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El clan por FiorelaN

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Capítulo I: “Dilemas familiares. Parte II”

 

Sasuke se dirigió por el pasillo hasta el final de éste y luego escaleras abajo con las manos en sus bolsillos. Mostraba su seriedad de siempre mientras bajaba las escaleras y después se dirigió hacia el salón de clases del primer piso, donde se estaba dictando la clase de Kakashi sensei, pues se oía desde afuera del salón su voz tranquila que leía un párrafo de alguna novela. Abrió la puerta y el sensei interrumpió su lectura para dirigir su mirada hacia el joven de cabellos azabaches, quien se percató enseguida de que todas las miradas del salón estaban posadas sobre él, pero se mantuvo indiferente y dirigió sus pasos hacia su asiento al lado de Sai.

—¿Todo bien, Sasuke? ¿Por qué la demora? —preguntó Kakashi serenamente y con seriedad.

—Sólo me quedé arreglando unos asuntos con el director. Puede preguntarle si quiere—le respondió con total indiferencia pasando a mirar por la ventana de nuevo.

—En ese caso, no hay problema. Sigamos…—dijo comenzando a leer de nuevo en voz alta el párrafo—Las rosas se tornaron negras como el alma de una bruja y se convirtieron en polvo…

En ese momento, dejó de escuchar lo que leía Kakashi sensei para comenzar a recordar todo lo que había sucedido momentos antes con Orochimaru, lo mejor de todo había sido que en su ropa y en su piel había quedado impregnado el aroma del perfume del director. Eso lo hacía volverse loco e inhaló profundo para capturar todo rastro de esa esencia adictiva que hacía que se le nublara la razón mientras se apretaba la camisa por el lado del pecho mientras que tenía la cabeza recargada en su otra mano y el codo apoyado en la mesa.

—Sasuke—lo llamó Naruto, pero éste no lo oyó—Sasuke—volvió a llamarlo.

—¿Qué quieres? —lo oyó por fin, pero no lo miró.

—¿Qué hacías con el director? ¿Sucedió algo? —preguntó curioso y preocupado.

—No ocurrió nada. Ya deja de hacerme preguntas. No es asunto tuyo—le respondió.

—¿Y a este qué le pasa ahora? —se molestó y volvió a mirar hacia el frente.

Sasuke sabía que había sido algo rudo con Naruto, pero, en ese momento, estaba bastante nervioso y absorto en lo que había sucedido y no podía razonar ninguna acción. Lo que sentía por Naruto se veía disminuido cuando tenía cerca al otro pelinegro de ojos dorados.

Sakura lo miraba preocupada, pero no quería hablarle o preguntarle nada, porque sabía que no era un buen momento, pero estaba segura de que algo había pasado, pues Sasuke había vuelto con un humor peor que el de aquella mañana.

—Sasuke—lo nombró Sai.

—¿Y tú qué quieres? —le preguntó sin mirarlo.

Sai acercó su rostro bastante a Sasuke, lo que hizo que éste se diera cuenta y lo comenzara a mirar.

—¿Qué demonios haces? —le preguntó sorprendido y con una expresión de rechazo.

Sai lo olfateó.

—Hueles a perfume, pero no es el que traes siempre. Éste es más dulce y un poco más fuerte—comentó y volvió a su posición.

—Tarado… Ya déjame en paz, ¿por qué no te vas a sentar a otro lado? —se molestó y se puso nervioso.

—No te molestes, por favor. Solamente digo que no es ese tu perfume. De hecho, se parece al perfume de Oroch…—fue interrumpido por Sasuke, quien lo había agarrado fuertemente de la camisa con una mano y lo atrajo hacia él.

—Ya cierra la boca, entrometido…—le dijo mientras le penetraba los ojos con una mirada intimidante y amenazadora.

Sai se asustó bastante.

—Pero… ¿qué fue lo que dije de malo? —le preguntó sin entender lo que sucedía.

—Aprende a cerrar la boca o te irá muy mal—lo amenazó.

Sasuke lo soltó y volvió a mirar hacia la ventana. Naruto y Sakura habían volteado a verlos cuando Sasuke había sujetado a Sai sin entender lo que estaba pasando.

