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Peonia por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

19vo. Reto Literario: "Flowers’ language"


Fanfic original.


Palabras: 2,899 –OS-

Notas del capitulo:

Notas: Este fanfic fue hecho por el reto literario 19° del foro Mundo Yaoi. La flor escogida fue la peonia la cual significa valentía y sinceridad, si se desea expresar sentimientos reales, la peonia es un buen aliado, menormente se le atribuye la timidez… se mencionarán otras flores como la rosa amarilla que significa amistad, el lirio de agua que es pureza de corazón y la rosa roja que es pasión.


Este fanfic es del género Yuri (lésbico) sí no te agrada esta clase de lectura, por favor abstente de leerlo.

Peonia

[Ran la había conocido por casualidad en aquella florería, pero desde que cruzaron miradas no pudo evitar quedar intrigada por Fumiko quien le hacía honor a su nombre “una gran belleza”, decidió hacerse su amiga y entonces las cosas fueron floreciendo a paso lento hasta convertirse en una hermosa Peonia.]

Ran era la típica chica con poca gracia y nada de femineidad, pero aquello no le molestaba en absoluto, al contrario, ella decidía tomar los comentarios de sus compañeras como armas para hacerse más fuerte frente al mundo cruel.

—Watanabe —se giró al escuchar su apellido y sorbió lentamente de la pajilla de su jugo de durazno. Una chica de cabello teñido rubio corría desesperadamente. Ran se le quedó mirando con aburrimiento, esa era su actitud frente a todas las chicas de su escuela.

—¿Qué? —fue la respuesta borde que le dio a la chica cuando esta llegó hasta donde estaba —Tengo prisa, quiero volver pronto a casa.

Ran no estaba en ningún club escolar así que al terminar las clases ella se regresaba como si nada.

—Ya que eres la única de nuestra clase que no tiene actividades de club, ¿podrías ayudarnos a ir por un pedido de flores? —dijo la chica con desesperación en su rostro.

—¿Qué? —repitió con una mueca de desagrado. Ran era una chica con personalidad agresiva, desinteresada y tendía a mostrarse antipática. Su apariencia ruda le daba un plus a esta imagen que se tenía de ella.

—Si no estuviéramos desesperadas no recurriríamos a molestarte, te prometo que será el único favor que el club de drama te pedirá… así que, por favor —la chica hizo un gesto suplicante y Ran rodó los ojos, no tenía opción.

—Está bien.

Ya estaba en segundo año de preparatoria, tenía que empezar a ser amable con sus compañeras o se quedaría sola el resto de su vida. Con aquellos pensamientos en la cabeza se dirigió hasta la florería Iida.

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Ran llegó a la florería y observó la amplia colección de flores que tenían allí. Ella era una ignorante cuando se trataba de esta clase de temas, además de que no le llamaban la atención.

¿Qué utilidad tiene regalar flores?” pensaba con fastidio. No había nadie en el mostrador por lo que alzó una ceja molesta.

—Tsk, ¿cómo planean vender si no están atendiendo? —se quejó y sintió un cálido toque en su hombro, la piel se le erizó y entonces giró para ver a una chica alta y con rostro hermoso, largo cabello azabache y piel como porcelana.

No necesitaba que aquella mujer hermosa dijera su nombre, la conocía, a decir verdad ¿quién no la conocía?, ella era Iida Fumiko, una estudiante de tercero.

—Lamento la tardanza, acabo de llegar de la escuela y mi madre tuvo que salir rápidamente a recoger más mercancía —se disculpó con una sonrisa amable por lo que Ran se avergonzó de lo que dijo en voz alta.

—N-no te preocupes —tartamudeó apenada dejando atrás su faceta temeraria. Aquella chica era demasiado bonita como para tener una actitud fría hacia ella, además no era la típica chica popular que te observaba con altanería, al contrario, ella les sonreía a todas las personas con respeto y cariño.

—¿En qué puedo ayudarte? —le preguntó mientras se recogía el cabello en una coleta.

—Vengo por un pedido del club de drama —le dije torpemente, ni siquiera sabía qué era lo que las chicas habían solicitado.

—Mmm~ ¿entonces también tienes talento para actuar? —Fumiko dijo riendo dulcemente mientras buscaba entre sus notas el pedido de las chicas del club. Aquella pregunta sorprendió a Ran y se notó en su expresión.

—¿Me conoces?

—¿Eh? Obviamente, eres reconocida en la escuela por ser una chica antipática, evasiva y grosera. Además, tienes talento para los deportes y eres inteligente, siempre estás en los primeros 5 puestos de calificaciones de tu clase ¿no? Soy tu senpai, estoy al tanto de las chicas menores —dijo divertida y Ran seguía en shock.

La chica que fue premiada por ser la más hermosa de la escuela ¡me está halagando!”

