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Nuevo comienzo por seirei

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Notas del capitulo:

 

 

-¿Donde esta Zero?-

 

 

El director volteo a ver a kaito acercándose con el desayuno.

 

-Acaba de salir al establo-

 

Se sienta enfrente de él.

 

-Creo que necesita prepararse mentalmente para mañana-

 

Agrega algo nervioso siendo observado fijamente. Mañana llegarían los de la clase nocturna.

 

-No es el único-

 

Se sorprende un poco por sus palabras, pero era cierto aun no asimilaba el hecho de verlos otra vez, cuando se fueron creía que ya jamás los volvería a ver y un tiempo le había dolido saber que Yuki no regresaría, pero por dentro estaba feliz por ella porque había logrado estar con la persona que amaba y al mismo tiempo pensar sobre Zero... el cómo lo utilizaron para esos fines arriesgando su vida.

No la odiaba no podría, aun la consideraba su hija pero no dejaría que lastimaran a Zero no una segunda vez, ahora era su oportunidad de ser feliz.

 

Sonrió un poco triste y comenzó a comer imitando a Kaito.

 

Se dejó caer sobre la paja y Lily se acercó rápidamente echándose a su lado recargando la cabeza sobre la paja a un lado de él mientras Zero la acariciaba con una mano mirando el techo.

 

Parecía que ella lo entendía como siempre, cada vez que se sentía triste o necesitaba de alguien en el pasado iba a verla, estar con ella lo reconfortaba y ya no se sentía solo, la miro un momento sonriendo y esta relincho, realmente la apreciaba y no era solo por el hecho de que se parecía tanto al caballo de sus recuerdos.

 

Llevo una mano a su rostro ¿Cuantas veces había estado ahí? Demasiadas... Los rostros de los Kuran rondaron su mente llegarían mañana junto con los demás vampiros ¿Qué le diría a Yuki? no la atacaría a pesar de habérselo jurado, incluso si ella había mentido cuando dijo sentir algo por él, incluso si todo era mentira y solo fue utilizado por ambos hermanos. En el fondo no podía evitar querer a la antigua Yuki, habían crecido juntos y compartido momentos… pero la verdad es que no quería verlos nuevamente, se alegraba que fuera feliz aunque hubiese cambiado, si ella era feliz entonces había valido la pena.

 

Si lo pensaba no cambiaría lo que sucedió porque gracias a eso lo encontró a él, ese vampiro que lo salvo cuando ya nada parecía estar bien, cuando ya no tenía motivos para vivir, ahora a pesar de no estar a su lado sabía que lo volvería a ver que regresaría con él, tenía algo donde aferrarse algo que realmente amaba.

 

 

Sonrió un momento y su rostro se sonrojo mientras lo cubría con una mano. Era cierto ya no estaba solo incluso el director y Yagari lo apoyaban y ahora Kaito se preocupaba por él, su vida había cambiado tanto… pero había algo incluso estando al lado de Lily, ese algo que te hace sentir temor cuando las cosas mejoran… esa amenaza de que algo malo sucedería pronto. Suspiro no habida manera, sabía que la llegada de los Kuran y las amenazas de ambas organizaciones estaban cerca y solo esperaba poder enfrentarlas.

 

 

Fue cerrando los ojos lentamente mientras miraba el techo y pasaba una mano por su ahora corto cabello. ¿Cuánto tiempo más le tomaría regresar? Esa organización que había mencionado Alucard contra la que se enfrentaban… ¿Realmente todo estaría bien? Sabía que era fuerte algo dentro de él no se atrevía a dudar sobre ello... Cerró los ojos no servía de nada pensarlo justo en ese momento. Las imágenes comenzaron a formarse frente a él. Los recuerdos regresaron.

 

 

Permanecían en Antalya, habían perdido gran cantidad de hombres pero no se detendrían estaban tan cerca del sultán, pronto avanzarían sobre Adana y atacarían el castillo. Apretó su espada, un grupo de soldados se acercaban hacia ellos al parecer querían sorprenderlos eso solo significaba que se sentían amenazados por sus avances, pronto se enfrentarían con su guardia real, sonrió y comenzó a blandir su espada con fuerza golpeando a los enemigos que se acercaban corriendo hacia él.

 

Sus soldados atacaban con furia se habían ganado a pulso ser el ejército más temible, los enemigos lo rodearon y vio a un miembro de su escolta real golpear a varios con un enorme martillo de hierro haciendo espacio, se volteo y atravesó a uno por el estómago viendo como caía al piso manchándolo de sangre.

 

Los gritos de guerra que soltaba su ejército llenaron el lugar, habían vencido nuevamente nada los detendría, pronto su país y sus aliados serian libres. El golpeteo de los casco de varios caballos se escucharon acercarse a ellos, portaban el emblema de la iglesia Ortodoxa vestidos completamente de negro con sombreros del mismo color se acercaban rápidamente, Vlad bajo su espada mirando el suelo, frente a él descendieron de sus caballos y uno de ellos se acercó seguido de los demás, los miro sin entender por qué se encontraban en ese lugar mientras hacían la señal de la cruz un momento.

 

-Padre Stefan estamos en medio de una guerra-

 

Los miro seriamente mientras los soldados hacían espacio alrededor de ellos.

 

 

-Rey Vlad te hemos enviado mensajes y no les prestas atención. No puedes ignorar a la iglesia por más tiempo-

 

El padre se acercó viéndolo fijamente sin expresión.

 

-No creo que sea el mejor momento para atender esos asuntos-

 

-¿Sabes lo que les sucede a los que censura la iglesia? Cuando mueras te clavaran una estaca de metal en el corazón como si fueras ateo y tus herederos jamás serán aceptados como príncipes de Rumania así que recomiendo humildad con la iglesia-

 

-Deberán esperar, lo arreglare cuando la guerra termine-

 

Se volteo comenzando a caminar siendo detenido por el hombro. Se detuvo mirando al padre seriamente molesto.

