Estaba sentado en un escalón, me preguntaba el motivo del porqué actuaba así con las personas, sobre todo con la que compartía sus momentos más íntimos, con el que había pasado la mayor parte de su tiempo, ¿Miedo, rechazo? No, era algo mucho más fuerte, que me conocieran realmente, esa idea me atemorizaba, le había rechazado todo su amor incondicional, y ponía la excusa de que era sólo sexo, pero sin embargo, lo amaba realmente, lo amaba, ya que me destruí completamente al escuchar a un ninja acercase, ¿Otra misión? Imposible, era domingo, mi día de descanso, se me acercó lo bastante como para evitar que otros lo escuchasen, tenía en su cara un semblante sombrío, no auguraba nada bueno, pero sin embargo yo seguía impasible, como siempre, pero…pero, cuando por fin habló, me gustaría que nunca lo hubiese hecho, me dijo que Naruto había sido encontrado en el fondo de un acantilado, y sin rastros de vida, el alma se me cayó a los pies, ¿Qué había hecho? Por culpa de mi estúpido miedo había acabado con la persona que más me importaba, me dolía el corazón, mis ojos rogaban expulsar millones de lágrimas, pero, no, doy Sasuke Uchiha, el chico del corazón helado, jamás sabrán lo que escondo bajo mi capa de indiferencia, era demasiado…como que definitivamente acabó con todo rastro de vida en mi interior fue la nota que llevaba el shinobi consigo, la cuál me la entregó y se marchó. Era un sobre blanco con manchas de sangre, seguramente de su amado, la abrí con mucha cautela para no dañar el contenido, y salió un pequeño trocito de papel…era ¿Una carta, la cual rezaba lo siguiente:
Todos los días velaba por ti,
Quería que fueses feliz, aun Acosta de mi propio bien
Hacía lo que me mandases, por la única razón
De que me amases aunque fuera un poquito
Decidí intentar ser feliz sin tu amor, pero…
¿Qué pasa cuando la persona que te hace
Llorar es la única capaz de consolarte?
Pues, yo si te soy sincero, no lo sé
Llorar y llorar, sabiendo que jamás pararás
Pero aunque me partiste el corazón
Te seguí amando con cada pedacito de él
Hasta que ya no pude más con mi sufrimiento
Lo siento, pero no puedo continuar así
Te tenía tan cerca y tan lejos,
No hace falta que te jure querido compañero
Que no debí quererte, pero sin embargo te quiero
Se que solo era un juguete para ti,
Con el que te divertías por las noches,
Pero ya no aguanto más, estoy
Hecho pedazos, Te amo con todo mi ser
Naruto.
Mi culpa, todo su sufrimiento ha sido culpa mía, me dio su más sincero amor y lo desprecié por temor a no ser verdadero, no merezco ese profundo cariño, soy la peor persona que hay en la tierra, quizás yo también tome el camino rápido, que cosas, ahora estoy llorando, creí que ya se me habían secado las lágrimas para siempre. Me dirijo a la orilla del río, todo está calmado, no escucho ruidos, sólo el agua fluir, ato una cuerda que tenía en mis manos en una rama de un árbol cercano y la pongo alrededor de mi cuello, se qué estaremos separados aunque ambos estemos muertos, tú estarás en un paraíso donde siempre es primavera, rodeado de flores y la felicidad está en cada esquina, pero yo por mi parte, estaré en el fuego eterno, recordándome siempre la mala persona que fui, lo mucho que te hice sufrir, pero ahora no importa, no merezco vivir, y no temo al infierno, pero lo único que deseo es que seas muy feliz.
Noto la soga hacer presión en mi cuello, la respiración se me va cortando, no pasa nada, es mi destino, la vista se me empieza a nublar y unas últimas lágrimas huyen de mis ojos, los párpados se me hacen muy pesados, hasta el punto en el que no puedo tenerlos abiertos, y unas últimas palabras se escapan de mis labios
“Te quiero, Naruto”
Una luz muy brillante hace que abra lentamente los ojos, me siento desorientado ¿Dónde estoy, Veo un inmenso prado que se extiende hasta donde llega mi vista, ya no estoy con mi vestimenta azul, sino que llevo una túnica blanca, avanzo hasta donde me lleva el corazón, por primera vez le hago caso, y parece que quisiera escaparse de mi pecho, frete a un árbol de flores rosadas veo a un chico rubio, de pelo tan dorado como el Sol, una piel morena, y unos ojos tan bellos como el cielo, está haciendo una corona de flores, y sonríe con naturalidad, y veo que se me acerca despacio, puedo comprobar que viste la misma ropa blanca que yo, y se detiene delante de mi, abre sus sonrosados labios y me habla
“Has venido a buscarme”
Le respondo afirmativamente y me abraza con mucha ternura, le devuelvo el abrazo donde expreso todo lo que en vida no le pude contar, me coloca el collar de flores y me besa castamente en los labios, mi pequeño ángel, ahora todo saldrá bien, nadie nos hará daño jamás, te protegeré por toda la eternidad y estaremos siempre juntos…
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