Sus mejillas comenzaban a sentirse calientes por lo que evitó observarla a la cara.

—Gracias por reconocerme, senpai —dijo aquello con pena y escuchó la aterciopelada risa de Iida.

—No tienes nada que agradecer Watanabe-chan—comentó con frescura yendo a una puerta trasera. Regresó minutos después con un enorme ramo que contenía alrededor de 50 rosas rojas —Toma, este es el pedido de las chicas del club de drama, creo que es para una obra de romance. Escogieron una flor que refleja pasión y deseo… creo que será algo digno de ver.

Ran sostuvo el exuberante ramo y suspiró con pesadez.

—Así que senpai es del tipo de chica que conoce sobre el significado de las flores, queda bien con tu apariencia —murmuró bajo, pero fue escuchada.

—Jajaja, eres graciosa Watanabe-chan, es obvio que conozco de este tipo de cosas… trabajo en una florería y algunos clientes desean saber este tipo de cosas.

—Yo lo veo como algo inútil —después de decir eso se sintió apenada y balbuceó cosas inentendibles, ella no quería ofender a Fumiko, pero había dicho lo primero que se le vino a la cabeza.

¡Soy una imbécil!” se regañó.

—Eres una persona realmente sincera Watanabe-chan —volvió a reír dulcemente —Pero, aunque no lo creas, el significado de las flores puede ser de utilidad. Hay personas que no son tan valientes o prefieren ser misteriosas y recurren a los mensajes ocultos del lenguaje de las flores. Las personas utilizan eso como arma para declararse o expresar un sentimiento que no pueden decir en voz alta—comentó con entusiasmo.

—¿No crees que es algo estúpido? —dijo seria —No quiero ofender tus conocimientos senpai, es solo que hay personas como yo que no tienen ni idea de lo que las flores significan, así que si alguien me diera una flor… yo simplemente pensaría que no tenía dinero para un mejor regalo.

Dicho aquello Fumiko no pudo contener sus carcajadas, Ran era la persona más divertida que había conocido a lo largo de su vida.

—Eso solo significa que no te interesa la persona en absoluto ¿no crees? ¿Te has enamorado alguna vez Watanabe-chan? —le preguntó tranquilamente y observó la rotunda negación de la menor —Entonces allí está tu respuesta.

—No entiendo.

—Cuando nos interesa alguien, no importa si es de forma romántica o no, buscamos el significado a cada cosa que nos da o hace por nosotros —contestó —Es decir, pasan un montón de preguntas en tu cabeza como ¿le agrade?, ¿qué piensa de mí?, ¿por qué me llevó a comer?, ¿esta es su comida favorita?, ¿por qué me dio una flor?, y así sucesivamente… para que me entiendas mejor, toma esto… —le sonrió alegremente mientras colocaba una rosa amarilla en el cabello castaño y corto de Ran.

—¿Qué demonios? ¿Por qué me lo das?

—No lo sé —dijo juguetonamente, después de eso la campana de la tienda sonó y Fumiko se dirigió a atender al hombre que tímidamente buscaba flores.

Watanabe se quedó pasmada por un momento y después se despidió de Fumiko. Se marchó de la florería y justo en ese instante cuando llegó a la preparatoria, comenzó a sonreír tontamente, su encuentro con esa senpai había sido agradable.

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Cuando Ran llegó a casa aún tenía la rosa en su cabello y fue detenida en la sala por su hermano mayor.

—¿Qué demonios haces con una flor en el cabello? —le dijo consternado —¿Al fin llegó la femineidad para ti?, lamento decirte Ran-chan que tú ya no tienes salvación—se burló y como respuesta recibió un golpe en la cara por parte de la agresiva mujer.

—¡DETENGANSE, MOCOSOS DEL DEMONIO! —dijo su madre lanzando un sartén con habilidad, el traste les dio justo en sus cabezas.

El mal temperamento era hereditario.

Ran subió a su habitación y se lanzó sobre su cama. Se había quitado la rosa del cabello y la observaba con detenimiento. Sus mejillas se tiñeron de carmín y sacó su celular.

—¿Por qué la senpai me regaló algo como esto?

Se preguntó un montón de veces, colocó dos sencillas palabras en el buscador: rosa amarilla, se metió a la primera página y leyó con calma.

“La rosa amarilla es la flor oficial de la amistad”

Se quedó anonadada por un instante y entonces rió intensamente. Ahora comprendía las palabras de Fumiko, cuando alguien te interesaba buscabas significado para cada una de sus acciones.

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A la mañana siguiente Fumiko almorzaba en una banca cercana a las canchas de basquetbol, le gustaba tomar aire fresco así que muchas veces comía sola porque sus amigas odiaban asolearse y se quedaban en el aula.

