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¿Dulce o Travesura? por LisShawol

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Notas del fanfic:

¡Hola!

Espero que les guste.

 

Revisó visualmente su atuendo frente al espejo y salió de su habitación sintiéndose orgulloso de sí mismo, había esperado mucho tiempo para la llegada de aquella noche, ésta sería la primera vez que el pequeño de ojos grandes podría salir a pedir dulces, lo que no era la gran maravilla para algunos, pero para él significaba que sus padres lo consideraban un niño grande, un niño que podía salir en busca de dulces junto a sus primos, uno que podría ser igual que los chicos mayores, porque el pequeño y responsable Minho ya se consideraba a sí mismo como un adulto con tan solo trece años.

Bajó hasta el primer piso encontrándose con la sala decorada con cráneos de plástico y calabazas con dulces.

 

- ¡Alto allí! ¿Este tenebroso jovencito es mi hijo? –Dirigió una mirada a sus padres que se encontraban sobre el sofá disfrazados como Homero y Morticia Addams junto a sus tíos. Dio unos pasos para acercarse a los mayores y sonrió al ver a su hermana pequeña con un disfraz piolín.

- Sí –se dio una vuelta para dar una vista completa de su disfraz- con esto asustaré a los otros niños, me veo bien ¿verdad?

- Vaya, si no te conociera pensaría que eres un verdadero demonio –habló su tía, inflándole el ego al pequeño.

- Ya lo creo –dijo su madre mirando con cariño al menor- solo espero que sepas cuidarte y que no pidas más dulces de los que podrás comer, debes dejar para los demás niños ¿está bien?

- Sí mamá –asintió obediente.

- De acuerdo –la mujer miró a su esposo y carraspeó para llamarle la atención- señor Choi, ¿algo para decirle a nuestro hijo? –alzó la ceja divertida viendo como su esposo paraba las morisquetas que le hacía a la pequeña Sulli, quién reía fascinada por las muecas de su padre.

- Oh, sí querida –miró a Minho- sabes que te hemos dejado salir esta noches con tus primos ya que has cumplido la edad suficiente como para disfrutar de Halloween, por lo que esperamos que te portes como el niño maduro que eres –revolvió el cabello del pequeño- así que digámosle a mamá que no se preocupe demasiado, ¿verdad campeón?

- Yo también quiero ir –protestó la pequeña.

- Aún no tienes la edad para hacerlo, Sulli.

- Pero tengo ocho.

- Exacto, eres muy pequeña, bebé –dijo su madre.

- Pero no soy una babé –arrugó su nariz.

- Sí lo eres –dijo Minho ganándose una mirada molesta por parte de su hermana- pero descuida, tu hermano mayor te traerá dulces, ¿está bien?

- ¿Lo dices en serio? ¿Los compartirás conmigo? –preguntó emocionada.

- Por supuesto, la mitad de los caramelos que traiga a casa serán para ti.

 

 

Miraron hacia la escalera cuando bajaron corriendo los otros tres pequeños. Onew, Jonghyun y Kibum, todos con disfraces listos, maquillaje impecable y cestas vacías esperando por ser llenadas dentro de las últimas dos horas.

Cada uno con un disfraz diferente, que más que aterradores lucían adorables, al igual que Minho.

 

 

- Toma esto –le dio un billete- guárdalo bien, es por si se agotan luego de caminar y quieren comprar algún refresco, ahora puedes ir con tus primos, diviértete hijo –le dijo su padre antes de pararse para buscar un poco de ponche para servir a los invitados.

 

Asintió y tomó la calabaza plástica que se encontraba sobre la mesa, pasó por el lado de sus primos y en grupo salieron a la calle.

Cerró la puerta de su casa y los cuatro se sonrieron cómplices, habían hecho una apuesta, el que consiguiera más dulces tendría un regalo sorpresa por parte de los tres perdedores, y Minho que a su corta edad era un niño muy competitivo no estaba dispuesto a perder.

Comenzaron a caminar por la calle mientras hablaban sobre sus disfraces, alardeando de lo genial que se encontraba cada uno. Las miradas de los cuatro se paseaban con entusiasmo por las calabazas talladas fuera de las casas, las guirnaldas de fantasmas, las calaveras entre las flores de los jardines, los charcos de sangre falsa en las calles y lo que más los cautivó, un muñeco colgado de un árbol simulando ser un hombre tras un suicidio, y eso era solo el inicio de la noche.