—¿Ocurre algo, chicos? —preguntó preocupada Sakura.

—Nada—respondió Sasuke simplemente.

—¿Qué ocurre, chicos? —pregunto Kakashi llamando la atención de ambos.

—Nada, todo está bien—respondió Sasuke.

—Bien, sigamos…—continuó con la lectura Kakashi sensei.

Sai permaneció callado mientras observaba de reojo a Sasuke sabiendo que algo extraño estaba pasando, pues no sabía cómo era que el perfume de Orochimaru había ido a parar a la ropa de Sasuke. Parecía tonto, pero no lo era. Debía averiguar varias cosas al respecto, pues sentía mucha curiosidad.

Mientras Kakashi sensei leía una novela romántica, los pensamientos de Naruto lo remontaban como un cometa arrastrado por el viento, perdiéndose en cada línea narrada por la voz calma del profesor. Se imaginaba a él mismo como uno de los protagonistas, uno de los amantes que debían mantener en secreto su relación por pertenecer a clanes diferentes y no debían mezclarse, pues era una aberración. Era una novela fantástica bastante estúpida, donde una bruja y un vampiro estaban enamorados, pero a él le llamaba la atención.

Hacía mucho tiempo, en específico, desde los doce años, cuando había entrado en la etapa de los sentimientos tontos de preadolescente, que estaba perdidamente enamorado de Sasuke y eso ya lo había asimilado como desde los catorce años, porque era imposible llamar de otra forma a lo que él sentía. Primero, había pensado que lo quería como a su mejor amigo, aunque primero habían sido más rivales que otra cosa y, después, se había vuelto su mejor amigo, pero luego ese sentimiento se había intensificado y había creído que amaba a Sasuke como a un hermano, pero, llegado un tiempo… era imposible que tuviese ciertos pensamientos lujuriosos por alguien a quien llamaba hermano y ese sentimiento de desear besarlo, abrazarlo, acariciarlo y sentirlo en cada rincón de su cuerpo, devorando cada trozo de su piel y anhelando dar la vida por él como en esas novelas románticas que Kakashi sensei les hacía leer. Adoraba imaginarse a él y a Sasuke como los amantes Romeo y Julieta o como los enamorados Minerva y Oliver, de aquella novela de vampiros y brujas. Por muy patético que pareciera, él se imaginaba como la mujer y veía a Sasuke como el amante fuerte y apasionado que deseaba poseerla cada vez que veía a su amada.

El hecho de haber estado oyendo a Kakashi sensei leyendo aquello hizo que se sonrojase a más no poder y sintiese un fuego imparable en su interior que lo llevó a cometer cierta locura. Sabía desde siempre que Sasuke lo rechazaría, porque, seguramente, le gustaban las chicas y no se fijaría nunca en él, además de que siempre daba claras señales de rechazo llamándolo: torpe, tarado, perdedor, estúpido, inútil y mil cosas más. Jamás se había referido a él como nada más que eso y, la única vez que había dado a entender que era su mejor amigo, se habían peleado y Sasuke había dicho que ya jamás quería ser su mejor amigo, que deseaba cortar ese lazo, pero después se habían reconciliado y nunca más le había dicho nada con respecto a cómo lo consideraba. Entendía que Sasuke a su manera le hacía entender que lo apreciaba como amigo. Si leía entre líneas, ese “tarado” podría significar algo bonito.

Estaba inmerso en ese mar de deseos e impulsado por la fuerza de la necesidad de sentir a Sasuke lo más cerca de su cuerpo que pudiese, que, como se mencionó anteriormente, había cometido una locura, pues había tomado su celular sin que Kakashi sensei lo viera y lo mantenía debajo de la mesa sobre sus piernas. Envió un mensaje a Sasuke y el teléfono de Sasuke vibró en el bolsillo de su pantalón.

 

(Chat de WhatsApp de Naruto y Sasuke)

 

—Sasuke.

—¿Qué?

—Quisiera hablar contigo a solas en el último recreo de las 11:30. ¿Podemos?

—¿Para qué?

