La noche transcurría como cualquier otra en la que se le antojaba tomar un trago. Aquél lugar lleno de color, bullicio y música escandalosa no lograba sacarlo completamente de su tristeza. No estaba deprimido por pensar en Woohyun, hacía mucho tiempo que había dejado de lamentarse… era algo diferente. Tal vez porque sentía que se quedaba vacío, sin embargo, ese era el punto ¿no?…
- Ese tonto… por eso no me gusta confiar en nadie - Se dijo a sí mismo. No sabía cómo pero últimamente Onew lo acompañaba a ese lugar, y aunque era molesto admitirlo se había acostumbrado a su presencia, era divertido ver como se excusaba por él con los demás en cada desplante que hacía.
Un suspiro largo se escapó de sus labios. Muchas personas lo veían con interés, pero su mirada era una especie de escudo que terminaba alejando a los demás. Había chicas a su alrededor deseosas de bailar con él, pero los que más frecuentaban aquel lugar sabían que aquel frío chico ni siquiera respondería por mucho que le rogaran. Era un reto enorme lograr si quiera que dirigiera su vista a alguien.
Un joven alto, de cabello negro y ojos grandes, vestido elegantemente con un abrigo oscuro se sentó en una mesa frente a Kibum.
Minho observaba detalladamente a la persona que le ayudaría: tez blanca, labios rosas, mirada agresiva, imposible que pasara desapercibido para cualquiera. Definitivamente había superado sus expectativas. Sonrió satisfactoriamente, él era perfecto para vengarse de Taemin. No pudo esperar hasta que Onew los presentará: necesitaba verlo. Se notaba a leguas que era un tipo orgulloso, pero él era bueno negociando, y ese chico terminaría colaborando sí o sí.
Era el segundo sorbo que le daba a su bebida, y en verdad era molesto. Había un tipo que lo estaba observando. Con su tonta sonrisa, ¿acaso no había cosas más interesantes que ver? Lo estaba sacando de sus casillas, definitivamente era peor que cualquiera de las personas que habían quedado embobadas con él anteriormente. Quería observar al acosador, así que por un segundo posó su mirada en él. Entonces el chico alto alzó su copa brindando desde esa distancia con él y volvió a sonreírle. Los ojos de Kibum se abrieron ¿quién se creía ese sujeto para hacer algo así? Molesto viró hacia otro lado y dio un trago enorme a su copa. Algo dentro de su cuerpo ardía y un ligero rubor apareció en su rostro, aunque no sabía si había sido por el alcohol. Frunció el ceño enojado ¿cómo se dejaba intimidar por alguien que ni siquiera conocía? Y en ese momento reaccionó… Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro, si ese tipo creía que se podía meter con él tan fácilmente sólo porque mostró un poco de debilidad, entonces le daría un buen espectáculo para ver quién jugaba con quién…
La música comenzó a sonar fuerte en el lugar, y una cantidad enorme de gente se había levantado a bailar. Para sorpresa de muchos Kibum estaba bailando también, parecía que era la música y no él, la que encajaba con cada uno de sus pasos. Él no solo era guapo sino que también sabía moverse muy bien, parecía que podía acoplarse perfectamente a cualquier ritmo.
Un muchacho alto se acercó a él, resulto ser Kris; aunque ese sólo era un apodo, su nombre verdadero era Wu Yi Fan de nacionalidad china, bien parecido, era dueño de todo el lugar. Siempre le había mandado tragos con los meseros, y hasta en una ocasión mando una tarjeta con su número de celular pero siempre lo había rechazado, hasta esa noche, y en consecuencia el ego de Kris engrandeció.
Le sonrió provocativamente, Kibum coqueteaba con él de modo que Minho lo pudo notar, él observó detenidamente la escena, nunca imaginó que a ese chico también le interesaran los hombres, sin embargo, siendo de esa manera no sería tan difícil fingir una relación con él.
La música terminó, y Kris quiso sujetar a Kibum del brazo para llevarlo a un lugar más privado, el otro chico se soltó bruscamente y se dirigió otra vez a su mesa sin más. El dueño del antro lo miró con odio.
Por su parte el chico rubio volvió a su mesa satisfecho de lo que había hecho, sin embargo, cuando miró de nueva cuenta a Minho, éste aún seguía con esa maldita sonrisa, observándolo como si quisiera saberlo todo de él. De nuevo esa sensación lo quemaba por dentro. Estaba ensimismado en su enojo, a punto de irse de aquel lugar cuando el director de los comerciales que grababa apareció.
- No sabía que frecuentabas este lugar… - Jonghyun se acercó un poco a él para saludarlo, sintió un impacto repentino sobre sus labios. Kibum lo había besado.
- ¿No era eso lo que querías? Ahora deja de molestarme… - Y el chico se dirigió a la salida dejando a su superior sin palabras.
¿Qué no era absurdo pensar que hizo todo eso para darle celos a alguien que ni siquiera había visto en su vida? No, por supuesto no lo había hecho por eso, tal vez había bebido más de la cuenta…
Se detuvo un momento. Alguien lo seguía.
- ¿Acaso quieres asaltarme?
- No es mala idea, tal vez puedes tener algo que me interese.- Minho le respondió acercándose cada vez más hasta donde se encontraba el chico.
Kibum volteó quedando de frente a Minho, soltó una risa burlona.
- No eres mi tipo - le dijo muy seguro de sí mismo.
Minho pellizco una de sus mejillas, dejándola un poco roja. Kibum lo empujo fuertemente.
- ¡No me toques! – Dijo secamente dándole un manotazo, y se dispuso a seguir caminando.
- ¡Estoy seguro de que nos volveremos a ver! Me llamo Choi Minho - Gritó desde media calle. Camino despacio hacia su auto, nunca se había acercado tanto y de esa manera a otro chico que no fuera Taemin. Definitivamente su comportamiento había sido extraño.
Kibum había llegado a su departamento, se lanzó sobre la cama dejando su chaqueta en el piso. Onew ya estaba durmiendo, si tan sólo lo hubiera acompañado, entonces nunca se habría percatado de que ese tipo lo estaba mirando, aunque de nada servía arrepentirse, esa noche ya había cometido demasiadas tonterías: había jugado con Kris, besado a Jonghyun y… conocido a Choi Minho…