Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El clan por FiorelaN

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

POR FAVOR, LEE LAS NOTAS DE AUTOR DEL FINAL.

Capítulo II: “Con amor, Naruto. Parte III"

Se dirigía hacia ninguna parte chapoteando mientras corría por aquellas encharcadas calles. La adrenalina era mucha y sentía una fuerte presión en el pecho, las gotas de lluvia se mezclaban con sus lágrimas saladas y apretaba los dientes aguantándose las ganas de gritar tan fuerte que hasta el cielo se estremecería al oír aquel grito de dolor.

Quería alejarse de todo y de todos. Calmar su sufrimiento nunca había sido tan prioritario en su vida y haría lo que fuera con tal de calmar el ardor, el dolor punzante, la quemadura en su ser que parecía llegar hasta sus huesos. ¿Qué era lo que había visto? ¿Por qué la vida estaba siendo tan cruel con él?

Llegó hasta el viejo puente de la ciudad que pendía sobre el gran lago de Konoha. Aquel puente ancho hecho de cemento estaba siendo testigo del llanto ahogado de un ser humano abrumado por las penas.

Sujetó la baranda del puente mientras sus lágrimas caían sin que pudiera detenerlas sobre las aguas frías y oscuras de aquel hermoso lago.

— ¿Por qué, Sasuke…? ¡¿Por qué?! —apretó sus ojos y el agarre a la baranda al gritar esa pregunta.

Abrió sus ojos empapados lentamente y contempló la majestuosa vista del lago sintiendo que tanta belleza no la podía comprender ni disfrutar por el enorme vacío que sentía en su corazón.

— ¿Por qué tuve tantas esperanzas…? ¿Por qué tuve que ilusionarme…? ¿Acaso pensé que era el único hombre sobre la tierra en el que podría fijarse él? ¿Por qué…? Sasuke… ¿Por qué no me lo dijiste…? ¡Yo tenía derecho a saberlo! —su corazón se desgarraba sin control a cada pregunta y con el último grito.

Miró el abismo que había hacia abajo, pues el puente era muy alto y le dio algo de vértigo, pero le restó importancia y comenzó a imaginarse cayendo hacia ese hermoso lago, su cuerpo chocando con aquellas frías aguas y su corazón dejando de latir para ya no sentir más dolor.

Mientras tanto, Orochimaru había mandado a los dos preceptores, Izumo Kamizuki y Kotetsu Hagane, a buscar a Naruto por toda la escuela. Ambos ya habían buscado por todos los pisos y salones de clase vacíos, así que la última opción era preguntar a los estudiantes si lo habían visto en el primer recreo por alguna parte de la escuela o si lo habían visto salir de la misma. El último salón de clases al que quedaba por preguntar era el de sexto año, donde estaba dictando clases Yamato.

—Buenos días, Yamato sensei—saludó Kotetsu luego de abrir la puerta.

—Buenos días, Kotetsu. ¿Qué se te ofrece? —preguntó Yamato levantándose de su escritorio.

—Tengo que hacerles una pregunta a usted y a los estudiantes, si me lo permite—respondió parándose delante de la pizarra.

—Adelante.

—Estudiantes, buenos días—los saludó.

Algunos le respondieron de la misma forma.

—Queríamos saber si han visto en el primer recreo al estudiante del quinto año Naruto Uzumaki. ¿Lo han visto? Si es así, por favor, díganlo y no lo oculten. Estuvimos buscando al estudiante por toda la escuela y no podemos hallarlo. También estuvimos preguntando en los demás salones de clase y nadie lo ha visto.

—Por mi parte, no he visto a Naruto. ¿Alguno de ustedes lo ha visto? —preguntó Yamato a sus estudiantes.

Gaara, que se encontraba en el sexto y último año de secundaria, estaba en ese salón de clases sentado junto a la ventana y compartiendo banco con su hermana Temari.

Había prestado muchísima atención a lo que Kotetsu les había contado y estaba atento a la respuesta de los demás, pues estaba preocupado por Naruto. Hacía mucho tiempo que Naruto no hacía esa clase de travesuras y estaba sorprendido. Algo tenía que haber pasado. Estaba realmente preocupado por su mejor amigo.

— ¿Qué crees que Naruto pueda estar haciendo? —le preguntó en voz baja Temari a Gaara.

