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Predestinación por millennialsoul

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III: Reinicio. 

Stephen caminaba por un sendero de piedras bordeado por los arbustos repletos de las bayas más rojas que haya visto en su vida. El lugar parecía casi desierto, pero estaba cubierto de verde en todas las tonalidades, de los bellos sonidos de la naturaleza, del olor del mar y las flores mezcladas en el aire puro. Y lo mejor de todo, él no estaba caminando solo, a su lado estaba el hombre que se había ganado su corazón por completo, aquel por quién él había decidido componer las más bellas melodías con su lira, aquel por quién levantarse cada mañana, aquel con la sonrisa más brillante que el amanecer.

Ellos llegaron a la orilla del mar y se sentaron allí, sobre una manta que habían traído de su humilde hogar. Tony observaba las olas rompiéndose en las rocas y Stephen lo observaba a él, vestido con una especie de toga blanca y roja que no dejaba mucho a la imaginación. Eventualmente Tony se dio cuenta que estaba siendo observado y entonces una sonrisa traviesa atravesó su bello rostro, se descubrió el hombro lentamente, dejando expuesta una apetitosa porción de piel dorada para él. Stephen se inclinó hacia delante para tomar todo lo que se le ofrecía, lamiéndose los labios con anticipación, Tony riendo divertido. ¿Era esto la felicidad? Por supuesto que lo era, con él.

"Bueno, no creo que esto sea necesario de ver, ¿no creen? Ya sabemos cómo va a terminar."

La voz de Wong llegó desde algún lugar y la pareja se encontró mirando hacia los alrededores.

"Vayamos más adelante".

Stephen fijo la vista al cielo, medio consiente de dónde estaba, medio confundido por la interrupción. El escenario cambió y ahora ellos estaban en una casa pequeña hecha de madera y barro, su hogar. Stephen estaba tocando distraídamente su lira y Tony trabajaba en unos bosquejos, en el diseño de una espada y una armadura al parecer. Ellos no estaban bien, Stephen lo sabía, estaban tensos los dos.

"¿Por qué tienes que hacer esto por ese idiota?" Stephen sentía ira, no hacia su esposo, sino hacia aquel hombre.

Tony suspiró cansado. "Ya te lo dije, cariño, nos va a pagar bien y sabes que necesitamos el dinero."

"Eso no es cierto, no lo necesitamos. ¿Qué es lo que estás ocultándome?" Tony no contestó, sólo siguió trabajando en su diseño. "Por favor, cariño... Habla conmigo"

Tony pareció ablandarse con el sonido suave y suplicante de su voz, y entonces miró a Stephen. "Yo... Quiero irme de aquí, vayamos juntos a la ciudadela, con este dinero podremos comprar una casa allí".

"¿Por qué quieres irte de aquí? Somos felices, ¿no es así? ¿Qué sucedió?"

"Odio mentirte... Pero no estoy listo para decírtelo ahora... Confía en mí, te lo diré pronto, necesito que vengas conmigo"

Stephen estaba preocupado y dolido, pero decidió confiar, él siempre confiaba. Ellos iban a irse de aquel bosque en donde habían vivido por años, en donde toda su historia había comenzado.

"Un poco más adelante, quizás". Interrumpió Wong.

El escenario volvió a cambiar, pero esta vez no había nada allí, solo oscuridad. Todo lo que Stephen podía ver eran solamente tinieblas, todo color negro y nada distinguible allí. El miedo se apoderó de su cuerpo, él quería correr pero ¿hacia dónde?

"Eh, creo que esto no está saliendo bien".

"¿Wong?" Stephen se sentía dividido entre su yo anterior y el actual, ser ambos al mismo tiempo era una de las experiencias más agotadoras y confusas de su vida.

"¿Puedes sentir eso? Hay una magia bloqueándolos".

Stephen se concentró y luego de unos segundos pudo sentir una esencia que no era ni suya ni de Wong, y por supuesto tampoco de Tony. Brillaba insidiosa en tonos violetas y verdes.

