Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Before you go por Little Bully

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, estrellitas, ¿cómo han estado? Sé que me tarde más de lo que debería para publicar el capítulo y, realmente, pido una disculpa por eso. Mi vida ha ido como una montaña rusa estos meses, renuncié a mi trabajo, me fui de vacaciones fuera del Estado, me dio COVID muy feo..., y un sin fin de cosas más. Pero ya estoy aquí de nuevo.

Dije que no iba a dejar abandonado este proyecto que me ha costado tanto, así que aquí les traigo la actualización y consecutividad como estaba todo planeado.

¿Me extrañaron? Porque yo a ustedes sí :)

¡Gracias a todas las personitas que leyeron y/o comentaron!

Disfrúten el capítulo.

— Se ve que tienes de nuevo tranquilidad en ti.

 

Astoria habló de la nada, diciéndole esa oración que lo hizo sonreír de inmediato. La voz de la chica, aún ronca y adormilada al ser muy temprano por la mañana, había sonado al son del viento, retumbando aún sobre él con alegría, decisión y firmeza.

 

— Las cosas aún no se han arreglado de todo. —le respondió Ron con sinceridad, viendo como ella se acomodaba a su lado, quedando ambos sentados al borde de la entrada de la vivienda.

 

Ron se había sentido desconcentrado por algún motivo, específicamente desde que tuvo aquella charla nocturna con Draco. Era como si no pudiese concentrarse nada, tampoco era como si estuviese pensando en algo en específico, o preocupado, simplemente era como estar en las nubes.

 

Recordaba haber estado viendo el amanecer por las ventanas de la cocina, no estaba más que preparándose un poco de té para calentar sus manos debido a lo fríos que estaban siendo los despertares, extrañado por la falta de sonido en la casa pues al parecer fue el primero en despertar; pero no recuerda siquiera haber escuchado el agua hervir. Imaginó que decidió salir de la casa antes de que eso sucediera. Se dejó llevar por la nada hacía afuera, sentándose en la entrada a observar los árboles, pesé al frío húmedo que lo recorría.

 

— Pero están mejor que antes y eso te hace sentir bien. —Astoria le sonrió, dulcemente—. Te ves mucho mejor, por donde caminas dejas un aire de paz, esa paz que tenías mucho tiempo sin transmitir.

 

— Me siento mejor, sí. —Ron le dio la razón, regresándole la sonrisa. Se sintió reconfortado por tenerla a ella cerca, recitándole esas palabras. Sin embargo, su respuesta podía ser cierta y falsa al mismo tiempo.

 

Era extraño.

 

El asunto que tenía con Draco, el problema que los alejó, no había empeorado ni tampoco se había resuelto. Ambos seguían sin hablarse, no compartiendo más que asentimientos y miradas simples que pasaban desapercibidas, estaban teniendo una interacción meramente cordial y sin trascendencia alguna.

 

«Indiferencia»

 

Se trataban con indiferencia. Esa era la palabra que Lucius había usado una de las noches que se habían quedado conversando sobre el tema. Ron no sabía cómo sentirse al respecto, era una mezcla entre sentir todo y nada al mismo tiempo. Fuertes sentimientos encontrados. Sin embargo, de lo único que consciente, era que el ambiente alrededor de ellos había dejado de ser pesado pues se sentía una calma que había desaparecido semanas atrás.

 

— Las cosas no tardarán en ser como antes, Draco también está… más sereno.

 

— ¿Te parece que lo está? —le preguntó, alzando sus cejas e inmediatamente observó como Astoria suspiraba contenta.

 

— Ya sonríe otra vez.

 

Ron no le respondió verbalmente, no fue capaz, lo dicho por ella le había robado el aliento, por lo que simplemente asintió. Volvió a ver hacía enfrente, observando nuevamente a los árboles de alrededor y sintiendo como un cálido calor recorría su pecho.

 

Él no había sido capaz de observar esa sonrisa. Draco no había transmitido nada de su brillo cuando se encontraba cerca, solamente su calma y él se había sentido bien respecto a eso. No lo empujaba a nada, no quería obligarlo a ser como antes con él, porque así estaban tranquilos, indicaba que estaban avanzando y dejaban que el tiempo arreglara poco a poco la situación que compartían, justo como debieron haber dejado toda esa problemática desde un inicio.

