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Nuevo comienzo por seirei

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-¡No me mientas Takuma! Sé que no lo estoy imaginando. Kaname se ha estado comportando muy extraño desde que regresamos a la academia, incluso ahora lo que susurran los alumnos por los pasillos….-

 

Gira levemente el rostro, entendía a lo que se refería pero era algo que no le correspondía contestar.

 

Se quedan en silencio durante unos segundos bajo la atenta mirada escudriñante de Yuki, hasta que levanta la mano tomándolo del brazo, como si hubiese sentido su inexistente intento de huida y ejerce un poco de presión exigiendo una respuesta.

 

-Sé que tú lo sabes… por favor dímelo.-

 

Abrió levemente los labios para pronunciar lo que ella no deseaba oír, aunque creía que no se merecía tales chantajes de su líder. Pero las palabras no fueron formuladas y apretó ligeramente los labios escuchando la puerta de la habitación abrirse... después de todo no se encontraban más que a algunos pasos de distancia.

Ambos voltearon ante la silueta de Kaname y Yuki libero su agarre con algo de sorpresa.

 

 

Takuma sintió la mirada borgoña sobre el así que mostró una sonrisa forzada retirándose del lugar.

 

-Yuki-

 

Pronuncio con una sonrisa, entrecerrando los ojos y levantando ligeramente una mano hacia ella para que se acercara.

 

-¿Lo escuchaste…?-

 

Respondio nerviosa y este asintió.

 

- Tu actitud ha cambiado últimamente, yo…-

 

Aprieta ligeramente los puños, su cuerpo se había movido de su posición hasta colocarse junto a él, como si estuviera programada para hacerlo, sin considerar si lo quería o no.

 

 

Toca suavemente los cabellos largos y castaños, levantándolos hasta besar un mechón de ellos, haciendo que Yuki se estremeciera levemente en su posición y levantara el rostro esperando una respuesta.

 

-Siempre tuve una mala personalidad Yuki, solo que nunca lo pensaste.-

 

Esta se sorprende y coloca las manos sobre su pecho apartándolo, había sentido una ligera presión de dolor, como si la generara Kaname ¿Así es como él se sentía ante sus palabras?

 

 

-Incluso ahora... hay una parte de mí que disfruta ver tu reacción ¿Me desprecias? Yuki.-

 

Levanta el rostro sorprendida ¿Por qué?... ¿Por qué su rostro mostraba atisbos de dolor como si ella lo hubiese rechazado?

 

-¡No, no es así!… Yo te amo Kaname.-

 

Se aferra a él sin pensarlo, pero la duda seguía creciendo dentro de ella más y más ¿Por qué siempre la evitaba para responder?

 

Siente la mano casi cariñosa acariciar su cabello mientras la abrazaba, justo como cuando eran niños y esa acción siempre lograba calmarla.

 

 

-Me hace feliz que pienses tanto en mi Yuki-

 

Sentencio sonriendo, casi deseaba que ella pudiera ver su expresión en ese momento, porque no podía dejar de recordar el cuerpo de Zero siendo forzado a beber su sangre.

 

 

 

 

-¡¿Hey que esperan, una invitación?! ¡Muévanse!-

 

Soltó Pip haciéndole señas a los Wild Geese, que se reunieron rápidamente detrás de ellos disparando y sumándose a la pelea.

Pip se arrodillo ubicando el rifle de largo alcance sobre su hombro, intentando atinarle a los helicópteros militares del enemigo, dándoles de lleno a los ghouls que caían desde este.

 

 

-¡Defiendan la mansión!-

 

El grito de la líder de Hellsing coloco a los soldados en alerta alrededor de la mansión, la gran artillería que portaban, junto a los hombres entrenados a los que no les importaba morir en su misión, confiaba en que protegerían el legado de los Hellsing.

Apretó los dientes con furia ¡¿Dónde demonios se encontraba Alucard?! Su espada ya había atravesado más de uno de esos detestables monstruos de bajo nivel, salpicándola levemente de sangre a lo que rápidamente el mayordomo se encargó de pasarle un paño de seda, el cual le arrebato de las manos.