"Voy a sacarlos ahora".

Stephen abrió los ojos y el techo del Sanctum apareció en su visión. Él miró hacia su derecha y pudo ver a Tony desperezándose de su sueño, una oleada de cariño lo golpeó cuando se miraron el uno al otro. Él estaba bastante involucrado, pero supuso que no podía quejarse al ver lo mucho que ellos se habían querido en el pasado.

"Eso fue revelador". Dijo Tony frotándose los ojos. "¿Qué fue lo que pasó a lo último?"

Ambos se giraron para ver a Wong, que lucía un tanto perplejo. Aunque a decir verdad, la cara de Wong apenas variaba entre una emoción a otra. 

"No estoy seguro. Este hechizo debería haber funcionado, ya que no es muy complejo que digamos, pero hay varias cosas que salieron mal". 

Stephen se enderezó, como quien espera el diagnóstico de un médico. Por el rabillo del ojo pudo ver a Tony mordiéndose distraídamente una uña.

"Primero, deberían haber sido capaces de ver más, mucho más."

"Si, bueno, nos interrumpiste justo antes de que se ponga interesante".

Stephen se sonrojó, como un idiota. Pero para su defensa, el comentario de Tony lo tomó por sorpresa, él no era precisamente tímido.

"Créeme, no fue divertido para mí tener que ver su intimidad y definitivamente no iba a verlos teniendo sexo. Me refiero a que solo pude hacer que tengan acceso a un puñado de recuerdos, cuando en realidad, deberían haber visto prácticamente toda su vida anterior."

Stephen pensó que era cierto, él también había leído el hechizo y sabía lo que se suponía que debía pasar. Le pareció extraño ya que la conexión entre él y Tony parecía ser poderosa.

"La otra cuestión es que solamente han podido ver fragmentos de una sola vida. Se supone que nuestras almas reencarnan muchas veces, Stephen. No es usual haber vivido solamente una vez, dos si contamos el ahora. Además el intervalo entre una vida y otra son, al parecer, miles de años."

Oh, Stephen no había pensado en eso, sin dudas era curioso.

"Un momento", interrumpió Tony. "¿Quieres decir que sólo he vivido una vez antes y en esa vida también estaba él? Pareces un acosador legendario, sin ofender".

"¿Yo, el acosador? Eras tú el que estaba husmeando en el bosque la otra vez".

Tony abrió la boca para reprochar, pero Wong se adelantó, suspirando exasperado.

"¿Acaso tienen diez años? En fin, lo último y más importante, hay algo que está atado a sus almas, es magia antigua y poderosa."

"Estoy maldito, lo sabía"

"Sólo debemos eliminar la maldición, ¿no es así?", preguntó Stephen.

"No es tan fácil. No tenemos la fuente de este hechizo, no puedo decir de dónde viene y no es simple eliminar las ataduras de un alma".

"Lo sé, pero tiene que haber alguna manera. Solo tengo que investigar más". 

Tony se giró para mirar a Stephen. "¿Y qué es lo que esa magia oscura nos está haciendo exactamente?"

Fue Wong quién contestó. "Por lo pronto, parece estar bloqueando sus memorias. La conexión que ustedes tienen es demasiado fuerte y les permite recordar con simplemente estar cerca o tocarse, según me han contado ustedes también han soñado fragmentos de aquella vida. Este hechizo desconocido parece evitar que vayan más allá, seguramente evitando que vean algún suceso en especial. No tengo idea si los está perjudicando de otra manera". 

"Supongo que entonces todos esos cuentos de las almas gemelas..."

Stephen simplemente asintió a Tony, ambos parecían perdidos en sus propios pensamientos.

"Bueno, yo ya he cumplido aquí, supongo que debería irme." Wong se puso de pie y Stephen le dio las gracias, Tony también lo hizo. El hombre desapareció en un portal naranja, Stephen pudo ver el patio de Kamar-Taj antes de cerrarse el portal.

"Ustedes los magos no tienen que preocuparse nunca por el tráfico". Dijo Tony, al parecer para cortar un poco el incómodo silencio.