Sin duda para Minho no había nada mejor que la emoción de una noche de Halloween.

Comenzaron de inmediato con la casas de los alrededores, teniendo que compartir la entrada de las puertas junto a otros niños ansiosos de dulces, para luego extender la cesta y esperar algunos caramelos y chocolates creando un alboroto de pequeños empujones ya que todos querían ser el primero en tocar una cantidad de dulces.

 

 

- ¿Cuántos llevan? –preguntó Kibum mirando cada una de las calabazas de sus primos.

- Solo llevamos una hora, aún nos queda otra donde conseguiremos más, podemos contarlos al llegar a casa –dijo Minho.

- Pero aun así hay que ver cuantos llevamos, ¿acaso ustedes no tienen deseos de saber quién es el que va en último lugar?

- No lo sé, ¿los demás quieren? –Preguntó Onew a Minho y Jonghyun quienes asintieron para saciar la leve curiosidad que les inculcó el rubio de su primo.

- Deberíamos contarlos –propuso con la intención de saber quién era el que llevaba más hasta el momento, esperaba ser él, pero en el caso de que no fuese así tenía la intención de superarlo pronto- allí –indicó el jardín delantero de una casa que carecía de reja u otro tipo de protección.

- ¿Y si los dueños de la casa se molestan?

- ¿Por qué tendrían que molestarse? Solo contaremos nuestros dulces y ya.

 

Se acercaron al lugar elegido por Key y se sentaron sobre el pasto para hacer más cómoda su labor, vaciaron sus canastos con el cuidado de no confundir los dulces de uno con los de otro y fueron dejándolos nuevamente en la cesta mientras los contaban uno por uno.

 

 - Yo llevo ciento quince –dijo Jonghyun cuando ya todos habían terminado de contar.

- Te gano por treinta y dos –sonrió Minho.

- Yo solo tengo ciento nueve –dijo Onew con satisfacción- ¿y tú Key? –los tres miraron al rubio que miraba con rencor su cesta con dulces.

- Ciento tres –refunfuñó a lo bajo.

- Vaya, Key, vas de los últimos –lo molesta Minho.

- De todas formas aún queda una hora más para que sean las doce –se levantó del suelo y comenzó a caminar.

- ¿Dónde vas? –le preguntó Jonghyun mientras se paraba para comenzar a seguirlo con Onew y Minho a su lado.

- ¿Recuerdan lo que dijo Mir?

- ¿Mir? ¿Qué Mir? –Preguntó Minho.

- Un chico de la escuela, es de un año mayor –hizo una pausa al ver que todos lo miraban con confusión en sus ojos-  el que contó historias de Halloween en el receso de ayer.

- Oh, ya, lo recuerdo, ¿y qué con él?

- Mir vive cerca de la entrada del pueblo, dijo que cuando era Halloween sus vecinos daban muchos caramelos a los que llegaban a sus casas ya que como no van muchos niños preferían dar de a montón para que no les sobrase.

- ¿Y quieres que vayamos?

- Pues claro.

- Key, hay una razón por la que es extraño que lleguen niños hasta allá, y esa razón es que queda muy lejos –dijo Minho intentando quitar da le cabeza de su primo la idea absurda de ir hasta la entrada del pueblo.

- Vamos, son treinta minutos caminando y solo un par en auto.

- ¿Y acaso quieres que caminemos una hora por un par de dulces? –Onew alzó su ceja.

- El tío Yun Kyum nos dio algo de dinero.

- Dijo que era para beber o comer algo, no para malgastarlo.

- No se malgastará –Kibum rueda sus ojos.

- No, definitivamente no iremos.

- Minho, eres un pesado –resopla.

- Debemos ser responsables.

- Y también un aburrido.

- Yo paso –el pequeño de ojos grandes se dio media vuelta.

- ¿No te gustaría tener más dulces para compartir con Sulli? –Escuchó a Kibum a sus espaldas- Podemos conseguir más dulces, ella estará feliz y nos divertiremos al ir, nunca he visitado ese lugar, solo lo veo por la ventanilla del auto cuando salimos del pueblo en vacaciones, ¿acaso no les gustaría una experiencia nueva?

- Key...

- Ella estará más feliz si le llevas más dulces –lo interrumpe- ¿Qué dicen? ¿Onew? ¿Jong?

- No lo sé, ¿Tú que crees Minho?

