Llevamos casi cinco años como pareja y cuatro viviendo juntos; nunca te acuerdas de fechas especiales como nuestro aniversario o nuestros cumpleaños, ni siquiera tienes presente que día es navidad o año nuevo a excepción de que eso influya en tu trabajo, pero aun así te amo. Que más da si me vine a enamorar de ti, del mismísimo Seto Kaiba.
Estos últimos meses he sentido que parece que ni te importo porque siempre sacas cualquier excusa para no asistir a ningún lugar conmigo; mis amigos me dicen que te deje, que no vales la pena o que simplemente no me mereces... pero yo pienso que el que no merece estar contigo soy yo, ¿para qué te interesarías en un pobre diablo como yo?, la pregunta me ha rondado desde hace cinco largos años y hasta ahora no he encontrado la respuesta.
Ya es muy tarde y por fin llegas, te das cuenta de que aun te estoy esperando, te acercas a mi para ver si estoy despierto aunque ya sabes la respuesta, ¿qué hay algo que tu no sepas?, me besas y te acuestas, entiendo que mañana tendrás un día pesado pero en el fondo de mi ser te pido que me dediques aunque sea unos cuantos minutos, te necesito.
- Seto - te llamo en una súplica por tu persona pero tu parece que ni me oyes.
- ............. - no obtengo respuesta alguna por lo que vuelvo a intentar llamar tu atención aunque esta vez no me guardaré todo lo que pienso, te lo haré saber.
- ¿Por qué ya no tienes tiempo para mi? - susurro levemente aunque tu me alcanzas a oír.
- No es que ya no tenga tiempo para ti Joey, es que ahora he estado más ocupado que antes - tu respuesta suena muy fría, no tienes presente el daño que me hacen tus palabras.
- Ya no me amas ¿verdad? - te pregunto yo pero solo escucho un gruñido de molestia por tu parte.
- Otra vez con lo mismo, ya me tienes harto, sabes lo que yo siento hacia ti pero... - te levantas y te arreglas de nuevo - Eres un idiota - alcanzo a oír y mi corazón se está destruyendo en mil pedazos - Me largo - Te vas, ¿por qué eres tan cruel conmigo?.
Está gritando
ya sé que no se entera.
El corazón escucha tu cabeza
pero a dónde vas?
Me estás escuchando?
Que hay de tu orgullo?
Qué habíamos quedado?
Involuntariamente me levanto y me cambio rápidamente dispuesto a seguirte a donde sea que vallas, veo por la ventana que ya estás afuera por lo que salgo corriendo para tratar de alcanzarte. ¿Por qué no me puedes ya decir un te amo como en antaño?, ¿acaso tu orgullo y tu frialdad no te lo permiten?
La noche empieza y con ella mi camino
te busco a solas con mi mejor vestido
pero a dónde estás?
que es lo que ha pasado?
qué es lo que queda después de tantos años?
Salgo corriendo y para mi mala suerte ya no te encuentro pero te buscaré hasta dar contigo, no soporto que estemos peleados, yo te amo con todo mi ser y no sabes lo mucho que eso me hace sufrir. Camino por las calles y no encuentro ninguna señal de dónde estás.
Miro esos ojos que un día me miraron;
busco tu boca, tus manos, tus abrazos
pero tu no sientes nada
y te disfrazas de cordialidad.
Al fin, te encuentro en el parque, estás sentado con las manos agarrándote la cabeza desesperadamente, ¿quizás sufres por todo esto?, no lo creo, tu no exteriorizas tus emociones cosa que ha venido acabando con nuestra relación poco a poco. Me paro en frente tuyo y tu sientes mi presencia, noto como limpias un poco tu cara, ¿estabas llorando?, ¿Por mi?. Levantas tu mirada y encuentro que tus ojos... están vacíos de sentimientos y solo veo hielo en ellos, tu mirada no es así y menos cualquiera que me hayas hecho a mi, ahora tu mirada empieza a llenarse de odio, empiezo a llorar ante ti, me haces mucho daño.
Ni una sola palabra
ni gestos ni miradas apasionadas
ni rastro de los besos que antes me dabas
hasta el amanecer.
Desde hace poco no he recibido ninguna atención de tu parte, es como si para ti yo no existiera, me duele mucho el pensar en que ya no me dices cosas bonitas ni me das besos como lo hacías antes, todos estaban cargados de amor y pasión pero ahora... ya no hay ni rastro de eso.