"Cuidar esta realidad tiene sus beneficios, supongo".

Y ahí estaban, mirándose los zapatos como dos adolescentes lentos. ¿Qué se supone que Stephen iba a hacer ahora?

Luego de aquel abrazo que habían compartido el día anterior, él había entendido lo mucho que Tony significaba para él. Se sumergió en docenas de libros, enfocándose en el estudio de las almas. Lo ayudó a entender mejor su propio comportamiento, toda su vida había dejado un espacio en blanco para un compañero especial, y ese nunca había llegado. Él siempre supo que Christine no era quien buscaba, porque ni el mismo lo sabía, pero allí estaba, no dispuesto a entregar su corazón porque al parecer éste ya había sido tomado incluso antes de nacer.

Y la vida quiso que fuera Tony Stark, el jodido superhéroe que todos amaban y muchos odiaban también, siempre controversial, siempre apasionado y siempre dispuesto a todo por salvar el planeta.

Y el jodido Tony Stark estaba con Pepper Potts hace años.

No sólo habían sido los libros sobre almas, sino que también consumió todo lo que internet pudo darle sobre Stark. Al parecer, él y Potts seguían juntos, aunque no había ninguna foto o video reciente de ellos y había rumores de una separación, pero ninguna confirmación. Esos rumores no tenían demasiado peso, ya que "Pepperony", como los medios estúpidamente los llamaban, eran una de las parejas favoritas de todos de los últimos tiempos. La idea de ellos separados era risible al parecer, y estaba seguro que ante la menor prueba de una ruptura, los medios explotarían.

El problema estaba en que Stephen no tenía la menor idea de qué hacer, o mejor dicho, que era lo mejor. Estaba claro que estaban hechos el uno para el otro, así de cliché y meloso como sonara, pero él simplemente no podía aparecer en la vida de Tony y tomarlo, no cuando él ya tenía su vida hecha. No cuando la propia vida de Stephen era un torbellino de nuevas responsabilidades místicas y poco tiempo disponible, y la vida de Tony no era muy diferente en todo caso. Ahora que habían visto como eran estando juntos él quería eso, esa cotidianidad, esa convivencia, esos besos, esas miradas de amor infinito. Pero al ver aquella vida y ésta había un abismo de diferencias, y no estaba seguro si en este presente ellos podían ser compatibles.

Conclusión: ¿él debería dejar que las cosas fluyan o presionar? No quería rendirse como un maldito cobarde, pero el panorama no era el más favorable que digamos. Nadie dijo que la vida como el Hechicero Supremo sería fácil, nadie dijo que Stephen Strange no fuera bastante dramático.

"Entonces, ¿qué?" Dijo Tony, sonando un tanto inseguro.

Oh, la temible pregunta. Stephen evitó tomar una respiración profunda y dejó su rostro lo más neutral posible, no era necesario exponerse aún más.

"Supongo que no es preciso que cambiemos nuestras vidas por esto... Puedes seguir con tus cosas tal y como estaban, yo haré lo mismo".

Quizás Stephen se lo imaginó, pero la expresión de Tony cayó un poco. Sin embargo, al segundo le regaló una brillante sonrisa, de esas que solo aparecen impresas en los diarios debajo de algún titular amarillista.

"Claro, por supuesto". Tony aclaró su garganta y Stephen sintió su corazón astillarse un poco. "Hogwarts te necesita y bueno, yo tengo un planeta que cuidar".

"Exacto".

El silencio incómodo fue llenado con el sonido de ellos poniéndose de pie y Tony buscando en sus bolsillos sus gafas de sol. El cuello de la Capa estaba retorciéndose bastante, y Stephen le murmuró que se detuviera.

"¿Eh? ¿Qué dices?"

"Oh, lo siento, estaba hablando con... Eh... Mi Capa. Creo que no te la he presentado".

Tony alzó una ceja y él sabía qué clase de comentario iba a venir a continuación, pero la Capa se adelantó y se puso a flotar alrededor de Tony.

