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Trayendo a Deckard a casa por lady_chibineko

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Título: Trayendo a Deckard a casa

Autor: Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Fast & Furious es propiedad intelectual de Gary Scott Thompson, Universal Pictures y los respectivos productores de cada película. Esta historia entra después de la película Fast & Furious 8 (The Fate of the Furious) y el spin-off Hobbs & Shaw.

Advertencia: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Nota: Bueno, vamos a hacer algunas aclaraciones aquí. Como se dijo en la película de Hobbs & Shaw, Luke estuvo fuera de casa 25 años. Ahora bien, se tiene la fecha de nacimiento de Deckard en la franquicia (19 de octubre de 1973) pero no la de Hobbs, así que tomé prestados el mes y año del actor. Según yo, Luke Hobbs nació el 27 de mayo de 1972, es aproximadamente un año y medio mayor que Deckard y a inicios de 2019 para su regreso a Samoa contaba con 46 añitos, y ese año iba a cumplir 47... No me sirve, necesito más drama para lo que quiero, porque 47 menos 25 años es igual a Luke dejando su casa a los 22. Vamos a tomarnos licencia creativa, necesitamos a Luke fuera de casa a los 15... Aunque no tiene mucho sentido que la policía le haga caso a un mocoso, pero digamos que estaban desesperados por echarle el guante al padre de los Hobbs. Luke volvió a Samoa luego de 32 años. He dicho. Para todo lo demás, saquen sus cuentas.

~.~.~.~.~.~

Capítulo II

Emere Chapman (née Hobbs) se consideraba a sí misma un ama de casa promedio con una vida bien vivida. A sus 54 años era dueña, junto a su esposo, de una buena casa en un buen barrio de los suburbios de Los Angeles. Ted, su esposo desde hacía ya 31 años, era un buen hombre. Ingeniero industrial, padre de sus 3 muchachos, alegre, algo torpe y muy adepto a los malos chistes, especialmente los de papás. Emere estaba segura que fue un ángel quien lo puso en su camino.

Se conocieron poco después de que ella y Lucas llegasen al continente tras la intempestiva salida de ambos no solo de la casa de sus padres (o más bien de su madre), sino también de Samoa.

Ted acababa de salir de la universidad y luchaba por mantenerse a flote mientras sentaba las bases de su vida laboral. Ella, con solo 19 años, había conseguido trabajo en una empresa no muy legal que se dedicaba a la limpieza de edificios como en el que vivía Ted, y trataba de hacer malabares para que su hermano Lucas estudiase mientras ella hacia magia con lo que ganaba para poder mantener a ambos mientras se negaba tajantemente a aceptar que su hermanito, quien apenas contaba con 15 años, trabajase junto a ella.

No fue lo que se llama 'amor a primera vista', pero si hubo interés desde el inicio; y a pesar de que ella le pintó el panorama lo más realistamente posible (no vengo sola, mi hermano y yo somos un paquete y no tengo tiempo para tontear porque si lo hago nos quedamos sin techo y comida) él no se amedrentó ¡Todo lo contrario! Le costó un año entero convencerla de aceptar una cita con él, pero nunca perdió la sonrisa ni el buen humor por ello; y todo mientras le daba el suficiente espacio para que ella respirase.

Ted con gusto incluyó a Lucas, ahora Luke de 16 años, en más de una de sus salidas desde el inicio (para mortificación del adolescente); y le daba una mano con algún que otro gasto a Emere cuando le faltaba un poco para llegar al fin de mes; todo mientras trabajaba con ahínco para hacerse de un buen lugar en la empresa donde estaba.

3 años después de esa primera cita, ella dio el sí; poco después de que Luke ingresase a la academia para formarse como agente federal para el Servicio de Seguridad Diplomática de los Estados Unidos, lo cual la hizo sentirse por fin tranquila en lo referente a su pequeño hermano.

Y después la vida se convirtió en algo increíblemente normal: Consiguieron una casa y una hipoteca, quedó embarazada al séptimo año de matrimonio de sus gemelos y se convirtió en madre. Se hizo vendedora de cosméticos y de ollas por catálogo, y ella y Ted se apoyaron en todo, lo bueno y lo malo, como si se tratase de una de esas películas de Hallmark.

De pronto obtuvo todo lo que durante su vida en Samoa pensó que nunca iba a tener, especialmente luego de que su padre casi la vendiese a un narcotraficante para conseguir un puesto como socio del hombre (y que sus hermanos no moviesen un dedo para evitarlo... excepto por Luke, claro está). Era como si nada pudiese salir mal.

Y entonces un día, 12 años atrás, Luke se presentó en su puerta con una cara de susto que no iba con la imagen que el hombre se había formado con la vida que llevaba... y con una bebita en brazos.

Su Lucas se había convertido en padre soltero y estaba tan perdido que Emere de pronto veía de nuevo al jovencito de 15 años que había delatado a su padre en lugar del hombre de 38 años que ya era.

Y Ted... su maravilloso Ted, fue el primero en salir de la sorpresa y preguntar qué era lo que necesitaba que hicieran.

Y si eso no hubiese sido suficiente como para volver a enamorarla, cuando 6 años después ella quedó sorpresivamente embarazada a los 48 años (Emere se quería morir, era demasiado mayor para volver al ruedo, para criar un niño, para traerlo al mundo... para sobrevivir al parto) el hombre se volvió tan solícito, comprensivo y amoroso que hasta ella terminó convencida de que todo iba a salir bien. Y así fue.

Hasta los gemelos, quienes en ese entonces iniciaban sus estudios superiores, echaron en grito al cielo.

Pero no Ted, él solo pidió licencia del trabajo para cuidarla, masajeó sus pies y su vientre, preparó con esmero el cuarto del bebé, siguió al pie de la letra los cuidados prescritos por el doctor y no la dejó prácticamente moverse durante la duración del embarazo, e inició una nueva cuenta de ahorros para los estudios superiores del que sería el benjamín de la casa.

Lo dicho, se lo puso en el camino un ángel... no había otra explicación.

Y tal vez fue por eso que cuando 2 años atrás Luke llamó avisando que él y Deckard Shaw (¡Deckard Shaw! ¡El hombre que casi lo mata!) llegaban juntos para recoger a Sam, no terminó de recibirlos con un bate de beisbol en la mano destinado a romperle el cráneo a ese malnacido.

Es que... ¡Shaw! ¡Era un maldito criminal! Y lo había prácticamente gritado ante la inquietante serenidad de Ted por la noticia, quien tan solo sonrió y le pidió que le diese una oportunidad al hombre.

Bien, dos años después podía admitir sin pena alguna que Ted tuvo la razón (como era lo usual).

Deckard Shaw resultó ser, definitivamente, un hombre peligroso sin duda alguna, pero al mismo tiempo resultó que no era lo único que el británico era, pues además resultó ser un hombre leal a la familia y con fuertes principios, a veces incluso más férreos que los de su hermano, quien hasta antes de conocer a Toretto y su equipo acostumbraba a realizar el trabajo sin que le importase mucho los porqués o los quienes detrás de las órdenes que recibía.

