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Más que amigos por Megane Michiru-chan

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Notas del fanfic:

Me pidieron en un Review una historia con la segunda pareja , espero le guste a esa persona, sé que tardé demasiado pero por fin aquí está

Notas del capitulo:

Kuroko no baskett y sus personajes no me pertencen yo sólo los veo a todos como una bola de infieles

Más que amigos
Dedicado a Lesli Franco, Miki-chan y Karolín Munguía mil gracias por todo su apoyo 



Era el día perfecto, o por lo menos, lo había sido hasta hacía unos momentos. Salió pronto del entrenamiento, era viernes y no tenía trabajo, la temporada en el trabajo había bajado, lo que para él significaba que podría pasar tiempo de calidad con su novio pero cuando le llamó sus esperanzas fueron en picada. 


Tenía memorizado por completo su horario de la universidad por lo que una vez que estuvo seguro de que no interrumpía sus clases le llamó para quedar, no contaba con que su chico no contestara el teléfono, después de la sexta llamada fue cuando corrió con suerte, o eso creyó hasta que escuchó al otro rechazar su invitación. 
No se esperaba esa respuesta - Kise no puedo, la próxima semana tengo exámenes y debo estudiar, apagaré el celular - Ninguna réplica fue aceptada y la llamada terminó dejándole bastante decaído y con mucho tiempo libre para deprimirse. 

Rara vez podían verse y ahora que él tenía tiempo Kasamatsu no podía y eso le defraudaba un poco, no porque no le importara o diera menos importancia a lo que su pareja tenía que hacer; Kasamatsu daba todo de sí en la universidad; es sólo que a veces él quería un poquito de esa atención y entusiasmo que Yukio pone en todo lo que hace, en todo menos en su relación que de alguna manera se ha mantenido a flote durante casi un año. 

Caminaba con la mente perdida en cavilaciones sin sentido quejas y berrinche interno hasta que su distracción le llevó a chocar con alguien 

- Lo siento, no prestaba atención - Comenzó a disculparse, de lo avergonzado que estaba no se había dado cuenta de con quién había chocado. 

- No deberías ir tan distraído - Contestó el más alto del cual reconoció su voz al instante 

- ¡Midorimacchi! - exclamó con emoción 

- No hagas tanto ruido - contestó el peliverde y fue cuando notó la ausencia de otra persona, alguien que siempre estaba pegado al más alto. 

- ¿Y Takaocchi? - El rubio le llamaba así desde que se había vuelto uno de sus mejores amigos, tenían mucho en común, más de lo que el pelinegro siquiera sabía. 

- No lo sé - contestó fingiendo pésimamente, la mirada ambarina sobre él dando a entender que no le creía fue lo que le hizo confesar la verdad - Salió temprano de la escuela para recoger a su hermana - el peliverde se esperaba cualquier reacción menos la que obtuvo 

- Midorimacchi ¿Tienes algo que hacer? 

- No tengo planes 

- Vamos a comer, tiene mucho que no salimos a platicar - La invitación del rubio le tomó desprevenido. 

- No creo que... - comenzó a rechazar, sin embargo fue interrumpido 

- ¡Vamos! No tiene nada de malo, ¡por favooor! - insistió con sus ojo dorados brillando 

- Está bien - suspiró derrotado, conocía al modelo y sabía que las negativas eran imposibles. 

Tras una discusión de casi veinte minutos decidieron comprar algo para llevar y comer en el apartamento del de Kaijō, ya que cualquier salida a un lugar público se vería interrumpida por las escandalosas y molestas (de acuerdo a la descripción de Midorima) fans del rubio. 

Tenía tiempo que no estaban a solas, se llevaban bien como amigos, aunque nunca mejor que durante su noviazgo en Teiko, pero siempre hubo esa conexión extraña, a veces no podía evitar compara el comportamiento de Takao con el de Kise y preguntarse si habría sido por ese parecido que no mostró mucha resistencia cuando el azabache mostró interés romántico en él. 

Tras la comida se acomodaron en el sofá para ver televisión aunque no encontraba ningún buen programa o por lo menos uno del agrado de ambos, el alto peliverde sentado correctamente, el rubio sentado a su lado se abrazaba las rodillas recargando la barbilla sobre las mismas. 

- Midorimacchi ¿Cómo es tu relación con Takao? 

- No creo correcto hablar de eso - responde con un sonrojo 

- ¿Es mejor que cuando estabas conmigo? 