—No lo sé…—respondió en su tono sereno de siempre y con su rostro inexpresivo, pero sumamente preocupado.

— ¿No sabes nada? —le hizo una segunda pregunta.

—No. La verdad es que esta mañana estaba muy animado y no sé qué pudo haber pasado desde entonces… No vi nada raro en él últimamente—le respondió estando con sus codos apoyados sobre la mesa y con las manos entrelazadas mirando hacia el frente.

—Bueno, si alguien lo ve en el segundo recreo o sabe algo, por favor, diríjanse a la oficina de preceptores para avisarnos—les dijo Kotetsu para luego irse del aula.

—Si lo han estado buscando por todos lados y no lo encuentran, quiere decir que no está en la escuela y se escapó, pero… ¿Qué demonios estará haciendo y por qué? —Temari también estaba algo preocupada, pero irritada por la actitud de Naruto.

Gaara estaba muy pensativo y preocupado, porque no sólo se trataba de su mejor amigo, sino que, desde hacía unos cuatro años atrás, se había dado cuenta de que había estado teniendo sentimientos que iban más allá de la amistad.

Gaara tomó su teléfono y conectó los audífonos para que el profesor no se diese demasiada cuenta de lo que estaba haciendo y no lo regañase. Marcó el número de Naruto y comenzó a llamarlo. Le hizo unas cuatro llamadas y Naruto no respondía. Algo realmente malo estaba sucediendo y estaba empezando a sentirse abrumado por malos pensamientos, dudas y millones de preguntas sin respuestas. ¿Qué era lo que estaba pasando con Naruto?

Sentía un sabor en su boca que era muy amargo, pero, a la vez, le sabía a nada… Así de sin sentido era lo que estaba saboreando, porque el sabor amargo era del desamor y el sabor a nada era de su gran vacío.

Tan grande y profundo era el hueco que se le había formado en su pecho que ni siquiera se había dado cuenta de cuándo y cómo había cruzado la baranda de aquel puente quedándose parado en el delgado borde que apenas abarcaba el tamaño de sus pies. No se estaba sosteniendo con nada.

La lluvia había cesado por fin, pero, en su corazón, aún seguía lloviendo y hacía mucho frío.

No pensó en nada, pero no pudo evitar que el rostro de Sasuke se le viniese a la mente. Entonces, sonrió con los ojos cerrados perdido en esa imagen y, sin más, se lanzó al vacío. En medio del proceso, sentía que la consciencia se le iba y solamente se dejó llevar. Finalmente, todo se oscureció cuando su cuerpo impactó fuertemente contra las frías aguas de aquel lago que prometía devorar todo su dolor y regalarle la paz que tanto deseaba.

Las palabras de su carta parecían hacerse realidad, pues Sasuke se había convertido en su juez y en su verdugo. Finalmente, lo había sentenciado a muerte y se estaba llevando a cabo su ejecución.

Por otra parte, alguien más, además de aquel puente y aquel lago, había sido testigo de aquel acto suicida y corrió hacia la parte más baja del barranco que daba al lago y se lanzó en el rescate del jovencito de cabellos rubios.

Lo estuvo buscando unos interminables segundos en el lugar donde Naruto había caído casi inconsciente, donde se sumergió hasta donde las fuerzas le alcanzaron y logró sentir en sus manos los dedos del rubio, pues las aguas estaban tan oscuras que no podía ver nada. Así que, sin más espera, sujetó su mano y lo jaló hacia su cuerpo para poder llegar ambos a la superficie para poder tomar aire, pero Naruto estaba inconsciente, así que lo llevó nadando hasta la orilla, donde lo dejó tumbado boca arriba.

—Naruto…—pronunció su nombre casi en un susurro—Naruto…—lo dijo una segunda vez con un poco de desesperación.

Estaba completamente empapado y había comenzado a tiritar de frío sintiendo que el cuerpo se le congelaba, pero la adrenalina lo impulsaba. Así que, sin más espera, comenzó a hacerle compresiones en el pecho tal como le habían enseñado en la escuela y también respiración boca a boca suplicando por que se despertara. Lo único que deseaba comenzando a sentir que la desesperación se apoderaba de él era que se despertase y le permitiera ver una vez más el azul de sus ojos.