Y así como sucedió con ella y Ted, Emere pudo ver que Luke y Deckard estaban hechos para enseñar y aprender el uno del otro, y tuvo en lo sucesivo que morderse la lengua a la hora de juzgar su relación, porque al final sucedió que, en realidad, no tenía ningún derecho a hacerlo.

Y las sorpresas no pararon allí, porque resultó también que Luke no fue el único Hobbs en caer redondito por el británico. Ese hombre tenía mano para los niños, se dijo un día al ver a Sam interactuar con naturalidad al lado del hombre. Y luego para su total consternación se sintió terriblemente identificada al saber que no solo era el hermano mayor, sino que había sido responsable en gran parte de la crianza de sus hermanos menores.

Y luego estaba el asunto de que el hombre no solo tenía mano con los niños, sino también en la cocina.

El día que Sammy entró como un vendaval con una caja completa de eclairs para sus tíos y primos, y anunció que no, no venían de una pastelería sino que los había hecho Deckard (con ayuda de ella); sus hijos mayores terminaron de caer tras el raro encanto del inglés. Ted y Nicky, su hijo menor, hacía mucho tiempo se habían pronunciado a favor del hombre como cuñado y tío respectivamente.

Pero lo que terminó de poner la balanza de la aceptación de Emere de parte de Deckard Shaw, estaba sentada a la mesa de su cocina, sosteniendo un paquete de arvejas congeladas contra su cuello.

Una de las pocas cosas que Emere siempre quiso mientras crecía y se llenaba de un hermano tras otro, fue el tener una hermanita. Pero a pesar de la gran cantidad de hijos que tuvo Sefina Hobbs, la ansiada hermanita nunca llegó (y viendo como casi termina ella gracias a su padre, tal vez fue lo mejor). Y Ted, como hijo único, no fue capaz de proporcionarle una cuñada tampoco.

Nunca pensó que a los 52 años vendría a obtener lo que tanto ansiaba, bajo la persona de Hattie Hobbs.

El día que Sam se la presentó con los rostros preocupados de Luke y Deckard como fondo, algo en la actitud fiera de aquella mujer le llamó la atención. Aunque delgada y de apariencia frágil a primera vista, había un aire de poder que la rodeaba. Y Emere, como digna hija de su madre, no era ninguna florecita delicada tampoco.

El choque de voluntades de ambas hizo que su hermano y el novio de éste pasasen saliva de manera nerviosa.

- ¿Crees que ha sido una primera impresión buena o no tan buena?- escuchó a Luke preguntar inquieto en un susurro.

- No lo sé.- fue la respuesta dada por el otro también en un susurro.

Hattie sonrió de lado. Emere hizo lo propio. Sam se colgó feliz de la cintura de su nueva tía.

Los dos hombres palidecieron.

Y ese fue el inicio de una bella amistad, donde las pocas veces que la agente de MI-6 llegaba a los Los Angeles (unas 3 a 4 veces al año durante los últimos dos años) pasaba sin lugar a dudas por la casa de los Chapman, incluso antes de llegar al apartamento de su hermano.

Y aquella vez no fue la excepción.

La agente británica había realizado un pequeño trabajo para Don Nadie (nombre infortunadamente bastante conocido para Emere desde hacía unos años), y en lugar de ir a descansar sus adoloridos huesos al departamento de Deckard, había llegado con una botella de buen whisky y muchas ganas de ponerse al día, sobre todo con asuntos de mayores, teniendo en cuenta que ni Sam ni Nicky estaban presentes.

Hablaron de todo un poco, y recordaron con fuertes carcajadas como un par de meses atrás Sam fue con la pregunta del millón, y terminó totalmente indignada con la respuesta.

Inició cuando Emere y Hattie, junto a Ted, compartían café, bollos y risas en la cocina mientras que Sam entretenía al pequeño Nicky de 5 años en la sala.

Llevaban casi 2 horas hablando de todo un poco, sobretodo Hattie y Emere ante la sonrisa siempre paciente de Ted, cuando Sam llegó muy preocupada al lado de sus tíos (en realidad llevaba así desde que volviese del colegio ese día, pero prefirieron no interrogarla) y finalmente se sentó al lado de Hattie y miró con el ceño fruncido hacia Emere.

- La novia del papá de Cindy se va a mudar a vivir con ella y su papá.- dijo de la nada la niña.

- Oh... ¿Y es eso un problema?- preguntó Emere pensando como siempre lo peor.

Sam frunció más el entrecejo y negó.

- No, a Cindy le agrada.

Emere miró a Sam sin entender entonces cual era el problema, luego a Ted y Hattie pero ambos solo negaron.

Sam seguía con el ceño fruncido.

- Comenzaron a salir hace solo unos meses.- continuó la niña y miró entonces a su tía- Papá y Deckard llevan 2 años. Deckard pasa mucho tiempo en casa, tiene ropa en el cuarto de papá, cocina para nosotros, se queda muchas noches... pero luego vuelve a su apartamento ¿Por qué se compró un apartamento? ¡Pudo haber venido a vivir con papá y conmigo y se hubiese ahorrado todo ese dinero!... Y estaría conmigo más tiempo.- dijo esto último la niña de manera casi inaudible y con un puchero.

Y entonces, oooooh. Por allí venía el problema.

Los adultos se miraron entre exasperados, divertidos y apenados por la misma pena de la niña; puesto que aquél era un tema del cual no solo Emere y Hattie habían discutido hasta la saciedad, sino que hasta habían arrastrado a Ted un par de veces a la discusión. Aunque claro sin meter a los involucrados principales.

Y las conclusiones eran siempre las mismas. Y esta vez se las dirían a Sam también.

- Deckard es un idiota.- señaló Hattie sin pizca de remordimiento ante sus palabras.

- Tu papá puede ser un idiota también a veces.- secundó Emere de igual forma.

Ted se escondió tras su taza de café.

Sam volvió a fruncir el entrecejo de esa manera que le recordaba a Emere a un Lucas mucho más joven, y la niña exigió saber.

- ¿Por qué?

Ambas mujeres suspiraron ¿Por dónde comenzar?

- ¡¿Por qué?!- insistió la pre-adolescente, y Hattie se encogió de hombros viendo a Emere primero, y luego de nuevo a Sam.

- Deckard cree que le va a desagradar a tus amigos, o a los papás de tus amigos verlo en la casa de tu papá, para comenzar.

El fruncimiento del ceño de la niña se acentuó más de ser posible.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Bueno... ni idea.

- Y tu papá realmente quiere pedirle a Deckard que viva con ustedes, o por lo menos eso me ha dicho, pero... cuando por fin parecía que había reunido el coraje suficiente para hablar con él, Deckard anunció que se había comprado el apartamento.