—Eso lo sabrás si vienes a uno de los salones del segundo piso. Los del ala “B” que están clausurados y sin llaves.

—¿No me lo puedes decir por aquí?

—No me parece. Por favor, Sasuke.

—Espero que no me vayas a contar que tu zorro mascota se te murió…

—No. Kurama está en perfecto estado. Te espero en el recreo.

—¿Tan importante es que tiene que ser en persona y a solas?

—Sí.

—Ok… me lo voy a pensar.

—¡Eres un maldito!

—Ja… está bien. Espero que hayas descubierto la cura para el cáncer.

—Es importante ¡De veras!

—Ok… ya deja de hablarme.

—Ok, ok.

(Finalización del chat)

Realmente, Sasuke no tenía ni la menor idea de lo que deseaba decirle el rubio, pero, fuese lo que fuese, aunque fuera la mayor de las tonterías, quería saberlo y oírlo decírsela. Aunque en su corazón había tormenta de emociones por la situación que había vivido con Orochimaru en el recreo anterior, estaba seguro de que lo que sentía por Naruto sabía diferente a lo que sabía el estar cerca de aquel hombre de ojos dorados.

Iba a ser inevitable pecar a partir de ese momento cada vez que tuviese al mayor delante de él a solas y por eso sentía confusión. Estaba completamente perdido en un mar de emociones contrarias a las cuales sabía identificar: Orochimaru era su deseo y su tormenta imparable, Naruto era su calma y su dulce sabor a algo que no podía descifrar, pero que a la vez era prohibido probar para averiguarlo.

Sabía que el sentimiento que tenía por Naruto, muy a su pesar por su orgullo, se llamaba “amor”, una palabra que lo asqueaba bastante, porque sabía mucho que no la recibía en ninguna de sus formas y jamás la había recibido o sentido en esa forma en específico, además de que Naruto era un chico y él también, pero no era ese el punto en específico que le molestaba, sino el hecho de que Naruto no estaba interesado en los chicos, y mucho menos en él, porque sabía que a Naruto le gustaba Sakura y vivía demostrándolo. A pesar de que se llamase discreto, para nadie era un secreto por sus constantes insinuaciones e invitaciones públicas que le hacía a la peli rosa. El profundo amor que sentía Naruto por Sasuke era todo un misterio para ese jovencito de cabellos azabaches y ojos negros como la misma madrugada cuando está a punto de amanecer.

No sabía por qué, pero la hora había pasado tan rápido como la luz de un rayo y, antes de que pudiese darse cuenta, la luz había llegado antes que el sonido, antes de que él pudiese estar listo para ir a decirle todo lo que tenía guardado. Se acobardó. No podía. Sentía mucho miedo, pero ya había metido la pata y, cuando sonase la campana del último recreo en menos de dos minutos, Sasuke iba a dirigirse escaleras arriba hacia los salones del ala “B” y Naruto debía ir tras él. Tenía que inventarse algo para decirle o decirle medias verdades de lo que sentía. Tal vez decirlo de una forma que confesase sus sentimientos, pero que le fuera difícil descifrar a Sasuke, pero… ¿Cómo iba a hacerlo?

“¿Cómo demonios se supone que voy a hacer eso? Soy un tonto y no podría nunca hacer una cosa como esa. Funciona tan bien en las películas, pero no estoy en una película ¡Ay! ¡¿En qué demonios estaba pensando cuando le envié esos mensajes a Sasuke?!” —pensaba muy alterado, pero. Finalmente, soltó un suspiro—“Ya se me irá a ocurrir algo sobre la marcha… Pero espero que pueda pronunciar media palabra aunque sea. Estoy demasiado nervioso”

La campana del recreo sonó y Naruto tragó muy duro. Se volteó para ver cómo Sasuke se levantaba calmadamente de su asiento y se disponía a salir del salón. Naruto esperó un poco.

—¿Vienes, Naruto? —le preguntó Sakura.

—En un momento voy… Primero debo hacer algo importante. No me esperen—dijo comenzando a sentir un dolor de estómago fuerte.

—¿Te sientes bien? —preguntó Sai viendo cómo el rostro de Naruto se tornaba pálido.

