La faceta del amor se creía pasajera, con un sabor fuerte, tentativo y lleno de color pero al mismo tiempo doloroso cuando ya no estaba allí.
Orochimaru lo sentía desde el fondo de su corazón, acostado en su cama de mantas azules y abrazando aquel oso que su ex novio le regaló.
¿Por qué en su aniversario tuvo que pasar eso? Se preguntó así mismo cambiando la postura observando el techo blanco del cuarto, ¿No era lo suficiente para él? Nada, nada en ese momento podía cambiar su mentalidad pesimista ante la situación de completa tristeza y agonía.
Nunca sintió amor antes, para él era una molestia más pero cuando ese albino se presentó, dándole parte de su corazón. Orochimaru, Orochimaru sintió un calor que nunca antes le sucedió.
Salieron varias veces juntos a un montón de sitios que frecuentaban las parejas de su ciudad, una situación nueva tras otra, conociéndose el uno al otro.
La alegría era presente, todo pretendía estar bien, un año estaba por cumplirse y para ambos era dar el siguiente paso, los dos estaban listos pues confiaban el uno en el otro.
En una noche bajo la luz de la luna que entraba por la ventana del cuarto. Ellos dos compartieron un momento íntimo. Jadeos, gemidos, palabras románticas mezcladas con la perdida de inocencia y amor se unían en un solo acto, el amor estaba presente, la idea de compartir más era cada vez potente y fuerte, irrompible según el azabache que veía dormir al término del acto a su pareja.
Recuerda haber acariciado los cabellos blanquecinos con total delicadeza, sintiendo la suavidad de ellos y lo sedoso que estaban.
Dime Jiraiya ¿Por qué lastimar a alguien que solo te amaba?
Orochimaru pensaba aquello mientras maldecia su maldita debilidad ante una situación de guerra contra sigo mismo, intentaba no llorar por el imbécil pero al mismo tiempo ese imbécil era a quien el amaba.
Amaba, quería, atesoraba al pervertido que escribía sobre sus actos sexuales en un libro que pretendía vender.
Amaba, quería, atesoraba al idiota que llegaba tarde aún si le decías media hora antes.
Amaba, quería atesoraba al amoroso que cuidaba de el cuando se enfermaba, que le cocinaba cuando el no deseaba hacerlo, que le daba ánimos cuando creía no poder lograr algo.
Dime, dime de una maldita vez porque lastimarme Jiraiya.
Gritaba el dolido del corazón mientras le pegaba a sus almohadas con total ira, ya no le importaba llorar, gritar.
Lo que vio aquella tarde le dejo bien en claro varias cosas.
Jiraiya no lo amaba, amaba a la mujer que en ese momento abrazo y le dedicó palabras de amor.
Amaba a la que le había dicho que gracioso había sido enamorar al chico que se sentaba a su lado en las clases.
Orochimaru ya no sabía que pensar, para el todo acabo, nada sería igual y debería ver a ambos en la escuela, todo acabo con Jiraiya, ya nada importaba.
No importaba haber perdido todo confiado por un amor, no importaba haber soñado un futuro junto a él, ya no le importaba nada más.
Ya era una persona fría, nada le dolía.
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