Sam parpadeó.

- ¡Pero si eso fue hace 10 meses! ¡Deckard lleva con papá más de un año!

- ¿No es cierto?- preguntó Hattie de manera casi retórica- ¡Demoró un montón! Y mi querido hermano mayor estuvo dándole vueltas al asunto de comprar ese apartamento también, no quería parecer muy desesperado por estar cerca de ustedes (aunque lo estaba y aún lo está). Si no fuese porque apareció otro comprador, quizás hubiese demorado más. Tal vez hubiese renovado el contrato del lugar donde antes vivía, o tal vez se hubiese vuelto un tiempo a Londres... quién sabe.

Emere sonrió de lado ante aquello. El otro comprador había sido la misma Hattie bajo un nombre falso, y actuó así simplemente porque fue a ella a quien le gustó el lugar y le aseguró a Emere que una vez que esos dos sacasen sus aterradas cabezas del suelo y pusiesen en orden sus vidas, el apartamento sería para ella.

Sam bufó.

- Osea... que ¿Deckard quiere vivir con nosotros?

- Obvio.- respondió Hattie.

- Y papá lo quiere también.

- Oh, cielito. Definitivamente.

- ¡¿Y por qué no les decimos y ya?!

Ambas mujeres resoplaron una risa frustrada.

- ¿Crees que no lo hemos intentado? Simplemente no escuchan.- respondió Emere.

Hattie por su lado extendió una mano y comenzó a enumerar.

- Para que Deck ponga un pie allí con las maletas hechas, primero necesitas que las personas que conforman tu círculo aquí lo conozcan, pero no lo va a hacer voluntariamente. Necesitas tenderle una muy buena emboscada. Ese es el paso 1.- luego extendió otro dedo.- El paso 2 sería entonces...

Esa conversación había tomado el resto de la tarde, incluso si solo eran un par de pasos para llegar al objetivo propuesto. Y es que el planeamiento fue toda una locura con ideas cada vez más descabelladas para 'emboscar' a Deckard y abrirle los ojos a su papá.

Emere suspiró saliendo del recuerdo ante el sonido de la puerta de enfrente de la casa abriéndose, dejando entrar la pequeña tromba que era su hijo menor.

- ¡Mami! ¡Mira! ¡Papi me compró otra planta!- exclamó el niño feliz mientras danzaba frente a su mamá con la maceta que mostraba una pequeña planta atrapamoscas. Nicky estaba pasando por una fase verde.

Detrás llegó su esposo.

- ¡Hattie! No sabía que estabas aquí... Ouch, eso se ve doloroso.

Hattie levantó el vaso con el dedo de whisky y sonrió.

- Tengo todo lo que necesito. Hola Ted.

Nicky hizo una mueca.

- Mami y tía Hattie están tomando el jugo que huele feo.- se quejó el pequeño con un puchero.

Ted sonrió.

- Eso veo. Vamos, campeón. Vamos a dejar tu nueva maceta con el resto.- dijo antes de besar la mejilla de su esposa y guiñarle un ojo antes de salir.

- Vaya que tienes suerte.- suspiró Hattie.

Emere sonrió.

- Si, si que la tengo.

Entonces un ping se dejó escuchar ¿Un mensaje? Emere lo leyó y sus cejas se dispararon hacia arriba en señal de sorpresa.

- ¿Pasa algo?

- Lo logró.- dijo mostrando el mensaje que venía de nada más y nada menos que Samantha Hobbs.

"Paso 1 completado"- leía el mensaje.

- ¡Sí! Esa es nuestra chica.

Ambas mujeres chocaron sus vasos.

Ya iba siendo hora.

~.~.~.~.~.~

27 de mayo - Casa Hobbs - 11:17 horas

Luke abrió ligeramente la puerta de la cocina y dio un vistazo tentativo al interior.

Y sonrió.

Allí estaba Deckard frente a la estufa removiendo el contenido de una olla con una cuchara, mientras que con la otra mano alzaba la tapa de la olla del costado y miraba al interior. Y las otras dos hornillas también estaban prendidas y cada cual con una olla o sartén encima.

¡Olía delicioso! Y por celebraciones pasadas, el hombre sabía que iba a disfrutar de todo hasta el último bocado.

Quitó la mirada de encima del inglés y la llevó hasta la pequeña que decoraba con concentración lo que sería su pastel de cumpleaños con pequeñas figuras de mazapán, frutos secos y fruta picada ¡Y hombre! Ese pastel era espectacular.

- ¡Oi! ¡¿Qué demonios crees que haces allí mirando?!- llegó de pronto la voz de Deckard, y por su aspecto no estaba nada feliz- ¡Sabes cuales son las reglas!- espetó amenazante.

Sam corrió hatsa la puerta y la cerró de golpe.

- ¡No puedes ver, papá! ¡No hagas trampa!- gruñó la niña en un tono de voz tan parecido al de Deckard, que a Luke hasta le dio un escalofrío.

El hombre suspiró.

- ¡De acuerdo! ¡Lo siento! ¡Lo siento!... Es que no hay nada más que hacer y estoy solo por aquí.- casi gimoteó el samoano.

- ¡No es nuestro problema!- respondió el inglés sin ningún reparo- ¡Pones un pie aquí adentro y no habrá nada para ti!

Luke suspiró en derrota.

- Esta bien, ya entendí... ya me voy.

E hizo eso tras un segundo suspiro, antes de bajar la mirada y ver a Hunter, su pequeño perro, moverle la cola de manera alegre.

- Por lo menos tú me quieres alrededor.- se quejó con voz de niño regañado antes de llevar sus pasos a la sala y desplomarse sobre un sillón.

Gruñó y luego vino otro suspiro mientras miraba al techo de manera pensativa.

Debería de estar sonriendo, el día había comenzado como lo habían hecho sus dos anteriores cumpleaños, donde Deckard se las había arreglado para amanecer en la casa Hobbs.

Había iniciado con una maravillosa sesión de sexo mañanero, seguido por otra sesión en la ducha... Felices 50 años a mí.

Una vez vestidos con ropa de casa, ambos habían ido a la cocina donde Deckard se puso a trabajar en un desayuno de cumpleaños, y allí se les había unido Sam, quien lo había abrazado y besado antes de darle emocionada su regalo: Un par de conjuntos nuevos para entrenar. Su nena había ahorrado y luego había ido con Deckard a buscar aquello.

Luke la abrazó y la llenó de besos, y habían estado juntos los tres un buen rato antes de que las dos personas más importantes de su vida anunciasen que iban a continuar con las preparaciones de la comida para la reunión que iban a tener en casa con algunos familiares esa misma tarde.

5 minutos después había sido desterrado del área sin ninguna piedad.

Pero eso no lo molestaba, al contrario. El ver a Sam y a Deckard tan unidos lo había inmensamente feliz, y saber a Deckard cómodo en su casa era más de lo que alguna vez supuso que tendría cuando comenzó la relación sentimental con el británico.