 

-Me temo que debo insistir, usted regresara con su ejército a Rumania y tendrá una audiencia con los altos cargos de la iglesia. No colme nuestra paciencia rey Vlad-

 

Apretó los puños ¿Por qué justo en ese momento cuando estaban tan cerca de librarse de los turcos? Sabía que no podía ir contra la iglesia Ortodoxa ya habían intentado censurarlo una vez y gracias a la intervención de su tío pudo ignorarlos todo ese tiempo, sin embargo ya no parecía ser suficiente. Miro a los soldados que lo veían sorprendidos y guardo su espada apretando el agarre en esta.

 

 

-Entendido regresaremos a Rumania-

 

El padre asintió con una sutil sonrisa y Vlad tomo su caballo cabalgando entre su ejército dando órdenes para regresar, los soldados murmuraban cosas extrañados por lo que sucedía, paso una mano por su cabello, definitivamente tendría problemas con la iglesia ya que se estaban interponiendo en su camino, los dejaría al margen lo antes posible para continuar el ataque antes que el sultán recuperara a sus hombres y atacaran Rumania.

 

 

El viaje fue largo y cansado para los soldados que permanecieron en el castillo una vez que llegaron, las noticias corrían rápido y las personas que lo recibían de camino al palacio se notaban intranquilas incluso molestas sin entender por qué habían regresado sin acabar con el enemigo.

 

 

La noche cayó sobre ellos llegando a Transilvania y los miembros de la iglesia lo escoltaron atravesando un lago con antorchas encendidas que alumbraban las oscuras aguas a su paso, pudo ver la vieja y sombría iglesia erguida frente a él.

 

 

El padre abrió la puerta y le cedió el paso entrando a una sala iluminada por velas alrededor de una larga mesa de madera donde hombres ancianos lo observaron seriamente indicándole que se sentara en la silla frente a ellos en el centro de la sala.

 

-Si esperas la absolución de la iglesia Ortodoxa muéstrate arrepentido de todos tus pecados-

 

Hablo uno de ellos haciendo la señal de la cruz y Vlad lo miro.

 

-No la espero, estoy luchando para liberar a mi país de la tiranía turca-

 

-Lo sabemos pero no aceptamos sus métodos ni sus lealtades-

 

-No deberían cuestionar los métodos en una guerra, solo deberían mantenerse al margen.-

 

-La iglesia no se mantendrá al margen ha realizado muchos actos crueles e inaceptables, ya le habíamos acusado de conspirar y estar en connivencia con el papado de Roma y de abandonar el mundo eterno de la Ortodoxia.-

 

-Saben que el papa ayudo a financiar mi ejercito-

 

-Pero el convertir su propia fe al aceptarlos ha rechazado la verdad y la luz y aceptado la oscuridad.-

 

-Mi opinión de la Iglesia católica no es un secreto todo lo que he hecho es para ganar la guerra contra el sultán.-

 

-Usted necesita de la iglesia ortodoxa no del papa, porque sin nuestra bendición usted nunca será reconocido como rey de Rumania y su dinastía acabara-

 

Vlad los miro seriamente lo único que estaban haciendo era interponerse en la guerra, apretó los labios. No escucharían razones.

 

-Estamos particularmente interesados en su nacimiento y en las circunstancias que lo rodearon, el hecho de que la tormenta provocara múltiples daños y destrucción alrededor-

 

-He oído las leyendas-

 

Se recargo en la silla sin apartar la mirada de ellos, estaba molesto y no lo ocultaría.

 

 

-¿Quién le conto esas historias, su madre?-

 

-No, ella murió-

 

-Así es ella murió al dar a luz-

 

Vlad sonrió levemente con burla.

 

-Se lo que insinúan y solo están perdiendo su tiempo-

 

-¿Sabía que su madre era católica?-

 

-Si lo sabía y estoy seguro de que si fuera el anticristo mi padre lo habría mencionado-

 

Rio y el padre entrelazo los dedos sobre la mesa, su rostro se veía sombrío a la luz de las velas.

 

-Usted fue entregado por su padre al sultán-

 

-El sultán exigía un tributo durante la guerra mi padre no podía negarse, recuerdo haberle preguntado si los nobles rumanos podían unirse contra el sultán y su respuesta de que muchos habían hecho arreglos individuales con el sultán para tener ganancias, la codicia era una fuerza más poderosa que cualquier ejercito-

 

-Pero tu padre fue asesinado por el sultán-

 

Se enfoco en las pequeñas llamas que rodeaban la habitación.

 

-Fue traicionado por nobles rumanos corruptos que no lo apoyaron y lo dejaron solo contra al enemigo-

 

-Sin embargo el sultán te deja vivir...-

 

Apretó los puños sin cambiar su expresión.

 

-Yo me hice vivir no hablare más sobre eso-

 

El que encabezaba a los altos cargos de la iglesia lo miro un momento en silencio cerrando los ojos para después abrirlos.

 

-Y entonces un día por algún milagro tu sufrimiento acabo-

 

-Escape gracias a la ayuda de mi tío el cuido de mí, me educo y alimento y a cambio me convertí en su heredero comandando sus tropas y me prometí dos cosas, unir a mi país y vengar la muerte de mi padre y mi hermano.-

 

-Pero su hermano al parecer no está muerto, en cambio se entregó al sultán traicionando a su propia familia y a su país-

 

Apretó los dientes mirando al padre Stefan fijamente con furia, la atmosfera era tensa.

 

-¡Yo traje justicia y libertad a Rumania unificándola y pasare sobre todo incluyendo mi hermano para acabar con el sultán!-

 

-También trajo otra cosa no es así... el miedo. Sabemos que eres un hombre vengativo-

 

-Ustedes creen en dios, creen en profecías, en rumores, pero eso no salvara a Rumania-

 

Recargo la cabeza sobre su mano, todas las miradas se centraban en el inspeccionándo cada movimiento y cada reacción fijamente con seriedad en sus caras.