- Kise, en serio crees que debo hablar de mi actual pareja con mi ex 

- Vamos solo dime - insiste el rubio 

- Es... - duda un momento y suspira - diferente, no mejor, ni peor sólo... Diferente, no hay algo de ustedes que pueda comparar. 

- Diferente... Senpai siempre es tan... frío, yo también necesito cariño de vez en cuando - se abraza más a sí mismo. 

- No puedes esperar que todos te traten igual - se sonroja al darse cuenta de que acaba de confirmar que solía ser cariñoso con el rubio que al parecer no se inmuto por la declaración o no se dio cuenta. Takao también le reclamaba constantemente que no era cariñoso. 

- Pero por ejemplo en el sexo... siempre tengo que convencerlo, nunca toma la iniciativa y por si fuera pocosiempre es pasivo - se quejaba mientras de algún modo había terminado recostado con la cabeza en los muslos de Midorima que no se quejaba porque sabía que el otro insistirá hasta salirse con la suya además de que en esa posición era más fácil ocultar el rojo que actualmente pintaba su cara por completo. 

- Sigues siendo un desvergonzado - murmuró mirando hacia otro lado, siendo ignorado de nueva cuenta. 

- En serio, digo, no me molesta ser el activo ni mucho menos, pero a mí también me gusta que me lo hagan de vez en cuando - El as de Kaijō seguía quejándose. 

- Kise deja el tema, todas las personas son diferentes solo encuentra una que te guste en lugar de quejarte de lo que no puedes cambiar - no quería escuchar más del modelo metiéndose con otro tipo. 

- Midorimacchi me gusta - dijo sin pensarlo mucho levantándose para mirar al peliverde de cerca lo que no ayudaba al más alto, conectando sus miradas y observándolo de forma intensa. Fue ahí cuando Kise notó lo rojo de su cara, Midorima no tenía en donde esconderse ahora. 

- ¿Recuerdas como era estar conmigo? - mencionó de modo sugerente - como cuando salíamos de los entrenamientos veníamos aquí y teníamos sexo - el rojo de su rostro se volvía más intenso, eso le dio una idea -

Este lugar tiene nuestra marca por todos lados - decía primero bromeando pero el recuerdo de lo que había sido le calentó la sangre en un segundo - Deberíamos hacerlo de nuevo - dijo notando que sin darse cuenta ya estaba casi encima del de tirador de Shūtoku aunque eso le facilitó las cosas ya que en un par de movimientos ya se encontraba sentado a horcajadas sobre él. 

- ¿Tu que dices Midorimacchi? No sería divertido hacerlo de nuevo aunque sea solo una vez - decía despacio mientras movía sus caderas frotando su cuerpo con el contrario. 
Midorima tenía firme el hecho de que no engañaría a su novio pero Kise lo conocía demasiado bien, el año que estuvieron juntos, se exploraron y descubrieron uno al otro por lo que si no se iba pronto su voluntad flaquearía. - Yo... ya debería... yo ya... - Las palabras no lograban salir de su garganta, el nerviosismo se lo comía y sus manos comenzaban a temblar, lo deseaba, claro que sí, la decisión de terminar no fue precisamente suya simplemente pasó entraron en preparatorias diferentes, ya no se veían tan seguido, conocieron a quienes sería sus actuales parejas y ya, todo había terminado antes de darse cuenta. 

Ryōta se sentía en ventaja, podía ver a Midorima debatiéndose mentalmente, un empujón más y lograría lo que quería, nadie tenía que enterarse de ello, se decidió en un segundo, ese sería un secreto sólo para ellos. 

Midorima sintió el momento en el que la lengua contraria hizo contacto con su cuello, deslizándose lento hasta llegar al lóbulo de la oreja, haciéndole caer su voluntad a la par que los labios del modelo subían por su piel, internamente deseaba que Kise no recordará eso pero era tarde, pues escuchó en un susurro esas palabras que parecían apagar su cerebro y encender su pasión. 

- Te deseo - le había dicho al oído. 

Por un momento las manos del más alto sujetaron su cadera con algo de duda, no sabía si había funcionado, sin embargo, el modelo se supo ganador una vez que aquellas manos lo atrajeron más hacia el otro y esos labios que antes dudaban ahora devoraban los suyos, se abrazó al cuello del contario dejando que sus manos se enredaran entre los verdes cabellos a la par que recibía el húmedo beso perdiendo también el hilo de sus pensamientos, dejándose llevar por el deseo. 