"De todo lo extraño que te rodea, esto es lo más loco que he visto hasta ahora". Dijo Tony con una mano en su pecho, dudando entre alejarse o tocar el borde de la tela que se extendía frente a él a modo de saludo.

"Explicación simple: La Capa de Levitación es una reliquia antigua, magia demasiado poderosa comprimida en un objeto. Me eligió cuando aún era un aprendiz."

"Ajá... Huh, hola". La Capa revoloteó cerca de Tony y volvió a posarse sobre los hombros de Stephen.

"Por lo general no suele interesarse en otro ser humano, no sé qué es lo que le pasa ahora contigo."

"Tu capa tiene buen gusto". Tony se puso las gafas de sol y se dirigió a la puerta, Stephen lo acompañó, caminando detrás de él. La Capa lo jaló hacia el otro hombre, pero de milagro logró no caerse encima de Stark, que por suerte no lo notó. Cuando llegaron a la salida del Sanctum Stephen sintió deseos de gritar y su pecho tenía ese peso para nada agradable.

"Sabes... Si te parece, me gustaría que estemos en contacto". Él estaba hablando más bajo de lo que pretendía, pero Tony lo escuchó igual. "Si quieres, por supuesto", se apresuró a agregar.

"Me encantaría eso, sí", respondió el millonario, esta vez sonriendo sinceramente. Él se dio la vuelta y Stephen lo vio irse.

Uno de los bordes de la Capa lo abofeteó en la mejilla y luego se retiró de sus hombros, yéndose a quién sabe dónde. La cosa no tenía rostro y ni siquiera hablaba, pero Stephen podía decir que estaba molesta o más bien indignada, por alguna razón.



Stephen llegaba a casa con todas las zarzamoras y frambuesas que pudo recolectar, ansioso por comerlas con su esposo. Cuando abrió la puerta de la entrada un par de brazos lo rodearon por el cuello, inmediatamente su día mejoró un cien por ciento. Él lo beso brevemente, y dejó las frutas en la mesa de madera para que Tony desenrede la tela en la que estaban envueltas.

Valió la pena el esfuerzo cuando vio la hermosa sonrisa del hombre más pequeño, siempre le habían gustado las cosas dulces.

"Son para ti, pero deberás compartir al menos una o dos conmigo".

Tony le dio las gracias y tomó todas las que pudo con ambas manos, luego se fue caminando rápido a su habitación. Stephen confundido lo siguió y soltó una carcajada cuando vio que Tony ya se había sentado en la cama y estaba eligiendo las frutas más rojas, por supuesto que iba a querer comerlas en la cama.

"Ven aquí", le dijo con la boca llena de dulce.

Stephen se apoyó en la pared, mirando la belleza que tenía a su lado. Una de las piernas desnudas de Tony caía al costado de la cama, la bata estaba abierta y mostraba parte de su suave pecho. Él se acercó y se sentó frente a su amado, y abrió la boca cuando Tony le dio una zarzamora.

"¿Te gustan?" Le preguntó, saboreando.

"Mucho".

Tony tomó una fresa y se la dio a Stephen, pero éste se la quitó de su mano y comenzó a besar sus pegajosos dedos. Le dio un pequeño mordisco a la fruta y la llevo a la boca de su esposo, esparciendo suavemente el jugo sobre sus labios, coloreándolos de rojo. Stephen fue más allá y deslizó la fresa por su mandíbula y parte de su cuello, Tony no quitaba los ojos de los suyos. Luego comenzó a lamer con cuidado los labios rojos y dulces, deleitándose con los suaves gemidos que escapaban de aquel al chupar el trazo que marcó hasta llegar a su cuello.

Tomó el puñado de frutas y las dejó en el suelo, se besaron como a ellos les gustaba, suave pero profundo, crudo y salvaje como la misma naturaleza.

Stephen se despertó con el ping de su celular alertando un mensaje, jamás sintió tantas ganas de quemar un objeto como en ese momento.

