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Nuevo comienzo por seirei

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Notas del capitulo:

Este capítulo puede ser un poco difícil de entender, las escenas cambian rápidamente, solo diré que Zero lo está viendo.

De cualquier forma con gusto resolveré sus dudas.

Su cuerpo vibro bajo el cuerpo del vampiro y latidos fuertes lo inundaron, por último algo lo desconecto.

 

 

Se encontraba recostado en algo blando, suave y caliente casi como si estuviese sumergido en agua, su cuerpo cosquilleaba y se sentía lleno y completo por primera vez en su vida, se levantó y salió desnudo del agua, su entorno era vacío y rojo. A lo lejos vio un castillo negro, miro sus manos tenia los mismos sellos que aquel vampiro, alzo la vista y una gota callo sobre su rostro, paso una mano sobre ella para quitarla y la froto entre sus dedos sintiéndola caliente y viscosa, la miro era sangre, a esta le siguieron más hasta que comenzó a caer una lluvia de sangre en todo el lugar, manchando su cuerpo con la substancia, a esta le siguieron gritos desgarradores y palabras en idiomas diferentes que no entendía obligándolo a cubrirse los oídos, perdió el equilibro y callo hacia atrás pero no toco el agua ni el suelo del lugar solo siguió cayendo, sintiendo el frio viento pasar por su cuerpo conforme seguía el descenso.

 

 

Se sentía envuelto en algo caliente que aumentaba su temperatura por segundo llegando a ser insoportable, se retorcía y sentía el cabello pegarse a su rostro por el sudor, no podía respirar correctamente le costaba mucho trabajo.

 

 

-Integra está hecho, el despertara pronto-

 

La sonrisa retorcía desapareció y se veía serio frente a la mujer que estaba sentada en su escritorio.

 

-Bien por ti Alucard, y dime ¿Cómo piensas explicarle la situación?-

 

Se inclinó sobre su escritorio entrelazando los dedos y mirando al vampiro

 

-Ya me las arreglare-

 

Sentencio para atravesar una de las paredes.

 

 

 

Imágenes pasaban frente a él.

 

 

Un ejército preparado para enfrentar una guerra con caballos, espadas, lanzas y escudos, frente a él miles de soldados que se convirtieron en huesos desasiéndose mientras seguían avanzando junto a  los caballos que estaban en iguales condiciones, lanzaban gritos de guerra y agitaban sus banderas y espadas alzadas.

 

 

La imagen desapareció, ahora se encontraba dentro de un castillo y frente a él un trono enorme se levantaba rodeado de oscuridad, la sangre salió de las paredes en todas direcciones inundándolo todo y alguien grito.

 

- ¡El rey ha caído!-

 

 

 

Había cadáveres por todos lados y la ciudad se encontraba en llamas, los gritos de las personas se escuchaban desgarradores.

 

- ¡La reina ha muerto, alguien ha invadido el castillo!-

 

 

Apareció en una gran sala, la reina estaba sobre el sofá y una espada la mantenía unida a él por el estómago cubierta de sangre, aún estaba viva y lo miro con una leve sonrisa y los ojos a punto de cerrarse.

 

- ¡Corre!-

 

Fue lo que pudo leer en sus labios. Su corazón se oprimió.

 

 

 

Alguien se levantó en armas contra los usurpadores del castillo y era proclamado nuevo rey y legítimo heredero. Era de su edad, joven y fuerte y se parecía demasiado al vampiro.

 

 

Estacas de madera enormes comenzaron a salir de la tierra y miles de personas caían incrustándose en ellas haciendo un sendero largo lleno de cadáveres y sangre, los cuervos se precipitaban sobre los cuerpos putrefactos alimentándose.

 

 

Se tapó la boca, su estómago amenazaba con devolver algo que no había consumido.

 

 

Personas formadas, niños, hombres y mujeres con ropas en malas condiciones, desgarradas y con sangre eran obligadas a caminar en fila hacia su muerte, era de noche y solo se escuchaban los tristes lamentos con el sonido del hacha al cortar y las cabezas cayendo en un golpe seco.

 

 

Miles de murciélagos comenzaron a rondar el cielo, seguía un hombre, lo reconoció era el vampiro pero con un aspecto diferente, tenía el cabello más largo y ojos azules, antes de bajar el hacha hacia su cuello el pronuncio.