 

-No me molesta la sangre del enemigo ¡Destrócenlos!-

 

Los que se encontraban a su alrededor asintieron mostrando una sonrisa, no cualquiera se enlistaba a las ligas de Hellsing, almenos no cualquiera en su sano juicio que temiera a la muerte y a monstruos de aterradoras fantasías que se convertían en realidad.

 

 

 

Las personas miraban con temor como el fuego comenzaba a inundar sus hogares, desde el oscuro cielo que portaba a tantos enemigos, que si pudieran verlo desde esa posición apreciarían el enorme logo nazi que se formaba por el fuego, los gritos sin embargo desplazaban cualquier atisbo de importarles otra cosa más que correr, huir desesperadamente de las cabezas arrancadas, de los cuerpos calcinados, de la posible y horrenda muerte que les esperaba en las garras de esos monstruos, siendo destrozados, bebidos y comidos.

 

 

Los gritos aumentaban cada cierto tiempo, al igual que el frio viento y el calor del fuego mezclados en una danza atemorizante, las personas ocultas bajo los escombros que huían de los disparos y de las explosiones, podía olerse su miedo, sentirse el temblor frenético en sus cuerpos mientras observaban impotentes a los demás siendo perseguidos por la muerte y sin poder hacer nada, incluso aquellos bebes que lloraban en brazos de sus madres muertas que pronto acabarían de convertirse para devorarlos ellas mismas.

 

 

Los helicópteros llenos de soldados se acercaron rozando el cielo, tambaleándose por esquivar los ataques, pero dándoles un atisbo de esperanza ¿Serian salvados de aquel mar de fuego y sangre? Pero dudaban en salir ¿Realmente? ¿Realmente lograrían sobrevivir después de perder la esperanza?

 

Un helicóptero dio un surco en el aire y giro rápidamente gritando hacia las personas que huyeran, pero algunas simplemente lo miraban, en algún momento habían salido de su escondite y no parecían reaccionar.

 

Una niña no más de 12 años quizá, los observaba detenidamente, había estado oculta debajo de lo que quedaba del techo de su casa junto a los cadáveres de lo que habrían sido su madre y su hermano menor, antes de la explosión y que comenzaran los gritos, pero ahora simplemente no parecía comprender lo que gritaban aquellos hombres uniformados o las personas que corrían a su alrededor. Estos apuntaron sus armas hacia ella y su ligero cuerpo tembló débilmente, pero los disparos no eran un regalo para sacarla de su miseria, eran dirigidos a los ghouls que corrían frenéticamente a su encuentro desde su espalda, aquellos monstruos que ahora invadían el país y a los que ni siquiera había logrado recordar después de ver los cadáveres rodearla. Por instinto se agacho y escucho el grito de una mujer provenir de algún lugar cercano a ella, la llamaba a que fuera con ella y se ocultara.

 

El helicóptero militar giro sobre sí mismo recibiendo disparos desde uno de los zepelín que se situó por encima de ellos, los soldados se balancearon sujetándose con todas sus fuerzas para no caer, uno de los soldados volvió a mirar a la niña que parecia sorprendida, siendo rodeada por los brazos de la mujer quien intentaba protegerla, seguramente habría tenido una hija de su edad pero ya estaría muerta y verla desprotegida habría abierto nuevamente esos canales de protección de madre.

Los ghouls modificados comenzaron a caer sobre el helicóptero balanceándolo ferozmente de un lado a otro, los soldados dispararon intentando derribarlos, pero eran demasiados. 

 

 

Las ordenes habían sido no ir… no arriesgar a más soldados debido a las enormes pérdidas y si embargo ahí estaban ellos, en su afán de salvar a alguien ahora caerían ante esos monstruos.

Uno de los ghouls cayó frente al soldado entrando al helicóptero, perforando parte del recubrimiento y quedando justo frente a él, el hombre rápidamente le apunto pero aquel ser sujeto su arma, lo golpeó con fuerza recibiendo solo una sonrisa corrosiva y llena de sed, volteo a verlas nuevamente, aquella niña, aquella mujer, mientras era tomado del cuello obligándolo a retorcerse en un ángulo imposible, escucho su propia voz en un grito que se formaba lastimando sus oídos, comprendiendo que se había juntado el sonido con el de sus compañeros, otro más y un segundo ghoul se había acercado a él desde atrás perforando su cuello, lo último que vería seria esa mujer intentando protegerla.