 

Sin embargo, le regocijaba tanto escuchar aquello.

 

Para Ron, era como haber escuchado que había dejado de hacer sufrir a su amigo por sus decisiones apresuradas.

 

— Por cierto, ¿dónde está? —preguntó Ron con curiosidad. Astoria se había ido a plantar con él demasiado tranquila, desde que estaban en ese lugar había estado observando como normalmente tenía a Draco pisándole los talones, siguiéndola hasta con solo la mirada. Ron deducía que era por todo el estrés causado por tan abrupta huida que habían tenido, lo entendía hasta cierto punto, incluso cuando se ponía algo paranoico si la chica se le perdía un poco o no tenía certeza de donde estaba, pero en ese momento ni siquiera se escuchaba cerca.

 

— Dormido. —respondió, despreocupada—. Según él quería levantarse temprano para revisar los alrededores antes de que se empezará con el desayuno. —bufó risueña, contagiando a Ron de manera inmediata. Pero antes de que pudiera hacer algún comentario al respecto, su expresión cambio rápidamente—. Hablando de alrededores, Ron, he querido preguntarte algo desde hace tiempo… —Astoria volvió a hablar, pero esta vez con extraña curiosidad.

 

— ¿Sí?

 

— ¿Cómo sedujiste al señor Malfoy?

 

Al escuchar la pregunta, Ron comenzó a toser con fuerza pues se atragantó con su propia saliva al haber querido protestar de forma apresurada.

 

— ¿Por qué preguntas eso? —preguntó entre carraspeos—. Para empezar, ¿qué diablos tiene una cosa que ver con la otra?

 

— Es simple curiosidad. —respondió con una sonrisa y encogiéndose de hombros, restándole total importancia a su inapropiada pregunta. A veces no entendía como la chica podía ser tan seria e indiscreta al mismo tiempo, ya que Astoria tendía a hablar sin pensar cuando la curiosidad le ganaba.

 

— Yo no lo seduje… —susurró una vez que dejó de toser. Inmediatamente declinó el sacarle la vuelta a dicha cuestión, no le veía ningún caso pues sabía de sobra que Astoria no iba a dejarlo en paz hasta que no le respondiese con suma sinceridad; simplemente no tenía escapatoria bajo la mirada atenta y curiosa de ella.

 

— Entonces…, —canturreó— ¿cómo terminaron juntos?

 

Ambos se miraron a los ojos. Definitivamente, Astoria podía traspasarle el alma con esos ojos cafés al estar esperando una respuesta, lo cual lo hizo boquear varias veces antes de rendirse y cerrar la boca por su falta de contestación. Le tomaba completamente desprevenido en ocasiones como esa y casi nunca sabía cómo responderle de manera inmediata, en realidad lo dejaba bastante apenado; y trató de pensar en una respuesta adecuada para ella, algo que sonara apropiado, pero Ron no sabía que contestar.

 

Lo había dejado totalmente mudo, tan simple como eso. 

 

La historia entre Lucius y él no podía contarse tan fácil. No fue tan sencillo haber llegado hasta ese punto de sus vidas, nada lo había sido si pensaba mejor en ello, pues todo empezó gracias al querer llegar a un motivo en específico.

 

— Es todo tan confuso. —le confesó—. Más bien, es una historia complicada porque no sé cuáles fueron las intenciones de Lucius al principio, pero él fue quien dio el paso primero.

 

— ¿En serio? —preguntó Astoria, asombrada.

 

— Sí…, yo… —Ron suspiró, sintió sonrojarse un poco ante el asombro de la chica—, yo no recuerdo haber hecho algo para “seducirlo” como tú dices.

 

— Interesante… —parecía analizar la respuesta que le fue dada antes de sonreír con coquetería—, bueno, es que eres encantador y probablemente algo en ti lo cautivo.

 

— Nada de encantador —Ron chilló, escandalizado—, ¿qué pudo haber visto él en alguien como yo? Simplemente la soledad tiende a hacer que busques compañía en las personas más cercanas.

 

Ron no mentía. Aunque Lucius hubiese usado una excusa por la falta de su difunta esposa y no se lo hubiese dicho directamente, algo en él le decía que así era, lo sentía desde un principio. El mayor estuvo solo todo el tiempo y su insistencia por atención lo hizo reaccionar de alguna manera. Si bien él nunca llegó a su propósito inicial al perder total iniciativa debido a su encariñamiento, no supo si Lucius tenía otras intenciones con él fuera de la mera compañía. Probablemente nunca llegue a enterarse, ya que ni siquiera fue capaz de darse cuenta cómo y cuándo inicio la relación, lo único que tenía bien grabado era quién había dado el gran paso para el primer encuentro intimo entre ambos.

