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Momento por Hakupaluszki

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Notas del fanfic:

Es de las cosas más rápidas que he escrito, pero te debía algo bonito, sencillo, flojo (?) que no tiene trama pero sí aoita en todo el sentido de la palabra.

Tal vez no sea lo que esperabas, pero normalmente escribo cosas que la gente no espero. Espero que te guste aunque sea un poco y recuerda que te amo muchísimo, eres mi mejor amiga, gracias por ello. <3

 

Nota: es una viñeta súper meh

Notas del capitulo:

No esperen mucho de esta única parte. Se hizo lo que se pudo. (?)

Los besos que Yuu dejaba sobre la piel de Akira eran suaves y delicados, también pacientes, expectantes a lo que pudiera ocurrir aun cuando ninguno de los dos tenía la intención de acelerar las cosas.

 

Estaban acostumbrados a la calma en la que vivían.

 

Durante las fechas de invierno la casa que ambos compartían se llenaba de repentino calor de pareja cuando finalmente el mayor, durante los últimos días del año, decidía poner un alto a su desgastante trabajo y dedicarse completamente a consentir al de hebras cenizas mientras pasaban agradables ratos el uno con el otro.  

 

El menor no ponía oposición y se dejaba mimar. Yuu se coronaba victorioso.

 

El departamento casi siempre se mantenía en silencio, y también en orden porque era necesario para que Akira pudiera vivir sin accidentes. Pero una vez ambos estuvieran en la habitación, el único sonido que se hacía presente en el resto del inmueble era el de las interminables sesiones de besos que compartían.

 

Yuu mantenía su barbilla recargada con poco peso sobre la clavícula izquierda de Akira, de manera que sus labios quedaran en la altura necesaria para dedicarse a dar tiernos besos sobre la piel del hombro descubierto del menor. El pelinegro mantenía cautivo al cuerpo de Akira envolviendo sin fuerza sus reducidas caderas entre sus muslos, de manera que ambos estuvieran de frente, sentados en la cama matrimonial.

 

Ambos cuerpos eran aproximadamente de la misma estatura, pero el cuerpo de Shiroyama era ligeramente más ancho y tosco que el de Akira; este hacía varias rutinas de ejercicios en el espacio que había decidido asignar para ello, manteniendo así una complexión delgada, pero con músculos.

 

Haciendo así que ambas entidades físicas encajaran tan bien y se complementaran de manera casi perfecta. De manera espiritual la cosa era más sencilla, pues tal parecía que ambas almas habían nacido para ser gemelas. 

 

El mayor observaba con curiosidad los lunares que el rubio cenizo tenía sobre aquella zona del cuerpo que mimaba con devoción. Akira, por otro lado, mantenía los ojos cerrados y descansaba también su cabeza sobre el hombro de Yuu, moviendo sus dedos a los costados del mayor, tal vez contando una y otra vez las costillas que ligeramente se marcaban sobre su piel. 

 

No había necesidad de intercambiar palabras, pues el mismo ambiente se encargaba de demostrar que ahí mismo, en el improvisado nido que habían construido inconscientemente con cobijas y sus cuerpos, había comodidad y un hogar firme.

 

Pronto Yuu se acomodó únicamente con la intención de llevar sus besos hasta el rostro de su pareja y ahí viajar desde la barbilla hasta la punta de la nariz, pequeña y redonda, luego la frente, sus pómulos y mejillas, para finalmente atrapar los labios ajenos con los propios en un suave beso cargado de pasión que en ningún momento se volvía salvaje, sino profundo, lento y pícaro cuando sus lenguas se juntaban.

 

Hasta que un explosivo ruido los obligó a separarse. Explosivo porque había sonado como si algo hubiese estallado sin cuidado. 

 

Akira dio un respingo, Yuu de inmediato buscó con la mirada algún indicio que le mostrara donde había ocurrido semejante ruido. Pero no encontró nada.

 

Recibió la llamada entrante de uno de sus vecinos del edificio. Takashima, de dos pisos abajo, también había escuchado el estruendo. Tampoco se explicaba qué había podido ocasionarlo.

 

Y a lo único que llegaron, fue que al parecer, había sido algo relacionado con el edificio, pues el vecino había dicho que un mensaje de Kai, un piso arriba del departamento de Shima, también había sido capaz de escucharlo.

 

—¿Qué ocurrió? —preguntó Akira tratando de encontrar la mano de Yuu, en su rostro había preocupación.

 

—No lo sé, Akira… —confesó el mayor, y antes de que más palabras llegaran hasta los oídos del rubio, nuevamente se escuchó el sonido, esta vez más fuerte.

 

Después de eso, un grito que Yuu no pudo contener. Fue un segundo estallido lo que lo asustó.

 

Los ojos de Akira tenían un bonito color café semejante a la miel, pero no eran capaces de identificar formas, figuras, colores o imágenes. Y, aún con todo aquello, estaban llenos de vida y una curiosidad inexplicable por conocer el mundo que no era capaz de ver. 

 

Por ello, no fue capaz de explicarse por qué Yuu se había tensado considerablemente por unos instantes antes de comenzar a temblar.

 

Akira no podía ver, Yuu tenía fobia a la oscuridad.

 

—¿Estás bien, Yuu? —preguntó buscando a tientas el rostro del mayor, subiendo sus manos hasta sus ojos para adivinar que los mantenía fuertemente cerrados.

 

El mayor negó suavemente al mismo tiempo que intentaba realizar respiraciones profundas para tratar de calmarse, buscando también a ciegas, los costados del cuerpo de su pareja.

 

—No hay luz, todo está oscuro —una respiración profunda nuevamente—. No veo nada.

 

Antes de que pudieran decir algo más la pantalla de su celular se encendiera nuevamente y el sonido de notificación le indicara que un nuevo mensaje había llegado al chat grupal de todos los vecinos del edificio.

 

Yuu pensó rápidamente y antes de leer el mensaje decidió activarla lámpara de su celular.

 

—¿Qué dice el mensaje? —preguntó Akira finalmente, después de un largo momento de silencio donde era capaz de sentir el corazón de Yuu latiendo con fuerza. 

 

—Es Matsumoto —explicó Shiroyama aún manteniéndose aferrado al cuerpo del menor—. Quemó la caja de fusibles sólo él sabe cómo, no tendremos luz hasta mañana que venga la compañía de electricidad a revisar. Ese maldito enano...

 

Akira únicamente río. Buscando su mano nuevamente para después envolverlo suavemente con sus brazos mientras, de memoria, encontraba la orilla de la sábana para jalarla; en silencio pidió acurrucarse al lado de su pareja.

 

Podía tenerle miedo incontrolable a la oscuridad, pero estar al lado de su pareja podía hacer que todo aquel martirio fuera soportable, y si lo veía de cierto modo, agradable.

 

Maldito Takanori

 

Notas finales:

Te amo mucho, Bollito. Algún día escribiré algo que te guste.


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