Gimió cuando se estiró para alcanzarlo y su muy dura erección se rozó contra el colchón, pidiendo atención inmediata. El mensaje era de Tony, muy oportunamente.

>>¿Qué demonios con esas togas a lo Julio Cesar, acaso todavía no se habían inventado los calzones?

Stephen se rió sin poder evitarlo, los mensajes de buenos días de Tony eran los mejores.

<< Supongo que has soñado algo divertido, cuéntame. Tipeó a cambio.

>>No sé si divertido sería la palabra que usaría. ¿Quién diría que nuestros yo anteriores serían tan aficionados a las fresas?

Oh, no.

¿Resulta que ahora sus sueños estaban sincronizados? Stephen volvió a pensar en su sueño y se preguntó si Tony habría podido ver más allá del beso que se habían dado, si los habría soñado a ellos haciendo el amor. Sin ser muy consciente de ello y con su mente perdida en su muy creativa imaginación, él estaba tocándose lentamente. Su puño subía y bajaba sobre su erección, pensando en los labios de Tony tan pegajosos y rojos, y en todo lo que le hubiese gustado hacerle. Él recordó su aspecto también, ambos eran más jóvenes y estaba ese algo tan puro que hacía ver a Tony tan celestial, tan malditamente salido de un cuadro renacentista. Pasó el pulgar sobre la cabeza goteante y esparció el pre-semen, mordiendo sus propios labios por la excitación. Aumentó el ritmo un poco más, sin dejar de pensar ni un segundo en Tony. Parece que luego de aquel hechizo de regresión sus sueños eran mucho más claros, cosa que agradecía de corazón.

Fue un orgasmo jodidamente bueno, descendió lentamente de la nube de endorfinas mientras entendía que ya era la tercera o cuarta vez que se masturbaba pensando en él desde que se habían encontrado.

Al principio se había sentido un poco incómodo con la idea, pero su cerebro y su cuerpo se encargaron de naturalizar la situación, haciendo que entienda que lo que estaba sintiendo por Tony no era precisamente un flechazo o simple atracción física, sino algo que su alma (y su cuerpo) ya tenían establecido en él desde hace miles de años.



Stephen no esperaba que aquella misión le llevara tanto tiempo, se suponía que lidiar con aquella infección de espíritus oscuros parasitarios debería ser fácil, pero no, él estuvo cinco días encerrado en la maldita dimensión espejo. Habían aparecido en un pueblo de Japón y estaban expandiéndose rápidamente, sin embargo él y un par de maestros más pudieron contener la amenaza antes que sea demasiado tarde. Eso significó luchar sin descanso y buscar cada uno de los espíritus adheridos a las personas, y todo sin poder levantar la dimensión espejo, no podían correr el riesgo que uno solo escape.

Esa noche él estaba finalmente en el Sanctum. Le dolía todo el cuerpo y el cansancio hacía que su cabeza diera puntadas dolorosas. Caminó hasta la sala en donde encontró una taza de té aún tibia junto al sofá, al parecer Wong había salido hace unos minutos y estaba seguro que fue por algún libro a Kamar-Taj. No sabía bien qué debería hacer primero, si una ducha, hacerse un rico té chai, tirarse a dormir un par de días seguidos, o conectar su celular a un cargador para ver todos los mensajes en su bandeja de entrada. Era abrumadora la rapidez con la que se acostumbró a los mensajes de Tony, se habían vuelto una constante en su vida. Un día habían estado hablando de las melodías que Stephen componía con su lira en la otra vida, otro de como Tony al parecer diseñaba y creaba armaduras y armas aún si habían sido miles de años atrás. Siempre con la promesa de ir a tomar un café algún día, pero cuando eres un superhéroe la agenda no suele tener muchos espacios en blanco.

Esos días sin hablar con él ni tener noticias habían sido difíciles, más de una vez maldijo la inexistente señal en dicha dimensión. Al final, se decidió por comprobar su teléfono, y si hubiera estado tomando el té seguramente lo hubiera escupido todo al ver la cantidad de mensajes entrando en su bandeja. La mayoría de Tony, por supuesto. Stephen sólo leyó algunos, ya que eran demasiados mensajes y llamadas perdidas.

