Un chico de cabello negro y piel morena, con perforaciones en ambas orejas y unas profundas ojeras se encuentra viendo por la ventanilla de un auto donde se encuentra. La lluvia cae empañando las ventanas y provocando que la temperatura baje en el ambiente. Trae puestos unos jeans azules y desgastados, zapatillas negras y una sudadera del mismo color, cubriendo su cabeza con la capucha. Por el espejo retrovisor mira a su padre que conduce, viendo también sus propios ojos que son color negro.
-¿Por qué Seúl? ¿No podíamos volver a Inglaterra o a Rusia?...
-Tao, Cariño, sabes que no podemos regresar a donde ya hemos estado. Podrían reconocerte…
-Papa Suho tiene razón, es peligroso. ¡Mira! Una mariposa…
-Es muy hermosa mi unicornio. No estés así Tao, ya verás que harás nuevos amigos muy pronto y todo irá bien…
-Sí, irá bien hasta que termine asustándolos y tengamos que irnos de nuevo…
El joven suelta un suspiro y cierra los ojos.
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Horas más tarde la pequeña familia llega a una hermosa casa color blanco. Bajan del auto y los adultos se ponen a desempacar las cosas, el joven toma su maleta militar e ingresa a la casa siguiendo a sus padres.
-Es… Diferente…
Dice el pelinegro viendo el interior de la casa.
-Cariño, sé que no es como las demás casas pero, te acostumbraras…
Su “madre” deposita un beso en su frente y después sigue su camino hasta la cocina.
-Confía en tu madre, es algo despistado, pero sabe lo que dice. Ve a ver tu habitación, es la que tiene la ventana con vista al frente.
Asiente con la cabeza y sube por las escaleras. Lleva a su habitación designada y deja caer su maleta en el piso, suspira y se quita su chamarra, dejando ver debajo de esta que solo trae puesta una musculosa negra y ajustada.
Pasea por la habitación y se acerca a la ventana, observa a través de ella, viendo frente a él un enorme bosque. Suspira y decide bajar para poder ayudar a sus padres a desempacar. Llega hasta la cocina y se queda en el parco de la puerta, viendo la escena que se muestra frente a él.
Su padre abraza por la espalda a su madre y reparte besos por su cuello mientras ambos ríen. Su madre, que posee cabello castaño, se da vuelta, quedando ambos frente a frente. Comienzan a besarse mientras comparten un fuerte abrazo.
Se mantiene observando por unos momentos, hasta que termina por agachar la cabeza apenado y con un reflejo de tristeza en sus ojos. De un segundo a otro uno de los vasos de cristal que se hallaba sobre la encimera, detrás de sus padres, se quiebra cayendo los pedazos sobre el piso y parte de la misma encimera. Los tres dan un respingo y voltean a ver los trozos de vidrio esparcidos. La pareja voltea a ver a su hijo y este los ve a ambos, da media vuelta y sale de la cocina, camina hasta la sala de estar y toma una de las cajas para comenzar a sacar las cosas que se encuentran dentro de esta.
-Hijo, ¿estás bien?...
Pregunta de forma dulce su madre y se acerca a él tocando su hombro.
-Sí, estoy… Bien…
Continua desempacando, mientras le da la espalda Lay. Escucha un suspiro y después unos pasos alejarse del lugar. Ve las cajas y toma una que dice su nombre, sube de regreso a su habitación y continúa desempacando, después de bastantes horas terminan de desempacar y de arreglar la mayoría de las cosas por toda la casa.
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Los tres se encuentran en la pequeña cocina comiendo pizza que su padre pidió hace un momento.
-Mañana comienzas la escuela, tu madre te llevara pero tendrás que volver tu solo. ¿Crees poder hacerlo?...
Se encoje de hombros y continua comiendo en silencio. El único castaño presente se pone de pie rápidamente y sale del lugar, para volver segundos después con un paquete envuelto en papel azul. El castaño lo pone sobre la mesa, frente a su hijo, el cual lo mira confundido.
-Es un regalo, por tu nuevo inicio en la escuela. Espero te guste…
Habla la dulce voz de su madre, Suho se mantiene viendo la escena en silencio. Rompe el papel de envolver y después abre la caja de cartón. Saca el contenido de la caja y lo mira con detenimiento.
-Una chamarra…
Dice para después ponérsela.
-Sip, la que tienes ya está bastante vieja, así que pensé en darte una nueva. ¿Te gusta? Sé que amas el color negro, así que la compre en ese color…
Asiente con la cabeza y se pone de pie, abraza a su madre y después besa su mejilla.
-Gracias mama, es perfecta…
Después de aquella linda escena el adolescente se retira y sube a su habitación.
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A la mañana siguiente el joven pelinegro se despierta y baja a la cocina para desayunar, encontrándose con su madre que trae puesto un delantal rosa con un unicornio y a su padre que trae puesto un traje negro.
Se sienta en una de las sillas y lay le sirve el desayuno.
-¿Cómo durmió mi bebe?...
-Mama, no soy un bebe…
-Eres mi bebe, y siempre lo serás…
-Es hora de irme, los veo más tarde…
Suho se pone de pie y besa los labios de Lay, para después acercarse a Tao y besar su cabeza. Cuando termina de desayunar sube a su habitación y se cambia de ropa, toma su mochila y camina hasta la entrada, donde Lay lo espera con una enorme sonrisa.
