-¿Eso es lo que quieres?- preguntó Taemin apretando sus manos fuertemente para contener sus emociones.
Daniel sólo asintió, un movimiento corto y rápido que provocó un desbordamiento de cólera incontrolable en Taemin, quién terminó por aventar el escritorio más cercano sin llegar a impactar contra Daniel que se mantenía sereno.
Vio como Taemin salía del salón de clases con pasos fuertes además de que estrelló la puerta, haciendo que sólo se encogiera de hombros para tomar su mochila y caminar sin preocupaciones hacia la salida.
Taemin por su parte presionaba sus ojos para que las lágrimas provocadas por la cólera le permitieran ver su camino, sentía que sus piernas temblaban a cada paso que daba y la sensación de querer vomitar no le dejaba.
¿Cómo se atrevía ese labios de salchicha a decirle que ya no quería nada con él porque se había encontrado a alguien mejor?
Terminó gritando por la frustración hacia los cuatro vientos.
“Sé que debe de dolerte pero no me interesa, ya no te quiero.”
-Estúpido.- escupió con desprecio.
“Estaba contigo en lo que llegara algo más. Ya no me sirves.”
-¡Maldito!-
“Ambos sabemos que lo que había entre nosotros no era real, te ayudé y me ayudaste, sólo eso.”
Corrió lo más rápido que pudo para alejarse de esa zona, sentía que entre más tiempo estuviera ahí su cólera aumentaba, estaba en donde se le había confesado a Daniel, en el árbol donde grabaron sus iniciales, en las mesas que compartían desayunos y el lugar en dónde se había besado y reído por primera vez.
Siguió con su trayectoria hasta que sintió dolor en sus piernas, e incluso cayó al suelo al sentir un desgarre que por la velocidad en la que iba terminó derrapando por unos metros hasta que finalmente se detuvo.
-Lo que faltaba.- susurró molesto, abriendo los ojos para ver el cielo y luego algunos de los otros estudiantes de la Universidad que se habían acercado a ver qué ocurrió. –¿Qué? ¿No tienen clases? ¿Nunca habían visto a alguien caer?- se sentó en el suelo y desacomodó su cabello para desestresarse.
-Nunca había visto a alguien caer tan patéticamente como tú.- reconoció esa voz, y ésta vez sí se sintió deshecho porque eso sí que no esperaba. –Así que me veo en la obligación de preguntarte lo siguiente: ¿estás bien?- Minho le tendió la mano para ayudarlo a levantarse y aunque Taemin había jurado no volver a tocarlo, la tomó porque su pierna le comenzaba a doler.
-Hoy es el Día Internacional de Patear a Taemin, así que di algo rápido y vete.-
-¿Qué te tenía tan molesto? ¿O quién te pateó antes que yo?- comenzó a caminar hacia la banca más cercana ayudando a Taemin, que cojeaba. –Agendaré el día para el siguiente año ser el primero.-
-El estúpido de Niel me terminó.-
-¿Por qué lo dices cómo si fuera algo nuevo? No es la primera vez.- dejó que Taemin se sentara para revisar los músculos de sus piernas, después de todo estudiaba Fisioterapia.
-Porque pensé que ésta vez sí haríamos las cosas bien.- frunció el entrecejo cuando los dedos de Minho tocaron el desgarre. –Habíamos prometido…-
-¿Bajo la luz de la luna en una noche de verano? Si no, no funciona.- Minho se irguió sin dejar de ver la pierna de Taemin, luego suspiró. –Te desgarraste un nervio.-
-Debo de dejar de pensar “lo que faltaba” porque luego ocurre algo peor.- susurró. –Puedes irte ya.-
-Ya termino mi carga horaria así que no llevo prisa.- contestó Minho sentándose a su lado. –¿Por qué sigues con Daniel? No es la primera vez que ocurre esto, pensé que habías aprendido luego de la tercera vez.-
-Lo sé, Niel no sólo es feo sino tonto también.- suspiró sintiendo una especie de melancolía vacía en su pecho. –Es engreído y estúpido pero lo peor de todo es que así lo amo.-
-¿Lo amas?- preguntó Minho sorprendido.
-Uno no vuelve tantas veces con una persona sólo porque si.-
-Tú también eres tonto.- contestó volteando por encima de su hombro para verlo. –Y engreído, rencoroso y vanidoso, pero yo ya no te amo.- se levantó de la banca y sacudió su ropa. –Creo que amar es una especie de maldición para quien no se ama.-
-¡Sh! ¿Escuchaste eso?- preguntó Taemin haciendo que Minho guardara silencio. –¿No? Es porque nadie pidió tu opinión.-
-Ese tipo de respuestas son las que te colocaron ahí.- contestó. –Por eso estás revolcado, sucio, herido y solo.- le tendió la mano para que Taemin la tomara. –Anda, ponte de pie para irme a saludar a mi madre.- el menor sonrió de medio lado, ignoró la mano de Minho y se puso de pie. –Sabes que siempre puedes contar conmigo, aunque no quieras el destino siempre se encargará de juntarnos.- susurró tirando levemente de su brazo para abrazarlo.
No quería, pero luego de perder el pequeño debate acerca de lo malo que sería corresponder el abrazo de Minho terminó pasando sus brazos por los hombros del alto.
Suspiró lentamente.
-No sé qué habilidad especial tienes para hacerme sentir paz.- susurró Taemin apretando a Minho contra su pecho, sintiendo el calor que emanaba su cuerpo y los brazos del mayor pasando por su cuello.
-En realidad tengo algo que decirte.- susurró cerca del oído de Taemin, dejando que los chasquidos húmedos de sus labios fueran perfectamente audibles. –Soy un unicornio.-
-¿Eres un unicornio?- preguntó separándose para mirarlo al rostro, pudo ver en el reflejo de sus pupilas lo desarreglado que lucía. –Dijiste que eras un unicornio.-
-Yo no dije eso.- Minho sonrió divertido.
-Sí, lo dijiste.- afirmó sonriendo ligeramente. –¿Por qué terminamos?-
-Por tu descubierto amor a una versión baddas tuya que no soporté.-contestó tomando distancia suficiente para retirarse. –Te doy un consejo, si tú no te amas Daniel tampoco lo hará. Toma un tiempo libre y encuéntrate, porque te has perdido en ti mismo.-
-Si lo hago, ¿habría posibilidades de regresar?- curioseó.
-Chancla que yo tiro jamás su tronco endereza.- contestó. –Pero sí.-