Harry levanto la cabeza mientras Oliver le soltaba del estrecho abrazo en el que estaban, aunque le sigue agarrando de los hombros.
–¡¿Mortifagos?!–exclamo Ron con aparente temor–¡¿Qué hacen aquí?!
–Debéis poneros a salvo–dijo Cedric con tono decidido y señalando la entrada al bosque– corred, y pase lo que pase no os detengáis.
Harry estaba confuso no sabia quienes eran los tales mortifagos, aunque a juzgar por lo que estaba pasando en el campamento, Harry dedujo que no eran buenas personas.Estaban lanzando hechizos, y quemando tiendas a su paso.
–Vamos, daos prisa–apremio Cedric–en especial vosotros dos–Cedric señalaba a Hermione y a Harry
Harry miro a Hermione y vio como su amiga parecía haber perdido todo el color y temblaba ligeramente.No sabia porque su amiga estaba asi, pero si sabia que no dejaría que nada malo le pasara.
Con decisión Harry miro una vez mas a Cedric, Ron tomo la mano de Hermione y los tres salieron corriendo en dirección al bosque.Harry solo podía pensar en los sollozos que Hermione emitía de vez en cuando, o en la mirada llena de miedo de Ron.De repente, se detuvo al escuchar un sonido justo detrás de ellos.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hermione nerviosa, deteniéndose tan de repente que Harry chocó con ella—. ¿Dónde estás, Ron? Qué idiotez... ¡Lumos!
La varita se encendió, y su haz de luz se proyectó en el camino. Ron estaba echado en el suelo.
—He tropezado con la raíz de un árbol —dijo de malhumor, volviendo a ponerse en pie–Bueno creo que ya estamos a salvo–dijo señalando las luces del campamento que todavía se podían divisar desde la profundidad del bosque.
–¿Quines son esos?–pregunto Harry–¿Los Mortífagos?
–Eran los seguidores de Quien-tu-ya-sabes Harry.
–¿De Voldemort?–Pregunto Harry
–¡Si! Y no digas su nombre–una mueca de terror apareció en el rostro de Ron–muchos de ellos están en Azkaban, pero hay algunos que se escondieron, o varios que dijeron que estaban siendo controlados por Quien tu ya sabes, aunque claro, muchos de ellos mentían.
–Se dedican a hacer daño a Muggles como yo–Dijo Hermione–por eso Cedric nos dijo a los dos que deberíamos darnos prisa.Yo soy muggle y tu…bueno, no creo que les caigas muy bien a los mortifagos, por eso de que mataste a su amo.
–Detalles sin importancia–Harry sonrió débilmente mientras volvía a girar la cabeza hacia el campamento.
Ron se sento en el suelo y saco un par de paquetes de ranas de chocolate.Harry imito el gesto y cogió una mientras Hermione sacaba el libro que había comprado antes.Sin embargo, la tensión se seguía palpando en el ambiente, y ninguno era capaz de comer o leer.
–Me pregunto a donde habrá ido Cedric, creo que no es muggle así que no le puede pasar nada malo–dijo Harry, se notaba la angustia que tenia.
De repente Ron Dion salto asustándolos a Hermione y a el:
–¡Papa!¡Mis hermanos!¡Fred y George!¡Ginny!Me había olvidado completamente de ellos–gimio Ron asustado–seguro que papa me va a matar, no le he dicho nada.
A Harry se le ocurrió una cosa, había visto esto el año anterior, y estaban en un campamento lleno de magos, asi que el ministerio no podría decirles nada.
–¡Esperad!–les dijo a Ron y Hermione–puedo enviar un patrones para ir a buscarles
–¡Oh Harry qué buena idea!–dijo Hermione–aquí tenemos permitido hacer magia, es un campamento repleto de magos.
Ron asintió y Harry procedió a coger la varita de su bolsillo, pero se alarmo al darse cuenta de que no estaba.
–¡Mi varita no esta!–grito a Ron y Hermione–¡Se me debe haber caído cuando Cedric me separo de Oliver, o mientras corríamos!
