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As it should be por Satommy

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Notas del fanfic:

Little Stories - N° 3

-          Han pasado años, TaeMin, creo que es hora que le digas algo. No puedes vivir odiándolo en silencio por cosas que no entiende si es que nunca se las has explicado.

 

La voz de KiBum regañándolo por el teléfono le hacen sentir incómodo mas su posición sigue siendo la misma que siempre: No decirle a MinHo. El pelinegro es consciente que la situación hace mucho se le ha salido de las manos y cada vez más, el resentimiento personal que le guarda al mayor es tan obvio que las fans creen que es un maldito imbécil con él pero, ¿ellas qué sabían de la realidad y de todo lo que acontecía? Ni siquiera él mismo lo entendía y aun así, trataba de mantenerse neutral en su día a día. Trata de ser lo más real posible para no ser juzgado. Por sí mismo o por ellas.

 

Un malestar le abraza como todos los días después del regaño de Key y hace lo mejor que puede para que no le noten el dolor en la compañía. Sus pasos se le hacen imposibles en medio de ese crudo invierno y piensa en aquellos comentarios que le hicieron sobre su actuación tan realista en la última filmación del repackage. Recuerda los halagos a su mirada, que la rabia que cargaban no era algo fácil de conseguir y que el desprecio era tan palpable que muchos le dieron palmadas en la espalda al acabar pero él no lo agradece, no puede. TaeMin es experto mintiendo pero por alguna razón, cuando se trata de MinHo, se bloquea y prefiere ignorar o hacerse al tonto. Porque sabe que le hace daño con su indiferencia, pero más daño le haría con su realidad.

 

Sus ojos se le humedecen y trata de apurarse más en llegar a su departamento, deteniéndose en medio del camino al recordar que por hoy, a causa de una fuga de gas, debe de ir a donde antes vivía con los SHINee y la sola idea le ofusca. Podría ir con su familia, pero sabe que es muy lejos y que mañana debe levantarse temprano. Con los pies entumecidos ya por el frío –y que las botas son incapaces de proteger-, camina sobre sus pasos y se dirige de vuelta hasta tomar el tren que le deja relativamente cerca de su destino. Está cansado, está agobiado. Está harto de tragarse unos sentimientos que no comprende y no quiere comprender porque va en contra de todo lo que la sociedad ha establecido y que sólo KiBum logra apoyar. Odia no poder hacerle frente a lo que siente pero más que porque cree –como los pasados tres años-, que está mal que le guste un hombre, es porque sabe que no le puede gustar Choi MinHo. El mayor siempre lo había considerado como un hermano y su mejor amigo, ¿qué clase de persona era él como para arruinar eso?

 

Era imposible, no se creía capaz.

 

El desgano se palpó más lacerante en su corazón cuanto más cerca se encontraba, pero lo sintió quebrar cuando un mensaje de KiBum llegó.

 

“MinHo está saliendo con la modelo. ¿De verdad quieres seguir viviendo así?”

 

------

 

Da pasos cortos al entrar al departamento, llegando más tarde de lo que había pensado pero la cita con la modelo del último MV que había grabado con SHINee, le entretuvo con su conversación. Era alguien agradable, para qué negarlo, pero hay algo en toda la situación que no le terminaba de encajar por alguna razón. MinHo sabe que ella le gusta pero era un gusto tan simple y tan básico que no podía darle más importancia que la debía. No quiere hacerlo, así que no lo hace.

Su cabeza cae de lado en lo que pensaba y deja las llaves de la entrada junto con las de su carro en el pequeño plato del pasillo de ingreso. Hace ya mucho tiempo que él no tiene algo formal con nadie y más que por falta de sentimientos, era la falta de interés. Era una sensación rara donde nadie podía llegar a llenarle y la comodidad sólo la encontraba con sus amigos o con los miembros del grupo. Extraño, pero real. Al menos en lo sexual, siempre se encontraba satisfecho. Siempre había alguna mujer dispuesta para él y aunque en un momento pensó que podría tener algo con un chico, prefería quedarse en la línea heterosexual que dudar. Estaba bien así.

Sonríe al de nuevo ser sincero consigo mismo y aceptar su larga soltería con aprecio, caminando son descuido a la cocina por algo de comer, cuando unos sonidos extraños lo detienen en el camino.

 

Jadeos, gemidos. Un golpeteo insistente y risas que se combinaban con suspiros.

