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Al alcance [YoonMin]. por ChocoPyo

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Notas del fanfic:

Como no tengo idea de si aquí dejen publicar cosas de menos de 500 palabras (que creo que no), el prólogo no será colocada sino junto al primer capítulo, aunque técnicamente está en el resumen.

 

Notas del capitulo:

Ya regresé de mi Hiatus (no completamente, bc ya voy regresando a la preparatoria -el 15 entro :'v- so, espero que les guste y me dejen muchos comentarios... Supongo que de ahora en adelante dejaré las cosas importantes para las notas finales, así que chau :*

Suspiró para luego sentarse sobre sus piernas. Llevaba tres horas buscando algo que ni él sabía qué era, sólo lo hacía, esperando algo extraordinario, según le había dicho su abuelo un tiempo antes de que abandonara aquella vieja casa de campo en la que su familia había pasado el verano junto con sus parientes ya ancianos y que, posiblemente, dejarían este mundo con rapidez. Estaba agotado tanto física como mentalmente por la ardua búsqueda que se prometió haría llegando a casa, en el sótano lúgubre y hediondo a humedad con el que contaba.
Podría parecer extraño para su familia el que estuviese ahí, hincado, esperando algo, lo que fuese, tan sólo por la razón de que le creía a su abuelo, pero no para él. Algo dentro le gritaba que la historia que escuchó una vez tras otra cada que se le acercaba al padre del suyo era cierta, y que no podía darse el lujo de no hacerle caso a esa voz interior que antes ya había acertado a unas cuantas cosas. Su corazón se estrujaba conforme pasaba más tiempo ahí abajo, trayendo de nuevo a la cabeza malas experiencias vividas.

Un escalofrío le recorrió la columna entera.

Algo iba mal. Lo sentía.

Un sudor frío empezó a emanar de su nuca y su frente, dándole aún más escalofríos. Ahogó un gemido de disgusto y se levantó tan rápido como sus piernas se lo permitieron, mareándose levemente en el proceso y, dando un paso hacia atrás, tropezó con una caja tapizada de polvo y humedad, rompiéndose sutilmente cuando sus piernas la aplastaron. Tras el impacto se tocó la cabeza, asegurándose de que nada le hubiese sucedido, y así fue, todo dentro o fuera suyo estaba bastante bien; agitó las manos un poco antes de levantarse por completo del suelo, ya que era incómodo estar semi acostado allí. Se puso de pie y con cuidado de no volverse a caer, se agachó hasta quedar a la altura de la pequeña caja rota que su cuerpo había provocado. La vio con detenimiento conforme acercaba sus manos y la tocaba. No era como si temiese que algo saliera brincando y le pegara un susto, pero siempre es mejor prevenir las cosas. Apretó los puños mientras un estremecimiento le recorría el cuerpo, se acomodó el flequillo tras la oreja y comenzó a abrir la caja con el rostro un tanto descompuesto. Su sorpresa fue grande al toparse con un par de ojos rojizos asomarse amenazantes desde el fondo a través de la oscura y polvorienta cajita; su semblante pasó de la sorpresa a la angustia, y de esta última pasó al terror, notando como los ojos se acercaban más al borde. Dejó caer la caja y retrocedió torpemente, agitándose cada vez más y pensando un momento en que los policías llegarían a su casa a la mañana siguiente encontrándolo descuartizado por algo extraño que se hallaba en una caja.
Pero tan pronto lo pensó y reflexionó, su mente le susurró despacio que tal vez ya estaba cansado y que estaba comenzando a ver cosas raras, o que simplemente se había quedado dormido, pero ni en su peor pesadilla habría soñado algo así.

El gruñido que emitió la cosa conforme avanzaba sigilosamente fue un estruendo a los oídos de Jimin (que, intentando no atragantarse con su propia saliva, se movía despacio hacia la puerta), dejándolo con la boca abierta por un rato junto a un dolor de cabeza en aumento. Después, una risita socarrona resonó en la habitación, dejando petrificado al pequeño pelinegro, quien no daba crédito a nada aun siendo testigo de lo que ocurría.

—Humano, no huyas —susurró la cosa, riendo exultante. Jimin pasó saliva con un sabor amargo luego de haber escuchado el tono de voz que había usado la cosa.

El brillo en los ojos rojos iluminaba parcialmente el rostro de Park.

—¿Sabes…? —musitó sin prisa, saliendo de a poco y sin esfuerzo alguno de la caja, dejando visible de a poco su rostro hermoso y perfectamente blanco—, te ves tan sexy sudando y paralizado por el miedo que te provoco —siseó tocando con las palmas las baldosas de madera—, que me dan ganas de… —un graznido ahogado por la sorpresa de ver sobre su regazo de un momento a otro a la cosa, salió de la profundidad de su garganta, viajando hasta los oídos ajenos— tocar todo —Jimin tenía los ojos abiertos a tope, sintiendo la mano del otro chico sobre su vientre mientras se paseaba libremente por todos lados.