El cómodo sofá de la sala fue sólo la primera de muchas paradas donde dejaron huella de su desenfrenada pasión, marcando de nuevo diferentes lado se la casa con la esencia de ambos, la alfombra del pasillo, una silla del comedor, el suelo de la habitación y hasta la misma cama, todo les vino demasiado corto, demasiado lejos, demasiado poco cuando sus pieles encendieron esa chispa que hace tiempo se esforzaron por apagar, sin embargo aún había brazas que con una pequeña briza se convirtieron en el incendio que los consumió hasta asfixiarlos. 

Había caído, no pudo evitarlo, Kise sabía la manera de hacerle hervir la sangre de puro deseo, y aunque no lo admitiera abiertamente, el rubio estaba enterado de ello. 
No estaba sorprendido de haber terminado en su cama, le sorprendía el cómo llegaron ahí, si fuera honesto consigo mismo podría decir que más de una vez se lo había imaginado, aunque jamás creyó que pudiera hacerlo seis veces seguidas. 

Ryōta se estaba bañando, parecía no sentir culpa de lo que acababan de hacer pero él no sabía que rayos estaba sintiendo, no se dio cuenta de cuanto lo había deseado hasta que de nueva cuenta lo tuvo entre sus brazos, recorrerle la piel entera, besarle hasta no poder más, todo ciertamente había sido mucho mejor que antes, como si estar con otras personas les hubiera hecho comprenderse y extrañarse más, y eso le hacía sentirse aún más culpable debido a que ni una sola vez, pensó en Takao. 

Kise salió de la ducha y se sentó junto a él, tenía una toalla anudada a la cadera, su cabello húmedo hacia atrás, dejando resbalar gotitas que iban desde el cuello recorriendo su espalda por la espina dorsal hasta perderse en la toalla, a su visión, hermoso, a pesar de ser caprichoso, y a veces infantil, había veces en que presentaba un ligero aire de madurez, había tanto de él que le gustaba. 

- Perdón - Escuchó susurrar al otro 

- ¿De qué? - se perdió un momento 

- Yo... Quiero que sepas... No estaba desquitándome... Si estaba enojado pero no fue por eso que...Todo esto... Tu y yo... Perdón - Cuando estaba a solas era más sincero de lo normal, ya le parecía extraño que no se sintiera culpable, pero al parecer su culpa no era por su pareja, y hasta cierto punto era enternecedor a pesar de la situación. 

- No es sólo tu culpa - se sentó en la cama con algo de molestia, había olvidado lo que era intercambiar roles en la misma noche - ¡Agh! - La queja salió de su boca sin autorización - No es cómo si yo me hubiera negado mucho, pude haberme ido pero... ¡Ni siquiera dije que no! - Él mismo se sorprendió al caer en cuenta de ello - ¡Dios! Ni siquiera dije que no, ni cuando tu... - sentía vergüenza de solo recordar. 

- Midorimacchi ¿Estaremos bien después de esto? - Preguntó con preocupación - No es como si pudiera hablar con alguien, en realidad, creo que eres la única persona que me toma enserio - Kise hizo un puchero que dibujó una de las rara vez visibles sonrisas en el rostro de Midorima. 

- Si... Creo que esto era necesario para que pudiéramos terminar definitivamente - dejó salir un suspiro recargando la cabeza en la pared, sus pensamientos se agolparon sobre la palabra terminar, ¿alguna vez lo hicieron? La verdad es que nunca hablaron de ello, simplemente se dio por hecho. 

- Si esto no volverá a pasar entonces podríamos... - Los pensamientos de Kise salieron de su cabeza sin darse cuenta 

- No - fue la automática respuesta del peliverde 

- Pero... 

- No 

La mirada en los ojos ambarinos derrumbó todas sus murallas a medio caer, le besó tomándole desprevenido ya que, a pesar de la situación, no esperaba salir victorioso una segunda vez. 

... 

"Si haz de pecar, peca completo, que igual es pecado si se queda a la mitad" 
"Si será una despedida, por lo menos que valga la pena decir adiós" 

... 
Los días pasaban normales, no sabía exactamente cómo, pero lo estaba logrando y eso era lo importante. La primera semana evitó por completo la intimidad con Takao, aunque eso era por seguridad, conocía demasiado bien a Kise como para saber que seguramente tendría más de una marca fuera de su visión, no se arriesgaría a que su novio con ojos de halcón lo viera. 