 

Eran detalles que le iba a omitir a Astoria. Detalles que ella no tenía por qué saberlos, aunque se preguntaba lo que podría llegar a pensar ella si se enterarse por lo menos de sus motivos, si sería capaz de juzgarlo, regañarlo, felicitarlo, maldecirlo, o alguna reacción más inimaginable. En realidad, no le gustaría saberlo, no sería capaz de decirlos; odiaba admitirlo, pero le importaba lo que pensaran sobre él, sobre todo la gente que le importaba demasiado, por lo que él prefería enterrar esos planes en lo más profundo de su alma y ocultarlos para toda la eternidad.

 

— Draco decía que fuiste muy insistente con él. —reveló Astoria con una sonrisa cómplice—. Buscando temas de conversación que pudieran compartir, hablando aunque él no respondiese, tratando de reír aún cuando solo recibías muecas… —se rió, divertida, entre dientes—, no digas que fue la soledad la causante.

 

— Aquel en su coraje pensó muchas cosas. —dijo Ron al mismo tiempo que rodaba los ojos—. Pero, aun así, pienso que Lucius no vio más allá en mí que la mera persona que estaba a su alcance.

 

Tal parecía que fue cierto, Draco había hecho perfectamente la tarea de no quitarles los ojos de encima, se había dado cuenta hasta de las patéticas tácticas que utilizó al quererse acercar a Lucius; lo había visto fallar, humillarse y frustrarse ante la negativa de su imponente padre desde las sombras.

 

Ya que lo pensaba mejor, y lo veía desde otra perspectiva, parecía un completo chiste hasta ese punto.

 

— Lo peor es que nunca me detuvo. —gruñó Ron, avergonzado.

 

— ¿Qué más daba? Según él, te ibas a rendir tarde que temprano. —comentó, encogiéndose de hombros—. Pero se dio cuenta que no fue así. —soltó una carcajada, intentando hacer una broma en torno a su problemática. Ron volteó a verla entre divertido y molesto, prefiriendo no hacer ningún comentario al respecto y únicamente negó con la cabeza—. Cuando recién lo descubrí, me asusté.

 

— Habías mencionado antes algo como eso… —recordó—, ¿por qué?

 

Ron tenía curiosidad por saber los motivos de Astoria de temer sobre la relación que mantenía con Lucius. Semanas atrás se lo había dicho, mas no había tenido la oportunidad de cuestionarla; aunque se imaginaba sus razones. En realidad, después de haber escuchado a Draco es que se daba una idea de cómo podían interpretar aquella peculiar relación, aun así, le gustaría escucharlas de la boca de ella.

 

— Pensé justo lo que Draco. —confesó, apenada—. Imaginé el peor escenario posible y que el señor Malfoy te estaba obligando. Sé muy bien sus disputas familiares, el odio sin razón, esa guerra infinita; al ser bandos contrarios, y tú al estar bajo su cuidado, imaginé que estaba utilizando eso como chantaje y te obligaba a hacer cosas que no querías a cambio de algún tipo de protección.

 

— Astoria-

 

— Lo sé, lo sé, pero ¿nos puedes culpar, Ron? —lo interrumpió, viéndolo con pesadumbre—. Todavía si se hubiera dado en otro ambiente, otro momento, bajo otras circunstancias, pero no fue así y ¿qué más podíamos pensar? Era enemigo natural de tu padre, del lado vencedor, con dinero, poder, mayor que tú… Por donde lo pienses, eso no pintaba para nada bien.

 

— No —admitió, pasmado—, en lo absoluto ahora que lo veo de ese modo…

 

Estaba un poco asombrado.

 

Cuando Draco le confesó exactamente lo mismo, había sentido una profunda tristeza tanto por haberlo hecho pasar por un tormento como por que pensara tan bajo de su propio padre; en cambio, con Astoria sentía cierta sorpresa. 