Su rostro quedo volteado hacia ellas desde la altura donde se encontraba, y antes de que diera su ultimo respiro pudo verlas siendo atacadas por una docena de ghouls quienes las rodearon rápidamente. Y por fin pudo comprender... que no había salida ni esperanza, tan solo muerte.

 

Finalmente el helicóptero cayó dando vueltas hasta explotar contra el suelo, mientras los ghouls seguían cayendo a su alrededor buscando nuevas presas.

 

-¡Destruyan todo!-

 

Se escuchó desde sus radios.

 

-¡El big ben! ¡El parlamento! ¡El palacio de Buckingham!  ¡Los cuarteles del regimiento y la torre de Londres! ¡La catedral, el museo y la librería británica! ¡El puente de Londres! ¡¡Destruyan y devoren todo lo que vean, matemos, mueran y hagan morir!!-

 

Las explosiones continuaron junto con la risa que se extendía a los ghouls mostrando una sonrisa de diversión.

 

 

 

 

 

Aprieta los dientes, nunca había soñado con volver a esa situación, si pudiera regresar el tiempo eso jamás hubiese pasado por su mente, el regresar a la clase de los vampiros, a los días en que los ataques de sed se sentían insaciables mientras los hermanos Kuran jugaban con su mente. Pero ahí estaba colocándose el uniforme blanco que tanto detestaba, junto a la banda de prefecto, ahora su trabajo lo cubriría mayormente el director.

 

 

Apoyo una mano en el espejo viendo su imagen, los ojos lilas demostraban desprecio, los entrecerró ocultándolos tras el cabello mirando el suelo, pronto… faltaba poco quería creer en esas palabras.

 

El espejo se agrieta  rápidamente debido a la presión, pero Zero no pareció notarlo al apartarse lentamente sin mirarlo y salir de la habitación, su mente tenía confusión y molestia, cosas más importantes en las que concentrarse.

 

 

De camino a la clase nocturna no pudo evitar detenerse en la gran puerta que los separaba de los humanos, levanto el rostro mirando el cielo mientras las nubes desaparecían una a una ¿Qué estaría sucediendo con Alucard? Algo impedía que dejara de pensar en la guerra que estaba enfrentando, la pobre explicación que había recibido no aclaraba en lo más mínimo sus pensamientos, esa asociación a la que se enfrentaba y el haberle prohibido involucrarse en la batalla lo desconcertaba y molestaba aún más, estaban encubriendo por completo lo que realmente sucedía.

 

Al final se decidió a abrir la gran puerta y continuar su camino, había llegado antes que los demás vampiros a una de las zonas cercanas al edificio, tan solo quería alejarse de todos ellos lo antes posible, aunque sabía de cualquier forma que solo con pensarlo no serviría de nada y era inevitable que pronto comenzaran a llegar.

 

Por suerte ese día el director se había encargado del cambio de clase, lo que menos querría escuchar en esos momentos eran los chichillos que soltaban los alumnos diurnos agazapados intentando alcanzar el otro lado de los muros.

Pero todavía era el prefecto, su banda colgaba ahora desde el blanco uniforme y tendría que asegurarse que entraran todos los vampiros, manteniéndolos vigilados, esa era la excusa que daría Kaname a la asociación para mantenerlo ahí... como si realmente le importaran las reglas de la academia o su seguridad.

Chasqueo la lengua molesto de tan solo recordar lo que había  pasado entre ellos, miro alrededor, tendria que esperar en aquel lugar.

 

 

 

Pronto los vio llegar conforme el cielo oscurecía cada vez más, los ojos rojos de algunos de ellos se hicieron notar ferozmente ante su presencia manteniendo cierta distancia y aunque algunos parecían curiosos no se acercaron.