Ni una de las sonrisas
por las que cada noche y todos los días
sollozan estos ojos
en los que ahora, te ves.
Me siento al lado tuyo y veo que me abrazas fuertemente haciendo que un poco de felicidad inunde mi corazón.
- Aléjate de mi - me pides llorando abiertamente - Yo solo te causo dolor.
- No Seto, no quiero, no quiero separarme de ti ya que si tu no estás mi vida pierde todo el sentido, no quiero vivir sin ti. - Mis palabras salen del corazón y de alguna forma siento que las tuyas también.
Como un juguete que choca contra un muro,
salgo a encontrarte
y me pierdo en cuando busco
una oportunidad, un milagro o un hechizo:
volverme guapa y tú, guapo conmigo.
- Ya nada se puede hacer - al principio quedo sin entender pero... - nuestra relación se ha acabado completamente.
- No - te suplico llorando - No digas eso.
- Solo un milagro nos salvaría, yo no te puedo dedicar el tiempo que te mereces y es más... yo no soy quien para merecerte - siento como mi luz se va apagando, el dolor de perderte es mucho.
- Entonces, solo te pido que juntos busquemos esa solución, yo te amo y aunque tu no me lo digas se que sientes lo mismo, qué más necesitamos si nos tenemos el uno al otro y hay amor de por medio - trato de explicarte haciendo aparecer una media sonrisa en tu rostro.
- Cachorro... - me susurras - no quiero que sufras - tu voz está opacándose por todo el dolor que sientes - es mejor dejarlo hasta allí.
Frente a los ojos que un día me miraron
pongo mi espalda y aquí unos cuantos pasos
y me apunto otra derrota
mientras mi boca dice "nunca mas".
No soy capaz de aceptarlo, tu sabes que yo soy terco y que insistiré hasta agotar mis recursos, me conoces muy bien y... espera, es cierto, tu me conoces mejor que nadie y yo siento lo mismo, tal vez una razón por la cual estar juntos, por la cual luchar todavía, no quiero perderte sin pelear.
Ni una sola palabra
ni gestos ni miradas apasionadas
ni rastro de los besos que antes me dabas
hasta el amanecer.
Ni una de las sonrisas
por las que cada noche y todos los días
sollozan estos ojos
en los que ahora, te ves.
Tratas de mirarme lo más frío que puedes pero tu intento es fallido, no podrías por la sencilla razón de que me amas, lo puedo sentir ahora, jugaré mi última carta con la que espero no fallar, a que no sabes en que lugar estamos... nos encontramos en el puente, fue el lugar donde nos dimos nuestro primer beso hace cerca de cinco años, lo recuerdo como si fuera ayer.
- Este es el lugar donde te me declaraste, ¿lo recuerdas? - tu levantas tu mirada y observas todo a tu alrededor, esbozas una pequeña sonrisa, creo que estoy por buen camino.
- Cómo olvidarlo, este es un sitio muy importante para mi.
- Ves, entonces ¿qué sentido tiene dejar nuestra relación?, nos amamos y eso es lo que importa.
No puede ser, no soy yo.
Me pesa tanto el corazón
por no ser de hielo cuando el cielo
me pide paciencia.
Ni una sola palabra
ni gestos ni miradas apasionadas
ni rastro de los besos que antes me dabas
hasta el amanecer.
Ni una de las sonrisas
por las que cada noche y todos los días
sollozan estos ojos
en los que ahora, te ves.
Funcionó, empiezas a acercar tus labios a los míos y me das un beso de esos que hace mucho tiempo que no me das, uno cargado de amor y pasión, como en antaño.
- Tienes razón, pero... - noto como te entristeces por un momento - ¿cómo lo lograremos?, ¿qué quieres que haga?, no quiero verte triste nunca.
- Solo te pido que me dediques un poco de tiempo, que me tomes un poco más en cuenta, si es necesario, por ti viviría en Kaiba Corp. pero quiero estar siempre contigo.
- Lo haré cachorro y si así lo quieres entonces instalaré una pequeña habitación en mi oficina solo para los dos.
- Si - siento como mis ojos se iluminan rápidamente, siento como una nueva felicidad me embarga, ahora puedo dar testimonio de que el amor lo cura todo y hace que nuestra vida sea un poco más amena, ahora entre nosotros ha triunfado el amor.
Fin.