Pasado ese tiempo todo volvió a ser más o menos normal, aunque su amistad con el rubio parecía haber mejorado considerablemente, a pesar de que sus mensajes llenos de caritas y emoticones seguían dándole pena ajena. 
Kise seguía siendo cotizado en la preparatoria, as del equipo de basket, batallando por conseguir algo de tiempo libre en el apretado horario universitario de su novio, en fin seguía con su vida normal, pero su celular ahora tenía mensaje de un nuevo remitente. 

Un domingo cualquiera se encontraba con Takao buscando desesperadamente su objeto de la suerte, estaba en décimo lugar por lo que debía tenerlo cuanto antes. Takao estaba dentro de la tienda de antigüedades mientras él lo esperaba afuera y fue cuando los vio, le pareció extraño, Kasamatsu iba serio y Kise detrás de él con una sonrisa, pero era falsa, lo sabía, lo conocía mejor que nadie. Estaban en la acera de en frente y aun así podía verles claramente, vio cómo Ryōta rápidamente alcanzaba al otro chico y le robaba un beso, esa era una costumbre que tenía, era desvergonzado en muchos aspectos como ese de tomarse de la mano por la calle sin importarle que la gente les mirase o siquiera que eso afectara su popularidad o su carrera de modelo. 

Volteó la mirada, no podía verle más mientras hacía con otro chico todo eso que alguna vez hizo con él. Supo de ellos desde que comenzaron a salir, poco antes de que Takao y él mismo iniciaran lo suyo, sin embargo, en todo ese año jamás se había sentido cómo en ese momento. Justo en ese momento Kazunari le habló emocionado desde la tienda para avisarle que había encontrado por fin lo que buscaban, pero ya o importaba, su catástrofe personal pasó frente a sus ojos y le dejó algo roto, muy en el fondo. 

Sin más ganas de nada invitó a Takao a su casa, una tarde completa, una casa sola, una cama que le pareció vacía a pesar de tener compañía, y una sed que no pudo ser saciada en su totalidad. 

...

Era viernes por la noche, llevaba ya un par de horas trabajadas y aun le faltaba todavía algo, su concentración estaba a la mitad. Aprovechó el descanso y cambio de set para revisar su celular descubriendo varios mensajes de la misma persona. 

"No es que me importe pero ¿vas a trabajar hoy? 

"No has contestado así que supongo que sí" 

"Pasaba por la zona y estoy afuera del estudio" 

El último mensaje lo dejó en shock, Midorima, él Midorima, no podía ser, el mensaje tenía treinta minutos de haber llegado. 

Corrió escaleras abajo ya que el elevador acababa de irse, salió por la puerta principal sin checar con la recepcionista y apenas cruzó la puerta le vio. 

- ¿Qué haces aquí? 

- Te lo dije, pasaba por aquí - contestó acomodando sus gafas tratando de ocultar un ligero sonrojo que se empezaba a hacer más fuerte. 

- Cierto - Una sonrisa se posó en su rostro, una sincera, no como la que le había visto la semana anterior - Todavía voy a tardar unas horas pero... me alegra que pasaras por aquí a saludar- la sonrisa que tenía en la cara nadie se la podría quitar, comenzó a caminar de vuelta al set donde el equipo comenzaba a preguntarse dónde se habría metido. 

- No... - Kise detuvo su andar - No tengo prisa en llegar a casa - Terminó de decir el más alto mirando a otro lado por completo sonrojado. 

- Está bien, entonces volveré en cuanto pueda - El modelo miró a su alrededor confirmando que no había nadie y se acercó hasta dejar un corto beso en la comisura de sus labios. 

La sesión terminó poco después con las mejores tomas de toda la noche. Era algo tarde pero ellos iban con calma tomados de la mano por las calles semivacías, una noche más e esa cama no le haría mal. 

La mañana llegó con una despedida que sonó más como un "nos volveremos a encontrar". El sábado siguiente se encontraron en un parque alejado de la zona dónde ambos solían andar. Caminaron juntos, jugaron algo de basket, consiguieron un par de paletas heladas y volvieron al apartamento del rubio. Había cosas que Midorima le contaba que no le decía a nadie más, y lo mismo de parte de Kise. Eran amigos, con un pasado en común y con un presente en el cual ambos habían buscado quien fuera similar al otro para remplazarle. 

Una vez a la semana durante el día eran los mejores amigos y durante la noche una pareja de amantes que se negaba a dejar a quienes les esperaban y confiaban en ellos. Un juego peligroso pero que por ahora les llenaba, hasta el momento en que recordaban que esa persona le pertenecía a otro. 