—Sí, sí. Sólo me duele un poco el estómago—respondió llevándose la mano a su vientre.

—Eso te pasa por comer tanto y tan pesado en las mañanas. Arrancas el día tragando como bestia, Naruto—lo regañó Sakura—¿Qué cosa importante debes hacer? —sintió curiosidad.

—Pues ir a ver a la enfermera para que me dé algo para el estómago, ¿no? —se rio levemente mientras rascaba su nuca.

—Bueno, está bien. Te veremos luego—dijo Sakura saliendo del salón de clases.

—¿Quieres que te acompañe a la enfermería? —preguntó Sai.

—No, quiero ir solo. Ya estoy grande, ¿no? —le respondió de mala manera.

—Está bien, como quieras—dijo saliendo del salón.

Naruto se asomó por la puerta para ver cómo sus amigos se alejaban por el pasillo, así que, rápidamente, se dirigió al lado opuesto hacia donde estaban las escaleras y las subió corriendo, saltándose varios escalones. Los nervios lo traían bastante mal y casi había tropezado varias veces, pero llegó a la cima y comenzó a correr por el pasillo principal del ala “B” sin mirar hacia ningún lado. Estaba totalmente perdido en sus pensamientos tratando de que se le ocurriese algo que decir.

—¿A dónde rayos vas corriendo de esa manera tan estúpida? —oyó la voz de Sasuke haciéndole esa pregunta y se detuvo en seco.

Miró hacia los lados y pudo verlo en el lado derecho recargado al lado de una de las puertas. En ese instante, sintió cómo su corazón se había detenido en seco, su rostro había perdido el poco color que le quedaba y la sangre no le llegaba al cerebro para idear ningún tipo de idea. Volvió a tragar duro.

—S-Sasuke…—tartamudeó.

—¿Y bien? Soy todo oídos—dijo el azabache cruzado de brazos.

—P-Primero, entremos al salón—sugirió.

Sasuke abrió la puerta del salón de clases completamente vacío y Naruto fue detrás de él cerrando la puerta. Nadie los había visto, pues esa ala siempre estaba vacía y nadie iba a ese sitio casi nunca.

—¿Qué es lo que querías decirme a solas? —preguntó Sasuke semi sentándose en el escritorio y apoyando las palmas en éste.

Naruto se colocó frente a él a una distancia respetable llevándose una mano detrás de su nuca con una expresión de muerte.

—No… tengo idea—soltó el rubio.

Sasuke suspiró profundo y se cruzó de brazos.

—Pues, si no tienes idea, no me hagas perder el tiempo—le respondió separándose del escritorio para dar dos pasos en dirección a la puerta.

—¡E-Espera! Sasuke—se apresuró Naruto.

—¿Qué? ¿Vas a decirme algo importante o no? Me estoy perdiendo del recreo—le dijo con molestia.

—¿Sabes? Es muy difícil hablar contigo cuando te pones en ese plan—le recriminó.

—¿Y cómo quieres que me ponga cuando me dices que quieres decirme algo importante a solas y no dices nada? —volvió a su posición anterior en el escritorio con los brazos cruzados.

La realidad era que Sasuke estaba impaciente por saber lo que Naruto intentaba decirle y que sabía que le costaba, pero no iba a abandonar su forma de ser fría y orgullosa de siempre, aunque estaba cooperando con quedarse a escuchar los intentos de Naruto para decir algo que, seguramente, sería una tontería, pero, con sólo estar ahí con él a solas, simplemente podría estar toda la vida oyéndolo decir tonterías o intentando decirlas.

—Quería contarte algo sobre…—se rascaba la nuca mientras miraba hacia otro lado y comenzaba a sonrojarse.

—¿Sobre? —levantó una ceja y lo miraba expectante.

Naruto soltó un quejido y arrugó su cara llevándose la mano a su estómago.

—¿Qué ocurre? —preguntó Sasuke sintiéndose preocupado, pero sin abandonar su expresión seria que no denotaba nada de sus verdaderos sentimientos.

—M-Me duele el estómago…—volvió a ponerse pálido.