Ambos suben a la camioneta de su madre y parten camino al instituto. El trayecto es en completo silencio. Al llegar su madre se estaciona al lado de otros autos, voltea a ver a su hijo y acaricia su cabello.
-No quiero ir…
-Tienes que ir, no quiero que mi hijo se quede sin educación…
-Pero es mitad de año, no preferirías que ingresara como todos los chicos normales, a inicios del año escolar…
-El especialista dijo que lo preferible es que te integres a la sociedad lo más pronto posible…
-Y le haces caso al loquero…
-Psicólogo Tao, no lo llames loquero…
-Como sea…
Voltea a ver a su madre y después besa su mejilla.
-Te amo mama…
-Y yo a ti mi pandita. ¿Sabes cómo volver a casa?...
-Descuida, estaré bien…
El menor sale del auto y de inmediato se pone su capucha. Coloca su mochila al hombro y camina hasta estar dentro del instituto, durante el transcurso más de uno se le queda viendo, escuchando susurros detrás de él.
Llega a servicios escolares y espera sentado hasta que el director lo deja entrar a su oficina. El hombre mayor le explica todo sobre el instituto, a lo que el casi no presta atención. Al salir de la oficina del director va con la secretaria, que le da un folder lleno de papeles, donde está su horario escolar y otras cosas. Al salir y volver a los pasillos se da cuenta que están vacios.
-Genial, primer día y ya hare el ridículo…
Considero el irse del instituto, pero al pensar en sus padres y lo triste que estaría su madre decide quedarse y buscar su clase. De él folder toma una hoja con su horario escolar y guarda el resto de los papeles dentro de su mochila. Camina por los pasillos buscando el salón de clases. Al encontrar su salón ingresa a este algo distraído, mirando su horario.
Lentamente levanta la cabeza y nota a todos los alumnos viéndolo, al igual que el profesor.
-Y… yo… ¿Este es el salón 26?...
Pregunta algo nervioso, el profesor asiente con la cabeza y le indica sentarse al fondo, junto a la ventana, siendo este el único asiento disponible. Mientras avanza hasta su lugar los demás alumnos siguen viéndolo, en específico el chico sentado al lado de donde él lo haría.
Durante el resto de la clase el chico a su lado no deja de mirarlo, poniéndolo nervioso, voltea a verlo de reojo y lo examina detenidamente. El chico tiene cabello rubio, claramente teñido, su mirada es fría con unos ojos castaño oscuro, tiene la piel un poco morena y labios un tanto gruesos. El rubio sonríe de lado y después mira al frente.
Cuando termina la clase nota que el chico rubio se pone de pie y camina un par de pasos hasta estar a su lado.
-Mi nombre es Wu Yi Fan, pero tu lindo puedes llamarme Kris…
Voltea a verlo con sus negros ojos, después de unos segundos vuelve a mirar al frente y el siguiente profesor entra. El rubio se sienta algo molesto en su lugar.
El resto de las clases pasan y llega la hora del almuerzo. Sale del salón de clases y mira por el pasillo sin saber a dónde ir.
-Oye, eres bastante descortés…
Voltea a ver detrás de él y ve al chico rubio.
-Yo… No se dé que me hablas…
-Eres el nuevo ¿No? Todos en el instituto hablan de ti…
-No veo porque hablarían de mí…
-Pues, no todos los días llega un chico lindo…
-¿Eres así con todos los chicos?...
-Solo con los lindos. Anda, te invito el almuerzo…
Sin previo aviso el rubio, que es unos centímetros más altos que él, lo toma de la mano y lo lleva hasta la cafetería. Lo sienta en una mesa un tanto alejada de todos los demás, se aleja del pelinegro y después vuelve con dos bandejas de comida.
-Gracias…
-No agradezcas bonito…
Comienzan a comer y nota que los demás los están viendo.
-¿Por qué nos observan?...
-Bueno, eres el chico nuevo y no es muy usual que invite a alguien a almorzar…
-¿Por qué me invitaste?...
-No lo sé. Bueno, eres el chico nuevo y muy lindo. Además, no lo sé, siento que debo de estar contigo, es algo extraño…
-Claro, como tú digas…
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El resto del día pasa con normalidad y las clases terminan. Camina fuera del instituto, siendo seguido por Kris.
-Oye bonito, ¿Te llevo?...
-No gracias, puedo yo solo…
Camina más rápido y escucha al rubio suspirar. Sigue con su camino y después de media hora llega a casa. Su madre lo recibe con un fuerte abrazo.
-¿Cómo te fue en tu primer día corazón?...
-Bien, estoy algo cansado. Iré a dormir un rato…
-Está bien hijo, te despierto cuando tu padre llegue…
Asiente con la cabeza y sube hasta su habitación. Deja caer su mochila en el piso y después se quita su chamarra y camisa, quedando con su usual musculosa. Se tira sobre la cama y cierra los ojos suspirando. Sin darse cuenta comienza a pensar en el chico rubio.
-Kris… Mmm… Es lindo…
Extiende su mano hacia arriba y la admira por unos segundos.
-¿Por qué no puedo ser normal?...
Dice en voz baja y de un momento a otro pequeñas flamas salen de su palma y dedos, iluminando la oscura habitación.