Tres meses pasaron hasta ese día, el peliverde había sido llamado en calidad de urgencia ya que su madre estaba hospitalizada, el chico salió corriendo enviando un texto a Kise para decirle que no podría verlo ese día debido a las circunstancias. Apenas llegó se encontró con que justo el rubio acababa de llegar, tardaron algo de tiempo en atenderle, sin embargo el rubio permaneció ahí tomando su mano en todo momento, al final por fin le dieron noticias, resultó que no era nada realmente grave, la señora de Midorima había tenido un pequeño accidente en su lugar de trabajo, al salir de su consultorio en ese hospital no vio el letrero de piso mojado por lo que resbaló y cayó fracturando su tobillo por lo que estaba hospitalizada pero no era nada de gravedad. A ambos padres de peliverde les agradaba Kise así que no hubo problema por su presencia. 

La visita no fue tan larga ya que la mujer les dijo a ambos que se fueran a descansar. Ella estaría en casa al día siguiente. Ambos chicos llegaron a la mansión del más alto que sólo se tumbó en el sillón de la sala sobando el puente de su nariz. Ryōta se paró frente a él y acarició su cabello - Lo bueno es que no pasó nada grave - trató de reconfortarle 

Midorima tomó la mano de Kise sobre su cabeza y la bajó a su mejilla - Lo sé, gracias por acompañarme - cuando no me decían nada pensé que me volvería loco. 

Kise se sentó sobre las piernas del otro y le abrazó recargando la cabeza sobre su hombro, así se quedaron por unos minutos hasta que el silencio fue roto por el modelo - ya debería irme - justo iba a levantarse cuando los brazos de Midorima le rodearon. 

- Quédate un poco más, no quiero estar solo - ocultó el rostro en su cuello, estaba más afectado de lo que Kise jamás hubiera pensado. 

Pasó algo de tiempo hasta que el chico de Kaijō se sobresaltó sintiendo la lengua del de Shūtoku pasar despacio por su cuello y sus manos deslizarse suave por su espalda bajó la ajustada camisa del uniforme, la invitación era obvia y él no tenía algún modo para resistirse, en esos meses parecía haberse vuelto adicto a su persona, a sus caricias y besos, a la pasión que emergía de ese chico siempre correcto, fue llevado a su habitación para evitar que la servidumbre de la enorme casa les viera o interrumpiera. 

Sus cuerpos se movían en una sincronía casi irreal, devoraban sus labios en un beso desenfrenado cuando la puerta de su habitación fue abierta para dar paso a Takao que preocupado había ido a buscarle para saber qué había pasado con su madre puesto que en todo ese tiempo no había tenido noticia del peliverde, intentó llamarle una vez terminadas las clases pero al no tener respuesta lo único en lo que pudo pensar fue en buscarle en casa, la sirvienta le había dejado pasar pue ya le conocía, le dijo que creía que ya había llegado pero que si no, podía esperarle en su habitación y ahí estaba, viendo algo que no debía ver, o que debió de haber visto hacía tiempo. 

El beso se rompió en cuanto la puerta se abrió y ambos chicos fijaron la mirada en la entrada para verse descubiertos por la persona que jamás creyeron. Takao salió corriendo del lugar y Midorima lo dejó marchar sabiendo que estaba mal, pero si lo seguía le haría más daño. 

Ryōta y Shintaro permanecieron juntos en la mansión ese día, sabían lo que debían hacer pero no se sentían listos para ello, la tarde pasó lenta y al anochecer la despedida se hizo la cosa más difícil, mucho más que la última vez. 

...

Sintió la bofetada, la vio venir pero no hizo nada por esquivarla, había ido a buscarlo a dónde sabía que estaría, siempre iba a ese parque cuando estaba molesto o deprimido, y ese día era ambos. 

- No voy a perdonarte esta humillación Midorima - El azabache le gritaba, afortunadamente no había muchas personas en el parque y las pocas que había les ignoraban

- No sé cómo te atreviste a meterte con mi mejor amigo, yo tragándome la angustia de no saber qué diablos había pasado mientras tú te revolcabas con él. 

- Takao estás en todo tu derecho de estar molesto... - una nueva bofetada le interrumpió 

- Molesto dices, no, no estoy molesto, estoy furioso ¿Fue la primera vez que te metiste con él o cuánto hace que me ven la cara los dos? - temblaba de coraje 

- Tres meses 

- ¿Qué? ¡Estás bromeando! 

- No 

Se sentó en una banca cercana - ¿cómo...? - no podía ni formular la pregunta. Midorima se sentó a su lado pero a una distancia considerable. 