—Deberías ir a la enfermería y pedir permiso para volver a… el orfanato—se pensó dos veces antes de decir eso, pero, al fin y al cabo, así se llamaba el lugar donde vivía el rubio.

—No quiero irme…—bajó la mirada—Se me pasará en cuanto te diga lo que debo decirte.

—No entiendo—se sintió perdido con lo que le acababa de decir. Sonaba incoherente— ¿Qué tiene que ver tu dolor de estómago con lo que me tienes que decir?

—Pues… es una confesión—respondió volviendo a sonrojarse.

Los cambios de palidez a sonrojo lo estaban matando. Sus emociones eran un remolino interno que estaba a punto de hacerlo colapsar.

—¿Una confesión? ¿Qué tienes que confesar? —Cada vez, entendía menos, pero notaba que Naruto cada vez se ponía peor—Tienes un aspecto realmente malo. Estas muy blanco y, de a rato, te pones… algo rojo—lo examinaba con sus ojos.

—Eso me pasa porque estoy demasiado nervioso…—le respondió apoyándose en una mesa, porque sentía que podía llegar a desmayarse.

—Me estás empezando a inquietar, ¿sabes? ¿Acaso hiciste alguna de tus tonterías y te metiste en problemas? Debe de ser algo realmente malo para que estés así—dedujo.

—No tiene nada que ver con eso, Sasuke…—suspiró—Tiene que ver con la persona que me gusta—soltó apretando los ojos.

—Sakura—dijo automáticamente.

—¿Qué? —no entendía.

—Sakura es la persona que te gusta. Todos lo sabemos—le dijo mirando hacia otro lado con indiferencia en su voz, pero con celos en su interior.

—Por… muy raro y contradictorio que parezca… Sakura no me gusta—le dijo mientras se rascaba la nuca y miraba hacia otro lado.

—Eso sí que es una sorpresa… Viniendo de ti. De todas formas, se puede esperar cualquier cosa—usó sarcasmo al principio—Bueno, pero no veo mucha importancia a todo esto, Naruto. No es algo que vea necesario hablarlo aquí y en estas condiciones.

—Espera… No he terminado…—se sintió frustrado—Vamos, Sasuke, eres mi mejor amigo. Quiero contarte algo que considero importante y que… m-me… da mucha vergüenza que otros lo sepan… Y yo… c-confío en ti para que me guardes el secreto y poder decírselo a alguien, ya sabes… descargarme—había comenzado a sonrojarse de nuevo y a tartamudear.

Sasuke tenía toda la paciencia del mundo en ese instante. Estaba sorprendido, aunque no lo demostrase y sentía mucha curiosidad por muchas cosas que no estaba entendiendo. ¿Por qué Naruto actuaba con Sakura como si quisiese ser su novio a toda costa si no era la chica que le gustaba? ¿Qué era lo que escondía y que deseaba contarle a él que era su mejor amigo y que le daba vergüenza? Todo era muy extraño y se estaba haciendo muchas preguntas en su cabeza. Finalmente, suspiró.

—Muy bien… Suéltalo, pero sólo espero que valga la pena, ¿quién es la chica que te gusta entonces? —preguntó clavándole una mirada en los ojos que lo hizo tragar duro al rubio.

—P-Primero, dime una cosa…—bajo la mirada muy sonrojado.

—¿Qué?

—Te dije que eras mi mejor amigo y no me dijiste nada al respecto—sintió tristeza.

—Pues no sé qué quieres que te diga al respecto—sonrió de lado.

—Pues algo como que también soy tu mejor amigo, ¿no? —se molestó.

—Pues no voy a decirte eso. Tú ya sabes lo que hay—le respondió mirando hacia la ventana.

—No, no lo sé, porque nunca me dices nada. No sé nada de ti respecto a eso y no me demuestras tu amistad—sentía frustración y enojo.

—Soporto muchas cosas de ti como para que me estés reclamando eso. Por ejemplo, estoy aquí parado hace varios minutos escuchando tus balbuceos sin que me digas nada en concreto y que, según tú, es importante—le respondió seriamente.

—¿Debo tomarme eso como un “sí, eres mi mejor amigo”? —le preguntó comenzando a sonreír.