- Podemos ir nosotros solos, Minho es un cobarde.

- No soy un cobarde.

- Entonces vamos, nos darán muchos dulces y quizás hasta te ganemos, serás el perdedor del juego, Minho –dijo sabiendo que había dado en el punto débil del pequeño.

- Bien, vamos, pero si pasa algo malo juro que te bañaré en agua fría cuando menos lo esperes –dijo Minho sacando el dinero de uno de los bolsillos de su pantalón.

- Tranquilo, no es para tanto, ¿Qué podría pasar?

 

 

Se acercaron hasta uno de los paraderos más próximos y le hicieron señas al primer taxi que comenzó a acercarse, para suerte de ellos no tomó demasiado tiempo que llegara uno ya que por ser un día festivo todos los conductores andaban en busca de adolescentes queriendo ser movilizados a alguna fiesta.

 

Pasaron frente a la plaza del pueblo y sonrieron emocionados al ver la cantidad de gente que se encontraba allí, habían luces, música, puestos de comerciantes vendiendo máscaras, confeti, capas, cintillos de cuernos con luces rojas y telas de araña en aerosol, definitivamente pasarían allí luego de hacer una última ronda para pedir dulces.

Un par de minutos después se encontraron en la entrada del pueblo, parados en una calle con casas grandes en medio de un bosque de aspecto lúgubre.

 

 

 

 

- ¿Están seguros de que quieren que los deje aquí? –les preguntó el conductor del taxi mirándolos con desconfianza.

- Vivimos aquí –mintió Kibum- gracias por traernos.

- Por nada, en ese caso lleguen bien a casa.

 

 

 

 

Salieron del taxi y se quedaron frente a una de las casas, las que estaban a los lados y en frente de ella eran bastante similares, daban a primera vista un aspecto antiguo, tal vez se daba por la madera vieja y la pintura ya casi grisácea, o quizás por lo descuidado que se encontraban los jardines delanteros de las casas, sea lo que sea definitivamente ninguna de ellas mostraba un buen aspecto.

 

 

 

 

- Ahora veo por qué nadie viene a pedir dulces hasta aquí –opinó Jonghyun luego de unos segundos de silencio.

- Sí, Jong, pero ya no somos unos niños.

- Mamá dice aun que lo soy –Kibum les dio a todos una mirada rápida para que lo siguieran y comenzó a acercarse a la casa que estaba frente a ellos.

- No se nota como si fuesen personas entusiastas con la noche de Halloween, ¿Estás seguro de que aquí nos darán muchos dulces –preguntó Minho mientras comenzaba a avanzar.

- Las casas ya dan miedo de por sí, no hace falta que se tomen la molestia de adornar el lugar –dijo Onew caminando con Jonghyun a su lado.

 

 

 

 

Llegaron hasta la puerta de la casa y se miraron entre sí esperando a que uno de ellos golpeara, cuando estuvieron a punto de hacerlo la puerta se abrió violentamente y retrocedieron un paso asustados.

 

 

 

 

- ¿Vienen por dulces? –preguntó el hombre que les abrió la puerta.

- N-no –balbuceó Kibum, si bien había sido de él la idea no estaba tan seguro luego de ver al hombre en frente de ellos, su aspecto lucía completamente acorde a la casa.

- Claro que sí –les dio una sonrisa para inspirar algo de confianza- no es normal ver a chicos de su edad por aquí, son los primeros de esta noche –habló tomando un pote lleno de dulces que luego puso frente a los niños- tomen los que quieran.

- ¿Los que queramos? –preguntó Minho algo escéptico.

- Por supuesto, saquen un puñado, hasta dos, incluso –les extendió la vasija, a lo que respondieron entusiasmados cogiendo una porción de dulces.

 

 

 

 

Recorrieron las casas siguientes con la esperanza de encontrarse con propietarios que fuesen igual que el primer hombre, que aunque no portaba un aspecto confiable les dio lo que esperaban tener.

 

 

 

 

- La última está por allá –indicó Key apuntando el techo de una casa perdida entre árboles frondosos- está algo lejos pero si obtenemos tantos dulces como con las demás casas valdrá la pena.

- Ya tenemos suficientes dulces –dijo Minho sosteniendo su canasta de calabaza y otras dos bolsas repletas de caramelos, obsequio de una señora de quince casas más atrás al ver que no tenían lugar donde guardar más golosinas- incluso tenemos cuatro veces más la cantidad con la que llegamos hasta aquí.

