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Feliz Día de los Inocentes por mikuuchan

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Notas del fanfic:

Naruto ni ninguno de sus personajes me pertencen, son de su creador Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para mi entretenimiento.

Notas del capitulo:

Un pequeño one-shot que se me ocurrrió de la nada y siendo precisamente hoy Día de los Inocentes, cumplo dos años que llevo en esta página, me siento vieja, pero feliz hahaha

Siendo el revoltoso ninja de Konoha y actual pareja del último Uchiha, el travieso rubio pensó durante días en una pequeña e insignificante broma para su huraño novio. A criterio del Uzumaki, el arrogante pelinegro se lo merece por insultarlo enfrente de sus amigos, aunque su lado racional ya terminó por comprender las magistrales muestras de cariño por parte del moreno.

Naruto planeó minuciosamente cada detalle de su elaborada broma, quiere darle a Sasuke una lección que haga tragarse su inquebrantable orgullo y aprecie los momentos que comparten juntos como amantes.

—Se lo tiene merecido por tratarme como se le da la gana —bramó encolerizado el rubio—. La gran mayoría conoce el sueño del bastardo, restaurar su clan, pero todos sabemos que es imposible alcanzar esa meta si continúa siendo mi pareja. Por tanto, me burlaré de él con un supuesto embarazo que excusaré con mi Jutsu de transformación, haciéndole creer que ya estoy en la dulce espera, gracias a las pruebas falsas que le solicité a la vieja. Finalmente terminaré mi genial actuación con un: “Feliz Día de los Inocentes, Sasuke”. ¿Qué te parece, Hinata?

La heredera del clan Hyūga miró asombrada al feliz rubio que, esperaba impaciente una serie de halagos ante su magnífica idea. Sin embargo, la pelinegra negó con la cabeza, reprochándole su oposición a la broma, mientras el Uzumaki, disgustado ladeó el rostro infantilmente.

Hinata aceptó con resignación su amor no correspondido por el rubio, convirtiéndose en una querida amiga que brinda consejos y apoyo incondicional a la nueva pareja formada por Naruto y Sasuke.

—Pienso que no es correcto lo que intentas hacer, Naruto-kun —la fémina habló con seriedad, teniendo en cuenta el sentir de su amigo—. Tu acción podría ocasionar una inminente ruptura.

—El bastardo se lo ganó a pulso y no cambiaré de decisión, Hinata —el blondo mostró sus blanquecinos dientes en una gran sonrisa que encandiló a la propia Hyūga y el resto de transeúntes que caminan curiosos por la plaza—. Además, recuerda que Uzumaki Naruto es la adoración encarnada del maldito Uchiha.

—Espero que sepas lo que haces, Naruto-kun —musitó queda la pelinegra.

—Por supuesto que lo sé, Hinata. Todo saldrá a pedir de boca —sonriendo zorrunamente, Naruto se despidió moviendo su mano de la pelinegra—. Nos estaremos viendo.

El rubio ninja se encaminó con parsimonia hacia la mansión Hokage para recoger la prueba adulterada que le pidió a Tsunade con un considerable soborno, llámese una generosa muestra del mejor Sake o bebida alcohólica del País del Fuego.

—Te estaba esperando, Naruto —la voluptuosa mujer recibió al Uzumaki con un cordial saludo, indicándole que tomara asiento—. Los resultados se encuentran sellados en el sobre, solo tienes que hacérselos entregar a Sasuke.

—No esperaba menos de ti, vieja —Naruto tomó de las finas manos de la Godaime los documentos que validan su teatro—. Ya quiero ver el rostro de Sasuke cuando le haga creer semejante idea —Tsunade sonrió entre dientes, imaginado el panorama incierto que traería tal mofa para el Uzumaki.

—Seguramente será una inigualable sorpresa, mocoso —la Godaime sonrió maliciosa, compartiendo la emoción con el enérgico rubio que desconocía los planes maquiavélicos de la mujer.

 

 

Cansado por el extenuante día de trabajo, el moreno regresó al Barrio Uchiha con el objetivo de descansar lo suficiente en compañía de su escandaloso novio. Sasuke es consciente que los últimos días su conducta ha empeorado sobremanera por el exceso de misiones que la líder de Konoha le ha encargado como castigo de redención por los errores cometidos en el pasado.

—¡Maldita vieja! —masculló cabreado el Uchiha.

—¡Bienvenido a casa, Sasuke! —el emocionado rubio retiró el chaleco de protección que utilizaba su novio, otorgándole en el proceso un sonoro beso que desconcertó en demasía al pelinegro.

El moreno intuía el cambio de actitud que Naruto dejó a entrever las últimas semanas. El ojo crítico del Uchiha le alertaba de cierta nimiedad que el burlón rubio no ocultaba, pese a la obviedad de su fingido actuar, siendo Sasuke un genio o un tipo cauteloso, seguiría con el plan inicial del héroe de Konoha por gusto propio.

—Me sorprende el cariñoso recibimiento, Usuratonkachi —comentó precavido el azabache, esperando el más mínimo detalle en el rostro grácil de Naruto—. Por lo general intentas agredirme, lanzándome lo primero que tengas a la mano. 

