No había pasado más de un mes que el compromiso se había terminado, una decisión precipitada por TaeMin, pero que las acciones de MinHo solamente le dejaban en claro que estaba haciendo lo correcto. Que estaba haciendo lo que debía.
Y, aun así, ¿por qué dolía tanto?
Su día a día trataba de transcurrir de la manera más normal posible. Ir del trabajo a la universidad, de la universidad a su casa y de su casa a… A algún lado a beber un poco o a fumar un cigarrillo para que el pecho no le pesara tanto y la nubosidad que le empañaba la mente de recuerdos, se medio esfumara porque no era posible tener tanto dolor. Era desagradable despertar en la mañana con la almohada húmeda de lágrimas de añoranza y las sábanas tiradas al suelo porque su cuerpo sólo se provocaba fiebre a sí mismo a causa de la depresión.
Era desagradable, más porque él no podía pasar la página pero su ex tardó menos que un pestañeo en conseguir a alguien más.
A TaeMin le había costado asumirlo, el ver cómo la persona que tanto había amado le dedicaba sus momentos y palabras especiales a alguien más. Cómo es que MinHo, no había tardado en llamar “amor” a otra persona que no fuera él y cómo es que lo trataba de esa manera infantil y dulce como a él alguna vez lo había tratado. ¿Cuándo había sido la última vez que a él le había tratado con tanto cariño?
Habían pasado por lo menos unos cuatro meses desde la última vez que a él le había abrazado y dicho cosas tan bonitas. Por lo menos cuatro meses desde que sintió su amor real, ese puro e intenso que lo había tenido encandilado más de un año de su vida.
“Eres reemplazable, ¿verdad, Lee?”
Porque el sentimiento que ahora le albergaba el corazón, era ese. Más cuando la fecha de un aniversario nuevo se acercaba y él sólo podía esconderse bajo sus mantas, evitando al mundo y tratando de no llorar porque la persona que más amó, no lo había amado como dijo hacerlo.
“Te amo, bebé.”
¿Por qué entonces aquellas palabras habían sabido a verdad en su momento? ¿Por qué incluso podía sentir que si estiraba la mano, podía tocar el “amor” saliendo de sus labios junto a su aliento para abrigarlo tan perfectamente en una sensación única. No lo entendía, y le rompía un poco más el ser consciente de su patética ilusión para con alguien a quien le entregó su alma y vida entera.
Y aun así, aun odiándolo a momentos, TaeMin se torturaba en su soledad para entender cómo es que se podía dejar de amar tan fácil. Tan rápido.
“Choi MinHo, ¿y yo cómo te olvido?”
Porque no había una persona que se le pareciera, no había nadie que fuera así bonito o dulce en sus momentos. Completamente cálido en otros, una ola de fuego cuando estaba molesto y una brisa de paz en los momentos más difíciles y vacíos que su persona había atravesado.
"¿Yo cómo te olvido, Choi? ¿Cómo?"
Porque para él era difícil, por no decir imposible, borrar de su piel la marca que el mayor había dejado, una marca que pensó también había plasmado en la piel tostada de su ex pareja pero que simplemente, fue opacada por alguien más.
“¿Y ahora, cómo te deseo felicidad?”