La campana estaba a punto de sonar, al parecer las viejas costumbres nunca se olvidan aun si son vampiros. Y ahí estaban, el sequito encabezado por su líder que caminaba tranquilamente en su dirección, pareció moverse de forma elegante al pasar a su lado y sus ojos lo observaron con profunda satisfacción, aquello le produjo un leve dolor en los dientes al apretarlos con furia. No, no debía dejarse llevar, los demás pasaron junto a él como de costumbre molestos, Aido le choco por el brazo con una sonrisa como si de un niño travieso se tratase, Zero simplemente lo ignoro pasándolo de largo haciendo que este se molestara.

 

 

 

Podía escuchar los susurros curioso y amenazantes mencionar su nombre en la fría noche, fueron disminuyendo al entrar al edificio, que a diferencia del de la clase diurna poseía menor tamaño y era infinidad de veces más elegante, después de todo la mayoría de aquellos vampiros se consideraban a si mismo de buenas familias, o como los seguidores de los Kuran incluso aristócratas, ahora le resultaba gracioso.

 

 

 

Miro a Yuki verlo sorprendida conforme se acercaba, prefirió ignorarla adentrándose en el salón, simplemente no le apetecía verla.

Ocupo en silencio y bajo las atentas miradas del grupo uno de los asientos de en medio de las filas que se encontraban casi solas, así evitaría ver a los Kuran y su sequito que ocupaban una de las filas más altas en la parte de atrás.

 

-Kaname ¿Qué... hace Zero aquí?-

 

Susurro asustada ocupando el lugar a su lado y viendo insistentemente a Zero mientras apretaba ligeramente las manos sobre el brazo de su hermano.

 

Se había contenido todo el camino en preguntarle, he incluso había pensado en acercarse al ex cazador pero temía que la rechazara y aumentara su enojo hacia ella.

 

 

Los ojos borgoña la miraron como si la respuesta no fuera necesaria, apretó levemente los labios en una sonrisa casi furtiva al mirar en la misma dirección que Yuki.

 

-El pertenece aquí-

 

-Pero…-

 

Paso por su mente levantarse y sentarse junto a Zero como símbolo de apoyo, sabia lo difícil que sería para él estar en esa situación, sin embargo la mano de su hermano al posarse sobra la suya termino con la fantasía de una posible aceptación.

 

-Considera la situación calmadamente Yuki...-

 

Contuvo unos segundos el aire, así es… era como si le leyera la mente y le recordara que no debía hacer nada tonto.

 

 

Takuma los miro un segundo y después a Zero, pobre del ex cazador, seguramente el mismo Kaname lo habría arrastrado a esa situación sin nada que pudiera hacer al respecto, pero había una duda que brotaba en el con bastante fuerza ¿Porque aquella sangre pura habría deseado tanto a un simple nivel E que ella misma convirtió? ¿Cuánto tiempo habría esperado para volver por él? ¿Qué tenía de especial arriesgarse tanto para manipularlo?

 

 

Recargo la cabeza sobre una de sus manos pensando seriamente, haciendo a un lado la apariencia del ex cazador su clase era muy baja entre los vampiros, peor aún era un ex cazador, un enemigo. Pero que Kaname haya cubierto tanto por el… sabía quién era el verdadero responsable por la muerte de Shizuka….

 

Su pensamiento se disipo al sentir el leve peso a su lado que se apoyaba contra su cuello, era Shiki seguramente tendría hambre al no llevar pokis o algún dulce en la boca. Sonrió acariciando su casi rojizo cabello y vio los ojos abrirse mostrando esa clase de azul tan particular y eléctrico, al peso se le sumo Rima, casi como una broma se apoyaba sobre Shiki y miraba a Takuma quien ahora mostraba una leve sonrisa.

 

 

Las clases fueron más normales de lo que esperaba, el tétrico personaje vampírico que hacía de maestro y del que esperaba les hablara sobre las mejores formas de matar, simplemente se dedicó a apuntar en la pizarra diversas formas de controlarse cuando se tiene sed, el trágico silencio que envolvía la clase en la muy pobre iluminada aula solo le hacía pensar en lo que debía estar sucediendo en ese momento.

