La vibración de su celular bajo la almohada lo despertó. Abriendo los párpados a regañadientes, buscó el aparato antes que la molesta vibración siguiera taladrando sus oídos y cabeza. Pero antes que pudiera contestar, esta se detuvo y una nada agradable maldición fue susurrada de sus labios.
¡Joder! Se sentía bastante mal y la luz de día solo empeoraba su inminente jaqueca. Con su brazo se cubrió los ojos y comenzó, o intento, recordar que había ocurrido anoche. Fiesta en la casa de Yuri. Bebidas y alcohol por montón. Bailes subidos de tono. Y… el celular vibro, con el entrecejo fruncido retiro su brazo para ver la notificación de mensaje de JongHyun, su traicionero amigo que lo había abandonado cuando el culo de Key se le pasó por delante.
“Hermano, ¿dónde mierda estas? ¡Tenemos disertación! Así que sale de donde sea que estés y ¡trae tu culo aquí!”
Se quedó leyendo el mensaje unos segundos porque, mierda, él no recordaba haberse acostado con nadie anoche pero ¡En realidad no recordaba nada después de que se tomó unos cuantos tragos y el imbécil de Lee le botó cerveza sobre la ropa!
Como pudo se sentó en la cama, la sabana deslizándose mostró su cuerpo desnudo y el de alguien más a su lado. Su mirada vago por el pálido cuerpo; las estrechas caderas y la leve cintura. Oh, genial, lo había hecho con un hombre y ni siquiera se acordaba.
La cabeza volvió a punzarle y supo que lo mejor era irse antes de que esa persona despertara.
Pero era tarde.
Los cálidos besos hicieron un camino por su espalda hasta su nuca, junto con esas suaves manos, los delgados brazos se ciñeron en un abrazo. El aliento ajeno golpeteo su oído, causándole un temblor que no pasó desapercibido para quien sea que esté detrás suyo. La suave risita retumbo en sus oídos.
—Vamos MinHo, no puedes temblar por esto después de lo de anoche.
Esa voz, solo esa jodida voz necesito para alejarse y mirar a Lee, quien tenía esa sonrisa burlona característica de él, y que MinHo había comenzado a odiar desde que lo dejo en ridículo delante de toda la universidad.
—¿Qué mierda has hecho?
TaeMin se encogió de hombros, desviando su mirada. — Que mierda hemos hecho, querrás decir.
Y ese fue su límite. MinHo se acercó a la cama y tomó fuertemente la mandíbula ajena, sin importarle la desnudes de TaeMin ni la propia.
—No. pasó. nada. No te quiero volver a ver cerca de mí ¿¡Entendiste!?
Y lo soltó, fuerte, brusco sin esperar una respuesta porque sabía que Lee no le respondería y solo obtendría esa burlona sonrisa en su rostro, como siempre.
Se vistió rápido y de la misma manera salió de ahí.
El eco de la puerta al ser azotada, se mantuvo por la habitación y TaeMin se dejó caer en la gran cama. El escozor en sus ojos apareció y sus labios exhalaron un suspiro.
—Eres un maldito imbécil, Choi.
«Al igual que tú, Lee.»