—Tómatelo como se te dé la gana, pero habla de una vez, Naruto. No tengo todo el día para tus tonterías, torpe—le dijo sin anestesia, a lo que ya estaba acostumbrado Naruto.

—Muy bien, Sasuke, te lo diré—tomó aire y apretó sus puños cerrando los ojos—¡No me gustan las chicas! —apretó sus ojos.

Los ojos oscuros de Sasuke se abrieron grandemente sin poder procesar en su cabeza las palabras que habían salido de la boca de Naruto. Estaba completamente seguro de que esas palabras que sus oídos habían escuchado no eran las que realmente Naruto había dicho y que sólo se las había imaginado por las inmensas ganas que tenía de que a Naruto le gustaran los chicos o, mejor dicho, que le gustara él y nadie más.

—Naruto…—dijo Sasuke sin poder reaccionar, pero manteniendo sus brazos cruzados y su expresión seria e inmutable.

—Ya lo sé, soy un asco…—dijo Naruto cabizbajo esperando una respuesta negativa por parte de Sasuke.

—Yo no iba a decirte eso, pero… ¿Podrías repetirme lo que dijiste? —necesitaba oírlo de nuevo y estar seguro.

—Por favor, Sasuke, ¿sabes lo que me costó decirlo? No lo diré de nuevo—se cruzó de brazos muy sonrojado y frunciendo el ceño.

—Dilo de nuevo—sonó a una orden.

Naruto suspiró.

—M-me gustan los chicos—tartamudeó al principio y volvió a su expresión cabizbaja.

—Ya veo—dijo simplemente.

—¿Eso es todo lo que dirás? —se sorprendió y se sintió frustrado al mismo tiempo.

Sasuke estaba muy contento en su interior. De pronto, el día estaba empezando a mejorar con la noticia de que tenía más posibilidades ahora de conseguir lo que deseaba que antes, pues a Naruto no le gustaban las mujeres. Esbozó una media sonrisa que Naruto observó e interpretó de mala manera.

—Ahora vas a burlarte de mí, supongo—suspiró comenzando a sentir tristeza.

—Dijiste que era tu mejor amigo y que confiabas en mí, pero, contradictoriamente, piensas que voy a burlarme de ti o a decirte cosas negativas—mantuvo esa sonrisa—Naruto, eres un estúpido.

—¡Oye! No me llames estúpido—se molestó.

—Así que actuabas como un idiota enamorado con Sakura para que todos pensáramos que ella te gustaba y no supiéramos que te gustaban los chicos, ¿no? —le dijo comenzando a reír un poco.

—Sí, búrlate—estaba muy molesto—No debí decirte nada.

—Naruto, me rio porque eres un torpe y un tonto. Si no hacías nada como eso y te mantenías normal, de todas formas, nadie iba a decir que eras homosexual, ¿sabes? Tus estrategias son estúpidas. Además, te hubieses ahorrado varias bofetadas de Sakura por tanto acosarla.

—Pero… ¿piensas que soy un fenómeno o un engendro? —preguntó bastante triste esperando una respuesta negativa.

—¿Por ser homosexual? No. Por fingir que te gustaban las mujeres eres un tarado—respondió con una sonrisa ladina.

Naruto se sorprendió al saber que su amigo daba señales de aceptarlo, pero no era todo lo que deseaba decirle. Quería decirle que estaba enamorado de él, pero no se atrevía. Por el momento, era suficiente.

—Entonces… ¿me aceptas y no dejarás de ser mi amigo? —preguntó queriendo una confirmación.

—¿Y por qué rayos iba a dejar de ser tu amigo o a negarme a aceptarte? No me estás haciendo daño alguno, es más… Deberías dejar de fingir y ser sincero contigo mismo y con el resto—le dijo poniéndose serio.

—Sasuke…—pronunció su nombre sorprendido y sintiendo que sus ojos se estaban empezando a inundar de lágrimas que deseaban salir.

—Oh, no te vayas a poner a llorar—le dijo el azabache sintiendo ternura por la reacción de Naruto, pero sin demostrarlo.