Estaba tan concentrada en su comida que solo alzó el rostro cuando sintió que alguien o algo tapaba el sol y le creaba una refrescante sombra, alzó la vista y se topó con aquella chica de cabello corto y rostro arrogante, le sonrió amigable.

—¿Qué sucede? —dijo casualmente Fumiko y entonces una rosa amarilla le fue empujada con brusquedad sobre el pecho, la situación abochornó a Ran e Iida solo se echó a reír. Watanabe era más tímida de lo que su apariencia aparentaba —¿Por qué me regresas la rosa que te di?

—¿Acaso eres ciega? —se quejó con un mohín Ran —Está es mi respuesta, mírala bien, ¿cómo puede ser la tuya?

Fumiko bajó la mirada y analizó con detenimiento la flor que le había sido entregada, ahora que se daba cuenta los pétalos de esta parecían más amarillos que los de la flor de ayer y el tallo había sido arrancado descuidadamente, aún tenía unas dos espinas, lo que tenía sentido ya que le habían dolido los senos cuando la flor fue empujada con agresividad contra ella.

—¿Y esta flor? —cambió la pregunta habilidosamente.

—Es mi respuesta ¿no es obvio? —comentó avergonzada cruzándose de brazos. Fumiko resopló al contener una risa y le miró con diversión.

—Eso ya lo sé, tonta —carcajeó agitando la flor con elegancia —Yo estoy preguntando que de dónde salió.

—Oh, ¿eso? Me la robé del jardín de mis vecinos —Ran contestó descaradamente y después de unos segundos ambas chicas comenzaron a reír escandalosamente. Fumiko le dijo a Ran que se sentara a su lado y comieran juntas.

El día era hermoso.

—Watanabe-chan, ¿cuál es tu nombre? —preguntó con curiosidad, las mejillas de la menor se ruborizaron y aquello sorprendió a la más alta.

—Ran…—después de la confesión las comisuras de los labios de Fumiko se elevaron en una enorme sonrisa.

—Entonces te llamas Ran ¿eh?, te queda…—afirmó varias veces con la cabeza provocando que la otra chillara en vergüenza.

—¡¿Te burlas de mí?! —dijo exageradamente —Sé que es un nombre que no me queda.

—Pero ¿qué dices?  —dijo con un fingido tono ofendido —Ran significa lirio de agua, ese nombre te queda —volvió a asentir.

—¿Estás enferma o algo? —se quejó la castaña —Es un nombre demasiado femenino para alguien como yo, prefiero que me llamen por mi apellido.

—Creo que estás equivocada —dijo despreocupadamente Fumiko.

—¿Por qué?

—Los lirios de agua son flores realmente hermosas y peculiares porque su hábitat es el agua, son diferentes de otras, eso las hace especiales, como lo eres tú… además, el significado de esta flor es para referirse a una persona pura de corazón. Creo que tú tienes esas cualidades.

Las dos se quedaron en silencio por un largo momento hasta que la campana sonó.

Justo cuando Iida estaba a punto de marcharse se detuvo porque escuchó la voz de Watanabe.

—Al parecer senpai dice cosas realmente dulces… creo que mi nombre me agrada más ahora—le sonrió.

—Fumiko…

—¿Eh? —dijo con confusión.

—Mi nombre es Fumiko, llámame por mi nombre Ran-chan—le dijo con ternura —Desde ahora somos amigas ¿no? —sonrió ampliamente dejando ver su perfecta dentadura mientras sujetaba con cuidado aquella rosa amarilla.

—Me alegra que entendieras mi mensaje, Fumiko-san.

En ese instante las dos habían empezado un nuevo comienzo de amistad.

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Fumiko y Ran eran una pareja de amigas realmente dispareja y que resaltaba frente a las demás chicas del instituto. Las dos comenzaron a pasar sus descansos juntas e incluso salieron los fines de semana a hacer compras o a comer a algún restaurante.

Las dos tenían gustos totalmente diferentes, mientras a Fumiko le gustaban las baladas y canciones pop a Ran le entretenían más el rock y la música techno, Fumiko adoraba los programas relacionados a moda y cocina y Ran era adicta a los partidos de béisbol y futbol, así como a los programas de comedia, cuando iban al cine discutían sobre la película ya que Fumiko amaba las de romance y Ran las de terror.

Iida leía libros complicados sobre política o psicología y Watanabe prefería las lecturas infantiles o los mangas shounen. Una era experta en matemáticas y la otra prefería las clases de japonés.

Pero en medio de tantos opuestos encontraban fascinante el descubrir más sobre aquello que no les gustaba; lentamente las dos fueron adaptándose a los gustos de la otra.

Fumiko comenzaba a consumir comidas picantes y Ran se atrevía a beber cosas dulces sin sentir ganas de vomitar.