- Y en la próxima casa tendremos cuatros veces más y un poquito.

- Key, hablo en serio.

- Yo también.

- Es mi primera vez saliendo una noche de Halloween, no quiero meterme en problemas porque seas codicioso.

- Entonces iré yo solo –se volteó para comenzar a caminar.

- No puedes ir solo.

- Observa como lo hago.

- Pero si vas solo puede pasarte algo.

- Que cargue en tu conciencia –masculló de forma egoísta dándose la vuelta para mirar a Minho.

- ¿Siquiera andas con alguna linterna?

- ¿Para qué necesitaría una?

- Por si no te das cuenta la luz se termina dónde estamos, el próximo farol de seguro se encuentra al llegar a esa casa.

- Podemos encender mi celular.

- ¿Y si tu batería termina?

- En ese caso andaremos a tientas.

- Está bien –habló tras un silencio, suspiró cansado, puede que Kibum sea un año mayor que él, pero no parecía mostrarlo, eso era algo claro- si llegamos todos entonces iremos todos –dijo con molestia.

 

 

 

 

Se salieron del pavimento y comenzaron a caminar hacia los árboles, al principio el alrededor era fácil reconocer, podían seguir perfectamente el que parecía ser un camino de tierra, pero unos veinte metros más allá la luz comenzaba a faltar y la senda empezaba a hacerse cada vez más borrosa.

 

 

 

 

- Esto no me está gustando –dijo Jonghyun al escuchar el aullido de unos perros- ¿podemos regresar?

- Ya vamos muy lejos, no vamos a regresar ahora.

- Pero Key, tengo miedo.

- Jong, eres un cobarde.

- No lo soy, es solo que ya pasamos el letrero de salida del pueblo.

- ¿Y eso qué?

- Que no sabemos si hay animales salvajes.

- Eres un gallina.

- Claro que… ¿escucharon eso? –los cuatro dejaron de caminar.

- ¿Qué cosa? –preguntó Kibum.

- Escuché algo como un silbido… ya, chicos, vámonos, esto no me gusta.

- Yo apoyo a Jonghyun, esto no me da un buen presentimiento.

- Onew, ¿ahora tú también?

- ¿Y si es un asesino?

- No digas estupideces, Jong.

- Solo cállense, escuchemos si hay alguien cerca.

 

 

 

 

Hicieron caso a Minho y callaron para dar paso a un silencio que con el transcurso de los segundos comenzó a tornarse exasperante, sus respiraciones agitadas por el miedo era lo único que lograban escuchar.

 

 

 

 

 

- ¿Ven? No hay nada, dejen de comportarse como unas niñas y sigamos caminando que debemos estar cerca de… –espetó Kibum.

- Alto –lo interrumpió Minho.

 

 

 

 

Por la falta de luz dejaron la situación a sus sentidos auditivos y escucharon un suave silbido que entonaba una melodía desconocida para los cuatro, se quedaron quietos como si fuesen estatuas y empezaron a oír un crujimiento creado por ramas y hojas secas que se encontraban siendo aplastadas en la tierra.

 

 

 

 

- Hay que irnos –susurró Onew.

- Se está acercando, hay que correr –musitó Jonghyun- hay que hacerlo ahora.

- Esperen ¿ese es un gruñido? –Kibum sacó su celular y prendió la pantalla mientras lo elevaba, achicaron sus ojos para ver con claridad y divisaron con horror a tres pitbull adultos a unos metros de ellos.

- No griten –balbuceó Minho- tampoco se muevan aún, tenemos que correr a la cuenta de tres… uno –tragó saliva- dos –uno de los perros gruño- tres.

 

 

En milésimas de segundos los cuatro comenzaron una carrera intentando dejar atrás a los perseguidores. Jonghyun y Key se tomaron de las manos y aceleraron su paso a trompicones con Onew al lado de ellos.

 

 

 

 

- ¡¿Minho?! –Kibum llamó al de ojos grandes con voz agitada, se estaban acercando a la carretera y la luz comenzó a hacerse presente, haciéndoles ver la ausencia del cuarto de ellos- ¡¿Dónde está Minho?! –Onew volteó y apresuró su paso al ver a dos de los perros a unos metros de ellos.

- ¡No está! –dijo con el corazón bombeándole a mil.

- ¡¿Cómo que no está?! –Gritó Jonghyun.