–¡Oh Harry no!–dijo Hermione–y no puedo hacer que venga aquí, no hemos dado apropiadamente los hechizos invocadores y tengo miedo de hacerle algo a tu varita.
Antes de poder alguno de los tres responder, sin previo aviso, una voz diferente de cualquier otra que hubieran escuchado en el bosque desgarró el silencio. Y no lanzó un grito de terror, sino algo que parecía más bien un conjuro:
—¡MORSMORDRE!
Algo grande, verde y brillante salió de la oscuridad que los ojos de Harry habían intentado penetrar en vano, y se levantó hacia el cielo por encima de las copas de los árboles.
—¿Qué...? —exclamó Ron, poniéndose en pie de un salto y mirando hacia arriba.
—¡Harry, vamos, muévete! —Hermione lo había agarrado por la parte de atrás de la chaqueta, y tiraba de él.
—¿Qué pasa? —preguntó Harry, sobresaltándose al volver a ver la cara de ella tan pálida y aterrorizada.
—¡Es la Marca Tenebrosa, Harry! —gimió Hermione, tirando de él con toda su fuerza—. ¡El signo de Quien-tú-sabes!”
Harry , Ron y Hermione se dispusieron a adentrarse mas en el bosque pero tan sólo habían dado unos pocos pasos, cuando una serie de ruiditos anunció la repentina aparición, de la nada, de una veintena de magos que los rodearon, pero antes de que les disparasen un voz familiar grito:
–¡ALTO! ¡Es mi hijo!. El pelo de Harry volvió a asentarse. Levantó un poco más la cabeza. El mago que tenía delante acababa de bajar la varita. Al darse la vuelta vio al señor Weasley, que avanzaba hacia ellos a zancadas, aterrorizado.
—Ron... Harry... —Su voz sonaba temblorosa—. Hermione... ¿Estáis bien?
—Apártate, Arthur —dijo una voz fría y cortante.
Era el señor Crouch. Él y los otros magos del Ministerio, entre ellos Amos Diggory estaban acercándose. Harry se puso en pie de cara a ellos. Crouch tenía el rostro crispado de rabia.
—¿Quién de vosotros lo ha hecho? —dijo bruscamente, fulminándolos con la mirada—. ¿Quién de vosotros ha invocado la Marca Tenebrosa?
—¡Nosotros no hemos invocado eso! —exclamó Harry, señalando la calavera.
—¡No hemos hecho nada! —añadió Ron, frotándose el codo y mirando a su padre con expresión indignada—. ¿Por qué nos atacáis?
—¡No mienta, señor Potter! —gritó el señor Diggory. Crouch Seguía apuntando a Ron con la varita, y los ojos casi se le salían de las órbitas: parecía enloquecido—. ¡Lo hemos descubierto en el lugar del crimen!”
–Ellos no han sido papa.
Todos se giraron al oír la voz de Cedric Diggory. Que había aparecido entre las sombras:
–Los estaba viendo de lejos, ellos no fueron, la voz que invoco la marca procedía de allí–dijo señalando entre unos arboles.
Mientras los hombres del ministerio iban a buscar, Cedric se acerco y les dijo:
–Menos mal que cuando no encontré a mi padre vine aquí–suspiro–sino os habríais metido en un buen lio, mi padre y los demás se han puesto demasiado…eufóricos.
–Muchas gracias, de parte de los tres–dijo Harry agradecido–has sido muy valiente,¿seguro que no deberías estar en Gryffindor?.
Cedric sonrió y contesto:
–No es nada Potter, cualquiera lo habría hecho
–Pero lo hiciste tu–dijo Harry mirando a Cedric a los ojos–y por favor llámame Harry.
Antes de que Cedric pudiese responder volvieron a escuchar la voz de Amos Diggory:
—¡Sí! ¡Los hemos capturado! ¡Aquí hay alguien! ¡Está inconsciente! Es... Pero... ¡caray!