El moreno abrió la boca repetidas veces sin lograr decir nada, haciendo reír al chico de tez pálida. Sus labios temblaban de una manera tan fuerte, que ni siquiera se preocupaba en saber si era por el frío que azotaba contra su cuerpo, o era por el hecho de que tenía miedo. «Tal vez un poco de ambas» se dijo a sí mismo, riendo internamente por lo estúpido de la frase en aquellos momentos. El muchacho que estaba encima de Jimin tenía el cabello castaño rojizo que combinaba con sus ojos entusiasmados por “probar” a este; se meció con un suave ronroneo apretando cada músculo del vientre del más bajo (porque sí, a simple vista se notaba que era más alto que él), sintiendo cómo se tensaba este bajo su mano.

Y una vez más rio, burlándose ante la fragilidad emocional que tenía su presa. Agitando sutilmente las piernas, se escurrió entre las del moreno para tocar descaradamente el * pene de este. Jimin soltó un jadeo en exclamación por tal atrevimiento, meneando su cadera y su cuerpo para intentar irse, pero, una vez más, la voz aterciopelada del chico lo detuvo.

—Vamos, cariño, quédate quieto y déjame probar un poco de este gran paquete que te guardas —y dicho esto, apretó los huevos y la entrepierna del más bajo, haciendo que cerrara los ojos y presionara la mano que lo tenía agarrado—. Quiero algo de leche~ —canturreó, asustando a Park.

—N-n-n-no… Por-por-por favo-or… —lloriqueó con el ceño levemente fruncido.

Y de nuevo escuchó la risita burlesca del tipo sobre él.

De un momento a otro todo se volvió oscuro y el sujeto frente a él se desvaneció; rápido y temblando se sentó con la respiración agitada entre las sábanas revueltas de su cama matrimonial. Se maldijo internamente al ver que todo aquello había sido sólo un sueño. Inhalando despacio se tocó el pecho, notando que no llevaba nada encima, algo raro, ya que solía dormir con ropa interior y cualquier playera gastada; pero, algo aún más extraño, era el hecho de que él no recordaba haberse ido a dormir. Frotándose la nuca intentó moverse para buscar su teléfono en la cama, pues tal vez se había quedado dormido jugando, sin embargo, ahogó un grito de sorpresa cubriéndose la boca al notar el bulto que yacía entre sus sábanas; sus ojos se abrieron y su respiración se entrecortó volviéndose lenta junto a  un entumecimiento repentino en sus piernas apareció a la vez que sus brazos comenzaban a pesarle cual plomo, bajando con rapidez de donde se hallaban. Su cabeza comenzó a doler y una risa burlesca retumbó en las cuatro paredes. Intentó moverse, pero no podía.
Segundos más tarde, el bulto a su lado se movió, dejando su bello y pálido rostro recostado en su muslo izquierdo, viendo con ahínco a través de sus rojas esmeraldas que tenía por ojos. El muchacho de piel pálida sonrió traviesamente a la vez que paseaba sus dedos por sobre la entrepierna del moreno, haciéndolo jadear.

—Tranquilo, cariño, no tiembles tanto —se mofó apretando con cierto gusto el muslo interior en que recostaba su cabeza—. Ayer fue fantástico, eh Jimin —afirmó, provocando que este lo mirase con el rostro más blanco de lo que originalmente era; el otro, al notar su mirada llena de agua sólo atinó a sonreír conforme parpadeaba—. Tranquilo, bebé —murmuró lamiendo levemente el lugar donde daba su boca sobre la pierna del nombrado—, no hice nada.

«Eso nadie me lo asegura, hijo de puta

—Hey —alargó la palabra sentándose sobre el regazo del más bajo—. Vamos, sé que te estarás retractando el haber pensado eso, ¿no cariño? —Jimin quedó perplejo y, como pudo, asintió, sacándole una carcajada al más grande— ¿Quieres hablar un rato conmigo, Jiminie? —susurró contra su cello para luego besar y lamer una buena parte de este. Jimin negó con la cabeza y pasó saliva— Una lástima, porque yo sí quiero hacerlo.

Y dicho aquello, el cuerpo del moreno se destensó, pero justo antes de que pudiera salir corriendo, un dolor en su espalda baja lo torturó con fuerza, y la sonrisa de satisfacción no se hizo esperar en la cara del “tipo”.

—Y dime, lindura —continuó con su turbio monólogo acariciando con aspereza la cabellera del que estaba bajo él—, ¿cuántos años tienes? Porque no creo que tengas más de los veinticinco, ¿cierto?

Jimin frunció el ceño girando su cabeza hacia otro lado, y entonces el dolor se incrementó. Jadeando, respondió:

—Veintidós.

—Mmm… suena delicioso —murmuró contra su oído—. ¿Quieres saber cuántos tengo yo, o quieres adivinar?

Park murmuró un “muéstrame”, a lo que el otro rio.

—Bien —siseó retorciéndose sobre el regazo ajeno—, te lo pondré así (ya que si te lo digo y ya, no será divertido), y quiero seguir jugando un rato más contigo~ —Jimin se removió (o intentó) y asintió sin saber por qué—. Si tú dices un número cercano, yo te recompensaré~, pero si mandas una fecha lejana a la real, daddy te castigará —susurró en un amargo puchero que carecía de inocencia y daba a relucir la perversidad de sus palabras; el moreno tembló bajo su mayor—. ¡Bien, a jugar, Jiminie~!

Notas finales:

Si vieron errores, díganmelo, y si les gustó, me agradaría que me lo dijeran ^^

bay bay~~ (:v)


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