Bueno, antes que nada quería avisar de varias cosas, con alta probabilidad habrán visto ya esta clase de trama escrita en cientos de otp's, miles incluso, mas recuerden que cada escritora puede con un simple camino cambiar el rumbo de todo, por el momento sólo tengo unos tips que seguir, no sé cómo acabará aunque sí sé que tendrá lemon y lenguaje explícito u obsceno, como quieran llamarle, por ende si hay algún sensible o así se confundieron de fanfic (?)
La shipp sobre la que se basará todo será Taekook, un au, es decir un "Alternative Universe", seguro que muchos conocían el término pero mejor aclarar por si acaso, con lo cual dejen fluir ésa bella imaginación que poseen para leer, me gustaría que el amor aquí no se dé tan pronto o esa es la idea, quiero que haya mucha tensión sexual, problemas, drama, ya saben. Perdón si hago muy larga la introducción pero sentía la necesidad de informar, también les pido disculpas si encuentran errores, en mi caso trataré de que no se dé el caso aunque soy humana, los habrá seguro sin darme cuenta.
Eso es todo creo, espero que les guste la historia si es así me encantaría leer sus comentarios sobre qué opinan. <3
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¿cuánto tiempo había transcurrido desde que llegó al nuevo piso? Con precisión discernía que fueron bastantes horas, en las cuales hizo nada, absolutamente nada, más que reposar en la cama visualizando aquél aburrido color del techo, el mismo que en su mente se instalaba; un tono de color blanco. ¿No debía asumir responsabilidades ya? ¿no era hora de ello? debía, pero no lo hacía, las cajas por sí solas no se moverían, menos se abrirían e irían las cosas a ponerse por propia cuenta donde pertenecían, eso pasaría únicamente en un hermoso inexistente y carente mundo de magia.
Una exhalación fue lo que por fin de dicho trance al joven despertó, le costó, sin embargo ahí se hallaba, desempaquetando sus pertenencias, el alivio resultó ser que eran limitadas las que al nuevo edificio había traído, a pesar de que su progenitora no cesaba la insistencia de que lo visitaría para llevarle todo lo que en su antigua habitación dejó, era una buena madre, sin duda, pero demasiado pesada en ése aspecto, tenía que asumir que ya era grande para ver por su cuenta y no necesitaba más, menos todavía el maldito ropaje que le quería imponer ¿qué tenía de malo el vestir holgado?
—Supongo que ahora sí parece un hogar de verdad, uno vacío.
Por desgracia así lo era en su totalidad, apenas por el edificio existía el mínimo ruido, a excepción de los tópicos, pasos por las escaleras, algún que otro niño, el fluir del agua por las cañerías -apenas- y por supuesto también su vecino, así es, justamente debía ser el mismo de ésa planta, no, no podía ser el de abajo o inclusive el de arriba, tenía que ser justo el de enfrente. Llevaba rato queriendo decirle que pusiera la música para sí mismo, que no molestase la paz de los otros, empero no era lo indicado buscar problemas el primer día que se mudaba, por lo que optó por algo más común y coherente, emplearía la típica excusa de llevarle cualquier tipo de aperitivo para decírselo. Recordó que su progenitor antes de despedirse le había entregado un plato con unas galletas o un derivado de eso, con sinceridad no le prestó mucha atención pues no era partidario de los dulces.
Dejó escapar un suspiro a la par que salió de su piso, encontrándose delante de la puerta desconocida, no demoró más que unos míseros segundos para golpear en la madera con los nudillos, ¿respuesta? ninguna, no le extrañaba, el tipo debía haber quedado sordo ahí adentro. Una vez más insistió, reiteró la acción pero con mayor fuerza.
— ¿Qué? ¿necesitas algo?. -Inquirió un varón de ¿asumía que su edad?, con una ceja alzada e inclusive una evidente manifestación de molestia en las facciones, aunque en ése instante era el menor de los problemas, hasta su pésima expresión pasó a un segundo plano tras ver el torso bronceado del desconocido, ¿estaba delante de un exhibicionista? ¿había acaso una fiesta ahí adentro de semejante calibre? con el tono de la música no le resultaría tan extraña la idea.
¿En qué momento su habla se disipó?
— ¿Hola? ¿querías algo? – Repitió.
— Sí, venía a presentarme como tu nuevo vecino, soy Jeon Jungkook, además traje esto por mera cortesía, supongo, ¿sabes qué es de educación recibir a los que llaman a tu puerta con al menos, no sé, una camiseta?
Sin percatarse una fémina más o menos de uno setenta pasó al lado del chico con hebras grisáceas, le rodeó la cadera atrayéndolo a ella y alargó la mano al plato que el “invitado” portaba, robándole una de las galletas.
— ¿en qué gastas tanto tiempo, Tae? -habló mientras masticó el aperitivo robado.
— En tonterías, en una molestia que ignoraré. – Antes de que cerrase la puerta atrapó el plato, dejando ahora sí a un Jungkook estupefacto por el imbécil que tenía como vecino, la cosa pintaba de maravilla.
— Agh, muérete. -Maldijo regresando a su hogar, no pensaba salir de ahí a menos que fuese necesario, no, menos para ver la cara a un estúpido así cada mañana, ¿existía algo peor o más denigrante? lo dudaba.