- ¡No está! ¡Y hay solo dos perros persiguiéndonos!

- ¡El otro debe estar persiguiendo a Minho! ¡Dios! ¡Esto es mi culpa! –dijo Kibum con lágrimas en sus ojos.

 

 

Alargaron sus pisadas y llegaron al divisar la calle sementada.

 

 

- ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡porfab…! –gritó Kibum mirando hacia atrás y cayendo por culpa de una raíz de árbol.

- ¡Key! –Gritaron al unísono Jonghyun y Onew, desenredaron el pie de Kibum y cuando lo lograron los dos pitbull ya los habían alcanzado listos para tirarse sobre ellos como dos bestias hambrientas, se abrazaron y cerraron sus ojos esperando sentir los colmillos de los perros atravesando su piel.

 

 

 

Cinco segundos después abrieron sus ojos y tiritaron por una brisa fría que los golpeó.

 

 

 

- No están… -Kibum elevó una de sus manos para tapar su boca y comenzó a sollozar – no están… Oh Dios, ellos nos iban a atacar pero ya no están.

- L-lo sé –dijo un Jonghyun estupefacto- creí que nos matarían pero…

- Se esfumaron –Onew completó su frase.

- Esto no está bien, es mi culpa y ahora Minho está solo en el bosque con el otro perro persiguiéndolo.

- Dudo que hayan sido perros.

- ¿Qué? Jong, tú mismo lo viste.

- Sé lo que vi, pero también desaparecieron, ¿qué clase de animal desaparece?

- Entonces si el otro persiguió a Minho puede que no le haga daño, quizás vuelva a desaparecer –dijo Kibum con nerviosismo- no podría perdonarme si le pasa algo por mi insensatez.

- No creo que le ocurra algo malo, al menos eso espero –susurró Onew- pero sea lo que sea que haya sido eso en este mismo momento debe encontrarse cerca de Minho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Uno –tragó saliva- dos –uno de los perros gruño- tres.

 

 

Comenzó a correr hacia el lado izquierdo teniendo en cuenta que sus primos correrían hasta el comienzo del camino de concreto, sabía de antemano la torpeza con la que corrían Onew, Jonghyun y Key, en cambio él confiaba en su destreza física.

 

No estaba seguro de cuantos lo perseguían a él, pero quería alivianar parte del peso que se llevarían sus primos, así que esperaba que las patas que resonaban atrás de él fueran ocho y no cuatro.

Acercó con más fuerza las bolsas a su pecho y continuó con las grandes zancadas intentando respirar por la nariz para regular su respiración, si salía ileso de ésta le daría a Sulli más dulces de los que le prometió, es por eso que no debía soltar las golosinas, debía llevarlas con él.

 

 

Se mantuvo así hasta que dejó de escuchar las pisadas tras su espalda, dándole un pequeño atisbo de calma, volteó su cabeza para mirar.

 

 

 

‘Ya no están’ pensó sorprendido a la vez que volvía sus pasos más lentos.

 

 

 

Giró su cuerpo por completo y tragó saliva para humedecer su boca seca, sin duda esa había sido la peor experiencia de su corta vida, ‘Probablemente volvieron a donde pertenecían’ inhaló con fuerza y se volteó chocando con un cuerpo firme que le hizo caer alarmado.

 

 

Miró hacia arriba y se encontró con un rostro inexpresivo que lo hizo congelarse, era un adolescente pálido de cabello blanco y vestiduras negras. A los segundos de juntar sus miradas el chico cambió su expresión por una mirada burlesca tras una leve sonrisa.

 

 

- ¿Q-quién eres? –tartamudeó.

- Lo extraño aquí eres tú –lo escaneó con la mirada- ¿Quién eres?

- Choi Minho –musitó, sacándole una sonrisa al peliblanco- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?

- Tengo muchos nombres.

- ¿Eh?

- Me llaman de muchas maneras, Choi Minho.

- ¿De qué maneras?

- Vaya, que curioso ¿En verdad quieres saber mi nombre? –lo miró divertido.

- S-sí –se levantó del piso y siguió mirando los ojos oscuros del chico frente a él, eran negros, como el carbón o como una obsidiana.

- Puedes decirme Taemin –respondió al cabo de unos segundos de silencio.

- ¿Solo Taemin? –preguntó refiriéndose al apellido del muchacho.

- Solo Taemin.

- Bueno, entonces, Taemin ¿podrías ayudarme?