Era por eso que le dolía tanto cada vez que luego de pasar unos días con él y con Sam, Deckard volvía a su apartamento a 30 minutos de distancia.

Aún recordaba el día en que Deckard había anunciado que había comprado aquél lugar. Era el mes donde se vencía el contrato de arriendo del ex-mercenario por el apartamento que alquilaba, y la verdad Luke había estado esperando el momento exacto para pedirle a Deckard que fuese a vivir con él y con Sam, por lo menos mientras estuviese en el país. El anuncio de Deckard le había caído como balde de agua fría y la llave que llevaba desde hacía casi 4 semanas en su bolsillo de pronto pesaba una tonelada.

Entonces Deckard hizo algo que lo descolocó por completo y le dio un juego de llaves del apartamento como si fuese lo más normal del mundo.

Luke entonces actuó por instinto y mostrando una sonrisa de autosuficiencia que en realidad no sentía de momento, dijo algo tan trillado como 'Las grandes mentes piensan igual, princesa' y sacando el juego de llaves extra de su bolsillo se lo entregó a Deckard mientras una voz en su cabeza le increpaba de manera furiosa lo cobarde que era.

¿Pero que más podía hacer?

Si ese no era un mensaje sobre el deseo de independencia de Deck, Luke no sabía que más podría ser; y el asunto era que Luke lo amaba y necesitaba tanto en su vida que estaba dispuesto a aceptar lo que Deckard estuviese dispuesto a darle.

O por lo menos eso se repetía una y otra vez, a ver si su cerebro y su corazón dejaban de exigirle más.

Otro suspiro.

¿A quién trataba de engañar? Si era a sí mismo, entonces estaba haciendo un trabajo que en verdad daba pena.

Quería más... Quería a Deckard bajo su mismo techo, interactuando con sus vecinos, sus conocidos, con los padres de las integrantes de los Dragones Rojos, los maestros de Sam y los amigos de su hija.

El que Emere, Ted y los chicos lo conociesen desde un inicio ya no era suficiente, o el que Hattie les hubiese dado su bendición (si es que la charla sobre las 30 diferentes formas en que lo iba a castrar si le hacía daño a su hermano mayor contaba como eso).

Tal vez por eso Luke hizo aquél desvío al retorno de su última misión y terminó yendo a Samoa, a la casa de su familia, para sincerarse con ésta acerca de la naturaleza de su relación con Deckard durante los últimos dos años y algo.

Un mes después aún le zumbaban los oídos a causa del regaño que le había dado su madre.

En un principio Luke pensó que su madre estaba disgustada por el hecho de que Deckard era hombre... No pudo estar más equivocado.

De golpe se enteró que no era algo tan especial.

- ¿Con la cantidad de hermanos que tienes, crees que eres el único que me ha venido a decir que tiene un hombre en lugar de una mujer? Timo me viene trayendo muchachos desde los 19, pero ninguno le dura más de dos meses; y David y su pareja Akolo llevan 8 años juntos, pero terminan y se reconcilian tan seguido que nunca se si están juntos o no.- se quejó Sefina Hobbs con un resoplido final, antes de fruncir aún más el ceño y mirar a Luke- Y tú que tienes una relación seria con un hombre valiente y que sabe pelear, desde hace ya 2 años ¿No dijiste nada? ¿Qué más no sé, muchacho? ¡Dime!

Luke no estaba muy seguro de que decir.

- Quiere mucho a Sam y ella lo quiere mucho a él también... y ¿Cocina bien?

Sefina abrió los ojos con interés ante aquello.

Luke describió la experiencia gastronómica por la que había atravesado durante los 2 últimos años.

Su recompensa fue un chancletazo en medio de la cabeza.

- ¡Me estás diciendo que tengo alguien más con quien compartir mis secretos de cocina y no lo has traído?- chancletazo- ¡¿Qué demonios está mal contigo?!- otro chancletazo, y otro, y otro.

Y Luke aceptó los regaños y chancletazos de manera estoica, pues los reclamos de su madre eran válidos. Debió de haber hablado con ella y sus hermanos (y sus familias) sobre su relación mucho antes.

Para cuando llegó el momento de irse, invitó a su madre a ir al continente con uno o dos de sus hermanos para la reunión de cumpleaños, pero Sefina se negó. Le hubiese gustado, pero no era de las mujeres que dejaban su casa para que sus muchachos la terminaran destrozando en menos de un día (sabía lo que tenía como descendencia y por más buenos hijos que fuesen, eran un desastre solos... por lo menos los que aún estaban solteros). Sin embargo, apenas fuese posible, Luke estaba obligado a llevar a Deckard de regreso a Samoa.

Al despedirse, sorpresivamente Jonah se ofreció a llevarlo a que tomase el vehículo que lo llevaría al aeropuerto internacional Faleolo.

Luke miró a Jonah extrañado, pero aceptó.

Por supuesto, al detener el coche en su destino, Jonah por fin habló. Quería aceptar el ofrecimiento de Luke e ir al continente, pero no por la reunión o por Deckard, sino porque quería ver a Emere y conocer a su familia.

Y es que a pesar de la reconexión de Luke con sus hermanos, Emere se había negado a hablar con alguien más, además de su madre.

Y con justa razón. Emere huyó junto a Luke porque su padre estuvo a nada de utilizarla como medio para conseguir un poderoso socio criminal, uno muy interesado en su única hija mujer. Y Jonah aceptaba que todos le habían fallado a Emere... excepto por Luke, quien por aquello entre otros motivos (como las muertes de varios de sus hermanos debido a los negocios turbios de su progenitor), había entregado al hombre a la justicia.

Jonah y sus hermanos habían enterrado aquél recuerdo tras la huida de Emere y Luke y habían culpado a su hermano de todo sin importar nada más; pero Emere no había olvidado, ni por un segundo, como Jonah fue hasta ella y le pidió que reconsiderara su negativa, que ser la chica de ese hombre seguramente sería lo mejor que lograría en la vida.

Luke suspiró, entendía lo arrepentido que estaba su hermano mayor, pero no era su decisión dar el perdón por aquello.

Sin embargo podía ser el medio para lograrlo.

Jonah iba a llegar esa misma tarde... solo esperaba que Emere no se enojase demasiado, o peor aún... que no mostrase ninguna reacción ante Jonah.

E igualmente esperaba que Deckard no entrase en pánico o un ataque de furia al enterarse que toda la familia Hobbs estaba al tanto de su relación, pero es que Luke ya no daba más, como bien se ha explicado. Quería llevar lo que tenían a todos los siguientes niveles habidos y por haber. Y tenía que comenzar por alguna parte.

~.~.~.~.~.~

El timbre sonó y Luke fue a abrir con una sonrisa.

Allí estaban todos juntos los que se suponía que debían venir ese día.

