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Nuevo comienzo por seirei

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¿Qué le estaba sucediendo? Cada vez estaba más confundido y comenzaba a dudar de quien era realmente. Se volvería loco.

 

Después de un rato se levantó de la cama y se metió en la ducha necesitaba intentar olvidar aquellos recuerdos que le llegaban de la nada aunque sea un poco o terminarían dañándolo.

 

-Necesito salir de aquí-

 

El agua que caía por su cuerpo le brindaba una ola de paz pero no alejaba del todo sus preocupaciones, al terminar se colocó la misma ropa y al salir se encontró con una charola con el mismo contenido de la última vez esperándolo sobre la mesa, seguramente el mayordomo la había traído hace poco.

 

 

Se acercó a ella pero no bebió la sangre y salió del cuarto necesitaba aire fresco, se encamino fuera de la mansión, no sentía ninguna presencia particularmente cerca de él y después de pensarlo unos momentos que parecieron eternos recogió algunas pequeñas piedras que encontró mientras caminaba, le servirían para cuando se hiciera más noche.

 

 

Camino sin rumbo fijo sin adentrarse mucho en el bosque simplemente pensando y respirando el aroma de los árboles.  Aquella chica rubia que rondaba su mente… su nombre…Mina ese era.

 

 

Sintió un fuerte dolor en la cabeza y poso una mano en ella sujetándola con fuerza. ¿Cómo es que lo recordaba? Esa situación comenzaba a desquiciarlo y temía que le pasara algo al tener esos recuerdos, se apoyó en uno de los arboles cerrando los ojos y tranquilizándose.

 

-Es este lugar…-

 

Murmuro.

 

-Debo salir de aquí antes de que esto empeore-

 

Parecía que ya había caído la madrugada y Se dirigió a un costado de la mansión.

 

 

Desde una parte de la mansión donde estaba escondido aventó las piedritas que había recogido anteriormente hacia las cámaras de vigilancia, había demasiadas rodeando la mansión, pero esto le serviría de distracción.

 

 

Rápidamente se dirigió a la entrada principal rodeando nuevamente la mansión y aventó más piedras a las cámaras haciendo que estas se estrellaran. Los guardias al pensar que los querían atacar abrieron la puerta y salieron apuntando con sus armas. Era ahora o nunca.

 

 

Corrió hacia la salida pero justo antes de atravesarla algo lo detuvo, algo que le impido avanzar, algo invisible. Retrocedió un paso y sucedió lo mismo, no podía moverse, se fijó detenidamente y había hilos delgados por todo su alrededor impidiéndole cualquier movimiento.

 

 

-Zero sama lamento informarle que de momento no puede salir de la mansión-

 

-No puede ser…-

 

Era la voz del mayordomo, lo reconoció a pesar de no poder voltear a verlo. En un principio le pareció extraño sin embargo no se imagina que tuviera ese tipo de poder, al parecer era una persona fuerte y podría no ser muy inteligente tratar de enfrentarlo en esa situación.

 

Los guardias voltearon de inmediato al lugar donde se encontraban, no los habían escuchado llegar hasta que hablaron, al parecer nadie quería entrar si no que alguien quería salir, extrañados tomaron su posición nuevamente y las puertas fueron cerradas.

 

Intento moverse para liberarse de los hilos pero estos se envolvieron en su cuerpo apretándolo. Ahí terminaba su intento de huida.

 

-Maldición-

 

-Siento mi rudeza Zero sama pero sería conveniente regresar a la mansión-

 

Movió levemente los dedos de una de sus manos y los hilos se soltaron dejándolo libre como si nunca hubieran estado ahí, soltó un pequeño suspiro de alivio al verse libre pero un atisbo de miedo recorrió su mente por la sonrisa que mostraba el hombre frente a él. Algo le decía que era peligroso y no quería enfrentarlo estando desarmado.

 

Lo siguió en silencio hasta la mansión.

 

Pero definitivamente no fracasaría la próxima vez, esa sería su única oportunidad y no fallaría.

 

 

Una vez dentro de la mansión caminaron unos pocos pasos, cuando el mayordomo se detuvo y lo miro directamente.

 

 

-Joven Zero tal vez sería un buen momento para que conociera a la dueña de la mansión. Ella lo está esperando, por favor sígame-

 

 

Le sorprendieron esas palabras, pero sería buena idea saber a lo que se enfrentaba, se preguntaba si sería un vampiro o algo parecido para ser la líder de esa organización.

 

 

Siguió al mayordomo en silencio,  subiendo las largas escaleras hasta llegar a unas enormes puertas de madera.