 

Ron comprendía totalmente que su relación no era la más convencional. Al principio, él mismo había dudado sobre lo que estaba haciendo, solo Merlín era testigo de todas las veces que se debatió cuando pensaba en el mortífago que Lucius representaba, lo había llenado la incertidumbre por todas las cuestiones que la chica había mencionado, sobre todo porque no sabía las consecuencias que el acercamiento iba a traerle. No obstante, que fuesen capaces de imaginarse un escenario tan denigrante era tan horrible que le parecía increíble.

 

— Nunca te obligó a hacer nada que tú no quisieras, ¿verdad? —preguntó Astoria, cautelosa.

 

— Nunca. —respondió con firmeza—. Un «no» de mi parte no iba a cambiar nada entre Lucius y yo porque nuestras interacciones eran simplemente malas, creo que es lo que ni Draco ni tú llegaron a pensar y, sinceramente, yo tampoco lo hubiera hecho de haber estado en sus lugares, pero nada fue a condiciones ni chantajes, por lo que negarme no iba a mejorar ni empeorar la pésima relación que ya manteníamos.

 

— ¿Y por qué aceptaste? —cuestionó, extrañada, aunque parecía impresionada por las palabras tan seguras que habían salido de él—. Si no se llevaban bien, ¿qué fue lo que te orilló a aceptarlo?

 

— Yo solamente quería irme, Astoria… —tomó aire, tratando de tomar fuerzas para responder esa pregunta que había estado evitando hasta para él mismo. Había dicho aquello sin pensar, insistía en que no deseaba confesarle a Astoria esa parte de la historia, no tenía nada que decir; a ella no le debía de interesar sus motivos, no le conciernen, eran algo de él y que guardaría con recelo. No deseaba que la chica lo viera de diferente manera al enterarse de un plan que ya ni siquiera estaba seguro si hubiese logrado ejecutarlo en primer lugar—. Lo siento, pero eso ya no importa, me tiene sin cuidado y no me interesa pensar más en ello.

 

— Supongo que nunca te imaginaste en una relación con Lucius Malfoy.

 

— Para nada, ni en mis peores pesadillas. —fingió temblar. Astoria le sonrió ladina mientras negaba—. Ni siquiera me imaginaba involucrado con los Malfoy en general.

 

— La vida tiende a darte muchas vueltas. —le susurró, enternecida—. ¿Te trata bien?

 

— Sí. —respondió sin pensarlo pues era cierto, no decía ninguna calumnia. Lucius tenía sus ataques de vez en cuando, pero él también los tenía, eran personas con emociones que a veces no podían controlar y los superaban; no obstante, la pasaban muy bien juntos, congeniaban a su manera y era todo lo que importaba. Se cuidaban el uno al otro como nunca imagino que podrían hacerlo. Alegre, su corazón dio un latido—. Nunca pensé en que iba a admitir algo como eso.

 

— Eso es bueno, escucharlo de ti es reconfortante porque es… —pausó, pareciendo dudosa ante lo que quería expresar—, es lo que antes me tenía preocupada también. He escuchado muchos rumores sobre cómo es él, de su crueldad y frialdad, de antemano sé lo duro que era con Draco y temía que contigo fuese peor.

 

— ¿Qué te hizo cambiar de parecer?

 

— Simplemente los observé. —respondió con simpleza—. Puse toda mi atención en ustedes y me di cuenta de lo mal que estaba en juzgar solo por la extraña situación en la que se dieron las cosas.

 

— Ojalá Draco hubiese hecho lo mismo.

 

Astoria asintió—. Estaba cegado por los celos.

 

— ¿Celos? —preguntó, anonadado, por lo que sus oídos escucharon—. ¿De qué podría tener celos?

 

— ¡Lo carcomían, Ron! —soltó una suave carcajada—. Se quejaba demasiado del señor Malfoy y tú y él decía que le estabas robando a su padre, que le estabas quitando lo que a él le pertenecía, así de buenas a primeras, repitiendo demasiado que ni a él lo cuidaba tanto como para que terminara preocupándose por un Weasley y luego tú, además.

 

— Lo sé, dijo algo como eso. —dijo mientras se encogía un poco en su sitio. Sintió repentina pena por lo dicho por Astoria—. Tiende a ser muy listo en muchas cosas, pero a veces no lo entiendo.

 

— A veces no hay que entender, solo queda escuchar. —apuntó uno de sus oídos, sonriente—. Te doy la razón en que Draco simplemente lo hubiera hecho desde un principio.