—Naruto, por favor, abre los ojos—le suplicaba mientras continuaba con las compresiones en su pecho.

Sus ojos se humedecieron y comenzó a sentir la calidez de sus lágrimas en las mejillas, lágrimas que resbalaban lentamente y caían en el rostro del rubio. También sentía cómo el frío comenzaba a calarle los huesos, haciendo que requiriese más oxígeno del normal, pues se le dificultaba la respiración, además de la agitación que le causaba estar haciéndole las compresiones de pecho a Naruto.

—Naruto, despierta… No me hagas esto… No me dejes… —suplicaba cada vez más desesperado volviendo a darle respiración boca a boca— ¡DESPIERTA! —le dio un puñetazo sumamente fuerte justo en el centro del pecho.

Naruto escupió bastante agua por la boca comenzando a toser desesperado, a lo que el otro jovencito hizo que se sentase y golpeó su espalda para que escupiese toda el agua alojada en sus pulmones. El rubio comenzó a tomar grandes bocanadas de aire con desesperación y, habiendo recuperado el aire y escupido toda el agua, volvió a tumbarse.

—Qué alivio… ¿Estás mejor? —suspiró aliviado estando arrodillado al lado del rubio con las manos sobre sus rodillas.

Naruto recorrió con sus ojos el lugar, pudo ver que estaban en la orilla del lago y dirigió sus ojos hacia la persona que estaba a su lado.

— ¿Por qué me salvaste…? —comenzó a sollozar.

— ¿En qué estabas pensando para hacer esto, Naruto…? —le preguntó mientras se tumbaba a su lado muy agotado por la descarga de adrenalina y por haber nadado y tratado de resucitar al rubio.

—Yo no quería que me salvaran…—dijo en susurro el rubio— ¿Por qué lo hiciste…?

—Porque eres mi mejor amigo… Y, si te pierdo, entonces, ya no tendré nada…—le respondió y tomó su mano.

—Naruto no me atiende las llamadas—decía Sakura estando en el segundo recreo ya.

—A mí tampoco—dijo Sai.

— ¿Dónde demonios se metió este cabeza hueca? Va a enloquecernos a todos—dijo Sakura con enfado, pero llena de preocupación.

—El director ya habrá llamado al orfanato para avisar y a la policía también—comentó Shikamaru.

—Sí. Seguramente, cuando Tsunade se entere de lo que Naruto hizo, va a castigarlo por toda la eternidad. No me gustaría estar en sus zapatos cuando lo encuentren—rio un poco Kiba tratando de ser positivo suponiendo que se trataba de una travesura de Naruto.

—Sólo espero que esté bien…—dijo Sakura llevándose su celular al pecho y apretándolo contra él—Naruto… ¿dónde te metiste?

—Oigan, chicos—Temari se acercó a los cuatro que estaban allí.

—Hola, Temari—la saludaron todos.

—Hola—les respondió—Quería saber si ustedes han visto a Gaara—Había preocupación en su rostro.

—No, no lo he visto—respondió Sakura.

—Tampoco nosotros—le dijo Kiba.

— ¿Dónde se habrá metido? —preguntó para sí Temari.

—Así que otro desaparecido, ¿eh? Qué fastidio—dijo con pesadez Shikamaru.

—Tal vez salió a buscar a Naruto—dijo Sai.

— ¿Saben? Yo creo que sí…—dijo Temari tocándose la frente con preocupación—Después de todo, es su mejor amigo y lo trata como si fuese su hermano menor.

—Entonces, si salió de la escuela, también tendrá problemas con Tsunade—dijo Sai.

—Sí…Tendré que decirle al director que Gaara también se escapó…—dijo Temari preocupada y resignada.

Naruto sintió aquella mano fría tocando la suya y miró a aquella persona que estaba a su lado.

— ¿Tanto me quieres…? —le preguntó Naruto.

— ¿Acaso lo dudaste por algún momento? Te quiero desde el día en el que me di cuenta de que podía ser mejor persona y podía hacer cosas que valieran la pena y le dieran un nuevo sentido a mi vida. Tú me enseñaste todo eso—pasó a mirarlo a los ojos—Sé que nunca te lo dije de esta forma tan directa, porque me daba vergüenza… pero, ante un hecho como este, la vergüenza no debe existir y tienes que saberlo. No sé cuál fue tu razón para lanzarte de ese puente, pero me gustaría conocerla y que sepas que yo estaré siempre para ti, Naruto Uzumaki—apretó con fuerza y cariño su mano.