Los días pasaban y en el corazón de Ran una pequeña semilla que mantenía oculta empezó a germinar fuertemente. Aquella semilla llamada amor estaba siendo alimentada con la sonrisa cálida de Fumiko y era regada con las risas de las dos cuando estaban juntas.

El detonante que hizo que el capullo de su amor floreciera fue cuando un día Fumiko se le acercó en el descanso y le extendió un lápiz labial de un fuerte color rojo.

—Las chicas del club de arte quieren usarme para un cuadro, ¿me pintas los labios? —dijo la pelinegra con una sonrisa inocente mientras cerraba los ojos.

—¿Por qué no lo haces tú sola? —le cuestionó de regreso Ran mientras abría el labial torpemente.

—Estoy cansada y quiero que aprendas a colocarlo —se burló la mayor.

—¿Quieres que practique arruinando tu cara? —dijo divertida la menor mientras ponía el labial en los labios de Fumiko. Las dos se mantuvieron calladas durante el proceso y Ran lo hizo lentamente, como si coloreara un dibujo y no quisiera salirse de la raya.

Pudo apreciar cada facción hermosa en aquel rostro que tantas alegrías le había dado en aquellos meses. Sus manos comenzaron a temblar y entonces los ojos de Fumiko se abrieron mostrando preocupación.

—¿Te sucede algo?

—No, lo siento… es solo que me puse de nerviosa de dejarte mal el rostro… es todo —se excusó y vio aquella sonrisa sincera, aun con los labios a medio maquillar, ella tenía una belleza exterior cautivante.

Estoy enamorada de Fumiko” pensó con timidez, dándole nombre a aquel sentimiento que la había acosado durante semanas.

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Durante muchas ocasiones Ran intentó declarar su amor, pero el miedo era su peor enemigo. Fumiko era considerada un ídolo en la escuela, era hermosa, inteligente, femenina, buena cocinera… era la chica perfecta, ¿por qué la escogería?

Y los días pasaron hasta que fue la graduación de Iida.

La pelinegra recibió su certificado con orgullo y buscó con la mirada entre el público, pero no observó a su amiga en la multitud. Su corazón se ahogó en tristeza, últimamente sentía que Watanabe era más evasiva con ella.

Aquello rompía su corazón en miles de pedazos.

Muchas chicas lloraban con sus amigas ya que tomarían caminos diferentes, otras se tomaban fotografías y se ponían de acuerdo para comer juntas, y algunas se encontraban con unos chicos que parecían ser sus novios.

Pero no había rastro de Ran.

Wah, miren eso…

Tengo mucha envidia…

¿Es Ran?

Al escuchar los murmullos de sus compañeras Fumiko se dio vuelta para toparse con una imagen que la dejo estupefacta; Ran caminaba con un enorme arreglo de flores rosas y su rostro estaba escondido por ellas, pero Fumiko sabía que se trataba de ella, solo Ran caminaba de forma tan torpe.

Cuando estuvo frente a Fumiko se inclinó a un lado para que se mostrara su rostro, este estaba teñido de un rojo tan brillante como el de las camelias. La pelinegra observó el arreglo y se dio cuenta que habían más de 20 peonias.

—¿Qué es esto? —Fumiko dijo con poco aliento, su corazón ya había empezado a agitarse alocadamente, el arreglo fue empujado contra su pecho y Ran evitó el contacto visual.

—¿Acaso eres tonta? Ya deberías saberlo… —hizo un mohín avergonzado y sus orejas se tiñeron de más carmín.

Los ojos de Fumiko se volvieron acuosos y colocó el arreglo en el suelo, se apresuró a lanzarse sobre la pequeña castaña y plasmó sus labios en un necesitado beso que las hizo caer en el suelo; la sorpresa en el rostro de la Watanabe se hizo presente, pero de igual forma soltó lágrimas de alegría, su mensaje había sido recibido con éxito.

Fumiko había tenido razón cuando se conocieron por primera vez, el lenguaje de las flores podía ser de utilidad para aquellos que no eran lo suficientemente valientes para declararse con palabras.

Por su lado, Iida estaba feliz, su amor había pasado por muchas etapas hermosas y coloridas.

Empezó con un bello lirio de agua, se transformó en una elegante rosa amarilla y floreció como una peonia colorida.

No necesitaban confesiones habladas, allí estaba el mensaje implícito:

“Sentimientos reales y sinceros”

Eran perfectas para describir la forma de querer de Ran, su lirio puro e inocente.

Fumiko estaba ansiosa por ver el florecimiento de su amor, tal vez un día llegarían a ser igual de apasionadas que una rosa roja, solo el tiempo lo decidiría… pero ahora tendrían un nuevo comienzo juntas.

Fin.

Notas finales:

Espero sus comentarios♥


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