al principio pensé que eran supocisiones erradas de mi mente morbosa, pero no. Lo confirmé hace un rato; estás celoso de mi.

 

Y Goten enrojeció hasta la raiz de su cabello al sentirse expuesto y descubierto ante esos ojos escrutadores...

 

—No te estoy juzgando, no me mal entiendas. Conozco tu historia, al parecer llevas mucho tiempo em, enamorado de tu padre, ¿no es asi? —

 

Apesar de la situación, Trunks no lucía horrorizado, y Goten tuvo que agradecer por ello. Asintió como respuesta, sin saber que más decir. Trunks le sonrió enigmáticamente.

 

—Pero al parecer no eres el único al que le va al incesto.

 

—¿De qué hablas?

 

—Oh vamos. Enserio los dos son tan ingenuos. Tu querido papito también está colado hasta los huesos por ti, ¿acaso no lo notas?

 

El corazón de Goten dió un brinco en su pecho al sopesar esa posibilidad... ¿sería posible lo que Trunks le estaba diciendo?

 

—Yo..., no creo que eso sea posible. — logró decir con un poco de raciocinio. No quería hacerse falsas ilusiones.

 

—Goten, Goten, Goten — Trunks negó con la cabeza con un gesto de superioridad —. Créeme, yo sé de lo que hablo. Las miradas de bobo enamorado que te echa el señor Goku, son tan obvias que me sorprende que no lo hayas notado antes. Ya quisiera yo que me mirara asi.

 

Goten lo miró ceñudo, pero luego se quedó pensativo.

 

Si había notado esas miradas antes, pero él no quería hacerse esperanzas. Su papá siempre lo miraba con afecto, con calidez, pero no estaba 100% seguro si era con amor... Al menos no del amor que él quería.

 

Suspiró pasándose una mano por el cabello. Nesecitaba saber si su padre le correspondía. Llevaba años anhelando su amor. Un amor prohibido tal vez, un amor tachado por la sociedad, pero amor a fin de cuentas.

 

Lo amaba tanto que sentía que le quemaba el pecho con sólo verlo. Su cuerpo se estremecía de sólo imaginarse un roce de sus labios con los suyos. Si, tenía que averiguarlo...

 

Y ahora que vivirían solos averiguaría si tenía alguna oportunidad con su papá.

 

—Vámonos. La clase está por comenzar. — dijo caminando hacia la puerta. Trunks sólo lo siguió en silencio.

 

***

 

Goten se quedó mirando su nueva habitación mientras colocaba una de las cajas de la mudanza en el suelo. Una cama matrimonial. dos mesitas de noche al lado, una puerta que seguramente conducía a un baño, un ropero empotrado a la pared, y una ventana de vidrio corredizo con cortinas de color lavanda.

 

Con curiosidad, fué a sentarse a la cama y agarró, de una de las mesitas de noche, una foto que había llamado su atención...

 

Eran su padre y él cuando tenía doce años...

 

No pudo evitar que una sonrisa nostálgica se formara en sus labios al verse con el mismo peinado que su papá a esa edad...

 

¡Cielos! Cómo lo había extrañado...

 

Y ahora ya estaba viviendo en con él nuevamente. Quería reir y también llorar. Todo era como un sueño hecho realidad...

 

Sonrió. Ya estaba llorando.

 

Tantos años deseando poder vivir con el hombre que le dió la vida e irónicamente; el hombre que ama.

 

Y no podría imaginarse amando a alguién que no fuera él.

 

Sólo él.

 

—Goten. —

 

Respingó soprendido al ver a su padre parado en el umbral de la puerta, mirándolo con preocupación.

 

—Papá...

 

—¿Que tienes? — Goku se acercó a su hijo que estaba cabizbajo y se incó frente a èl para mirarlo consternado. —Es que no te gustó tu habitación, ¿es eso? Podemos decorarla. Acabo de comprar la casa y tu sabes que soy algo bruto para para la decoración y esas cosas.

 

Goten sonrió jovial.

 

—No es eso. Está perfecta.

 

—Entonces ¿dime que pasa? ¿Porqué estás llorando?

 

Goku tomó las mejillas de Goten, limpiando con cariño las lagrimas que brotaban de su exprecivos ojos. Goten apoyó sus manos en las de su padre.

 

—Es que, es que estoy muy feliz. Yo, estoy muy feliz de vivir contigo papi. No sabes como soñé esto desde que tenía doce años. Dios, es que es tan increible, yo, te extrañe demasiado y ahora, no puedo creer que estoy aquí, contigo.

 

Bum-bum.