Naruto se incorporó y se comenzó a poner de pie. El otro jovencito lo imitó.

—Deberíamos irnos. Hace mucho frío y nos vamos a enfermar—le dijo aquel joven a Naruto.

—Eso no me importaría…—bajó la mirada al suelo tiritando de frío.

—No digas esas cosas—lo jaló suavemente de la mano—Vámonos.

—Gaara…—lo llamó por su nombre casi en un susurro.

— ¿Sí? —lo miró.

Naruto estaba temblando y estaba pálido por el frío, al igual que él. También vio que de sus ojos salían unas cuantas lágrimas y se veía tan indefenso, tan frágil. No podía evitar preguntarse qué era lo que lo había impulsado a hacer aquello cuando parecía un chico tan animado.

No se aguantó más y rodeó el cuerpo del rubio con sus brazos. Puso su mano sobre la nuca de Naruto y dejó el otro brazo en su cintura. Hizo que la cabeza del jovencito descansara en su pecho. Sabía que no iba a darle calor, porque estaba sintiéndose entumecido por el frío, pero, al menos, esperaba que ese abrazo que jamás se había atrevido a darle sirviese de consuelo.

—No sé qué es lo que te sucedió o si alguien te lastimó… Tal vez traías un pesar de hacía mucho tiempo y nunca nos dimos cuenta, pero… déjame decirte que yo nunca te haría daño—le dijo desde lo más profundo de su corazón.

Naruto abrió sus ojos llenos de lágrimas sorprendido por los actos y palabras del pelirrojo. Sus palabras sabían a una promesa dulce y sincera.

— ¿Lo prometes? —dijo el rubio poniendo una mano sobre el pecho de Gaara.

—Te lo juro por lo que más quiero en este mundo—le dijo apretando el agarre a su cintura.

Naruto sintió curiosidad, pues no sabía qué era lo que más quería su mejor amigo en el mundo.

— ¿Y qué es lo que más quieres en el mundo, Gaara?

Gaara guardó silencio un momento que se le hizo eterno a Naruto.

—No es el mejor momento para que lo sepas, pero, si vienes conmigo… te lo puedo contar—le respondió finalmente.

Naruto aceptó y ambos se fueron de ese lugar muy golpeados por el frío.

Itachi estaba en su oficina examinando unos papeles cuando oyó la voz de su asistente, el cual le hablaba desde el parlante que tenía sobre el escritorio.

—Señor Uchiha, el joven Deidara está aquí y dice que desea verlo.

Itachi suspiró con pesadez al oír ese nombre.

—Déjalo que pase—le dijo rascando su frente levemente sin ganas de ver al rubio.

Unos cuantos segundos después, oyó cómo la puerta se abría y el rubio entraba con una gran sonrisa perversa a la oficina, lo cual hizo que Itachi elevara una ceja preguntándose qué podría estar pensando Deidara.

— ¿Qué es lo que quieres, Deidara? Que sea rápido, porque debo irme en unos minutos—le dijo pasando a mirar sus papeles.

—Mi querido amigo, Itachi. Debes estar feliz de verme. ¿Acaso no ves que soy un Rey Mago? O Santa Claus, lo que gustes—dijo apoyando las manos sobre el escritorio de Itachi.

—No te estaría entendiendo. ¿Qué es lo que tienes para mí? —Lo miró a los ojos— ¿No deberías estar en clase?

—No, amigo. Las clases ya se terminaron. Acabo de salir de la escuela y vine directo a verte. Debo confesarte que nunca es un placer encontrarme contigo, pero hoy es diferente—sonreía de forma maliciosa al decir eso.

— ¿Qué hiciste? —le preguntó poniéndose serio y dejando los papeles que tenía en la mano.

Deidara sacó una hoja de papel doblada de su bolsillo y la puso sobre el escritorio del pelinegro.

— ¿Qué es eso? —preguntó sin tomar aquel papel.

—Mi pase a un puesto muy lindo en tu empresa cuando cumpla mis dieciocho años—dijo emocionado.