—Estoy feliz y quiero compartir mi alegría con mi novio —susurró el rubio cerca de los delgados labios de su pareja­—, tengo motivos suficientes para cambiar la rutina.

Sasuke alzó dubitativo una ceja, permitiéndole al emocionado rubio, continuar con las muestras de afecto, mientras se dirigían al sofá de la espaciosa sala entre besos y caricias torpes. Acto seguido, Naruto tomó el sobre de la mesa de centro, entregándoselo al moreno para que éste leyera el contenido de los exámenes.

—¿Qué es esto, Naruto? —preguntó Sasuke—. No entiendo qué está pasando, pero me desconcierta tu actitud.

—No tienes nada que temer, solo ábrelos y ve lo que dice —ansioso por el dramático final de su sublime broma, Naruto alentó al mayor a revelar la noticia.

Con una prolongada calma, Sasuke entornó sus oscuros ojos en la figura menuda de Naruto, sabía que detrás de esa sonrisa angelical había un plan malintencionado que el Uzumaki desea cumplir con fervor para cobrarse los desplantes y groserías que suele tener.

El Uchiha rompió el envoltorio, descubriendo una serie de papeles perfectamente doblados que, se encargó de leer con suma atención. Sasuke supo que su atolondrado novio es igual o más rencoroso que él por la magnitud descomunal de tal patraña. Sonrió por la brillantez de la mofa, alabando a Naruto con un gesto silencioso que alertó al Uzumaki.

—¡No puedo creer que vamos a tener un bebé! —pronunció con verdadero éxtasis el moreno, sorprendiendo a Naruto—. ¡Mis plegarias finalmente han sido escuchadas!

El rubio jamás imaginó presenciar un gesto de felicidad en el rostro agraciado de su novio. El moreno sonreía galantemente con ojos humedecidos por una noticia falsa que debía provocar su ira apoteósica, no lo contrario. Nada de lo que planeó terminó como esperaba; de hecho, Naruto no tenía el valor para pronunciar la frase que su boca deseó espetar momentos antes: “Feliz Día de los Inocentes, Sasuke”.

Naruto no pensó en las consecuencias que su broma pudiese traer, su novio asume la veracidad de los papeles que permanecen en sus temblorosas manos, viéndole con dulzura. A pesar de ello, el Uzumaki se niega a aceptar que el frívolo Uchiha creyera tal estupidez, siendo ambos hombres es imposible que se lleve a cabo un embarazo. Sin embargo, ahora veía con mayor claridad el deseo de Sasuke de tener hijos, un anhelo inalcanzable que él jamás le dará a su pareja mientras estén juntos.

—Sinceramente yo… —empezó el rubio, siendo interrumpido por un cálido abrazo del moreno.

—Me haces tan feliz, Naruto —habló con voz quebrada el Uchiha—. Cuando decidí aliarme con Orochimaru, él me comentó que los ninjas somos propensos a sufrir alteraciones genéticas al realizar con frecuencia técnicas de transformación, es posible que tu estúpido Jutsu Sexy modificó tu organismo, haciendo viable el embarazo.

El rostro estoico de Naruto expresó confusión, provocando que el moreno refrenara la risa que quería escapar de sus labios. Sasuke supo a voz propia de la galena, la broma que su problemático novio deseaba realizar. No obstante, él tenía en su poder información valiosa que le daría a conocer a su querido rubio.

—Sasuke, la verdad es que yo no… —nuevamente el rubio no pudo continuar porque fue besado con fiereza por el pelinegro.

—No digas nada, vamos con la Hokage para que evalúe tu embarazo —profirió entusiasmado el azabache.

Naruto optó por guardar silencio, dejaría que el pelinegro lo guiara hacia el Hospital de Konoha para explicarle en compañía de Tsunade que los análisis realizados son un embuste que él provocó por venganza.

Una vez ambos ninjas se acercaron a las inmediaciones del centro clínico, dieron sus datos a la recepcionista, ingresando calmadamente hacia el pequeño consultorio que la líder de la aldea tiene en su poder.

La mujer les saludó con un asentamiento de cabeza, riendo sonoramente al notar el rostro pálido de su querido nieto adoptivo. Tsunade fue la protagonista de hacerle saber al Uchiha los planes del rubio ninja por un rato de diversión.

—¿Qué les trae por aquí? —cuestionó sonriente la rubia.

—Quiero que te encargues del cuidado médico de Naruto —mencionó el Uchiha con seriedad—. Naruto me acaba de entregar los análisis que se practicó, certificando su embarazo. Ha sido una grata sorpresa para nosotros y nos gustaría que le des el debido seguimiento.

—Estoy de acuerdo. Un embarazo masculino no es común en estos tiempos —la Godaime inquirió con gracia, mientras desviaba sus almendrados ojos hacia su abatido nieto que esperaba de su colaboración—. Definitivamente es una sorpresa que no solo me asombró a mí como ninja médico, sino a todo el equipo de laboratorio, cabe destacar.