 

Bum-bum

 

El corazón de Goku bombeó más fuerte ante esas palabras tan sinceras y una calidez abrasadora le recorrió por todas sus venas...

 

Abrazó a Goten con fuerza, con desesperación, con deshago, con esperanza. Lo cubrió con sus brazos siendo correspondido al instante.

 

Tan mágico...

 

Eso era ese momento.

 

Sus corazones latiendo a un ritmo acorde, el calor...

 

El calor.

 

Eran la persona especial del otro y ahora lo sentïan, lo reconocían y lo comprendían...

 

Sus sentimientos eran correspondidos.

 

¡Se amaban!

 

—Papá...

 

—¿Si?

 

—Te amo. Más que a nada en el mundo.

 

Goku jadeó.

 

—Yo también bebé, yo también te amo..., más que a mi propia vida.

 

Se separaron lo suficiente para mirarse a los ojos.

 

Y ahí estaba: Amor...

 

Goten lloró aún más. Se sentía tan feliz, tan completo, tan pleno, tan maravillado..

 

Su pa' lo amaba.

 

Y nada más importaba ya.

 

Goku trazó con sumo embeleso sus dedos en el rostro de su hijo. Su piel tan suave como la seda, nivea sin ninguna imperfección. Su ojos onix, que ahora cerrados, dejaban entrever las largas pestañas que caían como cascada por sus mejillas. Su nariz, pequeña, respingada, perfecta. Sus labios semiabiertos... Oh sus labios.

 

Húmedos, suaves, de un ligero tono rosa que invitaban a ser besados con dedicación, con pasión y, por sobre todo, con amor...

 

"Tan hermoso." y él lo sabía, su hijo era hermoso, único, perfecto.

 

Delineó el labio inferior con su pulgar, viendo extaciado como a su hijo se le escapaba un jadeo.

 

—Bésame, papi.

 

Y Goku así lo hizo.

 

Y el mundo a su alrededor dejó de existir...

 

Sus labios se encontraron temblorosos en ansias de reconocerse. Goku posó sus labios sobre los de Goten, apoderándolos con ternura, con cariño y con amor, en una caricia cálida que los hizo gemir extaciados y complacidos a ambos.

 

¿Cómo algo que se suponía debía ser indevido, prohibido e incorrecto podía sentirse tan bién, tan correcto?

 

Era perfecto.

 

Los brazos de Goten se posaron en los hombros de su padre y sus manos se enredaron acariciando los cabellos de su nuca.

 

Su primer beso...

 

Y por Dios que lo estaba disfrutando.

 

La experta lengua de Goku delineó el labio inferior de Goten con parsinomia, arrancándole un jadeo de satisfacción que aprobecho para adentrarse en esa dulce cabidad que le estaba llevando al cielo.

 

Goten sintió la sangre subírsele a las mejillas cuando la lengua de su papi se encontró con la suya. Su cuerpo ahora tembloroso, se estremecía en deleite, derritiéndose en medio de ese abrazo acogedor.

 

La lengua de Goku se paseaba traviesa por la boca de Goten, bebiendo su aliento con una sed insaciable. No dejó espacio sin recorrer para llenar su nesecidad de él. De su persona más amada.

 

Y si su amor era pecado; estaban dlspuestos a pagar el precio.

 

Su amor valía eso y más...

 

Se separaron por la falta del aire, y sin despegar sus miradas ni un segundo; se sonrieron...

 

Goku podía afirmar que la sonrisa de Goten era la más hermosa del planeta, tan sincera, tan amplia, tan inocente.

 

Angelical... asi es como era Goten ante sus ojos.

 

—¿No estoy soñando? — Goten miraba a su padre y aún no lo creía. Por Dios, gracias.

 

—No, Goten, no es un sueño. Es una realidad... nuestra realidad.

 

—Por favor, prométeme que nunca nos volveremos a separar. Promételo, por favor.

 

Lo nesecitaba oir. Quería estar seguro que esa inmesa felicidad que ahora sentía nunca se acabaría.

 

Goku, sabiendo muy bién eso, se acercó a su oido y susurró:

 

—Lo prometo, bebé. — y selló su promesa con un casto beso en los dulces labios de su hijo.

 

Sin prejuicios, ni restricciones.

A pesar de tener todo en su contra.

 

Aún cuando su amor fuera señalado por todas las leyes existentes... Se amarían a pesar de los lazos sanguineos.

 

—Te amo, pa'.

 

—Te amo, hijo...

.

.

.

 

¿FIN?

 

Notas finales:

Lo sé. Estoy vacio T_T aún asi espero les haya gustado aunque sea un poco...

Por favor, dïganme si les gustaría que suba un capítulo extra ^_^

Nos leemos pronto xD


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