Debería estar en otro lugar y no perdiendo el tiempo, la mirada del maestro se enfocó en él con desprecio y soltó un bufido regresando su vista a la pizarra, así que ahora sentían asco hacia él. El pensamiento más que molestarlo casi le produjo una risa interna, que aquellas sanguijuelas lo consideraran de ese modo… no por ser vampiros, porque ahora él también lo era, aunque a sus ojos seguramente debía seguir pareciendo un simple ex cazador nivel E, el pensamiento le disgusto un poco, definitivamente debería estar en otro sitio.

 

A diferencia de las clases diurnas estos poseían pocos maestros que sin duda eran extraños a su modo y todos ellos vampiros de clase B y C, la insistente mirada que sentía a su espalda bien podría pertenecer a cualquiera de sus ahora desagradables compañeros vampiros, miro sus manos cubiertas por los guantes negros que le había ofrecido Kaito, el sello parecía escocer en su piel cada cierto tiempo ¿Era porque no sabía controlar su poder? Alucard lo menciono, que recuperaría sus recuerdos por completo y recordaría como manejar sus poderes por sí mismo, incluso Kaito lo había mencionado en algún momento. Pero su mente estaba envuelta en todo aquello que había visto o mejor dicho vivido… los rostros distantes, su muerte, la voz de Vlad y las dudas se acumulaban en su cabeza revoloteando como aves hambrientas una y otra vez. La historia no podría estar completa, apretó los puños fijando su vista en el escritorio, necesitaba saber lo que había sucedido después de su muerte, con su país, con Vlad, con aquellos reyes furiosos y sedientos de guerra. Pero era imposible y la única forma de saberlo sería esperando, aun si la ansiedad inundaba lentamente su interior.

 

 

Un leve sonido lo distrajo de sus pensamiento y levanto el rostro para atinar a ver como una de las maestras ingresaba al salón, sus ojos lo miraron con duda un segundo, al parecer ella poseía cierta cualidad para presentir las cosas y dudaba realmente de su condición, del nivel que presentaba o incluso si era realmente un vampiro como todos ellos, cuando sus ojos se encontraron le sonrió levemente y esta aparto el rostro aturdida dirigiendo su vista a los demás estudiantes y caminando al centro, frente a las largas hileras de asientos.

 

 

Podía escuchar en la oscuridad aquellos insectos que se arremolinaban en los arboles iluminados por la luna, la luz pareció bañarlo y deseo haber estado junto a la ventana para sentir el frio del cristal en su mano, dentro de él sus instintos dormidos y dispersos tranquilamente, calmadamente, comenzaban a reunirse sus poderes, utilizarlos era otra historia pero las pequeñas líneas eléctricas rojas crujían en el sello.

Cerro los ojos intentando calmarse, ser descuidado en ese tipo de situación rodeado de enemigos no era algo que estuviera acostumbrado a hacer, cruzo las manos sobre la mesa y observo nuevamente la luna, ahora recordaba claramente todas esas noches junto a Vlad en la que la luz los bañaba a ambos.

 

 

Kaname lo observo fijamente, la silueta bañada por la luna reflejaba su plateado y brillante cabello ligeramente más largo, sus rasgos tan delicados que en algún momento habría sido ridículo pensar en él como una amenaza o un estorbo. Paso la lengua por sus labios, no podía evitar que aquella escena lo llamara casi insoportablemente a corromperla, lo deseaba casi con locura, por un momento tuvo que recordarse el lugar y la situación para no reclamarlo como suyo... pero estaba cerca, el sacrificio para él había sido escogido, mostro una sonrisa de un carnívoro hambriento para después mirar a Yuki quien también parecía mirar en la misma dirección, curioso muy curioso, incluso algunos alumnos se encontraban en la misma situación.

Yuki se sintió observada y volteo el rostro rápidamente hacia él, forzando una leve sonrisa.

Al parecer tendría que conformarse con su sangre por ahora, levanto la mano tocando el rostro de la chica levemente, sorprendiéndola un segundo. Esperaría, ya lo había hecho antes, pero esta vez seria por un fruto mucho más tentador.

 

 

 


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