 

Fue como si el cuerpo se le enfriase al reconocer el palabreo de una de las personas, perdiendo presión y agudizando una punzada en el vientre no sabía identificar. No era la primera vez que escuchaba a TaeMin teniendo sexo, pero cada vez era peor, porque si en algún momento lo creyó virgen, de un tiempo para acá, el menor había dejado en claro que el sexo era de lo que vivía.

Hombres, mujeres. No se declaraba bisexual de forma abierta, pero sus acciones y sus rumores eran algo que le precedía y no era necesario preguntar. MinHo a veces se preguntaba si el menor habría participado en alguna orgía, ha cambiado tanto en tan poco tiempo que no podría dudarlo, y aunque sabe de esa probabilidad, el siquiera creerlo le enferma. Le da náuseas y un enojo extraño le irrita el vientre de tanta bilis que bota. Sabe que TaeMin es libre de vivir su vida, al igual que él mismo lo hace, pero le molesta y quisiera regañárselo.

 

Con algo de desgano mueve cosas de la sala. Primero algunos adornos, luego el mismo sofá, pero al parecer el par que está en la habitación –y no sabe si es una mujer o un hombre quien acompaña al maknae-, está tan en su mundo que no le prestan atención y de a pocos, con cada nuevo sus piro que TaeMin deja salir con descaro y que llena todo el departamento, el enojo en él aumenta.

Sus manos se hacen puños, aprietan tan fuerte que los nudillos se ponen blancos y sólo atina a seguir su trayectoria. Cada nuevo paso hacia la cocina es más fuerte, como queriendo todavía alertarlos pero su insistencia y su climax se escucha con tal claridad que él pierde los estribos y explota.

 

Igual que las tazas, platos y la vajilla más cara que KiBum alguna vez compró.

 

MinHo rompe todo lo que se le cruza en el camino, queriendo que por una maldita vez el mocoso con el que creció fuera capaz de hacerle caso y cuando unos pasos rápidos y una puerta cerrarse se escuchan, él se detiene y espera.

 

Y espera.

 

Y espera más.

 

Hasta que TaeMin cruza el umbral de la sala a la cocina y se da cuenta del desorden y destrozo que hay ahí. Duda que quede algún plato entero o algún vaso, pero duda más de la sanidad mental de Choi. Se detiene porque tiene los pies descalzos y analiza cuidadosamente todo antes de hacer algo. Sabe que KiBum va a estallar, reconoce el borde de varios de sus platos de colección entre los escombros que hay por el suelo y necesita idear algo para que no asesinara a MinHo. Se mueve un poco contra el marco de la puerta, ignorando sin querer al otro chico por el miedo creciente de lo que Key puede hacerle. Se abstrae tanto en ello que cuando el aire la falta no lo entiende hasta que el dolor se centra en su cuello y sus manos por instinto, pelean contra el brazo estirado del mayor.

 

El menor patalea y jadea con molestia, busca soltarse para poder captar algo de aire con una rápida inhalación pero sabe que el mayor está fuera de sí. Su mirada se lo dice y le refleja a él mismo cuando tantas veces en el pasado él también se dejó consumir por la rabia y el enojo de una impotencia imposible de sostener. TaeMin lee en esos iris azabache, la misma miseria que a él lo incinera por no poder hacer algo con lo que lleva dentro y se enoja más, por confundirlo, por dejar que la esperanza aparezca en esa situación para hacerle creer que le importa como algo más y no lo tolera. La ira toma posesión de él y sin esperarlo, le devuelve el ataque, impactando con fuerza en el mentón del mayor y cayendo de rodillas al suelo.

 

MinHo trastabilla y choca con la encimera, no reacciona de inmediato y con duda se acaricia el lugar agredido, sin creerse todavía lo ocurrido. Sus ojos se aclaran un tanto y mira al menor en el piso alfombrado de la sala, toser una y otra vez, desesperado por captar aire lo más pronto posible. Sabe lo que ha hecho pero los gemidos que hace tan poco escuchó se le rebobinan como disco rayado en la cabeza y la furia se intensifica con más empeño en su interior. No va a detenerse, TaeMin no aprende, nunca iba a aprender y él no tenía paciencia ya para darle.