 

— Supongo… pero, a pesar de todo, no lo culpo.

 

— ¿Lo quieres? —preguntó de repente. La pregunta pudo haber pasado tan desapercibida de no ser porque él miró como se movían sus labios al hacerla. Se paralizó por un momento, pues no entendía del todo a quién se refería.

 

— ¿A quién? —cuestionó sin aliento.

 

— Al señor Malfoy, tonto. —respondió, rodando los ojos—.  ¿Y bien?

 

— Que pregunta tan repentina. —dijo de manera nerviosa y desvió la mirada hacía sus pies, comenzando a jugar con ellos debido a la exaltación. Se dio cuenta que no es que no entendiera realmente a quién se refería, es que no quería entenderlo o imaginarlo en realidad—. No lo sé.

 

— Mírame a los ojos. —ordenó con suavidad. Aún cabizbajo, Ron así lo hizo—. ¿Lo quieres?

 

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando la misma pregunta fue lanzada. Que lo cuestionaran sobre sus sentimientos lo hacía flaquear pues él sabía la respuesta. Firmemente la sabía. Pero no sabría qué hacer si le respondiera; ni siquiera él había querido admitirlo en sus meros pensamientos.

 

Hace poco tuvo su realización, pero haber aceptado sus sentimientos era demasiado diferente a confesarlos. Lo único que lograría con aceptarlo sería querer decirlo en voz alta y él no estaba preparado para eso. No quería hacerlo. No deseaba decirlo, al menos no todavía; se había jurado decírselo solamente a quien le correspondía escuchar esas palabras hasta que estuvieran a salvo, vivos, juntos

 

Todavía no estaban a salvo.

 

Sin embargo, Astoria esperaba una respuesta.

 

 — A pesar de todo, sigo aquí. —respondió con una débil sonrisa en los labios. Astoria entendió perfectamente su respuesta pues su rostro reflejó completa sorpresa—. Sigo aquí con él, con ustedes, luchando; creó que esa es suficiente respuesta sobre cómo me siento al respecto.

 

— Eso quiere decir que ya no sigues pensando en irte.

 

— No, o al menos… —Ron negó. No tenía caso dar más vueltas a ese asunto, llegó a un acuerdo consigo mismo y estaba tranquilo con eso, así que no había otra cosa por decir—. No, Astoria, ya no más.

 

— Y si se te presentará la oportunidad ¿te irías? ¿nos dejarías atrás?

 

— ¿Por qué lo preguntas?

 

— Es por… —guardó un momento de silencio, luciendo totalmente dudosa. Llamó su total atención ese desliz por parte de ella, lucía como si buscará las palabras perfectas para decirle, lo cual le parecía extraño pues Astoria tendía a hablar por hablar, entonces Ron no pudo evitar verla ceñudo—, simple curiosidad.

 

«No» era lo que le hubiese querido responder de manera inmediata. Una respuesta simple y sincera. Que más daba negarlo cuando él no sería capaz de dejarlos atrás ni aunque su vida dependiera de ello, cuando el solo pensamiento le resultaba doloroso y desolador; se sintiera completamente perdido si eso pasase, honestamente estaba ahí con ellos, sin ningún tipo de ataduras, viviendo lo mejor de cada brillante día. Por lo que le resultaba realmente extraño el comportamiento de Astoria, desde la pregunta hasta esa contestación disfrazada.

 

— ¿Quién podría dejar a su familia atrás? —Ron manifestó alegremente.

 

Decidiendo ignorar aquel sentimiento de extrañeza que lo invadió de pronto, pues no tenía razón; parecía como si focos rojos estuviera parpadeando detrás de él, mucho más aún por esa voz en su interior que le susurra insistentemente que le estaba ocultado algo. No comprendiendo la razón de ello, Astoria no tendría porque estarle ocultando cosas, confiaba en que no sería capaz de traicionar su amistad de ese modo.

 

Si ella tenía algo por decirle, solamente lo hacía.

 

Entonces le sonrió con toda la sinceridad que podía entregarle.