—Estudia, recibe un título universitario y te daré un puesto en mi empresa—le dijo muy serio.

—Itachi, por favor, no seas aburrido. Quiero independizarme cuando cumpla la mayoría de edad, porque, si no, deberé quedarme en el orfanato hasta que pueda tener una fuente de ingresos—se decepcionó.

—Nada que haya en ese papel me hará cambiar de opinión. Tienes diecisiete años y todavía no aprendiste el concepto de responsabilidad, el de la paciencia y el de la honestidad. Te comportas como un rufián—lo miraba directamente a los ojos.

— ¿Ni cuando esto que está aquí tiene que ver con tu adorado hermanito? —le preguntó esbozando una enorme sonrisa siniestra.

Itachi suspiró y le arrebató el papel, pues estaba sobre el escritorio apretado con el dedo de Deidara, el cual se cruzó de brazos mientras veía cómo Itachi leía aquel papel.

— ¿Sorprendido? —rio un poco— Tampoco creía que tu hermanito era de los míos. Tal vez tenga una oportunidad con él. ¿Qué dices?

—Ni en tus mejores sueños. Sasuke nunca te haría caso, además de que aquí no dice que el chico sea correspondido. ¿Sabes qué es esto, Deidara? —dobló el papel de nuevo.

— ¿Una oportunidad para mí? Te traje información valiosa—dijo sonriendo.

—Esto se llama objeto privado, muchachito estúpido. Esto es propiedad privada y contiene información privada de una persona. No debe ser leída por nadie más que por quien escribió esto y la persona a la cual le es dedicado. ¿Acaso no te han enseñado modales? Eres un irrespetuoso—lo regañó y se mostró enfadado.

—No me llames así. Además, tú también lo has leído—se molestó y miró hacia otro lado con los brazos cruzados.

—Yo no sabía de qué trataba, además de que no lo robé, porque, seguramente, eso es lo que hiciste. Te metiste a una habitación que no te pertenecía y hurgaste entre los objetos personales de tus compañeros. Eres un irrespetuoso y un descarado—se puso de pie y guardó el papel en su bolsillo.

— ¿Qué harás con esa carta? —preguntó curioso.

—Ese no es tu asunto—le dijo abriendo la puerta de la oficina—Y procura comportarte. Entonces, pensaré en darte un puesto en mi empresa mientras estudias una carrera que sirva para este lugar. ¿Contento? Así tendrás tu independencia económica y luego un puesto asegurado—le dijo haciéndole un ademán para que saliera.

—Eso me gusta un poco más. ¿Ves? Sí se puede hacer negocios contigo después de todo—se le acercó con una sonrisa en su rostro—Lástima que eres unos seis años mayor que yo y eres un amargado. Si no, hubieses tenido una oportunidad conmigo—se le insinuó con una voz seductora.

—Largo—no lo miró—No me hagas arrepentirme.

Deidara se fue de allí bastante contento y con una sonrisa de triunfo.

Las horas habían pasado y ya todos habían regresado a sus hogares, menos Gaara y Naruto. Tsunade había sido informada por el director de la escuela sobre la desaparición de ambos jóvenes, a lo que Tsunade había tenido que hacer la denuncia a la policía y, en ese momento, las autoridades los estaban buscando por las calles de la ciudad. Al mismo tiempo, Tsunade había llamado a la casa de cada uno de los compañeros de los chicos para ver si se encontraban en la casa de alguno.

Estaba realmente preocupada y enfadada no pudiendo evitar gritarle a Orochimaru a través del teléfono por su incompetencia, preguntándole cómo era posible que se le escaparan dos estudiantes sin que se diese cuenta en horas de clase.

Sasuke, por otra parte, ya estaba en su casa. No podía evitar pensar en Naruto y sentirse culpable de que se hubiera escapado, de que se fuera a meter en problemas, y algo asustado de lo que pudiese estar haciendo o de que algo malo podría pasarle en la calle, porque Naruto no salía casi nunca del orfanato y, cuando salía, lo hacía acompañado o a la casa de algún compañero que no estuviese tan lejos del orfanato.

Se preguntaba dónde podría estar el rubio. Sabía que estaba sufriendo, pero no sabía por qué. No entendía por qué había salido llorando.