Da una zancada que cruza el piso lleno de loza rota y se tira a sujetar el tobillo de un TaeMin asustado que quiere gatear. Lo sujeta tan fuerte que un grito de dolor se deja escapar de los labios ajenos pero no le nace compasión alguna y lo hiere más. Cierra todo lo que puede la mano alrededor, escuchando un sollozo nuevo que le hace sentir extrañamente, alivio.

 

Ambos ahora yacen en la sala, TaeMin con el cuerpo a medio estirar y MinHo encarcelándolo con su peso, no dándole espacio siquiera a respirar. Nota con la luz del fluorescente, los bordes de sus dedos que han marcado el níveo cuello del menor y la culpa quiere aparecer pero nota su torso desnudo que en su ceguera de enojo no lo vio y todo le da un vuelco. Le hace odiarlo más y en cada fibra suya nace el reproche de no poder aceptar que él ya creció y no lo eligió.

 

Que TaeMin jamás lo eligió y él vivió feliz, negándose. Porque ello era más fácil que aceptar un rechazo.

 

No sabe en qué momento las lágrimas aparecen pero las nota al ser estas las que mojan la frente del pelinegro bajo su cuerpo, humedeciendo más su rostro porque el menor no dejaba de llorar en silencio y de nuevo, como por lapsos, se da cuenta que sus dedos se perfilan otra vez en su cuello, sujetando con rencor. MinHo no se reconoce y TaeMin puede ver cómo es que él se vería si es que alguna vez hubiera dejado salir su resentimiento personal por tantas cosas que ocultaba. MinHo no se entiende y TaeMin piensa que ha pasado mucho tiempo y muchos años sufriendo en silencio.

 

-          ¿Te gusta ser una puta, TaeMin?- El visual se lo increpa y sus palabras parecen veneno, él no le responde y llora un poco más.

 

¿Por qué acaso él no podía vivir sin ataduras, si es que era un comportamiento imitado? Si MinHo lo hacía, si estaba con muchas mujeres, salía con ellas y se acostaba con todas, ¿Por qué él no? ¿Por qué él era quien debía de pasarla mal y ser el niño que todos antes siempre habían adorado?

 

-          Me gusta. – le responde entonces, cuando la mano se afloja y le deja hablar. Su voz es rasposa por el agravio previo pero no se amedrenta y le planta cara como sabe hacer. -  ¿Envidia, Choi?

 

Se arrepiente por poco de lo dicho cuando el puño de MinHo impacta contra el suelo y lo hace sobresaltar. Los ojos llorosos de ambos se cruzan y TaeMin no sabe más, sólo entiende que unos labios están tomando los suyos con desesperación propia de un loco y el miedo se apodera de sí cuando no entiende por qué ocurre eso o si es que MinHo sólo lo está haciendo porque es una “puta” o por algo así. El pelinegro llora con más intensidad pero sus labios y su propio anhelo infantil del primer amor le sobrecoge y le impulsa a corresponder aquella húmeda unión. Torpe, sin ritmo, con dientes chocando cuando ambos pelean por poder dominar en aquel juego donde siempre uno siempre quiso ser más fuerte que el otro. TaeMin le clava las uñas en los hombros, siendo cruel y haciéndolo lo más agresivo que puede y es respondido con una mordida tan tosca que le hace una herida. El sabor metálico se lo dice pero no se detienen. Ambos pelean y se besan. Se frotan cuando sienten la erección ajena palpitar bajo los pantalones del otro y no se detienen cuando deberían.

 

MinHo nunca ha tenido sexo gay, pero le vale un carajo, se lo quiere y se lo va a follar.

 

Con un empujón al menor, éste cae lo poco que se ha erguido para sujetarse y restregarse contra él. No espera a que le diga nada, ni siquiera le advierte algo cuando lo toma de la cintura y con un hábil pero bruto movimiento, lo acomoda sobre su vientre. TaeMin no se queja, pero sus uñas ahora las ve pelear por aferrarse contra la alfombra y sabe que lo está esperando. Que esa dureza suya no es sólo parte de su imaginación sino que es algo que los dos buscan.

Choi se abre el pantalón, el sonido de la cremallera es el único que se puede hacer notar por encima de unos jadeos violentos que no hacen más que subir de tono. Su falo se deja ver entonces, hinchado y adolorido y sin una preparación previa –porque no sabe que se debe hacer así y porque no le importa, que le duela a TaeMin-, se introduce de una certera estocada en la entrada que sus dedos abren para él. Empuja la cabeza y el tronco con tanto fervor que siente que se va a correr solo con ello y el cuerpo de debajo se tensa, escuchando un grito y gemido  que luego se calla para dejar salir suspiros.

