# Capítulo 2: Así no fue como lo soñé. #
-¿Y a dónde vamos?
-Es obvio.
-¡¿A un parque?!
-Pues claro.
-¡Viva! ¡Tengo al mejor hermano mayor del mundo!
-Si, si. Ahora camina que ni pienses que te voy a cargar.
Al llegar al parque...
-¿Puedo subirme a ese Judal-kun?
-Si anda, ve.
Aladdin corre a los columpios y se impulsa con ayuda de sus pies.
-Bien, con eso tendrá para entretenerse. Regreso después de un rato, no creo que le importe.
Judal se fué del lugar para ir a la tienda de discos. Al llegar observó algunos de su interés. Pero finalmente no compró nada, así que fué a comer algo.
☆
Aladdin subió al columpio sin pensarlo dos veces. Se sentía tan feliz de tener a un nuevo amigo y "hermano" a la vez, con el que pudiera jugar y divertirse. Era el mejor día de su vida, o al menos eso era lo que pensaba hasta que volteó a ver a Judal y ya no estaba ahí. Se sorprendió y poco a poco dejó de columpiarse. Por un momento meditó si ir a buscarlo o esperarlo a que regresara. Finalmente se decidió a esperar, pensando que tal vez pudo haber ido a comprar algo de beber, algo... Pero sus esperanzas se fueron mermando mientras veía como los demás niños salían del parque en compañía de sus padres o hermanos. Había esperado segundos... minutos... e incluso horas y ya comenzaba a oscurecer. Se sentía más triste que nunca. Ese debía haber sido el mejor día de su vida. Por fin había conocido a un buen chico para divertirse, pero esto se alejaba completamente de lo que soñó. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, quería irse ya. Pero ingenuamente esperaba a que llegara Judal y le dijera que tuvo algún asunto de suma importancia o cualquier pretexto, el que fuera y así el pudiera dedicarle una sonrisa y decirle "esta bien, lo importante es que estás aquí."
☆
Judal llegó a casa y saludo sin mucho ánimo como ya es costumbre en él.
-¿Te divertiste hijo?
-Si, claro.
-¿Qué tal estuvo todo con tu hermano?
Aquella pregunta hizo que un frío recorriera todo su cuerpo. Había olvidado por completo a aquél niño. De nombre... ¿Cuál era su nombre? Ciertamente no había puesto mucha atención en ello.
-¿Hijo?
-Si, todo bien-. Subió a su cuarto pensando en que seguro alguno de sus padres había ido por él. De fin, ese mocoso no era su problema. Y se fué a dormir.
Una hora pasó y Judal no podía conciliar en sueño. ¿Por qué tenía que sentirse mal por ese enano? De fin, la culpa no era de él sino del niño por confiar en un desconocido. ¿Acaso sus padres no le habían dicho que no se acercara a extraños?
-¡Maldito enano!-. Judal corre a ponerse una chamarra y sale de su casa tan rápido como le es posible.
☆
Aladdin no dejaba de llorar, sentía mucha hambre, sueño y frío. Y en la calle sólo se veían personas sospechosas.
-¡Demonios! ¡¿Sigues aquí?!
-¿Judal... kun?
-¡¿Qué diablos estabas esperando?!
-Bienvenido-. Sonríe débilmente.
-¡¿Eres tarado?!- lo sacude de los hombros con brusquedad-. ¡¿Te quedaste aquí solo para provocar lástima?!
-No, perdón. Ya me tengo que ir-. Aladdin se levanta algo entumido del columpio.
-¡¿Acaso querías que te pidiera perdón?!
-No...-. Vuelve a sonreír con lo último de energías que tenía-. Esta bien, lo importante es que estás aquí Judal-kun.
El mayor ya no pudo decir más. Sólo vió como lentamente se alejaba aquél niño. Y sin duda alguna se sentía el peor hombre del mundo.
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