- Él y yo fuimos pareja en secundaria - comenzó a contarle

- cuando salimos de Teiko yo te conocí y él a Kasamatsu simplemente nos separamos 

- Me estás diciendo que todo este tiempo mi mejor amigo era tu exnovio y yo no lo sabía - Ahora no sólo se sentía humillado sino también un estúpido. 

- Hace tres meses cuando dejaste la escuela temprano por lo de tu hermana pequeña nos encontramos por casualidad, todo fue muy rápido... Sé que no vas a perdonarme y no espero que lo hagas, no lo merezco, pero tu merecías saber la verdad - El peliverde estaba aún más serio de lo normal. 

Shintaro se levantó de la banca para empezar a alejarse, sin embargo Takao le detuvo tomándole la mano, tenía una pequeña esperanza en sus ojos y eso era lo peor de todo. 

- Shi- Shin-chan ¿vas a volver con Kise? 

- No lo sé, yo... lo amo, creo que jamás dejé de hacerlo, pero no sé lo que él está planeando hacer. 

La esperanza se esfumó, quería creer que tal vez el peliverde estaba arrepentido, que se había dado cuenta de que le quería a él, pero al parecer perdió una batalla que ni sabía que estaba librando. 

Midorima se fue dejándolo deshecho, y él simplemente se quedó ahí. 

El tirador de Shūtoku llegó a casa mentalmente exhausto, no llevaba ni cinco minutos cuando el timbre sonó, era el día de descanso de la mucama por lo que fue a abrir la puerta y ahí estaba el rubio, usando unos lentes de sol -¿Estas ocupado? 

- No tengo planes - contestó haciéndose a un lado para dejarle pasar, cerrando la puerta detrás. 

El modelo se quitó los lentes de sol dejando ver un enorme golpe que comenzaba a pasar del rojo al morado mientras su pómulo y la parte debajo del ojo se iban hinchando - Le dije la verdad a Kasamatsu senpai - soltó sin más 

- Me doy cuenta - dijo el peliverde acercándose a revisar el golpe con extremo cuidado - ven vamos a ponerte hielo - le llevó de la mano hacia la cocina. 

Las cosas entre ellos siempre empezaban de forma abrupta pero terminaban tomando una forma inigualable, ese era su nuevo comienzo y esta vez se encargarían de que no tuviera fin, eran amigos y más que eso, y seguirían así de ahora en adelante. 



Llevaban un tiempo viviendo juntos y varios años ya de relación. Kise se le había adelantado mientras el compraba algunas bebidas, y algo para comer en la tienda de conveniencia, lo alcanzó en un par de pasos. 

- Kasamatsu sempai - El rubio dijo sorprendido, la última vez que le había visto fue cuando le golpeo en el rostro tras terminar con él. 

- Kise 

- Sempai ¿cómo has estado? - Preguntó en un intento de evitar tensión. 

- Bien - contestó el mayor mirando hacia los lados como buscando a alguien. 

Después de lo que Kise había hecho con Midorima terminaron, si, le golpeó en la cara pero aun así

Kasamatsu se despidió diciendo diciendo que no le guardaría ningún rencor que seguirían siendo amigos una vez que lo pudiera asimilar pero no le volvió a buscar, no contestó jamás ni un mensaje suyo, y aun así el rubio le hablaba como si nada a pesar de los años. 

De pronto un chico llegó plantándole un reverendo beso. - Perdón por llegar tarde - le dijo Takao dejándolo respirar mientras permanecía abrazado a su cuello. 

- No, llegas justo a tiempo - dijo Kasamatsu abrazando su cintura. El otro par se quedó mirando sorprendido. 

- Takao - habló primero el peliverde sin intenciones de hacerlo, de hecho se vio traicionado por sus labios diciendo su nombre, poco después de que terminaron, Takao se cambió de escuela y no lo había vuelto a ver. 

- ¡Ah! Shin-chan, perdón, no te vi - La respuesta animada del otro le dejó algo más tranquilo. - Bueno, nos vamos o no alcanzaremos la función 

Los miraron alejarse en dirección a los cines que estaban a unas calles, no tenía idea de cómo terminaron juntos pero de alguna forma estaba feliz por ellos. Un beso sorpresa del modelo le regresó a su presente, al chico del que llevaba enamorado ya varios años, aunque ya no fuera un adolescente, le amaba como uno, se enamoró de ese que resultó su novio, exnovio, amigo, amante y novio de nuevo.


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