"Sr. Min, tuvimos otro inconveniente con el Sr. Jeon" mi secretaria me indicó, sosteniendo firmemente una carpeta entre sus manos, bajando la mirada y buscando algunos archivos en su tableta.
"¿Ahora que hizo ese imbécil?" levanté la vista con pesadez, tomando algunos papeles que tenia sobre mi escritorio, revisando si estos valían la pena ser considerados.
"Tiene secuestrado al hijo menor de los Kim" la chica me extendió la tableta, la cual contenía el expediente completo del tal Kim SeokJin. Tomé el dispositivo y comencé a leerlo, al parecer era un estudiante de gastronomía, veintitrés años, tipo se sangre 'o', incluso contenía una foto del chico en cuestión. Cabellera castaña, grandes y redondos ojos color avellana, labios gruesos y rosados, nariz pequeña y respingada, tez tersa a la vista y un poco mas oscura que la mía; simplemente precioso.
"¿Bajo que causa?" Sí bien el chico era hermoso, Jungkook sabia que no podía actuar por puro interés propio, esto nos podría causar serios problemas al negocio y yo no estaba dispuesto a caer por culpa de caprichos infantiles.
"Una deuda de hace diez años que la familia Kim tiene con la familia Jeon, al parecer los padres de Kim SeokJin le deben dos millones de dolares a la familia Jeon, y el Sr. Jungkook decidió tomar a su hijo menor como garantía de pago" La chica sacó unos papeles de la carpeta, situándolos suavemente sobre la mesa; dejé la tableta de lado y tomé los papeles entre mis manos. Las hojas contenía una copia del contrato que la familia Kim había firmado como deudor a la familia Jeon, lastimosamente por la prisa y ansias de tener el dinero en mano, habían firmado la papelería dejando la garantía en blanco. Un muy mal error si te topabas con las personas equivocadas, y la familia Jeon eran las personas mas hipócritas y embusteras que existían dentro de Corea del Sur, las peores con las cuales tratar, y bien yo lo sabia, eran mis socios mas importantes dentro de la organización Min.
La familia Min y la familia Jeon tenían lazos que las llevaban uniendo desde generaciones pasadas, esto a venido favoreciéndonos en los negocios con el pasar de los años, la familia Min siendo la imagen de la organización, pulcra y respetable; mientras que la familia Jeon hacia los trabajos sucios por debajo de la mesa que eran necesarios para que el negocio saliera a flote. Por eso, el que Jeon Jungkook se metiera en problemas podría amenazar el futuro de la empresa Min, lo cual, no estaba dispuesto a dejar suceder.
"Llama al chófer, dile que lo quiero esperándome en la entrada justo ahora y avisa a la familia Jeon que estoy en camino a su residencia, necesito hablar con su pequeño Jungkook" finalicé tomando mi abrigo y saliendo de la oficina, cerrando la puerta con un golpe seco tras de mi, dejando dentro a mi asistente, la cual era de mi completa confianza.
El chófer estaba tal y como lo había solicitado, listo y con la puerta abierta esperando por mi para entrar al coche. A los pocos minutos ya estábamos por llegar a la residencia de los Jeon, la cual nos dio la bienvenida abriendo las rejas de su mansión, con el previo aviso de mi asistente por supuesto.
"Sr. Min, que alegría tenerlo por aquí hoy, siéntase como en su casa" me dijo el Sr. Jeon, cabeza de la familia Jeon y padre del pequeño malcriado Jungkook, un lame botas de primera "su secretaria nos notificó que su visita se debía a que quería hablar con nuestro querido hijo Jungkook, ya sabe que él es aun un niño y no comprende muy bien lo que hace" trató de excusarlo su padre, claro, el bastardo sabia que entre las dos familias, la mía tenia mayor poder, fácilmente podría destrozar a la suya con un tronar de dedos, pero como ya había dicho, esta alianza que nos unía era un ganar-ganar para ambas partes.
"Y esta en lo correcto, vine con el puro propósito de hablar con su pequeño y único hijo Jungkook, y no me iré de aquí hasta hacerlo" hubo una pequeña pausa en la que el Sr. Jeon me miró espantado, con algunas pequeñas gotas de sudor apareciendo por su arrugado y viejo rostro "Ademas... sabes que no me gusta esperar" gruñí mientras me sentaba en uno de los sillones que se encontraban en el recibidor, acomodándome a mi gusto como si este lugar me perteneciera.
No pasaron ni cinco minutos cuando ya tenia al pequeño cara de rata frente a mi, tratando de verse imponente con su ropa negra y ajustada, cuerpo bien marcado, cabello decolorado y perforaciones a lo largo de toda su oreja; un pequeño punk ante mis ojos.
"Al parecer has decidido tener al hijo menor de los Kim como tu rehén" dije sin rechistar mientras de levantaba del sofá, acercándome lentamente a él, tal vez él fuera mas alto que yo, pero le faltaba carácter y eso era algo que a mi me sobraba.
"Sus padres... tienen una deuda con nuestra..."
"Estoy enterado de eso también" le corté, el chico comenzó a temblar y bajo la vista "La familia Kim es un cliente muy importante para el negocio Min, la deuda que tiene con la familia Jeon la voy a tomar como mía y les haré llegar el pago en cuestión de horas, de ahora en adelante yo me estaré viendo con la familia Kim para arreglar los tramites del dinero, y por ende, Kim SeokJin se irá conmigo" el chico abrió los ojos en demasía e intento protestar, negando con la cabeza.
"No, Kim SeokJin se quedará conmigo, esta deuda no es asunto de la familia Min, no es tu decisión el hacerte cargo de ella o no"
"¿Que no es decisión mía, dices?" el chico se encogió en su lugar, sin mover un musculo "yo hago con la familia Jeon lo que a mi se me de la gana y decido por sobre su opinión ¿entendiste?" Jungkook asintió con la cabeza, sin dejar de temblar como un chihuahua "Ahora bien ¿donde esta Kim SeokJin?"
Después de que Jungkook me indicó donde tenia oculto al menor de los Kim, ordené a mi asistente que mandara a recogerlo y que lo instalara en una de las recamaras de la mansión Min mientras terminaba de arreglar el papeleo con la familia Jeon.
"El joven Kim se encuentra esperándolo en su habitación, Sr Min" me indicó el ama de llaves justo cuando puse un pie en la mansión. Sí bien, con el trascurso del día se me había olvidado un poco el hecho de que ahora debía tratar con un adolescente recién liberado de su secuestro.
Me dirigí con paso lento por los pasillos de la mansión, era de noche ya. Al momento de entrar a la habitación en la que el joven SeokJin se encontraba, me tope con un espacio completamente en penumbras, nada mas que una pequeña linterna alumbraba un rincón de la recamara, donde un bulto, envuelto en sabanas, se encontraba encogido y temblando . Me acerque a él, arrodillándome a su altura.
"¿Esa es la imagen que el joven miembro de la familia Kim otorga a su salvador? Que pésima primera impresión"