 

-Nosotros creemos en profecías y los profetas han dicho que regresara un hombre que traerá paz, un mesías o un anticristo…  uno que solo se cubre con paz pero que traerá terror-

 

Comenzó a reír ante sus palabras mostrando una sonrisa.

 

Los padres se descolocaron un momento regresando rápidamente a sus posturas inmutables.

 

-¿Y ustedes creen que esa profecía habla sobre mí?-

 

El hombre posiciono sus brazos en la mesa cruzando las manos frente a su rostro.

 

-Lo que sabemos, es que usted rey Vlad asesino a incontables personas dentro y fuera del país incluyendo a los nobles rumanos, sus soldados son conocidos por ser letales y todos les guardan gran temor, incluso lo han apodado el empalador por los largos caminos que hizo con los cuerpos-

 

-Es porque el temor es de ayuda en las batallas-

 

-Nosotros ya le habíamos solicitado que terminara su alianza con Hungría y el papa, sin embargo usted se negó actuando contra la iglesia ortodoxa, incluso hay tantos rumores incluyendo que frente a los empalados bebías su sangre, que entierras a los que consideras tus enemigos hasta la cintura y después los decapitas, que torturas a los hombres para después hacerlos cavar sus propias tumbas donde son enterrados vivos, despellejar viva a la gente, obligar a las madres a devorar a sus hijos -

 

Vlad se hizo el cabello para atrás sujetando su cabeza con una mano mirando la mesa con los ojos entrecerrados y mostrando una sonrisa cansada.

 

-He escuchado tantas veces esas historias… que ya ni siquiera recuerdo si realmente pasó-

 

Se prolongó un corto silencio y las llamas se mecieron levemente por una corriente de aire.

 

-Has matado a más de 100,000 personas según tu propio censo –

 

Se sorprendió un poco mirando el suelo para regresar la mirada al padre.

 

-Falsedades y mentiras-

 

-¿Niegas haber matado a tu propia gente?-

 

-¡Los que violaron la ley fueron castigados!-

 

Levanto el rostro molesto por las insinuaciones.

 

-¡Eran rumanos Ortodoxos ahora eres papista haz dado la espalda a tu iglesia!-

 

El padre se sobresaltó golpeando la mesa y Vlad sonrió mirándolo con burla.

 

-Todos vivimos bajo el mismo dios-

 

El padre Stefan poso un momento la mano sobre el hombro del padre tranquilizándolo sin despegar su vista de Vlad y continúo hablando.

 

-Menos un sin dios…-

 

-Le dejare la teología a los teólogos tengo asuntos mucho más importantes que atender-

 

Hizo el ademan de levantarse pero el padre le indico que se mantuviera en su sitio y Vlad se recargo en el respaldo de la silla cruzando los brazos, al parecer no se libraría tan fácilmente de ellos.

 

-Escuchamos que fue herido en una de las batallas y considerado muerto, incluso por sus hombres y que sin embargo se levantó sin ninguna herida poco después ¿Cómo explica esto?-

 

-Simples rumores-

 

Rio levemente.

 

-O será que su alma no puede entrar al cielo o al infierno…-

 

- Lo repetiré yo traje justicia-

 

-Pero también trajo la locura, solo un monstruo podría haber hecho las mismas cosas que usted hizo-

 

-Entonces si lo que necesita Rumania para ser liberada es un monstruo yo lo seré-

 

Sonrió cubriendo su rostro con una mano.

 

-Lo es sin duda, pero nosotros no podemos permitirlo ¿Ha considerado el costo de esa justicia? ¿El costo de su alma inmortal?-

 

-Mi alma, mi vida, sea cual sea el costo estoy dispuesto a pagarlo-

 

Agrando su sonrisa inclinándose levemente hacia adelante.

 

-¿Entiendes lo que significa la excomulgación?  ¿Sus consecuencias?-

 

-Mi alma inmortal no se redime y es condenada a permanecer incorrupta y eterna... ni en el cielo ni en el infierno.-

 

Miro el techo, la madera crujía en el sombrío iluminado.

 

 

-Veo que lo entiendes-

 

Cerró los ojos cansado acariciando la sien con los dedos.

 

 

-¿Es irónico no es así? Estaba a punto de acabar con el sultán, estaba ganando y con solo unas palabras de ustedes y su intervención todo regresa a un punto muerto ¿Acaso quieren que pierda la guerra?-

 

El silencio se hizo presente y uno de los padres de los costados le susurro algo a uno de los altos cargos de la iglesia. Vlad lo miro sin inmutarse.

 

-¿Dónde está tu hermano ahora?-

 

Entrecerró los ojos, se esperaba algo así.

 

-Debió regresar con el sultán-

 

 

-¿Por qué se entregaría tan fácilmente tu hermano al sultán?-

 

Vlad lo pensó un momento y alzo la vista fastidiado.

 

-Seguramente porque me teme-

 

-Todos tenemos razones para temerte-

 

Confirmo el padre y este lo miro sin entender.

 

-¿Por qué? Soy la única esperanza de Rumania, el único que pelea sus batallas y ustedes solo se están interponiendo-

 

-¡La razón es por la magnitud de tus atrocidades!. No puede continuar así... ¡Tus métodos morirán contigo Vlad Drácula!-

 

Se puso de pie repentinamente seguido de los demás miembros y Vlad lo imito poniéndose en guardia.

 

-¡Aprésenlo! ¡La iglesia hora te censura! Espero que estés preparado para afrontar las consecuencias de tus actos-

 

Sabía que los Ortodoxos lo maldecirían tarde o temprano por haber cedido ante la santa iglesia católica. Necesitaba su apoyo y el papa le prometido ayudarlo a recuperar su principado, había tenido solo unos cuantos minutos para decidir y considerar la situación, si no conseguía su apoyo incluyendo el del rey de Hungría no podría continuar, así que tomo la mejor decisión posible. El nombre bajo el que luchaba no importaba si lograba conseguir liberar a su país, a la gente no le interesan esas cosas solo quieren ser libres.