>>Hey, buenos días. He soñado contigo hoy otra vez.

>>Al parecer teníamos un gato negro como el de Sabrina la Bruja Adolescente.

>>Peter está intentando averiguar con quién estoy hablando. Ese niño es demasiado curioso.

>>Oye, estás bien?

>>Por si te lo preguntas, no, lo que dice esa reportera es mentira, jamás me acosté con ella.

>>No con "esa" reportera en todo caso.

>>Vas a hablarme en algún momento?

>>Ok, estoy empezando a preocuparme.

>>Espera, estás molesto por algo? Fue algo que dije?

>>Si es así, lo siento.

>>No le pido disculpas a cualquiera, así que puedes sentirte especial.

5 llamadas perdidas.

>>Por favor, contesta Stephen

12 llamadas perdidas.

>>Dime algo, dame una señal que estás bien!

>>Fui a tu maldita guarida y tu amigo me dijo que estabas en una misión, pero que ya deberías haber vuelto

>>Espero que estés bien y pateando algunos culos.

>>Wong dijo que no me preocupara, pero una mierda, más te vale que no estés muerto en otra dimensión

>>Tengo a la Legión de Hierro buscando tu culo mágico por todo el mundo

>>Por favor Stephen, no me hagas esto

18 llamadas perdidas.

>>Cuando vuelvas voy a patearte hasta Andrómeda

>>Está bien, voy a admitir que estoy bastante desesperado ahora.

>>Por lo que más quieras, sólo llámame en cuanto puedas…

Stephen estaba bastante conmovido por la preocupación de Tony, se sintió culpable por no haberle podido avisar y dejar que su mente ansiosa pensara que había hecho algo malo, pero resultó que había sido una emergencia y prácticamente no se había dado cuenta del problema con la señal en la dimensión espejo. Antes que pudiera llamar a Tony para avisarle que estaba todo bien, una explosión retumbó en el Sanctum, tal vez había una pelea en algún lugar cerca de allí, seguramente los Vengadores contra el supervillano del momento. O quizás simplemente una fuga de gas. Otra explosión hizo vibrar el suelo y Stephen buscó en las noticias para saber a qué lugar exacto tenía que hacer aparecer un portal.

Resultó que no era ningún supervillano pero sí era una pelea de los Vengadores. Bueno, en realidad sólo estaban Iron man y ese superhéroe de YouTube y del que Tony siempre hablaba, Spiderman, tratando de contener una situación que involucraba un museo, decenas de terroristas y rehenes. Clásico.

Sin embargo, cuando llegó (y por supuesto que se encargó de hacer una entrada super dramática cayendo a través de un portal, al mismo tiempo que desplegaba la dimensión espejo) esperaba que la situación esté más controlada y bueno, no lo estaba. Si bien este tipo de problemas no eran realmente su área, él sabía que los Vengadores estaban cortos de personal y al ver el tipo de armas que estaban usando los terroristas, y el edificio a su derecha en llamas, este claramente era trabajo para un equipo más capacitado que las fuerzas policiales.

"Oh, bueno, mira quién decidió aparecer al fin", dijo una voz amplificada a su derecha, girándose para ver a Tony mientras esquivaba un misil. Había más de treinta tipos a sus alrededores, con RPGs y lanza granadas apuntando hacia ellos, Stephen pudo ver a Spiderman balanceándose con su telaraña sobre un grupo que tenía ametralladoras y se enfrentaba a la policía. Él cerró un poco más el área de la dimensión espejo para dejar a los policías afuera del daño y a los maleantes dentro.

"Mejor tarde que nunca", le dijo a Tony que aterrizaba a su lado.

El hombre replegó su casco para dejar su cara al descubierto y Stephen vio la alegría y el enojo luchando por formar una sola expresión. Una granada aterrizó a unos centímetros suyos y Stephen se encargó de meterla a través de un portal que la condujo justo arriba de sus enemigos. 