—¡Basta ya! —gritó acongojado el rubio—. Es mentira lo de mi supuesto embarazo, Sasuke. Yo soborné a la vieja para que me ayudara a falsificar los exámenes, pero no creí que lo tomaras en serio. Pensé que te enojarías al decirte que es una absurda broma. Sin embargo, me di cuenta que con mi imprudencia te lastimé, anhelas ser padre y yo no puedo darte hijos. Lo lamento, no medí el resultado de mi tontería —sollozó el Uzumaki, esperando un golpe o un insulto que jamás llegó.

—Eres un adorable tonto, Naruto. Siempre supe lo de la bromita que querías hacer, así que decidí seguirte el juego que no es del todo mentira —el Uchiha depositó un pequeño beso en la frente del rubio, tratando de contener la risa.

—¿Qué tratas de decir, Sasuke? —incrédulo, Naruto interrogó impaciente al pelinegro.   

Sasuke tomó los exámenes de Naruto, colocándolas en sus manos para que éste entendiera lo que quería decir, siendo Tsunade la encargada de explicar lo que ocurre una vez el rubio descubriera la realidad del asunto.

—Tsunade y yo sabíamos que no abrirías los exámenes que mandaste a falsificar. Por esa razón desconoces si realmente están adulterados —el Uchiha rio por lo bajo, besando la mejilla de Naruto—. En la casilla donde dice sexo, se revela el misterio de todo.

Naruto leyó con rapidez los papeles, viendo el detalle que le decía su novio. No comprendía qué significaba la palabra doncel, jamás la escuchó en su vida y ahora le quitaban su género de hombre.

—¿Qué es eso de doncel? ¡Te estás burlando de mí, maldito bastardo!  Debería decir en los exámenes que soy hombre —chilló indignado el rubio.

—Los exámenes son reales, te lo practicamos para llevar un informe categórico de shinobis activos en Konoha. Los resultados te los daría conocer, una vez se diera la oportunidad de prepararte psicológicamente, pero llegaste emocionado con la idea de hacerle una broma a Sasuke y pensé que sería la ocasión perfecta para comunicarte la grata noticia y obtener de forma gratuita un poco de Sake extra —la rubia habló con serenidad, ganándose la mirada enfurecida de Naruto que prefirió ignorar—. Un doncel pertenece al tercer género. Son hombres que poseen características femeninas y son capaces de concebir.

—Eso quiere decir que yo… —el rubio miró lloroso al pelinegro, quien sonrió enternecido.

—Tienes seis semanas de embarazo. Felicidades, Naruto —Tsunade elogió al recién enterado doncel.

—¿Cómo es eso posible? Entonces lo que mencionaste de Orochimaru es mentira, ninguna persona puede mutar genéticamente, Sasuke —el rubio observó dudoso el rostro relajado de su pareja.

—Debía seguir con el teatro, Usuratonkachi. Si no hubiese actuado de esa manera, no sabríamos cómo decirte lo de tu estado —Sasuke abrazó al estupefacto rubio, llevándolo hacia el cómodo asiento del consultorio—. ¡Tendremos un bebé, Naruto!

—Eso quiere decir que mi broma fue un fiasco que terminó por ser real. No sé si golpearte por salir vencedor o besarte por darme un hijo —Naruto afirmó divertido, llevando su mano al refugio donde su pequeño crecía.

—Reconozco que tu idea de hacerme enojar me lo tenía merecido. Las últimas semanas no he tenido el mejor humor por las constantes misiones y te ofrezco una sincera disculpa, Naruto. Mis obligaciones en el trabajo no tienen por qué afectar nuestra vida en pareja —el rubio aceptó gustoso el beso del pelinegro, escuchando los aplausos de la Godaime.

 

 

Con la espera del bebé, Sasuke tomó una actitud más afectuosa, le hacía saber a Naruto lo mucho que lo amaba con obsequios, palabras y gestos cariñosos que el Uzumaki disfrutaba para la envidia de muchos seguidores del Uchiha.

—Tu papá ha cambiado mucho, bebé —musitó el doncel, acariciando su enorme vientre de siete meses—. Está intentando cumplir con su promesa.

—¿Qué haces, Naruto? —preguntó el mayor—. Ven a descansar, no quiero que tomes un resfriado con el cambio brusco de clima.

Naruto obedeció sonriente, ingresando a la casa junto a su pelinegro, quien besó sus finos labios, mientras palpaba con sus manos la tripa del doncel.

—Estamos bien, Sasuke. Tu hijo y yo platicábamos sobre la futura broma que llevaremos a cabo el próximo Día de los Inocentes. Espéralo con ansias, Teme —con una brillante sonrisa, el Uzumaki besó al pelinegro—. Esta vez no fallaré.

—Seré precavido, Usuratonkachi —susurró el Uchiha, rodeando con sus fuertes brazos el oliváceo vientre del rubio—. Puedes estar seguro que sabotearé tus planes.

Ambos rieron enamorados porque su relación, pese a los problemas que enfrentan como una joven pareja, buscan resolverlos de una manera peculiar.  

Notas finales:

Un pequeño fic cortito, espero que les haya gustado.

Ya sabes que los comentarios son más que bienvenidos y siempre respondo gustosamete.

Nos estamos leyendo. 


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