 

 

Los soldados llenaron el lugar rápidamente rodeándolo, Vlad llevo una mano a su cinturón sin embargo su espada no estaba había sido desarmado al entrar, se encontraba rodeado con las espadas apuntando hacia él. Miro molesto a los padres quienes lo miraban expectantes y parecían burlarse, una mirada de burla a pesar de sus rostros sin expresión.

 

 

En un rápido movimiento golpeo a unos de los soldados más próximos a él y logro hacerse con una espada, los miembros de la iglesia solo retrocedieron observando la batalla, Vlad atravesó a uno de los soldados derribando algunos más, pero otro llego por su espalda encajando su espada en uno de sus costados, Vlad la retiro presionando un momento la herida y giro cortándole la cabeza en un rápido movimiento, girando su cuerpo para cortar por el pecho a otro de los soldados, enterrando su espada en la garganta del que se abalanzo sobre él, cortando la cabeza del siguiente, recibió una herida en el brazo que no lo hizo detenerse, movió la espada viendo a los hombres frente a él y comenzó a atacarlos abalanzándose sobre ellos, pero más seguían entrando.

 

Fue herido en la pierna asiendo que se arrodillara en el suelo y lanzas y espadas fueron colocadas alrededor de su cuello impidiéndole cualquier movimiento, soltó su espada y lo obligaron a levantarse, volteo el rostro mirando con furia por última vez a los altos cargos de la iglesia que habían osado interponerse en su camino, apretando los dientes con fuerza mientras se alejaba con los guardias. Lo habían traicionado.

 

-¡Ustedes se arrepentirán de esto!-

 

Grito amenazante antes de dejar la sala.

 

 

Lo escoltaron a las salas bajo la iglesia un largo pasillo parecido a un laberinto con sombrío iluminado por la tenue luz de las antorchas que colgaban en las paredes, los soldados caminaban frente a él mientras otros se mantenían a su espalda sin dejar de apuntarlo en ningún momento con las armas, temiendo que intentara nuevamente atacar a pesar de estar gravemente herido pues sabían lo peligroso que era.

 

 

Fue llevado hasta una prisión y encerrado en el lugar más apartado donde lo empujaron para que entrara y cerrando la enorme reja, lo aislaron dejándolo solo. Presiono con las manos los barrotes de fierro pero estos no se movieron.

 

Nuevamente estaba encerrado, justo cuando estaba tan cerca de vengarse del sultán los miembros de la iglesia se habían interpuesto, apretó los dientes golpeando la pared con fuerza, el pasillo había quedado vacío no parecía haber absolutamente nadie alrededor, se apoyó contra la reja unos momentos intentando calmar su mente pensando en su próximo movimiento necesitaba salir de ese lugar muchas vidas dependían de él, fijo su vista en la habitación y retrocedió a una de las paredes sujetando su torso que sangraba, el movimiento hacia que por su pierna escurriera la sangre como un líquido caliente que adormecía, se dejó caer en el suelo cubierto de tierra mirando su mano macharse del rojo para después presionarla contra la herida en su estómago, recargo la cabeza contra la pared no soportaba la sensación de estar encerrado nuevamente, miro su pierna no parecía grave a pesar de la sangre que comenzaba a formar un pequeño charco en el suelo. ¿Qué sucedería ahora con su país? Su ejército lo esperaba para continuar el ataque, los países aliados confiaban en él.

 

 

 

Estando encerrado en la oscuridad le había dado mucho tiempo para pensar estancado en las mazmorras con la suave iluminación casi inexistente, no había ventanas ni manera de contar el tiempo, completamente solo el silencio aturdía sus sentidos y amenazaba con desquiciarlo por momentos conforme la desesperación nacía en su interior.

 

 

 

Pronto comenzó a escuchar esa voz que creía haber olvidado, la escuchaba en su cabeza mientras dormía y se hacía cada vez más intenso, más vivido, le recordaba las muertes y el temor que había provocado en las personas y se burlaba constantemente mostrándolo débil en esa situación al haber caído ante la iglesia, al no ver cumplida su venganza, el estar encerrado nuevamente como cuando fue llevado a una celda por el sultán, el estar solo.

 

 

Vlad se apretó contra una de las paredes sujetando con ambas manos su cabeza, a ese paso se volvería loco antes de lograr salir, la voz lo incitaba a la muerte a rendirse a entregar su alma y descender al infierno, a ser tragado por el olvido, a dejar su venganza.

 

Esa voz cada vez más frecuente incluso cuando se mantenía despierto.

 

No sabía cuánto tiempo había pasado encerrado.

 

Repentinamente escucho ruidos, pasos acercándose, abrió los ojos sorprendido mirando a los hombres del otro lado de los barrotes que lo observaban fijamente.

 

 

El padre Stefan los encabezaba junto con otros dos altos cargos de la iglesia, este dio un paso adelante mientras los soldados permanecían atrás armados, movió la mano y un soldado se acercó entregándole un plato con comida el cual aventó dentro de la celda, Vlad lo miro fijamente acercándose rápidamente y devorando la comida, se encontraba débil y muy hambriento casi no lo alimentaban habían sido días desde la última vez, levanto el rostro mirando a los hombres frente a él desde su posición en el suelo y el padre Stefan sonrió mirándolo con burla.

 

 

-Hemos enviado una carta al rey de Hungría de su parte informándole que retirara sus tropas y que la guerra se suspendería, lo mismo ocurrió con Moldavia como supondrás esto parece haber causado un gran disgusto entre los países que te apoyaban incluyendo a tu gente, las noticias viajan rápido ahora incluso te creen un traidor, tu país te ha dado la espalda al igual que tus tropas. Estas solo y pronto Rumania te olvidara.-

 

Lo miro expectante, su boca se abrió escuchando las palabras mientras la furia inundaba su cuerpo y comenzó a temblar levemente.