- ¿Por qué debería?

- Estoy perdido.

- Y yo sorprendido.

- ¿Eh? –Minho lo miró confundido.

- No creí que alguien fuese tan rápido como para perderlos, es inusual –sonrió- pero me alegra que estés vivo.

- ¿Tú también los viste?

- ¿Qué cosa?

- Esos perros.

- Por supuesto que sí los vi.

- ¿Sabes cómo salir del bosque?

- Sí.

- Mis primos deben estar ya en la carretera y no sé cómo llegar ¿Podrías guiarme?

- ¿Debería?

- Pues… eso es lo que la gente hace, ayudar.

- ¿Crees que me veo como alguien que ayuda a los demás?

 

Minho llevó sus ojos hasta Taemin, el adolescente era alto, pálido, de labios gruesos, ojos negros, rasgos finos y cabello blanco como la nieve o una perla. Pasaron unos segundos y el menor continuó estudiando a Taemin, quien lo miraba atentamente esperando una respuesta por parte del castaño.

 

 

- Eres hermoso –dijo con toda la sinceridad que un niño a su edad puede tener.

- ¿Hermoso? –alzó una ceja.

- Sí, pareces un ángel –habló ganándose una risa por parte del peliblanco- ¿Qué? – preguntó al ver que Taemin reía, hizo puños en sus manos y comenzó a sonrojarse, esa era la primera vez que le decía a alguien que era hermoso, es más, ni siquiera le había dicho algo así a una niña, y todo lo que obtiene es una risa, se sintió molesto y avergonzado.

- Nada –dijo mientras paraba de reír- es solo que la situación es irónica –miró nuevamente a Minho de pies a cabeza- ¿Qué es lo que vistes?

- Soy un demonio –obtuvo una mirada divertida del mayor- al menos de eso es el disfraz.

- ¿Por qué los cuernos? –preguntó indicando la cabeza de Minho que se encontraba adornada por un cintillo con cuernos rojos.

- Porque los demonios tienen cuernos.

- ¿Eso crees? – Taemin le sonrió con burla.

- Sí, los demonios tienen cuernos.

- Ya veo –se agachó un poco para que su mirada quedara frente a la del castaño- dime, Choi Minho, ¿ves cuernos en mi cabeza?

- No –respondió tras dar una mirada rápida a la cabeza del alto.

- Correcto… –miró los dulces desparramados en la tierra- he de suponer que esta noche has sido parte de la extraña festividad que celebran los tuyos.

- ¿Te refieres a Halloween? –preguntó Minho mientras se arrodillaba para devolver las golosinas a las bolsas.

- Sí, aunque sus creencias extrañas son las que regocijan a los que son como yo, es divertido verlos con esos disfraces, se ven ridículos –se enderezó.

- Yo no me veo ridículo –reclamó parándose con las bolsas ya sujetas en sus manos.

- Tienes razón, Choi Minho, tú no -Taemin comenzó a caminar y el pequeño comenzó a seguirlo.

- Espera ¿Dónde vas?

- ¿No dijiste que querías salir de aquí? –preguntó con la mirada hacia adelante.

- ¿Sí me ayudarás? –sonrió.

- No, te acompañaré hasta donde necesitas ir y a cambio de eso deberás darme algo tuyo, ¿Estás de acuerdo con eso?

- Sí –respondió, preguntándose mentalmente qué podría querer el peliblanco de él- ¿quieres un dulce? –le extendió un bombón de chocolate oscuro.

- No es eso lo que quiero de ti.

- No importa, te lo estoy dando, tómalo –cogió la mano de Taemin y le dejó el bombón de chocolate oscuro en la palma.

- Gracias –contestó mirando el dulce en su mano.

 

 

 

 

Continuaron caminando el resto de la senda en silencio, Taemin tenía pasos suaves y tranquilos, como si el tiempo para él fuese algo que no le importase en absoluto, su postura era recta y caminaba con una mano en el bolsillo de su pantalón mientras la otra sostenía el dulce.

 

Llevaba zapatos oscuros, pantalones apegados y de color negro, al igual que la polera manga corta que dejaba ver sus brazos casi tan pálidos como el mármol, en su cuello colgaba una pequeña cadena de plata que conseguía ver debido a la poca claridad que daba la luna.

