# Capítulo 7: Plan a largo plazo. #
Judal lo tenía frente a él, y tantos sentimientos que le causaba llegaban incluso a aturdirlo. Quería tanto a ese niño que era una agonía pensar en ello. Su padre lo ayudó, ¡¿qué acaso no era suficiente con ello?! Se reprochaba una y otra vez. Y claro que para él no lo era. Amaba a Aladdin, deseaba monopolizarlo, encerrarlo de ser necesario. Pero también deseaba verlo sonreír, deseaba tanto verlo bien y saber que nada le hacía falta.
-Yo... -finalmente el pequeño habló y así distrajo de sus pensamientos a Judal-. Te quiero... ¡te quiero mucho Judal-kun!
-¿Qué?
-Yo...
-¡Ya llegamos! -finalmente son interrumpidos con la llegada de sus padres.
Judal observó por última vez a Aladdin y después se separó de él.
☆
Luego de aquel día, no se volvió a tocar el tema. Judal trataba a Aladdin como de costumbre y el pequeño simplemente prefirió no hablar. Y aunque ambos trataron de no verse obvios, la situación no paso inadvertida por sus padres quienes decidieron echarles una mano.
-¡Ya los tengo! -Markkio muestra orgulloso los boletos-.
-¡Vaya! Justo a tiempo -sonríe Sheba-. Mañana es sábado y pueden aprovechar el día divirtiéndose. Muchas gracias.
☆
A la mañana siguiente Sheba y Markkio entran a la habitación de los chicos y les dan los buenos días con boletos en mano.
-¡Ya amaneció! -saludan ambos padres.
-Buenos... días... -responde Aladdin a medio despertar.
-¿Eh...? -Judal quien estaba más dormido que el pequeño sólo alcanzó a preguntar y balbucear algo.
-Chicos ya que hoy hace un buen día, sería magnífico que salieran a divertirse -agrega la madre-.
-¡Y nada mejor que a un parque de diversiones! -comenta el señor quien hace entrega de los boletos a sus hijos.
-Pero... -debate Aladdin quien no salía de casa más que lo necesario para poder cuidar de su madre-.
-Anda amor, vayan tranquilos.
-Así es, hoy no tengo que trabajar así que cualquier cosa que se ofrezca estaré en casa. Sheba y yo podemos relajarnos un poco viendo la lucha libre.
-¡Si, lo amo! -Era bien sabido que a la señora le gustaban ese tipo de programas. Pero no a Markkio, él era más del tipo tranquilo, pero estaba muy comprometido a cuidar de Sheba. Así que también estaría viéndolo-.
-De acuerdo... ¿Esta bien para ti también Judal-oniisan?
-Aja.
-Bien, entonces desayunen para que puedan ir temprano.
☆
Al terminar su desayuno prácticamente fueron echados de casa. Y gracias a ello llegaron temprano y sin tanta fila para entrar.
-¿A dónde quieres ir enano?
-¡Al...! -pero así como llegó su ánimo se fue al creer que era inadecuado para alguien tan cool como Judal-. Al que tú quieras.
-¿Seguro?
-Si.
Para desgracia de Aladdin él no podía subir a muchos por su estatura. Cosa que Judal se preguntó si habían pensado o hecho a propósito sus padres. Pero dejó de pensar en ello para enfocarse en el que su hermanito había echado ojo al llegar.
-Vamos al carrusel.
-¡Si!
Aladdin subió a una vaca y se entretuvo con ella viendo cada detalle de esta, mientras que Judal se sentó en una banca bastante cómoda.
-¿Ahora a dónde quieres ir?
-¡A la rueda de la fortuna!
-Vamos pues.
El niño fue al lugar tan emocionado que incluso daba unos brinquitos de la emoción. Y Judal aunque no lo pareciera también disfrutaba estar allí. Ver a Aladdin tan alegre lo llenaba de felicidad también a él.
-¡Aladdin! -se acerca un chico rubio quien también iba en dirección al juego-. ¿Te llamas así, cierto?
-Si, te acordaste de mi nombre -sonríe-, Alibaba-kun.
-¿Te gustaría subir conmigo? A mi amigo ... -su frase fue interrumpida por Judal quien molesto, se acercó a ellos-.
-Creí haberte dicho que este mo... -y como si fuese una costumbre recién adquirida, él tampoco término lo que iba a decir. Aunque Judal mas bien por auto-censura-.
-Perdón Alibaba-kun, no puedo subir contigo. Le prometí a Judal-kun que subiría con él.
-Esta bien -sonríe sinceramente- diviértase-.
-¡Gracias!
Aladdin toma de la mano a su hermano y ambos suben a una canasta en silencio. Pero al ponerse en marcha el juego, Aladdin comienza a hablar.
-Gracias por respetar Judal-kun, pero ¿sabes? Yo siempre te voy a escoger a ti porque te quiero mucho -se acerca a su acompañante y le roba un beso, fugaz, pero lleno de sentimientos que por fin pudo expresar. Judal sonrió pícaro y recargo su cabeza a la de su hermanito. El resto del día no mencionaron palabra, simplemente con pasar tiempo juntos hacia el momento especial.
Al regresar a casa ambos saludaron a sus padres como de costumbre. Ellos como buenos progenitores notaron el cambio. Pero si sus muchachos no querían hablar, entonces ellos tampoco preguntarían. Unos se hacían como que nada pasaba y otros como que no sabían. Pero aquél "secreto" no representaba nada malo o incorrecto para alguno de ellos. Después de todo, era amor de familia, uno diferente, pero de fin una buena relación. Y ante todo, Judal se aseguró de que fuera Aladdin quien marcara el paso de la relación. Y en un futuro definitivamente decirles a sus padres.
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