Había hecho reiteradas llamadas al teléfono de Naruto durante el camino a casa y luego al llegar a ella, pero no recibía respuesta alguna, además de que, en la quinta llamada, el teléfono de Naruto directamente no daba tono y lo enviaba al buzón de voz.

—Maldito dobe…—dijo enojado tratando de llamarlo nuevamente, pero, de nuevo, lo llevó al buzón de voz— ¿Dónde te metiste, usuratonkachi?

Estaba sintiendo una fuerte opresión en el pecho y una voz en su cabeza que le rogaba salir en busca de Naruto, pero… ¿A dónde? No sabía dónde podría estar, aunque no le importaría salir a correr por toda Konoha a buscarlo, pero algo en su interior, la voz en su interior del orgullo, le impedía hacer lo que deseaba, aunque ya no era igual con su hermano. La voz de su orgullo se había silenciado un poco porque era más fuerte la voz de la culpa.

—Sasuke—oyó la voz de su hermano.

Se sorprendió increíblemente. No podía ser posible.

— ¿Itachi? —preguntó dudoso.

Estaba en la cocina frente a un plato de verduras a medio comer, con el teléfono en mano por haber intentado comunicarse con Naruto, cuando Itachi entró a la cocina. Sasuke lo miraba incrédulo, no podía entender cómo era que Itachi había llegado a la casa horas antes de la real salida de la oficina, que era sobre las ocho de la noche, siendo que era sorprendente que saliese a esa hora, porque siempre llegaba en la madrugada.

— ¿Q-Qué haces aquí? —se puso nervioso y, enseguida, bajó la mirada lleno de vergüenza por cómo lo había tratado en la mañana, pero se mantuvo serio.

—No me sentía bien y decidí tomar un descanso por hoy—se sentó a la mesa frente a su hermano.

Su rostro estaba algo pálido. Había ojeras en su rostro y todo su ser parecía estar tan agotado que estaba al borde del colapso.

Sasuke solamente se mantuvo en silencio mientras lo miraba.

—Además de eso, tengo algo que darte—le dijo revisando el bolsillo de la chaqueta de su traje.

En ese instante, su celular sonó. Dejó de buscar en su bolsillo y sacó su celular del otro bolsillo de su chaqueta. Vio el remitente y atendió enseguida.

—Hola, señora Tsunade. ¿Qué se le ofrece? —preguntó amablemente.

—Itachi, qué pena molestarlo cuando, seguramente, está trabajando, pero estoy desesperada—se oía urgida al otro lado del teléfono.

—No se preocupe, por favor, dígame en qué puedo ayudarla—se llevó una mano a su frente.

—Quería saber si Naruto Uzumaki, el compañero de escuela de su hermano Sasuke, estaba en su casa. Sé que son amigos y ayer pasó el día con Sasuke por su cumpleaños. Pensé que tal vez estarían juntos ahora y tal vez también con Gaara, que también van a la escuela juntos—le explicó.

Itachi miró a Sasuke.

— ¿Naruto y Gaara están o han estado aquí el día de hoy? —le preguntó con seriedad.

—No. Están desaparecidos…—le respondió simplemente.

—Lo siento, Tsunade. No están aquí y tampoco han estado con mi hermano el día de hoy en casa—le respondió finalmente.

—Está bien… Disculpe la molestia, Itachi. Seguiré buscándolos, pero, por favor, si sabe algo o llegan a ir a su casa, le ruego que me lo comunique de inmediato—dijo aún más desesperada.

—Así lo haré, Tsunade. Cuando aparezcan, por favor, no dude en llamarme para comunicármelo para quedarme más tranquilo. Se trata de los amigos de mi hermano, como ya sabe—le pidió con amabilidad.

—Por supuesto. Adiós.

—Adiós.

Itachi volvió a guardar el teléfono en su bolsillo. Sasuke lo estaba mirando muy seriamente e Itachi pasó a mirarlo directamente a los ojos, lo cual Sasuke no pudo soportar. Sasuke apartó la mirada sin expresión alguna para después ponerse de pie.

—Hermano—dijo Sasuke.

Itachi se sorprendió al oír esa palabra, pero no lo dio a notar y, simplemente, se quedó en silencio.