Emere se adelantó, envolviendo en un abrazo de oso a su hermano pequeño.

- Feliz cumpleaños, Lucas.- dijo mientras Luke devolvía el abrazo con igual intensidad.

- ¡Oi! ¡Deja algo para el resto!- vino la queja de parte de Hattie, quien pronto ocupaba el lugar libre entre los brazos de Luke, aunque solo por un momento. Pronto, al separarse, le hizo entrega de lo que era a leguas una botella envuelta- Feliz cumpleaños.

- Tú sí que sabes cómo llegar al corazón de un hombre, Hatts.

- ¡Obvio!- fue la respuesta de la inglesa mientras pasaba al interior de la casa, seguramente hasta la cocina en busca de Deckard.

- ¡Tío Luke!- saludó Nicky lanzándose a sus brazos, y el ex DSS recibió con gusto al niño, alzándolo sobre sus hombros.

Por fin sus dos sobrinos mayores y Ted también lo saludaron con medios abrazos y palabras de afecto, mientras Luke terminaba de cerrar la puerta.

- Así que por fin llegarte a la base 5.- comentó Ted de buen talante, mientras se acomodaba en un sillón de la sala- Aprovéchalo, porque es una década increíble para vivirla con tus seres queridos al lado.

Luke sonrió ante las palabras de su cuñado.

Ted era el eterno optimista, y Luke agradecía eso. Además le debía a él y a Emere el ser lo que era en ese momento.

- Lo tendré en cuenta, Teddy... lo tendré en cuenta.

- ¡Hola tío Ted!- saludó de la nada Sam, mientras llegaba corriendo como un bolido a la sala y abrazaba al hombre mayor, antes de hacer lo propio con su tía y sus primos.

Finalmente se dirigió hacia Luke.

- Papá, Deckard dice que va a poner la mesa del buffet en un rato, así que vayan al comedor recién en 20 minutos, porque si te ve picando de las bandejas, ya sabes lo que te espera.

- El tío Deckard te tiene dominado, tío Luke.- exclamó divertido Karl, uno de los gemelos.

- Y soy afortunado de que así sea.- respondió solemne Luke, antes de voltear hacia Sam. Entendido, cariño. En 20 minutos vamos.

La niña asintió y volvió en dirección a la cocina.

Luke se dirigió entonces hacia sus sobrinos con una sonrisa.

- Ahora cuéntenme como van, muchachos ¿Todo bien en el trabajo? ¿Y he escuchado de tu mamá algo acerca de una chica, Karl? Vamos que tenemos minutos que matar y me siento curioso.

30 minutos después, la familia se reunía frente a una mesa buffet sacada de un restaurante 5 estrellas, y un enorme pastel de cumpleaños que ese año había sido decorado con la temática de un cuerno de la abundancia en la parte superior de la tercera capa. Era un queque esponjoso de vainilla relleno de mermelada y cubierto con una capa de fondant en cada piso. El cuerno estaba hecho de mazapán y de éste salía una serie de frutas de mazapán y pedazos de frutas reales tanto frescos como secos, que caían por un lado del pastel.

Deckard realmente se había superado ese año, y Luke sabía que había estado trabajando en el pastel junto a Sam durante los últimos días, y ahora ambos estaban recibiendo halagos que merecían de parte del resto de los presentes.

- ¡Cuantas fotos más vas a tomar, Hattie?- gruñó Deckard luego de que su hermana menor prácticamente hubiese subido a una silla para una toma aérea.

- ¡Oi! Con Luke y los gemelos, ese pastel va a desaparecer en poco tiempo. Quiero conservar esta imagen antes de que eso suceda ¡Está tan bien hecho que hasta da pena comerlo!

- Hattie tiene razón. Quiero una copia de todo.- secundó Emere.

Deckard rodó los ojos mientras el resto de los presentes solo sonreía.

Hasta que finalmente Deckard dijo basta y puso dos velas, una con un cinco y la otra con un cero, e instó a todos a reunirse para cantarle a Luke el feliz cumpleaños.

Fue un momento familiar agradable y pronto Luke estaba abriendo sus obsequios. La botella de tequila de Hattie, una botella de su colonia favorita de parte de Emere y Ted, equipo nuevo para parrillas de parte de Karl y un juego de lujo de crema y loción de afeitar de parte de John, sus sobrinos gemelos; sus galletas favoritas de parte de Nicky y una cuponera de parte de Deckard, pero que solo iba a poder revisar en privado. Dicho sea de paso, fue definitivamente el último regalo el que despertó su interés... mucho interés, sobre todo tras el 'Feliz cumpleaños quincuagenario' en voz ronca y el guiño travieso que Deckard le mandó al final. La queja de '¡Búsquense una habitación!' de los gemelos no ayudó mucho que digamos, menos aun cuando Deckard les recordó, de manera bastante maliciosa, que no tenían que ir a buscar una muy lejos, que la habitación estaba solo a unos metros, entre las risas de Hattie, Emere y Ted.

Dios, como adoraba Luke a ese hombre.

¿Tal vez si le preguntaba delante de todos?... No, eso sería jugar sucio ¿Y qué pensaría Sam entonces de él?

Pero el ex DSS realmente estaba llegando a su límite, y el solo pensar que el día de mañana Deckard volviese a su apartamento en Los Angeles, o aún peor ¡El de Londres! Le iba robando de a pocos la alegría.

Por su parte, Sam decidió que era el momento ideal para poner en marcha su plan, pues todos los elementos estaban a la mano.

Y es que como tía Emere y tía Hattie le habían dicho, si quería que Deckard le dijese que sí, tenía que eliminar cualquier elemento que le hiciese decir que no.

El que lo conociese alguien más del entorno familiar de los Hobbs más allá de la familia inmediata había sido el paso mayor, ahora tocaba atacar toda posible excusa extra.

*Probablemente te vendrá con que sería mejor consultarlo con tu papá primero. Asegurate de que mi hermano esté justo en frente* había dicho tía Emere con un suspiro y un rodamiento de ojos.

*Tienes que atacarlo de manera directa, y si es posible con contacto cuerpo a cuerpo. Siéntate en sus piernas y pon tu mejor representación de ojos de cachorro triste. Deck es completamente vulnerable a los ataques de ojos de cachorro. Incluso a mí y a Owen nos sirven en la actualidad.* instruyó como complemento la tía Hattie.

Y Sam grabó cada palabra a fuego en su mente.

E iba a poner todo eso en práctica justo... ahora.

Se cercioró de tener aquello bien guardado en el bolsillo y se arrimó un poco más a donde su papá y Deckard casi compartían en mismo espacio en el sillón, mientras que papá comenzaba el discurso de agradecimiento necesario antes de que todos los presentes pudiesen coger un plato y comenzar a llenarlo de todos los apetecibles manjares presentes en la mesa.

- Hmmmm- llamó la atención de los adultos.