 

-Tu trono será entregado, hemos llegado a un acuerdo con el sultán-

 

Sonrió mirándolo con los ojos entrecerrados.

 

Vlad apretó los puños levantándose y se precipito rápidamente hacia él, pero los barrotes impedían su avance.

 

-Malditos…. No saben lo que hacen ¡Están entregando el país! ¡No pueden hacerlo!-

 

Su voz sonó ronca y con esfuerzo, podía notarse el leve temblor que recorría todo su cuerpo.

 

Entonces estaban contra Rumania no solo contra él. Se apoyó contra los barrotes de fierro y el padre se giró dándole la espalda comenzando a caminar alejándose del lugar.

 

-Muy pronto recibirás lo que mereces, el costo de todos tus pecados.-

 

Se retiraron y Vlad se dejó caer mirando donde minutos antes estaban, apretó la cruz que colgaba de su cuello y había pertenecido a su madre, se había aferrado a ella tanto tiempo cuando era prisionero del sultán, como un recuerdo de la mujer que nunca conoció, no confiaría nuevamente en nadie, no necesitaba de la iglesia, de ningún dios, aquello a lo que se había aferrado por años lo aventó arrancándoselo del cuello, sus tropas lo habían abandonado ahora estaba solo, pero aún estaban los soldados de Rumania su guardia real... si lograba salir de ese lugar podría comandarlos nuevamente, reuniría la fuerza necesaria para salvar a su país, para vengarse del sultán.

 

 

Las voces se escuchaban cada vez más vivas en su cabeza acompañadas de una sombra que no lograba distinguir sin embargo esta cada vez se hacía más notoria más oscura más sólida…. Más insistente acechándolo a veces se detenía frente a él, por horas parecía estarlo observando sin moverse.

 

 

-Déjalo todo…Abandónalo ríndete-

 

-Silencio-

 

-Eres débil, frágil, inservible, no puedes salir de este lugar…pronto todo terminara ¿Los escuchas? Son los gritos de tu gente han dejado de seguirte por simples rumores…No confían en ti, todos te han dado la espalda a pesar de todo lo que hiciste por ellos-

 

-¡Suficiente!-

 

Cubrió sus oídos con fuerza apretándose contra la pared, no quería seguir escuchándo esa voz que lo atormentaba, cerró los ojos y la figura casi traslucida de un hombre cubierto por una capa negra que cubría su rostro apareció frente a él, podía distinguir la enorme sonrisa torcida y fantasmagórica, la presencia turbia que le helaba la sangre, apretó los dientes.

 

-¿Eso es todo? ¿No queda más del rey Vlad? ¡¿Del que ha asesinado a cientos de miles de personas?! ¡¿Dónde está tu venganza?! ¡¿Eras tan débil?! ¡¿No ibas a liberar a tu país y salvar a tu gente?!-

 

-¡Cállate!-

 

Golpeo la cabeza contra la pared apretando los puños alrededor.

 

 

-El mato a tu padre…Te uso, corrompió tu cuerpo, quebró tu alma, te encerró… hizo que tu propio hermano te traicionara… Ellos voltearon tu país en tu contra, hicieron que tu gente te odiara…Las tropas se han retirado ¿Crees que tu ejercito aún confía en ti? ¿Crees que te esperan, que aun te respetan? …Ya no eres nada. Todo acabo… Date por vencido. No puedes ganar.-

 

La figura comenzó a desaparecer lentamente, sentía su cuerpo temblar, presiono una mano contra su pecho y comenzó a toser inclinando su cuerpo y devolviendo la comida sosteniéndose a duras penas con una mano en la pared.

 

Se mantenía inmóvil con los ojos entrecerrados ¿Cuánto tiempo había pasado en ese lugar? Escucho unos ruidos extraños comenzando a reaccionar ¿De dónde venían? Miro el techo, pisadas fuertes que iban y venían, voces, ecos y golpes. Se acercó a la pared arrastrándose y pegando la cabeza contra está intentando escuchar mejor.

 

 

-… ¿Atacando al país?-

 

Logro escuchar esas palabras ¿Qué estaba sucediendo? ¿Realmente estaban atacando Rumania? Cerro los puños con fuerza apretando los dientes y su cuerpo tembló ligeramente, sentía la impotencia recorrerlo ante tales palabras.

 

Pasos se aproximaban por el pasillo mientras la iluminación de las antorchas aumentaba a su paso, levanto el rostro mirando sorprendido a las personas frente a él, aparto las manos de su cabello dejándolas caer a los lados viendo fijamente a los padres encabezados por el padre Stefan quien lo miraba con una sonrisa de superioridad. Reacciono moviendo la cabeza.

 

-¿Qué está sucediendo?-

 

Se inclinó hacia adelante y los guardias que se habían mantenido a distancia se acercaron a la celda rodeando la entrada, abriendo su encierro y acercándose rápidamente a él siendo rodeado por espadas obligándolo a caminar afuera.

 

-Muy pronto lo sabrás-

 

Vlad lo miro sin encontrar alguna posible respuesta en sus palabras y este hizo la señal de la cruz comenzando a caminar junto con los otros padres tras los soldados que lo rodeaban y lo obligaban a seguir. Lo condujeron hasta una gran sala cubierta de murales con connotaciones de imágenes de la iglesia junto a las grandes cruces. Se detuvieron y los soldados se alejaron apenas un poco de él sin bajar sus armas, mientras los padres subían unos cortos escalones al altar en uno de los costados.

No entendía lo que estaba sucediendo, miro a los soldados podía hacerse con una de las espadas y escapar.

 

-Vlad Drácula, Rumania ya no te pertenece muy pronto serás relegado de tu posición y pasara a ser dominio del sultán-

 

Los miro desde su lugar y escucho pasos acercarse, dirigió su vista a una esquina oscura del otro lado de la sala los soldados otomanos comenzaron a entrar abriendo espacio, su cuerpo se tensó apenas creyendo lo que veía.