 

— Pero tu verdadera familia-

 

— Ellos están bien sin mí. —su tristeza se vio reflejada en esa respuesta, Astoria lo vio con pena por unos segundos para luego volver a su serena expresión—. Una vez hablé con Lucius sobre esto y… —suspiró, tratando de controlar su voz pues había comenzado sonarle entrecortada de pronto. Hace un momento estaba tranquilo, no deseaba flaquear de ese modo y arruinar el momento—. Los extraño más que a nada, mi corazón les llora cada día, pero deseo que nunca regresen. Ahora sabiendo que están lejos de aquí, tan lejos que ni yo sería capaz de encontrarlos, ojalá que nunca regresen porque aquí no tienen nada, donde quiera que estén, estarán a salvo. Ustedes son todo lo que tengo ahora.

 

— Los has dejado ir-, tú… —observó como Astoria boqueó al no saber que decir ante su confesión—. Lo notaba en el brillo de tu mirada, lo transmitías, pero yo creía que-

 

Astoria no pensó por un segundo sus acciones, Ron logró verlo en el momento que levantó sus brazos y se impulsó de tal manera que terminó lanzándose a sus brazos. Le había abrazado. Tardó unos segundos en corresponderle, sobre todo por la posición en la que se encontraban, fue una acción repentina, pero respondió el abrazo con la misma intensidad que la chica. Cuando reaccionó, la envolvió con felicidad, hundiendo su rostro en su hombro por todas las emociones que le hizo sentir aquel repentino arrebato de afecto.

 

» Gracias. —susurró.

 

Levantó un poco su vista, mirando hacía el nuboso cielo, deseando poder expresarle a ella que la persona que debería de estar agradeciendo era él. Gracias a ellos él tenía un propósito de nuevo, gracias a ello él había tenido una oportunidad para seguir, gracias a ellos él había vuelto a mirar el mundo a su favor, gracias a ellos sentía un fuego valeroso en su interior. Gracias a ellos él seguía ahí, sintiéndose dichoso de seguir con vida a pesar de todo el sufrimiento y todas las adversidades después de aquella guerra tan desastrosa.

 

Pero Ron no logró expresarse.

 

Solamente logró sollozar, sin poder evitarlo, pues un nudo que se había formado en su garganta. Entonces, conteniendo las ganas de llorar, comenzó a reír al abrazarla con más fuerza de ser posible, contagiándola casi al instante.

 

Tranquilidad era lo que sentía y ni siquiera la brisa helada logró cortarles esa dicha compartida.

Notas finales:

En el siguiente capítulo traeré de regreso a nuestro rubio mayor favorito. Era necesaria esta conversación para que quede más claro como sería vista una relación tan peculiar como la de nuestros protagonistas a ojos ajenos.Paréntesis enorme aquí: tomen en cuenta que todo esto es, a fin de cuentas, ficticio; no son personas reales ni está basado en la época actual al ser personajes desarrollados (criados) entre los años 50’s y 90’s, siendo la diferencia de pensamiento de la época otro punto a tratar y en lo cual me base precisamente al realizar la historia. Por lo tanto, se tiene que separar la realidad de la ficción.

La diferencia de edad tan grande antes estaba más normalizado que el día de hoy, solo me gustaría dejar en claro que las relaciones o parejas con diferencia de edad, como todo vínculo amoroso o de atracción, tienen sus puntos psicológicos a discutir y no es algo precisamente malo o que deba asustar. Ningún tipo de romance se salva de ellos, puesto que todo se deriva en base al entorno en el que se desenvuelven desde pequeños (creencias, crianzas, criterios adquiridos, clases sociales, etcétera) hasta que se termina de desarrollar dentro de la adultez. Dichas relaciones humanas son asunto de cada quien, son normales, no hay ningún problema con ello (mientras no se dañe a nadie, sean ambas partes mayores de edad y sea todo a consciencia y consensuado) y a nadie debe de importarle u opinar acerca de algo que no se vive personalmente, porque los que deciden son las parejas y no es compromiso de nadie más.

Lo mejor que les puedo decir al respecto es que recuerden que la vida es efímera, que se viva y se disfrute lo que dure; eso sí, siempre informados, con responsabilidad, cuidado y sintiéndose listos todo el tiempo.

Regresando a la historia, ahora díganme ustedes qué opinan sobre ello, ¿pensarían igual que Draco y Astoria?

¡Esperó les haya gustado este capítulo!

¡Díganme que les pareció! Estaría muy agradecida y me motivaría a subir el resto de la historia. Si hay alguna falta de ortografía, una disculpa de antemano.

¡Nos leemos! ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).