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Nuevo comienzo por seirei

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Entro a la habitación viendo el estado de Zero, era lógico su cuerpo estaba resintiendo todo el poder que lo embargaba empezando a despertarse dentro de él, su sonrisa se había borrado, podía sentir el dolor y la incomodidad que sentía el cazador al estar conectados nuevamente, veía su cuerpo empapado en sudor retorcerse sobre la cama.

 

 

Despacio se acercó a la cama y su sombrero, lentes y gabardina  desaparecieron quedando con el traje negro, paso una de sus manos por el rostro del chico sintiéndolo arder y se inclinó sobre el pegando sus frentes y cerró los ojos.

 

 

Zero estaba envuelto en recuerdos y ahora él también los tenía.

 

 

Todos están muertos… ¡Ellos han muerto! Su pueblo, su ejército. Cada uno ha muerto. Había matado enemigos y aliados por igual. La gente que juro proteger, el país que juro gobernar, pero la muerte de esa persona era lo que más había penetrado su conciencia, jamás podría amar alguien de esa forma.

 

 

Pero a pesar de todo, si sigues caminando hacia adelante… y renuncias a todo… esas palabras rondaban su mente como fragmentos de una destrozada melodía. ¿Cuánto más tendría que mantenerse en esa desdichada existencia inmortal?

 

 

Vago durante mucho tiempo matando a aquellos que se interponían en su camino, no importaba si eran batallones enteros, ciudades, miembros del vaticano. El los aniquilaba con facilidad.

 

 

Hasta que una noche se encontró con él, esa persona, ese hombre humano, era la cabeza de la familia Hellsing. Abraham Van Hellsing y junto a él habían llegado 3 hombres que eran cazadores. La pelea fue difícil ya que utilizaban encantamientos y el no liberaría todo su poder para combatir humanos.

 

 

Logro destruir a los tres acompañantes quedando él y Abraham Hellsing.

 

 

Ese hombre jamás se rendía, atacaba una y otra vez apuñalándolo, cortándolo, esparciendo su sangre por el lugar, no aceptaba mínimamente la derrota aunque estuviera luchando contra un ser inmortal, era un tipo peligroso y muy fuerte más que cualquier otro humano que hubiese conocido.

 

 

-¡Tu! Rey de las tinieblas que lo has perdido todo, ya no tienes razón para seguir vagando en este mundo. Lo único que te queda es pelear. Has un contrato con mi familia y sirve a todo aquel jefe de Hellsing. La inmortalidad para ti es un juego y pasa rápidamente, acepta y podrás pelear contra monstruos iguales a ti sin que los humanos interfieran-

 

 

Vaya que ese hombre era interesante, sonrió. Pelear contra monstros iguales a él.

 

¿Quién podría ser tan monstruoso como él?

 

Interesante... muy interesante, ese hombre llamaba bastante su atención. ¿Porque rechazarlo? Y para que mentir estaba harto de vagar sin rumbo durante tantos años.

 

 

Con el paso del tiempo había matado miles no, millones de almas y hace relativamente pocos años había sido despertado de su letargo de 20 años, encerrado en aquel lugar por el último jefe de la familia.

 

 

Quien lo había despertado era su hija, la nueva líder de la familia Hellsing, Integra Fairbrook Wingates Hellsing, quien lo despertó con su sangre mientras huía de su tío quien quería asesinarla para encabezar a la familia.

 

 

Poco después de comenzar a asesinar a los desperdicios que dejaban los vampiros tras sus ataques, lo sintió por primera vez, era como el latir de un corazón dejándose oír por un momento para después desaparecer, pero no había duda era el, aquel que fue su pareja había vuelto a la vida.

 

 

Comenzó a buscar cada vez que se dejaba sentir su presencia, sin embargo esta desapareció completamente debido al sello que la sangre pura había puesto sobre él, tras enterarse de quien era este realmente y al ser gemelos se llevó a Ichiru  y marco al otro, se quedaría con ellos antes que nadie y los usaría a su conveniencia, serían sus lindos juguetes. Poco después se dio cuenta que Ichiru no era lo mismo que su hermano y lo puso en su contra, al menos lo usaría para intentar apoderarse de Zero.

 

 

Después de la muerte de esta al fin había rastros nuevamente de la presencia y aunque más difícil de detectar lo había encontrado, su alma, su sangre que estaba sellada en ese momento y su presencia eran la misma y ahora lo tendría entre sus manos de nuevo y esta vez para toda la eternidad.

 

 

Abrió los ojos y se separó del cuerpo de Zero. Se retiró uno de los guantes mordiendo su muñeca y reteniendo en su boca su propia sangre para después besarlo y pasarle el líquido, este lo trago y sus ojos se entre abrieron un momento mostrándose rojos sangre iguales a los suyos y volviéndose a cerrar, pronto estaría bien.

 

-Solo un poco más-

 

 

Habían pasado unos días, en los que Zero aun no despertaba, su cuerpo ya no estaba caliente, había dejado de retorcerse y quejarse al tercer día y después había dejado de moverse completamente.

 

 

Abrió el ataúd donde ahora se encontraba el chico, se veía simplemente perfecto, lo tomo entre sus brazos y lo cargo dirigiéndose a la cama donde lo deposito suavemente  y el tomo asiento a su lado con una copa de vino entre sus dedos.

 

 

-¿Cuanto más tiempo me harás esperar pequeño vampiro?-

 

Tomo de su copa mientras que con la otra mano acariciaba uno de los mechones de cabellos plateados.

 

 

Recordó cuando lo había encontrado en ese estado y a punto de terminar con su vida, movió la copa entre sus dedos, si no se hubiese contenido en ese momento probablemente lo hubiera devorado en ese mismo lugar. ¿Cuantos años habían pasado 400, 500? habia perdido la cuenta.

 

 

Jamás permitiría que los volvieran a separar, aunque su pareja no estuviera de acuerdo, lo mantendría atado a él, le pertenecía, no importaba si tenía que encerrarlo para que no huyera, o si tenía que matar a todos hasta quedar solo ellos dos.

 

 

La presencia que tenía a lado de él había cambiado y el ambiente se había tornado turbio y sin vida, dejo salir el aire retenido apenas unos segundos y este salió de color azul pálido, sonrió y se inclinó sobre el cuerpo del chico besando sus labios y este reacciono torpemente intentando alejarlo con sus manos aun sin abrir los ojos, el vampiro solo sonrió más y profundizo el beso de manera demandante para después separarse y mirarlo atentamente, la atmosfera se hacía pesada y la temperatura descendía, dejo salir un poco de sus poderes para que lo sintiera y Zero abrió los ojos ahora color escarlata al igual que los del vampiro.

 

 

-A..Alucard…-

 

Pronuncio llevando una mano hasta tocar la cara del vampiro sobre él, lo que había despertado era su lado vampiro ya que aún no podía controlar su poder. Sonrió de manera retorcida y triunfante, pero con eso estaba bien por el momento, hasta que despertara Zero, su lado vampiro lo reconocía después de todo era el mismo poder, la misma alma, pero diferente vida. 

 

 

 


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