 

-La sangre llama a la sangre ¿No es así?... Hermano.-

 

Los ojos negros lo miraron intensamente acercándose lentamente, su cuerpo no reacciono se sentía inmóvil viéndolo detenerse a unos cuantos pasos de distancia.

 

 

Entonces así eran las cosas… La iglesia Ortodoxa había favorecido al enemigo resultando traidores contra su propio país. No, tal vez ni siquiera habían sido aliados desde el principio. Miro a los padres permanecer en su lugar sin demostrar ninguna emoción y el padre Stefan le regreso la mirada.

 

-Todo cae por su propio peso-

 

Pronuncio y Vlad abrió los ojos sorprendido. Regreso la vista a su hermano escuchando la risa que surgía de su sonrisa burlona.

 

-Debiste haberte unido a nosotros ¿Tan difícil era suplicarle piedad al sultán? Aun estas a tiempo, hazlo y tal vez te permita regresar a su lado.-

 

Apretó los dientes, no podía creer lo que estaba escuchando.

 

-Entrégate al sultán y te dejare vivir-

 

Lo miro con furia.

 

-Te atreves a soltar semejantes palabras…-

 

-¿Por qué? Ya no tienes ejercito ni el apoyo de tus aliados, escuche los rumores tu gente dice que los traicionaste y que los entregaste a los turcos, ahora ni siquiera tus soldados te apoyaran, las personas son tan fáciles de engañar...-

 

Su cuerpo se sentía rígido, las palabras perforaban su cabeza y no podía apartar la mirada de él.

 

-Tu cordura debe estar por los suelos ¿Cuánto tiempo llevas encerrado, días, meses? No te preocupes te sacare de aquí y te llevare con el… sabes te ha extrañado ¿Hace cuánto que no lo ves? asi que...¿Por qué no simplemente te rindes?-

 

Presiono la mano contra su ropa mirando el suelo se sentía débil y cansado, no quería aceptar las palabras que estaban siendo pronunciadas, no podía creer que ese hombre frente a él hubiese sido su hermano, entrecerró los ojos y alzo el rostro mirándolo seriamente.

 

-No soy como tú… Yo jamás traicionare a mi país ni a nuestro padre.-

 

-Es una lástima… ¿Pero acaso sabes quién se quedara como nuevo rey de Rumania? ¿A quién le entregaran tu trono? ¡Así es! me darán tu puesto… ¡Justo como debió haber sido desde el principio!-

 

Los ojos negros lo miraron muy abiertos demostrando su locura con una enorme sonrisa torcida  y Vlad le devolvió la mirada con furia escuchando la sutil risa viéndolo cruzarse de brazos.

 

 

-Algo así jamás pasara-

 

El silencio se extendió y ninguno de los presentes se atrevía a moverse de su lugar.

 

-Pero sabes… tu actitud realmente me molesta ¡No sabes cuánto!-

 

Se movió tomando la espada de uno de sus soldados desenfundándola desde su cintura y arrojándosela a Vlad al suelo cerca de sus pies, este lo miro caminar lentamente acortando la distancia entre los dos, sacando su larga espada adornada con oro y diamantes que portaba en el cinturón, su cabello negro y corto se movió levemente mientras pasaba la mano por su rostro mostrando una cara seria y molesta borrando su sonrisa.

 

-Siempre es lo mismo desde que éramos niños eras el favorito de nuestro padre ¡A pesar de que provocaras la muerte de su amada esposa y todas esas extrañas circunstancias! Desde el principio… ¡Todo es culpa tuya!-

 

Se abalanzo sobre el empuñando la espada con furia y Vlad reacciono agachándose tomando la espada, esquivando el ataque y retrocediendo unos pasos, los soldados se hacían para atrás vigilando sus movimientos, Vlad movió la espada y ambas chocaron produciendo un sonido metálico.

 

Su cuerpo no se movía como quería, apretó el agarre en la espada chocándola contra la de su hermano quien presiono haciéndolo retroceder un paso mientras sonreía, levanto el rostro y Vlad lo miro recibiendo una fuerte patada en el estómago que lo obligo a inclinarse y caer al suelo, sorprendido se levanto rápidamente, era más fuerte de lo que creía, sabia pelear había recibido entrenamiento y recordó que era él quien comandaba uno de los ejércitos del sultán, retrocedió unos pasos manteniendo la distancia tenía que estar concentrado.

 

 

 

No tenía muchos recuerdos de su infancia antes de ser entregado al sultán, solo permanecían cortas escenas donde estaba junto a su padre y su hermano riendo y jugando ¿Cómo se había transformado en algo tan retorcido? La espada paso cerca de su rostro peligrosamente y logro esquivarlo por pocos centímetros de diferencia, movió la espada girándola y volteo su cuerpo en un rápido movimiento que logro herir a su hermano en el hombro, este se molestó mostrando una expresión furiosa arremetiendo contra él, el sonido de las espadas provocaban eco en la enorme sala y los espectadores parecían no existir por momentos.

 

Lo empujo con la espada golpeándolo fuertemente en el rostro haciendo que este cayera hacia atrás derribando uno de los candelabros que sujetaban unas cuantas velas que ahora rodaban por el suelo meciendo sus llamas y apagándose por el movimiento, su hermano la miro con furia desde el suelo pasando un brazo por su rostro limpiando el hilo de sangre en su labio levantándose y sonriendo un poco se abalanzo sobre el atacándolo rápidamente una y otra vez presionándolo y haciéndolo retroceder hasta pegar contra una de las columnas de la iglesia, la espada golpeo contra la piedra bruscamente y amenazando con atravesarle el estómago, Vlad se movió evitando el ataque apretando los dientes, sin embargo la espada logro herirlo en el pecho, no había alcanzado a moverse lo suficientemente rápido.