Minho no podía evitar mirar de reojo al peliblanco, durante todo el camino le lanzó miradas furtivas para obtener con mayor detalle los rasgos que poseía aquel chico, era sin duda la persona más hermosa que había visto a sus trece años e inevitablemente debido a que estaba a un paso de la pubertad le era imposible no ver a Taemin como alguien hermoso y hasta sensual.

 

 

Giró su rostro rápidamente cuando su mirada se conectó con la del adolescente, Minho había sido atrapado mirándolo como si no hubiese un mañana y eso a Taemin le fascinaba.

 

 

 

 

- Estamos por llegar –avisó abriendo el envoltorio del bombón y llevándose el chocolate a la boca.

- Aún no me has dicho qué es lo que quieres –el castaño lo miró curioso.

- Es verdad –dijo terminando de comer el chocolate- debes cerrar tus ojos y responder a mi pregunta.

- ¿Eh? –lo miró confundido.

- Cierra tus ojos.

- Está bien –cerró sus ojos intentando expulsar la sensación de curiosidad que le hacía querer mirar a Taemin.

- Ahora respóndeme, ¿Dulce o travesura?

- Dulce –contestó.

 

 

 

Taemin se inclinó un poco para quedar a la altura del pequeño y sonrió por la respuesta que acababa de salir de los labios del castaño.

 

 

 

 

- Entonces dulce será.

 

 

 

Se acercó al rostro del menor y juntó sus labios con los de Minho, quien ni siquiera pudo pensar en lo que había pasado cuando se vio devolviéndole el beso con la misma intensidad, era lento y suave, pero pasional, algo que jamás había experimentado.

Pasó sus pequeños brazos por el cuello de Taemin y abrió su boca cuando la lengua de éste repasó sus labios pidiendo permiso para entrar en su cavidad.

 

 

 

Dulce.

 

 

 

La boca de Taemin sabía dulce, tal como lo que respondió a la pregunta que le había hecho.

 

 

Sus labios novatos se dejaron llevar por los de Taemin, quien parecía tener experiencia en eso, porque su boca se sentía como la mismísima gloria, al igual que su aroma, era dulce, envolvente, haciéndole sacar pequeños suspiros cuando las manos del peliblanco acariciaban la piel de su cuello.

Con ganas de más Minho se apegó al cuerpo de Taemin y con algo de nervios bajó una de sus manos para acariciarle la espalda sobre la polera oscura.

 

 

Cuando el aire comenzó a faltarle al castaño Taemin separó sus labios por obligación para dejarle respirar. El menor de ellos se encontraba agitado y sorprendido de sí mismo, tenía ganas de seguir besando los labios de Taemin, eran dulces, suaves y adictivos.

Miraron la boca del contrario y sonrieron, ambos tenían los labios rojos y brillantes por el beso.

 

 

 

 

- Tus primos están esperándote cerca de la vía –desenvolvió sus brazos de la figura del menor- es hora de que te vayas.

- Pero no quiero irme aún –protestó sin querer quitar su agarre del cuello del peliblanco.

- Están preocupados por ti –dejó un suave beso en los labios de Minho- yo también debo irme –se enderezó quedando nuevamente con más altura que el castaño.

- ¿Vives aquí? ¿La casa en el bosque es tuya? ¿Puedo venir a verte mañana? –interrogó con el anhelo de volver a verlo pronto.

- No, mi casa está muy lejos de éste lugar –dijo con voz divertida como si de una pequeña broma oculta se tratase.

- ¿Volveremos a vernos? –preguntó ansioso.

- Sí, mientras tanto no me olvides.

- No lo haré –respondió rápido.

- Hasta pronto, Choi Minho –le sonrió y se dio media vuelta para volver a internarse en el bosque.

 

 

 

 

Minho lo siguió con la mirada hasta que llegó un punto donde ya no podía divisar la figura de Taemin. A lo lejos escuchó como Onew, Jonghyun y Key lo llamaban, pero a estas alturas ellos ya no parecían importar en la mente del castaño.

Suspira y acaricia sus labios con la punta de sus dedos.

 

 

 

- Mi primer beso.

 

Notas finales:

¡Hola! Hoy es 1 de octubre y quiero dejarles el primer capítulo de este twoshot... Lo sé, debería haber actualizado Más que amor de Hermanos, pero recién ayer salí de una semana donde di exámenes y presentaciones cada día.

El próximo capítulo de ¿Dulce o Travesura? lo subiré el 31 de octubre, ya saben, Halloween.

Espero que les haya gustado.

¡Nos leemos!


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