—Lo que dije esta mañana… sobre que ya no eras mi hermano—tragó duro tratando de hacer fuerza para apartar su orgullo de lado y, al ver el rostro agotado de su hermano, se le hizo un nudo en la garganta y se sintió la peor persona—Olvídalo. No estaba pensando con claridad—soltó sin mirarlo.

—Ya lo sé—dijo simplemente volviendo a buscar algo en su bolsillo—Lamento no haber sido el hermano que esperabas o que necesitabas—se disculpó mirándolo a los ojos.

—Entendí que haces lo que puedes, aunque sigo cuestionando algunas de tus decisiones, pero no debí actuar de esa forma sin pensar en que tal vez tú la estabas pasando peor que yo—lo miró—Aprovecha a escuchar esto, porque no lo diré dos veces… —suspiró tomando fuerza—Lamento haber pensado y dicho que prefería que tú hubieras muerto en lugar de nuestros padres…

— ¿Realmente, eres Sasuke? —esbozó media sonrisa.

—No hagas que me arrepienta de venir a disculparme… No juegues con la suerte que estás teniendo—apretó los dientes mirando hacia otro lado.

—No te preocupes, Sasuke. Todo está perdonado desde antes de que pensaras por primera vez esas cosas. Espero que también aceptes mis disculpas y de verdad intentaré ser mejor hermano—se levantó de su silla y se acercó a él.

—Entenderé si no puedes hacer demasiado. Tienes mucho trabajo—le dijo cruzándose de brazos.

—El único trabajo que tengo que hacer bien es ser tu hermano mayor—elevó su mano y picó su frente con dos dedos.

Sasuke abrió los ojos sorprendido y sintió una calidez en su corazón que no sentía hacía mucho tiempo. Miró el rostro de su hermano y había una sonrisa dibujada en medio de tanto cansancio y marcas de un duro agotamiento.

—Hermano…—susurró Sasuke sintiendo alivio en su corazón—Deberías ir a descansar un poco. Te ves fatal—le dijo poniéndose serio y volviendo a mirar hacia otro lado.

—Te dije que tenía algo para ti—le dijo sacando algo de su bolsillo.

— ¿Qué es? —miró una hoja de papel doblada en su mano.

—Antes que nada… ¿Cómo es que desaparecieron tu mejor amigo y el otro muchacho de la escuela? —preguntó.

Sasuke se quedó pensativo. No sabía muy bien qué responder, porque no quería decir que él no sabía nada, porque eso lo haría sentirse más culpable aún.

—Tengo una vaga idea de lo que ocurrió. Gaara seguramente fue tras Naruto… Digamos que Naruto vio algo que hizo que saliese corriendo y llorando de la escuela—le dijo mirando hacia otro lado sin expresión en su rostro.

— ¿Qué es lo que vio, Sasuke? No tienes que guardar silencio, porque puede ser importante para saber qué ocurrió. ¿Entiendes? —le dijo muy seriamente.

—Sí…—suspiró y tragó duro—Yo estaba con una persona y… Naruto nos vio y salió corriendo mientras lloraba. Aunque no tengo idea de por qué. Eso es muy raro—dijo quedándose pensativo.

—Bueno, pues… En mi mano creo tener la respuesta de por qué sucedió eso—le entregó el papel.

Sasuke miró el papel intrigado preguntándose qué sería lo que había allí. Lo desdobló.

—Antes de que lo leas—interrumpió su accionar la voz de su hermano—Piensa muy bien las cosas y qué es lo que responderás al leer esa carta. Medita y ordena tus ideas. Luego, si tienes algo que contarme… No debes dudar y hazlo—le dijo mirándolo a los ojos para después irse de allí directo a su habitación.

Sasuke se sentó a la mesa de nuevo y comenzó a leer aquella carta. Al principio, parecía que se trataba de poesía, pero siguió leyendo hasta que se topó con su propio nombre y se sorprendió increíblemente. Continuó con la lectura con la duda de quién sería la persona capaz de escribir aquella carta tan poética, pero tenía por seguro que era alguien de su clase, ya que había mencionado a su profesor de literatura. Finalmente, llegó a lo último de la carta y había una firma.

—Con amor, Naruto…—dijo en susurro mientras su corazón se estrujaba y le comenzaba a faltar el aire—No… puede ser posible…—se llevó las manos a su cabeza mientras tenía los codos apoyados en la mesa—Estúpido dobe…

No podía evitarlo. Su corazón había comenzado a doler increíblemente mientras sus ojos se humedecían sin su permiso y sus lágrimas comenzaban a mojar la tinta de aquella hoja de papel.