—Es que eres un gran amigo, de veras—esbozó una gran sonrisa de felicidad secándose unas lágrimas que se le habían escapado—Pero todavía no estoy listo para que los demás lo sepan—le dijo poniéndose serio.

—Como quieras—encogió los hombros—¿Y quién es la persona que te gusta? —no había olvidado esa parte y quería saberlo, aunque se muriera de celos.

Naruto se sonrojó hasta las orejas y no podía formular ninguna oración.

—Etto… Yo… no…—intentaba decir algo, pero Sasuke no descifraba el mensaje.

—Bueno, no importa. Si no quieres decírmelo ahora, no lo hagas—se resignó.

—Sasuke…—pronunció su nombre más calmado y con un tono normal.

—¿Sí? —lo miró con ganas de devorárselo por el simple hecho de haber pronunciado su nombre, pero manteniendo su postura y su expresión seria de siempre.

—No dirás nada, ¿verdad? —lo miró a los ojos algo sonrojado.

La expresión de Naruto y su sonrojo despertaron algo que estaba profundamente dormido en Sasuke. Sabía desde hacía tiempo que estaba enamorado del rubio, pero esa parte tan fuerte que antes era débil lo estaba absorbiendo por completo. La sensación de cosquilleo en todo su cuerpo y el enorme impulso de lanzarse sobre él eran cada vez más fuertes. El deseo era creciente cuando antes era débil o casi inexistente. Tal vez debían estar solos hablando un rato, como nunca lo habían hecho, para despertar esa parte oculta que lo hacía sentir tan cómodo y, a la vez, imparable, casi como cuando estaba con Orochimaru, pero esta sensación era más dulce y gratificante.

—La pregunta sobra, Naruto—se llevó dos dedos a sus labios y los dejó reposando allí como si estuviese pensando, pero, en realidad, estaba haciendo fuerza para controlarse.

—Sobre quien me gusta…—Sasuke paró la oreja impaciente—Tal vez lo sepas algún día cuando te des cuenta solo. No creo que falte tanto para eso…

—Entonces, es cuestión de esperar—dijo sin más.

—No pensé que llegara a importarte quién me gustaba—le dijo Naruto sorprendido con esa parte de Sasuke.

—Si tú quieres que yo lo sepa, está bien, supongo. Eres mi amigo, debería importarme, ¿o no? No sé. Lo que sea…—trataba de formular una oración coherente, pero le salía bastante poco tratando de reprimir muchas emociones juntas.

—Estás muy raro desde que te dije todo esto, supongo que… No lo sé, tal vez… aún estás algo sorprendido—intentó deducir qué le pasaba a Sasuke, porque estaba diciendo cosas que jamás diría como afirmar su amistad.

Naruto estaba feliz de que siguiese siendo su amigo y permanecieran como siempre. Amaba su amistad y no deseaba perderla, pues era lo único a lo que podía aspirar.

—Naruto, verás… es complicado—dijo Sasuke.

—¿Qué ocurre? —sintió curiosidad y preocupación.

—Dijiste que alguien te gustaba, aunque no es una chica. Obviamente es un chico, pues… a mí también me pasa lo mismo—le dijo Sasuke mirando hacia otro lado con indiferencia, pero sintiendo que se iba a morir por dentro de la ansiedad.

—¿Alguien te gusta? —preguntó Naruto sintiendo celos y que no estaba preparado para que le rompieran el corazón—Jamás me has hablado sobre temas como estos y nunca supe si te gustaba alguien o no.

—No es que alguien me guste o no, es que… A mí tampoco me gustan las chicas—soltó sin más apretando aún más el agarre de sus brazos cruzados.

Naruto se sonrojó hasta más no poder sin tener la capacidad de procesamiento en ese instante para atrapar las palabras de su amigo y transformarlas en información que le entrara en la cabeza. ¿Qué demonios acababa de oír? Una luz de esperanza estaba brillando en su corazón, pero no quería ilusionarse.

—¿Q-Qué dijiste, S-Sasuke? —quería oírlo de nuevo.

—Que tampoco me gustan las mujeres, Naruto—lo miró a los ojos.