- ¿Si, nena? ¿Qué pasa?- cortó Luke el discurso ante la obvia interrupción de su pequeña.

- Yo aún tengo un presente para dar.- argumentó Sam.

Las cejas de su papá se dispararon hacia arriba.

- ¿Otro? Pero si ya me diste mi regalo por la mañana. Nena, no necesito que te gastes tus ahorros para saber que me quieres.- expresó el hombre conmovido.

Sam medio rodó los ojos.

- No es para ti, papá.- dijo con frescura antes de pasar de él e ir de frente a las piernas de Deckard, donde se dentó de manera confortable antes de sacar una cajita sospechosamente alta, aterciopelada y con abertura al medio, y presentársela al inglés- Deckard, como mi papá está demorando mucho en hacerlo, voy a pedirte yo misma esto de una vez.

De pronto a Deckard y a Luke se les paró la respiración mientras que Emere y Hattie se sonreían maliciosamente la una a la otra, los hijos de Emere miraban sin entender, y Ted (el bueno de Ted) camuflaba una sonrisa divertida.

Para cuando Luke recuperó el movimiento, Deckard seguía viendo aquella cajita en la mano de Sam tan paralizado en su sitio como una estatua.

Luke carraspeó.

- Sam, nenita, creo que como de alguna manera señalaste, el que debe pedir esto soy yo.

Pero Sam ni se dignó a prestar atención a su papá. En su lugar abrió la cajita y dejó ver... una llave en posición vertical. A Deckard le entró de pronto el alma al cuerpo.

- Deckard ¿Te vienes a vivir a la casa, por favor?- preguntó la niña, haciendo a los dos hombres perder el aliento una vez más.

No que la niña siquiera pareciese reparar en eso, mientras ponía la llave en la mano del inglés y sacaba a relucir su mejor mirada de cachorro perdido bajo la lluvia, para luego abrazarse a su presa.

- Por favoooor.- pidió de manera adorable, alargando el final de la última palabra casi como si fuese un gemido de dolor.

- Yo... yo no...- Deckard no parecía muy pronto a recuperar el habla tras todas estas ocurrencias.

*No le des tiempo ni de respirar. Si vez un punto débil, ataca allí.*

- ¿No quieres?- preguntó la niña con casi lágrimas formándose en sus ojos.

- ¡¿Qué?!- preguntó Deckard alarmado por aquello, reaccionando ante el llanto de la niña (incluso si era fingido, no que Deckard lo hubiese notado)- ¡Por supuesto que quiero!

- ¿Si?- preguntó Sam con voz trémula y esperanzada.

- Claro que sí, muñequita. Pero... Pero no puedo imponerme así a tu papá.

Otro jadeo, pero esta vez uno indignado de parte de la niña, quien aún sentada en las piernas del inglés, volteó hacia su progenitor con un aire de traición que se notaba a un kilómetro de distancia.

Emere alzó una ceja en una suerte de comunicación no verbal hacia Hattie ¡Rayos! Su sobrina era buena, muy buena.

Por su parte Luke por fin salió de su silencioso estupor ante aquella respuesta.

- ¿Cómo que...? ¡Por supuesto que quiero que vivas con nosotros!- saltó Luke para responder lo dicho anteriormente por su pareja.

Deckard lo miró fijamente por un instante, como si no estuviese muy seguro de que decir o que pensar. Lo único bueno era que Sam de pronto parecía estar más tranquila y aliviada, por lo menos de momento.

- Nunca dijiste nada.- señaló por fin con un tono de voz bajo e inseguro- Me diste la llave y... no dijiste nada después de eso.

Luke gruñó incómodo.

- Lo pensé desde antes, mucho antes ¡Te iba a dar la llave con la idea de pedirte que vinieses a vivir con nosotros cuando terminases tu contrato! Pero... compraste ese apartamento, y pensé que no querías sentirte atrapado de esa manera. Además tu tampoco señalaste de manera alguna que habías cambiado de opinión.

Esta vez fue el turno de Deckard de gruñir y mirar a Luke con un aire de frustración.

- ¡Compré el apartamento justamente porque no quería imponer mi presencia aquí! Siempre han sido solo Sam y tú, y solo llevavamos poco más de un año... Creí que era muy pronto. Pero, también quería estar lo más cerca posible.- fue la respuesta un poco tímida al final.

Luke casi dejó caer la quijada hasta el suelo. Deckard lo miró entre esperanzado e inseguro.

Finalmente Sam bufó de manera frustrada.

- ¿Entonces si te vienes a vivir con nosotros?- preguntó la niña con urgencia.

Deckard, quien desvió la mirada un momento de Luke cuando Sam habló, volvió a observar al ex DSS de manera tentativa.

Luke le devolvió una mirada esperanzada y asintió con urgencia.

Deckard sonrió y miró a la niña entre sus brazos con dulzura.

- Eso parece, muñeca.

- ¡Sí!- celebró Sam antes de abrazar con fuerza a Deckard una vez más, tras lo cual ambos fueron envueltos en un abrazo de oso por Luke.

El resto de los presentes vitoreó también.

Luke besó los labios de Deckard y la cabeza de Sam y volvió a sonreír, aunque luego pareció pensativo.

- Deck, sobre tu apartamento...

- ¡Oh! No te preocupes por eso, grandote. Yo me hago cargo.- lo interrumpió Hattie con rapidez, antes de dirigirse a Emere y decir con una sonrisa- Te invito a mi nuevo sitio para una noche de chicas antes de que tenga que volver a Londres.

Deckard rodó los ojos y sonrió mientras negaba suavemente con la cabeza.

Debió de haberlo imaginado.

- ¡Muy bien todo el mundo! ¡Hora de comer! Tomen un plato y sírvanse lo que quieran.- anunció Deckard, dejando ir a Sam luego de un último beso en la sien y levantándose de donde estaba sentado al lado del cumpleañero, pero sin hacer nada más antes de mirar la llave en su mano con cariño por unos segundos.

Volteó a ver a Luke.

- Voy a poner esta en mi llavero.- anunció entonces.

- Tú ver a hacer eso, princesa. Yo me encargo de que los gemelos no se sirvan toda la mesa de una sola vez.

Y entonces sonó el timbre de la casa, y Luke contuvo la respiración.

¡Jonah! ¡Diablos! Por un momento se había olvidado de él.

- ¡Voy!- escuchó la voz de Deckard anunciar, y aparentemente se había desviado a la puerta de entrada.

Luke miró nervioso a Emere. Era ahora o nunca.

Claro que cuando llegó el.

- ¿Má? ¿Qué? ¿Cómo?... ¿Qué haces aquí?

Luke no pudo evitar, al igual que el resto, quedarse paralizado en su sitio.

Y por el rostro de sorpresa y susto de Hattie, definitivamente ninguno de los dos hermanos estaba al tanto de los plantes de la matriarca.