Sentía una culpa inmensa, aún más grande de lo que ya era la culpa anterior. Ahora sabía con certeza que Naruto había salido de esa forma de la escuela y estaba desaparecido por su culpa, porque no había sido capaz de resistirse a Orochimaru y no se había atrevido a confesar sus sentimientos a Naruto.

Una parte de él estaba feliz. Recargó su espalda en el espaldar de la silla mientras miraba el techo con lágrimas cayendo de sus ojos y las manos le temblaban. Estaba tan arrepentido de sus actos y de que Naruto hubiera tenido que soportar ver esa escena que ahora le daba asco cuando se le venía a la mente, pues había sido la causante del sufrimiento de su amado rubio.

Por un momento, recordó que era obvio que su hermano había leído aquella carta y se puso increíblemente nervioso, pero recordó que él le había dicho que, si tenía que contarle algo, que lo hiciera sin dudar, pero tenía miedo de no ser aceptado. Toda su vida había mostrado una imagen orgullosa de él a los demás y no podía mostrarle miedo a su hermano, pero tenía que confesarse. Por alguna razón las palabras de Itachi lo animaban a tomar valor.

Se puso de pie y se dirigió al cuarto de su hermano. Dio unos golpes a su puerta.

—Entra, Sasuke—le dijo Itachi desde dentro.

—Itachi…—pronunció su nombre entrando.

—Ven. Siéntate—palmeó el lugar al lado de él estando sentado en su cama.

Sasuke se sentó a su lado.

— ¿Leíste la carta? —preguntó mirando hacia el frente.

—Sí—respondió simplemente mirando el techo.

— ¿Pensaste un poco?

—Todo estuvo pensado con anterioridad. Esta carta sirvió para tomar decisiones…—tenía la carta en sus manos y comenzó a mirarla.

—Entiendo… ¿Qué tienes que decirme? —pasó a mirar a su hermano menor con seriedad.

— ¿Qué es lo que tú pensarías… si yo correspondiera a los sentimientos de esta carta? —tragó duro luego de hacer esa pregunta sin mostrar expresión en su rostro.

Itachi se quedó en silencio alrededor de un minuto, lo cual había comenzado a desesperar a Sasuke y a hacer que pensara en el peor de los escenarios.

— ¿Qué crees que yo pensaría, Sasuke? —le respondió finalmente con otra pregunta.

—No tengo idea.

—Sí la tienes. Es por eso que me haces esa pregunta y es por eso que nunca me dijiste nada.

—Tú y yo jamás nos contamos nada. Ni siquiera sé si tienes novia o… lo que sea—esbozó media sonrisa Sasuke.

—No tengo—respondió de inmediato—Pero, si tú deseas tener un novio… no me importaría en absoluto—sonrió.

Sasuke se sorprendió increíblemente y pasó a mirar a su hermano, que, de nuevo, le regalaba una sonrisa. Esas sonrisas sólo se las daba cuando él necesitaba ver una, como una ayuda para aliviar todas sus penas.

—Está bien—dijo simplemente y se puso de pie para después salir del cuarto de su hermano.

No sabía dónde podría estar Naruto, pero, fuera donde quiera que estuviese, él lo encontraría.

Salió de su casa en busca de su amado rubio. Sin importar cuánto tardase, no iba a dejar de recorrer las calles de Konoha para encontrarlo.

 

Notas finales:

Notas de autor: Mis queridos/as, espero que hayan disfrutado de este capítulo.

Espero haber estado a la altura hasta el momento de atinarle un poco con las personalidades. Sé que pueden ser ligeramente diferentes y eso es porque los personajes se encuentran en el mundo real y es cómo serían ellos estando en la realidad con los problemas adolescentes normales de este mundo. Espero que les guste de esta forma.

Por favor, te ruego que me dejes tu comentario. Es la única forma que tengo de saber que cada capítulo te está gustando o si debo mejorar en algo.

Si la historia te está súper gustando, síguela para que te llegue la notificación de que he subido un nuevo capítulo.

Pásatela bien ¡DATTEBAYO!

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).