Se alejó unos pasos y su hermano comenzó a reír recargando una mano contra la columna mirando el suelo.

 

-¡¿Porque tan solo no mueres Vlad?!-

 

Levanto el rostro mirándolo con furia parecía estar al borde de las lágrimas, Vlad se sorprendió viéndolo abalanzarse nuevamente sobre el con fuerza golpeando su espada haciéndolo retroceder.

 

-¡Te odio!-

 

Movió la espada contra él, Vlad perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo, la espada rozo su estómago provocándole una herida.

 

-¡Desaparece!-

 

La espada se movió con furia apretándola con ambas manos hacia abajo, se la clavaria en el pecho, Vlad la sujeto con fuerza apartandola de su hermano e inclinando su espada lo hirió en el rostro haciéndolo sangrar, se había contenido involuntariamente podría haberle cortado la cabeza pero su cuerpo se había movido por si solo ¿Porque no podía matarlo?

 

Lo pateo quitándolo de encima, parecía sorprendido tocándose el rostro y mirando la sangre, Vlad se levantó mirándolo aun en el suelo, tenía que hacerlo no podía olvidar su traición. Lo había creído muerto... y ahora era el enemigo de su país y de él mismo, no podia perdonar su vida.

 

Ambas miradas se cruzaron azul y negro.

 

Lo apunto con la espada y su hermano se levantó en silencio, esta vez fue Vlad quien ataco primero abalanzándose sobre él, terminaría con ese asunto de una vez por todas, agito su espada presionando, podía sentir su tensión ya no sonreía ahora mostraba una mezcla de furia, cansancio y temor. Las espadas chocaron haciéndolo retroceder hasta chocar bruscamente contra una de las paredes, jadeo de dolor por el golpe recibido y Vlad lo tomo del cuello con una mano mientras lo apuntaba con su espada en la garganta.

 

-¿Esto es lo que querías Mircea?...-

 

Los ojos negros mostraron miedo y sus labios se abrieron levemente pero no soltó ninguna palabra, bajo su espada parecía que había aceptado su derrota. Apretó el agarre intentando evitar cualquier razón que cruzara su mente para no matarlo, dudo y uno de los soldados se precipito atrás de él cortándolo por la espalda, se volteo rápidamente perforándolo por el estómago y el cuerpo cayó a un lado, más soldados se lanzaron sobre él comenzando a atacarlo y los detuvo con su espada, sintió una daga clavarse en su abdomen que lo hizo inclinarse levemente hacia adelante, giro el rostro mirando a su hermano este temblaba ligeramente con una enorme sonrisa y los ojos muy abiertos comenzando a reír, había sido descuidado.

 

 

Vlad saco el cuchillo arrojándolo lejos deteniendo el avance de los soldados otomanos con su espada obligando a algunos a retroceder, la sangre mancho rápidamente sus ropas y más soldados se abalanzaron sobre él, no pudo detenerlos a todos y dos de ellos lo sujetaron de los brazos, intento zafarse del agarre sin éxito siendo rodeado, uno de ellos lo golpeo con el mango de la espada en el rostro haciéndolo voltear un momento a ver el suelo, su hermano se acercó apuntándolo en la garganta y ambas miradas se cruzaron observando al contrario fijamente.

 

-¿Por qué?... ¡¿Por qué no tienes miedo?! ¿Por qué  no ruegas por tu vida como cualquier otro hombre?-

 

Le rozo el cuello con el filo provocando que se formara una línea de sangre.

 

Volteo el rostro, el cabello largo y negro cubría sus ojos meciéndose levemente por el movimiento intentando liberarse, el padre se acercó junto con los altos cargos de la iglesia a pasos moderados manteniendo cierta distancia de ellos, el padre Stefan avanzo adelante observándolo sin expresión.

 

 

-Porque él no es como cualquier otro hombre… El debió morir cuando nació-

 

 

Vlad lo miro sin poder soltarse.

 

-Por esa razón nosotros junto a los principados de Rumania entregamos a tu padre al sultán ya que se negó a dejarte morir-

 

-Todos ustedes…-

 

Su cuerpo tembló ligeramente, apretó los dientes y por su boca salió sangre desde sus labios.

 

-Tu lucha contra dios te ha llevado hasta tu muerte-

 

Cerró los ojos para después enfocar su vista en su hermano.

 

-Mi lucha nunca fue con ustedes ni contra dios… solo contra él-

 

El padre Stefan quedo a pocos pasos encabezando a los demás.

 

-Por eso es que estas condenado Vlad Dracula, porque peleaste contra la iglesia ortodoxa y le diste la espalda a tu humanidad, incluso peleas contra tu propia sangre, contra tu propia gente –

 

Su hermano lo miro sonriendo casi con aprecio.

 

-Haz perdido hermanito...-

 

En un rápido movimiento clavo la espada en su pecho girando la mano una vez adentro, la sangre inundo su ropa aun mas y la espada lo atravesó por completo, el dolor se extendió rápidamente y su vista se nublo mientras su cuerpo se tambaleaba a punto de perder el equilibro, sonrió ligeramente por lo absurdo que resultaba todo, levantando la vista mirando a los presentes quienes parecían temerle a pesar de la situación, su boca se inundó en sangre un sabor casi metálico... el líquido deslizándose amenazando con salir, justo frente a su rostro el de su hermano, su sonrisa enorme y torcida, sus ojos emocionados mostrando su locura parecía estar disfrutando el momento, levanto una mano lentamente ya no sentía el cuerpo, toco su rostro apenas un toque manchandolo de sangre y abrió la boca.

 

-Mirce…a-

 

La sangre salió a borbotones, dejo caer la mano y sus ojos comenzaron a cerrarse se sentía cansado, respiro y su cuerpo cayo sin fuerza cuando su hermano retiro la espada, siendo sujetado de los brazos por los soldados y arrastrado a otra sala.

 

-Todo termino.-

 

No aparto la vista en ningún momento viendo a Vlad siendo arrastrado, dejando un camino de sangre por el suelo.