"Estás intentando impresionarme, ¿no es así? No va a funcionar, estoy molesto contigo". Él no podía decir que había furia real en esas frases, pero sí podía decir que Tony estaba molesto.

Spiderman se reunió con ellos un minuto después y Stephen pensó que sería una buena oportunidad para poder conocer al famoso superhéroe (y adolescente Peter Parker) que había ganado el corazón de Stark, pero primero había que terminar con esta molesta amenaza. Más de media hora después, ellos lidiaron con la mayoría de los integrantes de esta agrupación que al parecer buscaba una reliquia mágica que se encontraba en el museo, y quién lo diría, al final sí que era su área.

La situación afuera parecía solucionada, pero todavía quedaba el asunto de los rehenes. No resultó muy difícil encargarse de eso, ya que los delincuentes estaban esperando que entren por atrás o por la entrada principal, por supuesto nadie esperaba el portal en el techo, ni los pequeños misiles increíblemente precisos de Ironman. Minutos más tarde, la policía se encargaba de llevarse a los rehenes (que eran un puñado de guardias de seguridad y personal nocturno del museo) y de arrestar a los terroristas que no estaban inconscientes.

"¡Wow, somos el mejor equipo, eso estuvo alucinante!" Balbuceó el chico entusiasta, a Stephen le hizo gracia como se agrandaban los ojos del traje, ahí estaba la firma de tecnología Stark, estaba seguro. "Debes ser el famoso doctor Strange, el señor Stark habla mucho de usted, señor".

"Hey, niño, ya es suficiente de..."interrumpió Tony avergonzado, pero no terminó la frase al ver que el chico de pronto cambiaba la postura y se volteaba a ver detrás de él.

Todo pasó muy rápido y Stephen se dio cuenta que el muchacho evidentemente tenía algún tipo de sentido/instinto fuera de lo normal, porque en el segundo siguiente uno de los terroristas derribados se levantó con un lanzagranadas y apuntó directo hacia la puerta en donde la policía terminaba de sacar a los últimos rehenes. Fue desgarrador ver como Tony, a pesar de la velocidad de los propulsores no pudo hacer nada contra la granada que se estrelló contra la espalda de Peter al intentar proteger a los civiles. El doctor noqueó al muy cobarde haciéndolo estrellarse contra una pared, pero el daño ya estaba hecho. Se acercó a Stark que sostenía al muchacho en medio de todo el desastre y los policías desesperados, evacuando.

"Lo he visto aguantar el impacto de un camión en llamas y seguir en pie, ¡¿por qué está inconsciente?!"

Stephen inspeccionó de forma superficial y notó que no había sangre, probablemente el traje haya tomado todo el daño.

"Le dieron por la espalda, Tony. Quizás sea una contusión".

"Tienes que examinarlo"

Tony le dijo a Stephen la dirección del complejo y en donde estaba su suite privada, así que entraron por otro portal y mientras abandonaba el museo pensó que quizás más tarde debería volver para encargarse de la jodida reliquia.

Correcto, el niño se había golpeado en la cabeza bastante fuerte, pero nada que la magia ni los conocimientos de Stephen pudieran solucionar.

Él colocó su mano sobre el rostro de Peter Parker, ya sin máscara, y por el rabillo del ojo pudo ver a Tony bastante inquieto.

"Tranquilo, el traje que le hiciste se quedó con la mayoría del daño".

Sus manos brillaron con energía naranja y se encargó de eliminar cualquier contusión y derrame. Stephen estaba sudando por el sobresfuerzo y el cansancio, pero se esforzó en disimularlo para no preocupar más a Tony.

"Cuando despierte voy a matarlo." Murmuró y luego fijo la vista en el doctor. "¿Tú estás bien?"

"Tony, necesito concentrarme..."

"No habrás llegado recién de tu misión, ¿no? Te ves como la mierda"

Él terminó de sanar a Peter, podría decirse que estaba completamente bien, el niño tenía un organismo único que sanaba mucho más rápido que cualquier cosa que Stephen haya visto. Sin embargo, su curiosidad médica no fue suficiente para callar esa voz en su interior que le gritaba que se fuera a dormir, ya estaba en su límite.

