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Hímero por Mascayeta

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"El tiempo es muy largo para los que sufren...


- ¿Por qué él? - Ijuuin alzó los hombros e hizo un gesto demostrando lo poco que le importaba darle una respuesta. - Te has detenido a pensar en el daño que puedes causarle.


La pelirroja se le acercó pasando la copa que había servido mientras hablaba por teléfono. Lo vio perderse en el color ámbar del licor que calentó levemente con sus manos. Era difícil poder leer su rostro, aunque casi imperceptible, apareció esa sonrisa que le hacía lucir como un niño que acababa de cometer una travesura, el que no supiera de sus reacciones podría confundirlo, pero a ella no. Kyo era como las aguas mansas, y esa pasividad indicaba tan solo peligro.


- En un enfrentamiento siempre hay daño colateral...


- No vale la pena, - dijo para sentarse frente al hombre que llevó el líquido a sus labios como tratando de rememorar un sabor - con esto él no va a volver a tu lado...


- Pero podre arrebatarles algo querido, que sepan lo que es sufrir... - fijó su mirada en los ojos grises de la mujer. Tantos años juntos aparentando lo que nunca llegarían a ser, pero que los protegía a ambos de los recuerdos - ¿por qué no deseas lo mismo?


- Porque yo seguí adelante, y es lo que tu deberías hacer - la mujer besó su frente y se alejó para poder deshacerse del incomodo adorno de su cabeza. La negra cabellera se liberó de las pinzas que la sujetaban debajo de la peluca que paso a ser guardada en el bolso junto con los otros adornos de su traje de sumisa.


- Era tu primo...


- Ellos también lo son Ijuuin - desde la puerta Kaoruko le sonrió sinceramente - pero mi familia eres tú, y moriría si te pierdo.


- Mañana comenzaras el entrenamiento de Hímero... - la chica asintió, la voz era clara y hablaba su Dom, así que tan solo dijo "Si amo" para salir y poder descansar unas horas.


Kyo terminó la bebida y se dirigió a su cuarto, en la cama el cabello marrón de Yuu le hizo sentir una punzada en el pecho. ¿Seguir adelante? Se recostó al lado del joven que al sentir el calor del cuerpo ajeno se aproximó mientras murmuraba entre sueños, el productor lo rodeó con sus brazos para antes de dormir pensar en la promesa que le hizo a Mizuki.


- Al fin llegó el momento amor… solo un poco más.


 


El tiempo es muy rápido para los que temen…


Sakura no entendía porque a pesar de que aparentemente todo estaba saliendo como ella lo quería, la situación con Zen era cada vez más difícil de sobrellevar.


Desde la partida de Yokozawa su marido parecía otra persona, la eterna sonrisa hipócrita permanecía en sus labios ya no solo cuando estaba en el trabajo con aquellos que no toleraba, sino que era una constante para ella. La intimidad que mantenían prácticamente había desaparecido bajo la excusa de que Hiyori ya estaba más grande y debían ser prudentes. Su rechazo comenzaba a ser doloroso, pero sobre todo la sensación de temor por presentir que pronto su verdad sería descubierta.


El mensaje en su celular le indicó que nuevamente Kirishima se quedaría en la empresa hasta tarde, sabía que era una mentira, simplemente esperaría estar seguro que su hija estuviese acompañada para él salir a un bar y beber con el primero de sus amigos que le aceptara la invitación. Aceptó que debía buscar una solución cuanto antes a esa situación, no lo iba a perder, él le pertenecía.


El castaño la vio guardar el móvil y alejarse con dirección al parqueadero, cerró la puerta de su oficina para esperar la llamada de quien se había convertido en su verdadero amigo y confidente desde que descubrió la verdad de su matrimonio.


Era ilógico pensar que alguien hubiese llegado a tanto por retenerlo, pero peor era descubrir la posibilidad de que Hiyori no fuera suya. Ese miedo lo carcomía desde que descubrió el dueño de la colonia que en varias ocasiones había percibido en Sakura.


Con una sonrisa salió en dirección al apartamento que le había ayudado a elegir. Pronto cumpliría un mes de su regreso, tiempo en el que no habían dejado de verse. La puerta se abrió dándole la bienvenida con un abrazo. Si esto hubiese ocurrido hace siete años… tal vez su historia fuese distinta. Sin embargo, esa era su realidad, y sinceramente no le importaba, porque él lo complementaba con esos detalles tan sencillos.


Ambos eran conscientes que se habían equivocado, pero ahora estaban juntos.


- ¿Cuándo harás la prueba de paternidad? – la pregunta del peliazul lo hizo enfrentar a lo que estaba procrastinando, debía tomar una decisión y rápido.


- Realmente no sé si quiero hacerla – respondió tomando un trago de su cerveza. Adoraba el ceño fruncido que lo miraba más con resignación que con ganas de regañarlo – al fin y al cabo, no dicen que “padre es el que cría” … ella es mía.


- Zen si estás seguro de lo que me dices, entonces ¿a qué le temes?


Tomando su mano la aproximó a sus labios para besarla, aunque sabía que ya no volverían a ser amantes, que lo de ellos había pasado y que ahora tenía al más fiel y leal de los amigos, su verdadero temor radicaba en algo que ya había vivido cuando se marchó años atrás.