 

No podía distinguir el lugar se sentía mareado, lo arrastraron por la oscura sala hasta un ataúd negro dejándolo caer adentro, su hermano se acercó a pasos lentos y se inclinó sobre el muy cerca de su cara, podía ver su rostro borroso y sentía su respiración casi inexistente.

 

-¿Aun estas consiente? ¿Puedes escucharme? Este es el ataúd que tus sacerdotes habían destinado para nuestro padre, pero como sabrás nunca pudo utilizarlo, ahora te pertenece ¿No es grandioso?-

 

Rio y acaricio su cabello largo con ternura sonriendo como quien ve a un niño.

 

Su voz se escuchaba lejana.

 

Se apartó un poco y los padres aparecieron tras el mirando a Vlad directamente, al parecer lo último que vería serían sus rostros, los rostros de las personas que lo traicionaron.

 

-Su negativa a morir fue impresionante hasta el último minuto-

 

El padre Stefan jalo la tapa del ataúd cerrándolo y todo quedo oscuro, su mente se estaba yendo perdiendo por completo el conocimiento, había escuchado decir a sus soldados que cuando estas a punto de morir todos tus recuerdos pasan ante tus ojos, pero era mentira los minutos pasaban como si fueran eternos, podía sentir su respiración corta y pesada el dolor oprimiendo su pecho desapareciendo lentamente adormeciéndolo al igual que todos sus sentidos, sus ojos permanecieron abiertos viendo la oscuridad.

 

-Una vez que termine la guerra me llevare su cuerpo y se lo entregare al sultán-

 

-Permanecerá aquí hasta entonces-

 

 

Asintió y los padres comenzaron a caminar atrás de él, volteo un momento viendo por última vez el ataúd para salir de la sala seguido por los soldados, los padres hicieron una oración hincándose y haciendo la señal de la cruz ante la enorme cruz del fondo antes de dejar la sala.

 

 

 

La sala había quedado vacía a excepción de Vlad dentro de aquel ataúd.

 

 

Zero abrió los ojos sorprendido no podía creer lo que acababa de ver era como si realmente hubiese muerto, había sentido la sensación... lo que se siente estar a punto de morir, respiraba rápidamente y se inclinó en su lugar sobre la paja. Lily lo miro tocándole con su hocico la mano con la que apretaba su camisa, tenía los ojos muy abiertos y comenzó a reaccionar lentamente calmándose mientras la miraba intentando normalizar su respiración, escondió la cabeza entre sus manos y sus ojos se tiñeron de rojo... tenia sed provocándole la sensación de un ataque como los que solía tener cuando estaba a punto de caer al nivel E, su garganta estaba seca y la sintió arder como si regresara a aquellos momentos, pero eso era imposible ahora… ¿Entonces se sentía de esa manera por abstenerse de beber sangre humana?

 

La sangre de Alucard había retenido su sed todo ese tiempo así de poderosa era, toco sus labios aun podía sentir el sabor en su boca que le producía leves sensaciones de placer, pero el vampiro no estaba cerca ¿Cuánto tiempo lo haría esperar? Quería verlo, paso las manos por su cabello cerrando los ojos, un ruido lo hizo levantar el rostro y sus ojos regresaron a la normalidad, la puerta de madera del establo comenzó a abrirse provocando un chirrido y que esta crujiera dejando entrar una corriente de aire frio.

 

-Zero-

 

Kaito entro al establo observándolo detenidamente.

 

-¿Planeas quedarte aquí toda la noche?-

 

-¿Qué?-

 

Miro hacia afuera el cielo estaba completamente oscuro ¿Cuánto tiempo había dormido?

 

-Regresa a casa, el director me pidió que te buscara ¿Sabes la hora que es?-

 

Lo miro en silencio levantándose y sacudiendo su ropa, Kaito a veces podía comportarse como una madre preocupada. Lily lo miro desde el suelo y Zero se inclinó acariciando su cuello despidiéndose para girarse y caminar fuera del establo junto a Kaito.

 

-¿Algún recuerdo?-

 

-Si… algo así-

 

Caminaron en silencio por el bosque, Kaito no le quitaba la vista de encima, parecía algo preocupado ¿Se habría dado cuenta de su condición? llegaron a la casa del director y al abrir la puerta este se lanzó a abrazar a Zero, pero este ya acostumbrado se esperaba algo parecido y se apartó haciéndose a un lado al abrir la puerta y sonrió levemente con burla al olvidar que Kaito iba caminando justo atrás de él, lo que provoco una escena donde Kaien abrazaba fuertemente a un Kaito sorprendido y con un gran tic en la ceja escuchando los fuertes gritos del director junto con el abrazo estrangulante.

 

-¡¡Zero estaba tan preocupado!! ¡¿Dónde estabas?!-

 

Las lágrimas falsas no dejaban de salir mientras negaba con la cabeza montando un drama.

 

La cara molesta de Kaito al no poder zafarse del agarre no tenía precio y sin pensarlo Zero comenzó a reír levemente viendo la escena, Kaien y Kaito lo miraron sorprendidos el primero porque creía nunca haber escuchado su risa antes, ya era un milagro verlo en pocas ocasiones sonreír y el segundo porque solo lo había visto reír cuando eran niños.

 

 

Kaien soltó a Kaito y ambos quedaron quietos mirándolo, Zero lo noto dejando de reir y entro a la casa con una ligera sonrisa dejándolos estáticos en la entrada aun no reaccionaban con lo que acababan de ver. Zero definitivamente había cambiado desde que aquel vampiro lo encontró.

 

 

Subió a su habitación aún se sentía extraño por lo sucedido entre Alucard y su hermano, se dejó caer en la cama mirando el techo pensando ¿Así se abría sentido Ichiru cuando lo ataco? Entrecerró los ojos, aun le dolía recordarlo. No se sentía cansado pero sabía que mañana sería un día difícil.

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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