Los últimos dos años… gracias…
Nadie me preparó para lo que vendría después. SeungHyun se quedó a mi lado, se apresuró en esconder su rostro rojo y lleno de lágrimas entre mi cuello. Las manos se me paralizaron, todo el cuerpo se me paralizó, excepto el corazón que lo escuchaba retumbar en cada parte de mi cuerpo y como si agarrará la oportunidad lo sentí retumbar al mismo tiempo que el de SeungHyun. Seungie. No me gustan las despedidas, nunca me gustaron. SeungHyun no se estaba despidiendo, él sabe lo mucho que detesto las despedidas, jamás me haría pasar por eso, y sin embargo su calor, las lágrimas, la saliva y los mocos me humedecían el cuello y el uniforme del colegio. Todavía no podía mover un musculo. Cerré los ojos. SeungHyun me abrazó más fuerte, lloró con más ganas, gimió.
El último año de secundaria se había acabado para SeungHyun el presidente del club de fotografía se retiraría antes de que llegara la primavera para enfocarse en sus estudios. YoungBae sería de ahora en adelante el nuevo presidente, SeungHyun y los demás de tercer año lo habían delegado. Cada año llegaban alrededor de diez miembros nuevos, ahora Bae sería el encargado de guiarlos y enseñarles toda clase de trucos y técnicas, de la misma forma en la que lo habían hecho con él.
— ¿Estarás bien, Bae?
Preguntó JongKook de tercer año. SeungHyun quedó mirando a Bae sonriente.
— Sí, el club va a estar bien.
YoungBae sonrió de vuelta a SeungHyun. Habían aprendido a leerse entre pequeñas capturas de algún gesto. Dos años para conocerse, dos años para entenderse. SeungHyun entendió a Bae en todas las formas en las que llegaba a veces apurado, a veces demostrativo, a veces demasiado encerrado en sus pensamientos, a veces arriesgando todo para cumplir un deseo. Bae comprendió a SeungHyun de maneras secretas entre miradas, por gestos, por palabras. SeungHyun quería a YoungBae más que a nadie, más que a su mejor amigo JiYong, más que a la novia que tuvo en el primer año de secundaria, más que a cualquiera. Era obvio que a SeungHyun le gustaba YoungBae de todas las maneras. YoungBae también se había dado cuenta de eso. No fue necesaria una confesión. Pasó como pasa cualquier cosa común, SeungHyun se quedó dormido sobre el hombro de YoungBae, y al despertar y con la idea de que aún estaba soñando lo besó simple y dulcemente en los labios. YoungBae no dijo nada después del beso. SeungHyun volvió a dormir como si hubiera estado en el sueño de un sueño. YoungBae se tocó los labios con la punta de los dedos, se pasó la lengua por donde había dejado su calor SeungHyun. No era nada de otro mundo. A YoungBae ese beso no le afectó en su trato diario con SeungHyun, no lo veía de manera diferente tampoco. Fue solo un beso. A YoungBae no le dio asco pero se sintió raro SeungHyun tenía los labios más suaves que una chica. Pocos meses después YoungBae se preguntó si todos los otros chicos tendrían los labios así de suaves y dulces. Ninguno tenía los labios como SeungHyun. YoungBae empujado por la curiosidad probó con todos los chicos que pudo, en todas las circunstancias que pudo, para fines de su primer año en la secundaria había perdido la cuenta de cuántos chicos había besado y para ese entonces todavía no podía olvidar ese acto torpe de SeungHyun. YoungBae estaba comenzando a creer que el solo había sido parte del sueño del sueño de SeungHyun.
— ¿Te puedo besar?
Dijo YoungBae a SeungHyun cuando estuvieron solos en el cuarto oscuro. YoungBae solo se animó a preguntárselo ahí. El aura casi negra cubriría sus mejillas rojas, sus ojos expectantes y su lengua que pasaba una y cien veces relamiendo sus gordos labios. SeungHyun estaba igual después de aquella pregunta salida de la nada.
— S…Sí.
Respondió. Tanteando YoungBae tomó de los hombros a SeungHyun, lo bajó a su altura — diez centímetros de diferencia separaban sus labios—. SeungHyun soltó un suspiro. YoungBae cerró los ojos y lo besó. Fue solo un contacto de labios. Fue SeungHyun quien tomó la iniciativa a partir de ahí.