- A perderla del todo… a que Haruhiko me la quite… como Usami lo hizo contigo…


 


El tiempo es muy corto para los que gozan…


Haruhiko miró descender uno a uno los invitados para la reunión que determinaría el rumbo de la empresa tanto en Inglaterra como en Japón. Los representantes de ambas sucursales desfilaban con los abrigos negros y las sombrillas hacia el interior de la mansión.


El grupo de Akihiko se acercó para saludarlo afablemente después de años de no verse personalmente, Asahina estrecho su mano mientras Isaka lo abrazaba manifestando como los años habían dejado huellas en sus facciones. Madame McAllister hizo la debida reverencia manifestando su interés en recorrer, si le era permitido, la casa una vez terminada la reunión. Se sintió satisfecho al conocer a la benefactora del modelo que tanto dinero les había hecho ganar.


A su vez Kirishima y Sakura dieron la bienvenida a la pareja de amigos y compañeros de universidad. Fue cuando reconoció que la empresa de su abuelo guardaba ese ambiente de camaradería de su juventud, era volver a los años de estudiantes donde los sueños de cada uno de ellos era lo que les impulsaba a continuar, empero hoy la situación era diferente.


Alejado del grupo observó como Takahiro organizaba los documentos que debían ser entregados. La voz de Misaki interrumpió los murmullos para saludarlo al unísono mientras sonrojado se acercaba a Usagi-san. Sería el representante de la compañía de Iwaki en las decisiones que se tomaran para la colección primavera – verano, la cual debía tener nuevas caras y un concepto mejor que el desarrollado por Isaka para los meses anteriores.


Haruhiko lo vio preparar junto con su hermano las carpetas, haciendo pequeños gestos que indicaban su incomodidad por la conversación que sostenían. Era difícil evitar recordar al chiquillo que desde los diez años entraba y salía de su casa acompañado de Takahiro. Los años habían transformado su imagen durante la adolescencia y ahora en el principio de la madurez, se marcaban en su rostro la fragilidad de la ternura y la ingenuidad. Sonrió pensando en el hombre que estaba a su lado, aquel que por años lo había secundado en sus planes, aparentemente tan distinto a Misaki, pero definitivamente tan iguales. Aseguraría sin temor a equivocarse que la candidez era genético en los Takahashi.


Una vez dieron por iniciada la reunión, Haruhiko disfruto escuchando los informes de las dos compañías. Los datos comparados lo divertían sobremanera, gozaba con cada contrapunteo que Asahina y Takahiro tenían, todo esto enmarcado en los rostros inexpresivos de Akihiko y de él.


El informe de contabilidad dejó en silencio a la casa matriz. Había llegado el momento del espectáculo.


- Bien, considero que cada sucursal presenta debilidades. Puntualizo que la nuestra es el Departamento de Ventas, así como consideró que la suya es el de Contabilidad, - la pausa obligada recibió el asentimiento de los presentes ante lo obvio - por eso quiero presentarles a quien se hará cargo de ser el puente entre nosotros a través del área comercial…


Podría haber guardado en una fotografía el rostro de los presentes cuando ingresó a la estancia. Haruhiko expresó su gozo con una amable sonrisa.


 


El tiempo es muy lento para los que esperan…


No esperaba esta sorpresa, así como ninguno de los presentes. Entró para sentarse al lado del presidente de la joyería en Japón, la cara de satisfacción del hijo mayor de Fuyuhiko era clara muestra de que todo iba según sus planes.


Usami se acomodó para observarlo con detenimiento, en un movimiento del todo premeditado el otrora modelo dejo ver su muñeca, en ella se encontraba una pulsera que le hizo pensar que lo había perdonado... lo estaba aceptando.


Al finalizar la junta, lo retuvo para poder conversar con él de lo que acababa de pasar. Completamente posicionado de su nuevo papel, los ojos azules de Hímero lo enfrentaron con total frialdad.


- Lo siento Usami-san, creo que ha habido una malinterpretación de su parte.


Usami haló de su muñeca para detallar la prenda. No era la que había dejado en su habitación esa noche, era una lujosa manilla que tenía la contramarca de la joyería. – Un obsequio de Queenie, pero si le molesta…


Negó con la cabeza, cuando quiso preguntar por su regalo, la voz de su hermano se oyó clara detrás de él. Con algo de asombro vio como Yokozawa se dirigió hacia donde Haruhiko, y permitió que la mano de este se deslizara por su espalda, el rostro del mayor de los Usami se acercó lentamente al oído del más joven para escuchar la risa queda de quien en un momento pensó podría ser su amante.


Quedó envuelto en las sombras de la estancia. Isaka se lo había advertido, era la consecuencia clara de sus decisiones. Encendió un cigarrillo para verlo a través de la ventana marcharse de nuevo… el final de la frase de una hermosa estrofa cuyo autor aún estaba en duda, llegó a su mente, eso resumía lo que debía esperar para poder rehacer su vida, porque...


… para quienes aman, el tiempo es eternidad”.


 

Notas finales:

Los versos son de atribuidos a William Sahkespeare, pero también a Henry van Dyke:

" El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para los que aman, el tiempo es eternidad".

Un abrazo y gracias por las lecturas.


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