"Él está bien, despertará en cualquier momento"

Tony suspiró aliviado. "Gracias, te debo una grande"

"No me debes nada". Ellos se miraron a los ojos, Stephen había extrañado tanto mirar esos orbes ámbar, ahora suaves y sin una pizca de enojo. "Lo siento si no pude avisarte, no calculé el tema de la señal ni pensé que matar aquellos espíritus me tomaría tanto".

La comisura de los bonitos labios de Tony se arqueó en una sonrisa. "Está bien, lo siento si perdí un poco el control allí... Estaba un poco preocupado"

"¿Un poco?" Stephen se rió. "¡Tengo como mil mensajes!"

Tony rodó los ojos, pero un ligero rubor apareció en sus mejillas. "Estaba preocupado por la Tierra, si Voldemort decidía atacar no teníamos a nuestro mago”.

Ambos rieron, las tripas de Stephen estaban retorciéndose como locas, momentos como este hacían que no se sintiera como el adulto que era. Estaba mareado, pero sospechaba que no era solo por cansancio. "Al menos ya no estás enojado conmigo".

Los ojos de Tony brillaban más de lo normal, de la misma forma en la que brillaban en sus sueños cuando hacían el amor o se miraban en las noches bajo un inmenso y espectacular cielo estrellado. Stephen se aclaró la garganta, abrumado por la vista. "La reli- la reliquia-"

"Espera, ¿acabas de tartamudear?"

"Eh... ¿No?"

Tony se rió y los oídos de Stephen se deleitaron con la melodiosa risa. "Dios, nunca creí que un hombre como tú pudiera ser así de adorable…"

"¡Por supuesto que no lo soy!" Se quejó Stephen, pero se quedó mudo cuando los labios de Tony se conectaron con los suyos en un beso suave y gentil.

Su corazón se lleno de una infinidad de cosas maravillosas, y había tanto en su sistema que creyó que podría estar alucinando o experimentando de nuevo el viaje astral que su maestra le había hecho pasar la primera vez que la conoció.

Todo se sentía bien en el cosmos.

Perfecto.

Su cuerpo y su alma gritando de júbilo al tener al fin un poco de aquel que ya llevaba semanas/siglos esperando.

Él abrazó el cuerpo de Tony, con una mano en su cintura y otra en su espalda, encontrando placentero que éste fuera un tanto más pequeño que él. Se encargó de profundizar el beso, suspirando con los dedos de Tony en su cabello y en su mejilla. Cuando el aire les faltó se separaron, pero sólo unos milímetros ya que sus frentes aún estaban juntas. 

"Eso fue... Dios... ¿Es que todo será así de intenso contigo?".

Stephen sonrió y le dio otro pequeño beso, luego otro y otro más, y de nuevo se encontraban envueltos en una lenta danza de labios y lenguas. Tony sabía dulce, exquisito, familiar.

Un ruido los hizo separarse y se giraron para ver a Peter poniéndose de pie rápidamente, perdiendo el equilibrio y cayendo de nuevo al sofá, luciendo desorientado y a la vez rojo como un tomate.

"Lo-lo siento, quería irme sin interrumpir pero mi pie chocó contra..."El muchacho alzó la mirada pero se veía tan avergonzado que Stephen sintió pena por él. "¡Lo siento!".

Tony se acercó y le revolvió el cabello, cambiando a una expresión un poco más seria. "No quiero que vuelvas a hacer algo así. ¡No, no quiero escuchar nada! Casi me matas del... ¿Stephen?"

Él oyó su nombre, pero como si estuviera lejos y en otro plano distinto. Oh, bueno, él ya estaba en su límite, al parecer iba a tomar una siesta forzada.

Lo último que escuchó antes de que todo se vuelva negro fue a Tony gritando su nombre una vez más y a Peter diciendo algo que sonó como “¡Señor Doctor!”.

 

 


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