 

Sabe que le gusta y no se detiene.

 

Se afianza de su cintura y con una perfección única, empieza a ensartarse con embestidas corridas en perfecta sincronía con sus caderas. Un golpe, tras otro, tras otro más.

 

MinHo cree que no hay nada mejor y que maldición, TaeMin sólo debería hacer esas cosas con él y que de sus labios sólo pudiera salir su nombre. Está seguro que debe haber alguna ley o algo porque no puede darse el lujo nunca más, que aquel maldito testarudo siga haciendo lo que quiera como un alma libre porque no lo es. Jamás lo ha sido.

 

-          M-MinHo… oh, ooooh.

 

El gemido se le escapa agudo y cree que se puede morir. Está seguro que lo hará porque la combinación de emociones demasiado brutal para su pobre cuerpo y el orgasmo parece sumarse a ese coctel mortal porque su vientre siente el cosquilleo y el temblor de las manos se extiende por su columna vertebral.

TaeMin está por acabar y MinHo parecía que apenas empezaba.

 

------

 

Había pasado una semana desde el “incidente” y KiBum no les habla. JinKi en lo posible no les dirige la palabra y JongHyun no entiende qué es lo que sucede. Los platos rotos han sido comprados nuevamente –y reemplazarlos costó una pequeña fortuna- y las marcas en la piel de TaeMin ya casi no se notan.

Aquel jueves por la noche las cosas fueron de mal en peor hasta acabar en un paraíso que no pensó que existía y que casi se acaba cuando Onew entró en el departamento y los vio en una pose digna de una película porno. No se arrepentía en lo más mínimo de haber tomado  al menor en plena sala, pero sí de no haber puesto seguro a la puerta si sabía el riesgo de ser atrapados.

La explicación que quisieron dar jamás llegó pues los vecinos alarmados habían llamado a su mánager y casi casi, a la policía. El escándalo por poco y se hacía público pero con suerte y algo de influencia, todo quedó en nada. Salvo que el par de maknaes, no tenían perdón de nadie.

 

-          En cinco minutos salen. – se escuchó la voz de uno de los del staff y todos asintieron.

 

El ambiente no  era tenso pero sí algo incómodo pero al visual le daba un poco lo mismo. Desde el sofá de aquella sala de espera –del último programa en el que se iban a presentar-, veía cómo por enésima vez TaeMin pedía piedad a KiBum. Él no había roto los platos o había hecho tal desastre pero sí había puesto todo de cabeza junto con él y la culpa, junto con ser ignorado, le daba pesar.

Sus ojos analizaron el rostro compungido del más pequeño y le punzó ahora el corazón de verlo rogar por una disculpa que no debía, le hacía sentir responsable y en la necesidad de cuidarlo o escudarlo. No es como si MinHo y TaeMin hubieran hablado bien desde lo ocurrido pero era como un acuerdo tácito entre ambos. No era oficial, pero se pertenecían. Y algo debía hacer.

 

-          ¿Qué te pasa? – le regañó Key desde la distancia al ver su mirada penetrante en ellos-. No te lo voy a robar, imbécil.

 

MinHo hizo una mueca, pensando qué responderle cuando una idea le cruzó por la cabeza. Con lentitud estudiada, se acercó al par bajo la atenta mirada del líder y JongHyun, y se inclinó. KiBum esperó una disculpa pero otras palabras fueron las pronunciadas y la habitación quedó en silencio.

 

-          ¿Nos das tu aprobación?

 

Nadie supo qué decir, pero el suspiro de derrota del par enojado y el de realización de Jjong, fueron suficiente respuesta. TaeMin lo miró con reproche, odiaba las expresiones públicas de afecto –eso había aprendido en ese corto tiempo de pseudo relación que tenían-, pero cuando su mano fue sujetada por la del mayor, calló, apretándola con afecto y sin intenciones de dejarlo ir.

 

Así es como debía ser, así es como siempre debió ser.
  

Notas finales:

Tengo planeado hacer una versión AU, basado en el MV, aunque seguramente para cuando lo haga ya habrán miles lol~
De todas formas les dejé este fic que me inspiró después de ver el video. Espero que les haya gustado.


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