 

 

El mayordomo toco la puerta y después entro por esta, moviéndose a un lado para cederle el paso. Miro detenidamente la sombría habitación entrando en ella.

 

 

El mayordomo cerró la puerta y se encamino hasta quedar a un lado de una lujosa silla de piel  que se encontraba volteada tras el enorme escritorio de madera y se agacho murmurando algo para regresar a su posición original.

 

 

Zero lo miro con el ceño fruncido y este simplemente le sonrió tranquilamente.

 

 

Frente a él se volteo la silla mostrando a una persona algo exótica y andrógina. A simple vista no podría decir si se trataba de un hombre o una mujer, hasta que hablo.

 

 

-Mi nombre es Integra Hellsing y soy la líder de la organización. Es un gusto tenerte en la mansión Zero, me parece que ya era tiempo de que nos conociéramos-

 

 

Poso una de sus manos en el escritorio viendo fijamente al chico que tenía enfrente, parecía sorprendido y enfadado. Su rasgos y figura eran exquisitos y sus ojos y cabello exóticos tal como se podía esperar de los extraños gustos del vampiro a su servicio.

 

 

La miro fijamente, era una mujer a pesar de vestir ese traje de hombre, la miro detenidamente mientras ella ocultaba con una de sus manos una sutil sonrisa que no pasó desapercibida por él.

 

 

-Me temo que no puedo decir lo mismo de estar aquí-

 

-Ya veo, sin embargo yo no te detengo de marcharte si eso es lo que deseas, mas no puedo decir lo mismo de Alucard-

 

-Él trabaja para usted no es así. ¿Por qué no simplemente le ordena que me deje ir?-

 

-No es tan simple, ustedes ahora están unidos por la sangre creo que entiendes lo que esto quiere decir-

 

-De cualquier forma esto es algo que pasaría tarde o temprano, en tu posición actual no puedes regresar a tu hogar. Me gustaría que formaras parte de las líneas de Hellsing junto a Alucard y Seras-

 

 

-Rechazare su oferta no tengo porque aceptarla, ese vampiro me trajo sin preguntar y no pienso permanecer aquí más tiempo. Debo regresar.-

 

-Ya veo es una lástima, sin embargo mi propuesta sigue abierta y me temo que aunque te permita marchar, Alucard te traerá de vuelta.-

 

Se puso de pie y se volteo a la ventana que se encontraba detrás colocando los brazos a su espalda, dándole la espalda al cazador.

 

-Zero me gustaría contar con tu fuerza en Hellsing piensa en mi propuesta-

 

 

Zero apretó los dientes y asintió saliendo por la puerta. Esa mujer era un poco intimidante y le sorprendió que le dijera que si quería podía marcharse cuando sus propios sirvientes le impedían hacerlo, era frustrante pero encontraría la manera de hacerlo.

 

 

Un pinchazo en la cabeza lo obligo a apoyarse contra una de las paredes cercanas mientras con una mano se agarraba el cabello intentando aliviar el dolor.

 

 

Sus ojos se cerraron y al abrirse se encontraba en otro lugar.

 

 

Un soldado se acercó a él y haciendo una reverencia  hablo.

 

 

-Joven príncipe, los traidores han sido ejecutados tal como lo pidió y antes de eso fueron torturados para sacarles información, lo más preocupantes seria el hecho de que afirmaron que cazadores los estaban apoyando-

 

-Entiendo ¿Lograron averiguar algo más?-

 

-Solo el hecho de que implementaron armas y hechicería antigua que les brindaron para usarla contra nosotros pero me temo que eso es lo único que logramos averiguar-

 

-Príncipe-

 

Apareció uno de los consejeros haciendo una reverencia y miro al soldado quien se retiró.

 

-Príncipe lo he estado buscando, su coronación será en tres días por favor esté preparado-

 

-Lo estaré no hay de qué preocuparse-

 

 

 

La escena cambio, caminaba por un largo pasillo rodeado de personas que le mostraban respeto, no había tiempo para seguir lamentando la muerte de sus padres el reino necesitaba un rey o no podría recuperarse de la reciente guerra.

 

Vestía ropas elegantes y dignas de su cargo con una enorme capa de terciopelo rojo que arrastraba elegantemente al caminar, se detuvo frente al trono de su padre y se sentó sobre él. Lo mejor sería no pensar en ellos en ese momento.

 

Distrajo su atención hacia las palabras que entonaban con el himno del país para después sentir la corona levemente pesada ser colocada en su cabeza y sostener un pergamino con una mano y con la otra una espada.

 

-Zero Harker Zafirus Luciel nuevo rey de Austria-

 

 

Pego su cabeza contra la pared recargándose en ella y las imágenes desaparecieron.

 

 

 


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