 

-¡Yo nunca moriré!-

 

Y se estiro hacia la sangre que cubría el lugar probándola con la lengua, después su cabeza fue cortada mientras sonreía, los murciélagos arremetieron contra todas las personas y los gritos desesperados comenzaron, la sangre que caía al piso era succionada hacia el cuerpo sin vida y era absorbida por este, mientras se levantaba y alzaba los brazos cubriendo su cuerpo de un traje rojo oscuro y soltó una carcajada diabólica y estridente que se escuchó sobre los gritos de las personas.

 

 

La escena cambio, una mujer rubia de ojos azules lo miro y sonreía, traía un vestido largo amarillo y una canasta con flores mientras daba vueltas en un jardín, cuando cayó de rodillas a este por una espada que le atravesó el pecho, la canasta rodo en el piso y de su boca escurría la sangre, dos hombres se acercaron para llevársela arrastrando, corrió hacia ella para detenerlos pero la imagen se distorsiono.

 

 

Otra escena, esta vez en un castillo blanco.

 

-¡Carmina detente! el compromiso ya fue propuesto, él es el antiguo conde de Valaquia sabes lo que significa él es el rey caído y los dos son vampiros, tu por ser de la segunda familia no puedes ser la prometida, tiene que ser tu primo, así uniremos a las familias principales.-

 

-¡Me niego! No lo aceptare, si no es conmigo… Si no es conmigo no habrá tal unión. ¡Además es un hombre!-

 

-Sabes muy bien que las dos familias son vampiros y es perfectamente normal emparentarnos a fin de generar un poder mayor-

 

-Esto no se quedara así…-

 

La chica se marchó fuera del palacio con una mirada de furia.

 

 

 

Comenzó a recordar viendo las escenas frente a él.

 

 Un chico muy parecido si no es que igual a él pero de otra época caminaba de un lado a otro.

 

 

No se conocían y ya habían decidido por él, solo para generar buenas conexiones entre familias. No podía creerlo, quien era ese tipo que decían que era un vampiro tan fuerte y el primero en ser creado si  ellos también eran una familia bastante antigua.

 

Escucho los pensamientos en su cabeza como si fueran de él.

 

 

Ahora el chico estaba viendo una puesta de sol recargado bajo la sombra de un árbol, un hombre de cabello negro se situó frente a él y le tendió una mano, él sonrió mientras la sujetaba y caminaron dentro del castillo.

 

 

La boda se estaba celebrando, todos vestían ropas muy antiguas y formales estilo victoriano, pero él estaba casándose o más bien el chico idéntico a él y con aquel vampiro, parecía feliz las dos familias de vampiros más poderosas se unirían.

 

 

La escena cambio.

 

 

Era de noche y salió a caminar a la terraza del castillo, hace unas horas le había llegado una carta de los espías que se encontraban en otros reinos, querían guerra y a estos se les habían sumado miembros de su propio reino. Un golpe de estado más tropas militares extranjeras, la situación empeoraba de a poco y lo tenía muy preocupado, escucho ruido atrás de él y volteo viendo a Carmina acercándose a él con un pergamino en manos.

 

 

-¿Que sucede han enviado otro mensaje?-

 

-Así es-

 

 Vio al joven darle la espalda y sin advertencia alguna le clavo en el corazón una estaca de fierro.

 

 

No se lo esperaba y pronto su ropa blanca se volvió roja.

 

-¿Por… qué?-

 

Intento hablar pero la sangre le salió por la boca, la estaca estaba bendita, sin embargo no moriría con eso solo tenía que sacarla para sanar, miro a su prima y esta empezó a recitar palabras extrañas en otro idioma del pergamino que portaba mientras iban apareciendo las palabras negras rodeando su cuerpo, parecía un encantamiento, estas lo aprisionaron y la vampira sonreía saboreando la victoria. 

 

 

Ella se acercó y lo empujo, al fin podría estar con ese hombre al deshacerse del estorbo que representaba su primo, el  vampiro de cabello negro entro a la terraza, había sentido un fuerte dolor en el pecho al estar conectados por la sangre, pero todo fue muy rápido el chico había sido empujado por el precipicio que rodeaba parte del castillo y ahora caía al vacío.

 

 

Su furia se desato y miro a Carmina quien estaba aterrada, apareció frente a ella y la atravesó en el corazón con un brazo subiendo hasta destrozarle la cabeza.

 

 

El conde se había quedado solo, la guerra inundo el país pero para el ya no había nada que proteger.

 

 


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