- Pues vengo a la celebración, como es obvio querido. No todos los días la pareja de tu hijo mayor cumple 50.- fue la respuesta de la voz que cada vez se acercaba más y más.

Hasta que finalmente Magdalene Shaw hizo su aparición frente a los presentes, ataviada con un elegante vestido y una igualmente elegante bolsa de regalo de una tienda de ropa para caballeros de renombre.

- ¡Oh! Allí está el homenajeado.- declaró la mujer mientras enfilaba hacia Luke, frente al cual se paró, le dio la bolsa, tomó su rostro, besó ambas mejillas y sonriendo dijo- Supongo que no tengo que decir lo que te sucederá, agente Hobbs, en caso mi pequeño sea lastimado de cualquier manera posible ¿O si?

Luke tragó con fuerza y negó con la cabeza, incapaz de formular palabra alguna ante la bastante directa amenaza. Una amenaza de Magdalene Shaw... Estaba muerto.

- Fabuloso ¡Oh, Dex! ¡Mira esa mesa! Hace tanto que no pruebo tu cocina.

Deckard miró a Hattie, quien le devolvió a su vez una mirada y expresión de impotencia y negó con vehemencia.

Magdalene, quien ya tenía un plato en las manos y parecía estar escogiendo de donde y qué servirse, soltó una sonrisita y sin siquiera sacar la mirada de la mesa exclamó con un toque de ironía.

- ¿En serio creyeron que no me enteraría? Por favor, no sucede nada en sus vidas sin que yo lo sepa de inmediato. Ustedes siempre han sido, son y serán mi prioridad.

Entonces Sam, quien había estado mirando el intercambio de palabras entre madre y hijos con interés, se acercó a la mujer y preguntó un poco tímida.

- Hmmm... Disculpe ¿Es usted la mamá de Deckard y tía Hattie?

Aquello atrajo la atención de la mujer mayor sin duda, quien miró a la niña con interés.

- Lo soy.- respondió Magdalene con simpleza- ¿Has oído de mí?

Sam asintió con energía.

- ¡Deckard y tía Hattie me han hablado mucho de usted! ¡Y de tío Owen también!- la pequeña ladeó la cabeza- ¿Va a venir él también?- preguntó con inocencia, sin notar la repentina tensión entre el resto de adultos presentes.

Magdalene por su parte sonrió divertida.

- Oh, querida. No lo creo, no por ahora. Pero en lugar de preocuparnos por eso ¿Qué tal si vienes aquí y le recomiendas a nana de dónde escoger? Todo se ve delicioso y la verdad no se ni por donde comenzar.

Ante aquello, Sam casi brincó de emoción sobre su sitio.

- ¡Yo ayudé a Deckard con todo!

- ¿En serio? Suena maravilloso, querida.- dijo la mujer con dulzura, aunque de pronto pareció recordar que el resto existía y se dirigió a su hijo una vez más- Dex, querido ¿No te molesta que vaya a alojarme por esta noche contigo, cierto?

- Deckard vive aquí ahora.- anunció Sam casi vibrando- Pero seguro tía Hattie dice que sí. Ella es la dueña del apartamento ahora.- finalizó Sam radiante.

- ¿Oh?- Magdalene paseó su mirada de Hattie a Deckard y luego a Luke.

Pero cuando estaba a punto de decir algo más, sonó de nuevo el timbre.

Varias respiraciones se detuvieron. Magdalene miró con interés hacia la puerta.

De pronto, Emere gruñó.

- ¡Esto es ridículo!- dijo dirigiéndose a abrir la puerta.

- ¿Jonah?- vino de pronto el nombre dicho con sorpresa en un casi chillido.

Y Luke gimió ¡Una vez más se había olvidado de pronto arribo de Jonah y de Timo! Quien también se había apuntado a viajar al continente. Luke lo sabía bien, era él quien había pagado los pasajes de ida y vuelta.

Y es que Timo era el menor de la familia, había nacido 6 meses después de que su padre fuese entregado a las autoridades y de que Emere y Luke escapasen de Samoa, así que hasta que Luke volvió a la isla fue que recién conoció a su hermano menor. Y Timo aún no conocía a Emere, su única hermana.

Y apenas escuchó sobre la oportunidad de cambiar eso, la tomó con ambas manos. Y eso fue justo lo que le dijo a Luke por teléfono tras saber que Jonah iba a viajar. Por supuesto Luke no tuvo ningún problema en pagar el segundo pasaje o estadía de un día en el hotel donde también se iba a alojar Jonah. Al contrario, lo hizo con gusto.

- Hola Emere.- vino la respuesta en la voz de Jonah.

- ¿Tú eres Emere? ¡Yo soy Timo, tu hermano menor!- fue dicho entonces con emoción por el otro recién llegado.

Luke gruñó, Emere lo iba a matar. Pero como se dijo a sí mismo, ya era hora de que su hermana enterrase el pasado, aunque no iba a ser fácil.

- Luke ¿Tú sabías que iban a venir?- vino la pregunta hecha con la voz siempre calmada de Ted.

Luke miró con ojos culpables a su cuñado y asintió tímidamente.

Ted suspiró.

- Bien, ya era hora.- y acercándose a Luke puso una mano en el antebrazo de éste, y lo apretó ligeramente- Gracias. Chicos, vamos a presentarnos ante sus tíos recién llegados de Samoa.- indicó el hombre a sus hijos gemelos mientras alzaba a Nicky en brazos.

Luke suspiró de nuevo, volteó y se encontró con la mirada confundida de Deckard.

- ¿Invitaste a Jonah y a Timo?

- Pues... ¿Sí?

- Y... saben sobre... ¿Nosotros?- vino la siguiente pregunta cargada de tanta incertidumbre que Luke hasta se sintió irritado ante la impotencia que había tenido hasta el momento de hacerle entender al británico que no era el fin del mundo el que más personas en el entorno de Luke supiesen sobre la relación de ambos.

¡¿De dónde demonios un hombre seguro y avesado como Deckard Shaw, sacaba la noción de que el mundo entero lo iba a juzgar como el corruptor de la familia Hobbs?!

Y estaba a punto de decir justo eso y más, cuando fue interrumpido por el abrazo de felicitación de un alegre Timo.

- ¡Feliz cumpleaños, hermano!- saludó el corpulento samoano de 34 años.

Luke le devolvió el abrazo.

Más pronto Timo se separó y fue directo a Sam, abrazándola también; y luego hacia Deckard y finalmente hacia Hattie, para luego mirar a Magdalene con interés.

- ¡Es bueno verlos de nuevo!- le dijo a los hermanos Shaw entonces- Deberían ir a casa un día, mamá estará encantada de tenerlos allí ¡En especial a ti, Deckard! ¡Luke dice que tu comida es increíble! He venido a constatar si es verdad.- dijo con picardía antes de desviar la mirada a la mesa- ¡Oh! ¡Vaya banquete! ¿Tú lo preparaste?- preguntó con los ojos puestos en la comida, sin importarle de pronto al parecer nada más.

Y pronto el hombre se servía y llevaba un bocado del guiso irlandés a la Guiness que tanto le gustaba a Luke, directo a su boca.

El gemido de satisfacción que salió de su garganta rayó casi en lo obsceno.

- ¡Rayos! ¡Luke no exageró ni un poco!- dijo el hombre con emoción- ¡Mamá va a estar encantada!- y le sonrió a Deckard mientras probaba un segundo bocado.

Deckard parpadeó un tanto anonadado y finalmente miró a Luke, quien le sonrió, se acercó, lo abrazó y besó su mejilla.

- Lo saben. Y como dijo Timo, están encantados. En realidad, mamá me dio un buen regaño por haber tardado tanto en contárselo, y no haberte llevado de vuelta durante estos dos años. Así que ya ves, no tenías nada de qué preocuparte, princesa.

Otro gemido cortó el momento.

- ¡Esto es delicioso! ¿Qué es?... ¡Oh, cielos!

Luke escondió el rostro en la nuca de Deckard en un vano intento de controlar la risa.

- Vamos a servirnos antes de que Timo arrase con todo.- le dijo divertido al inglés.

Quien le devolvió una mirada socarrona.

- Si te enteras que esta vez no va a sobrar nada para que comas calentado mañana ¿Cierto?

Esta vez lo que salió de Luke fue un gruñido de frustración... no había pensado en eso. El inglés sonrió divertido.

Deckard se separó de Luke y fue hacia la puerta de entrada, donde lo recibió un escenario con una Emere tensa, un bastante compungido Jonah y un apaciguador Ted; todo coronado por un niño y dos jóvenes adultos que no entendían que estaba pasando.

Deckard sabía algo, lo poco que le había contado Luke en alguna ocasión, pero no estaba en posición de juzgar nada ni a nadie.

- ¡Oi! Hay una mesa llena de comida esperando y un par de hermanos Hobbs sueltos en ella. Si no se apuran, no va a quedar nada.

Los gemelos se miraron alarmados entre ellos, y pronto corrían al comedor. Ted aprovechó para rodear la cintura de su esposa con un brazo y llevarla hacia el mismo lugar donde incluso Nicky ya había salido corriendo.

Deckard entonces se acercó a Jonah.

- Vamos. Todo se resuelve siempre mejor con el estómago lleno.

Jonah le sonrió de manera trémula y asintió, antes de que ambos se encaminasen al comedor, donde ya el resto esperaba.

~.~.~.~.~.~

Deckard terminó de levantar el último plato sucio de la mesa y se encaminó a la cocina con el montón que tenía, dejando a Luke en el comedor, guardando en unos tapper lo poco que había quedado del pastel y alguna que otra ensalada, porque lo que era lo demás, había desaparecido.

Acomodó en el lavadero los platos y comenzó a limpiar los restos de cada uno antes de ponerlos en el lavaplatos. Quería tenerlo todo hecho antes de comenzar con las bandejas de los platillos del buffet.

Estaba a la mitad de la pila de platos cuando Luke entró con los tapper llenos y fue directo al refrigerador, donde guardó todo y luego se dirigió hacia donde Deckard y le besó la nuca.

- Estuvo todo delicioso, gracias.

El inglés sonrió.

- No se cumple 50 todos los días, así que espero algo grande para mis 50 el próximo año.

- Dalo por hecho.- dijo el samoano solemne, antes de esbozar una sonrisa.

Un movimiento en el patio llamó la atención de ambos. Por la ventana podían ver a Jonah y a Emere aun hablando, ambos algo tensos, pero sin llegar a los gritos. Era una buena señal.

- Tranquilo, campanita. Sí va a arreglarse, de una manera u otra. Son hermanos después de todo.

- ¿Lo dices por ti y Hattie?

Deckard asintió levemente, pero no dijo nada más.

- Sí, tienes razón... se van a arreglar.

En ese momento llegó corriendo Sam.

- ¡Deckard! Tío Timo quiere saber si puedes hacer más guiso irlandés para el almuerzo de mañana. Dice que sería terrible volver a Samoa sin comer un poco más... y también la lista de los ingredientes, para comprarlos el día que vayas a visitarlo.

Luke rodó los ojos y bufó. Timo se había zampado prácticamente la fuente completa. Y ahora no solo se auto invitaba al almuerzo del día siguiente, sino que hasta elegía el menú.

Deckard sonrió divertido.

- Claro, no hay problema. Ya que vienen mañana a comer después de todo...

- ¡Genial! ¡Le voy a decir!- dijo la niña dando media vuelta, pero se paró a medio camino a la puerta de la salida de la cocina, antes de girar sobre su sitio y mirar al inglés una vez más- Deckard, Laura me preguntó si el próximo fin de semana que viene le puedes enseñar cómo hacer trenzas especiales como la que me haces a mí para ir al colegio.

Ante aquella pregunta, esta vez fue Luke quien reaccionó.

- ¿Laura? ¿Cuándo conoció Laura a Deckard?- preguntó sorprendido.

Y Sam casi brilló al sonreír mientras respondía.

- La semana pasada cuando me recogió de la fiesta de cumpleaños de Linda, papá.

- ¿Conociste entonces ya a los otros padres y a los compañeros de Sam? ¿Por qué no supe esto antes? ¡Es fantástico!

Deckard adquirió un tono rosáceo ante lo dicho por Luke.

- No es para tanto. Y dile a Laura que con gusto les doy una clase, a ella y a ti.

- ¡YAY!

Y esta vez la niña sí salió corriendo de la cocina a donde se encontraban sus tíos Timo y Ted, y sus primos. Tía Hattie y nana Magdalene se habían retirado poco después de que se terminase la comida y la única botella de vino que Deckard había separado para los adultos.

Luke miró entonces a Deckard con una sonrisa boba en el rostro. El inglés se enfurruñó y gruñó.

- ¡Ya!... Déjate de tontear y termina de ayudarme a dejar todo limpio.

Pero Luke solo amplió la sonrisa y abrazó de nuevo a Deckard.

- Ey, princesa...

- ¿Qué quieres?

- Bienvenido a casa.


The End


Notas de la autora:

Y vamos por una parte más de esta serie terminada... faltan 5 (son 8 partes al final). Espero de corazón que les haya gustado a aquellos que han leído este pequeño fragmento de la vida de esta pareja de tontos enamorados y su pequeña e inteligente niña. Y fui muy feliz al exponer la vida que le he creado a Emere para este universo (porque en un fic anterior la pongo de hermana menor, y puede que incluso eso cambie en otras historias. Para eso existe la imaginación, para darle mil historias diferentes a un personaje si es que se quiere).

Una vez más muchas gracias a todos los que han leído, los que siguen esta serie y en general mis fics; es un placer compartir una parte de mi con ustedes.

Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~

Campaña de NO AL PLAGIO

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