Una enorme sonrisa comenzó a dibujarse en el rostro de Naruto.

—¡Vaya! Habrá muchas chicas decepcionadas. Entre ellas, Sakura e Ino que siempre están tratando de buscar la forma de conquistarte—dijo comenzando a reír.

—Sí… Ya basta, no actúes como un tonto—le dijo con expresión de fastidio.

—Lo siento. Esto es nuevo para mí. Digamos que jamás me imaginé que tú fueras así y que jamás me has dicho nada al respecto. Con razón siempre andas rechazando a todas las chicas—se rascaba la nuca mientras sonreía.

—Nunca me lo preguntaste y nunca lo oculté. Solamente actué normal ante todo el mundo, porque no es la gran cosa y, además, a nadie debería importarle—dijo serio.

—Bueno, entonces… sigue de esa forma. Yo no le diré a nadie, de veras—se puso serio.

—No necesitas guardar ningún secreto, pero está bien. No abras la boca. Actúa como si nunca te lo hubiese dicho, ¿de acuerdo? Es mejor seguir como siempre—le dijo mientras rompía su postura y se dirigía hacia la puerta del salón.

En ese instante, sonó la campana para regresar a la última hora de clase.

—Sasuke—lo llamó Naruto antes de que éste tocase el pomo de la puerta.

—¿Qué? —lo miró de reojo deteniéndose.

—¿Por qué te animaste a contarme eso? —sintió curiosidad y se sonrojó pensando que tal vez Sasuke estaba cambiando de actitud por alguna razón especial.

Sasuke suspiró.

—Tal vez era una manera de que te calmaras y vieras que no era tan malo como creías el hecho de que no te gustaran las chicas y por eso decidí contártelo. Ya—le explicó con su tono indiferente, aunque había mucha calidez y comprensión en sus palabras.

—Muchas gracias, Sasuke—sonrió cálidamente sintiéndose aliviado y comprendido.

—Volvamos a clase—dijo mientras abría la puerta.

Ambos salieron de allí y se dirigieron escaleras abajo para regresar al salón de clases, donde ya estaban todos sentados en sus lugares esperando al profesor. Naruto se ubicó en su lugar de siempre al lado de Sakura y Sasuke se sentó al lado de Sai.

—Hola, chicos, ¿dónde estaban? —preguntó Sakura.

—Ah, pues… Estábamos en…—Naruto se sonrojó y no sabía qué responder exactamente, porque estaba muy nervioso por todo lo que había sucedido.

—No es tu asunto. No te metas—le respondió Sasuke mientras que había comenzado a hacer garabatos en su carpeta con un lápiz.

—Naruto, ¿fuiste a la enfermería para que te dieran algo para tu dolor de estómago? —le preguntó Sai rompiendo con la pequeña tensión por la brusca respuesta de Sasuke.

—Sí, Naruto. Jamás volviste a aparecer y nos tenías preocupados. De hecho, fuimos a ver a la enfermera y jamás te vio—le dijo Sakura molesta.

Naruto se puso extremadamente nervioso en ese instante.

—Es que… después se me pasó y ya no sentí más dolor—le dijo rascándose la nuca y riendo un poco.

—Deberías cuidarte un poco más en las comidas, Naruto. Come más sano, por favor. En el orfanato, te la pasas asaltando la nevera—le dijo Sai con cara de preocupado.

—¡¿Y a ti quién te preguntó algo para que estés dando esa clase de información?! ¡Eres un metiche! ¡Y no fue por la comida ni nada de eso por lo que sentía dolor! —le dijo muy enfadado y avergonzado.

—Por favor, ustedes viven juntos y no se han acostumbrado. No se soportan—les dijo Sakura.

—¿Cómo soportarlo si vive metiendo sus narices donde nadie lo llama? Es un verdadero estorbo—soltó Naruto sin piedad alguna haciendo que Sai se sintiese bastante mal, pero a penas lo expresaba en su rostro.

—Eh… Naruto…—dijo Sakura viendo la expresión de Sai, la cual éste intentaba ocultar bajando el rostro.

—¿Qué? —preguntó sin darse cuenta, a lo que Sakura señaló a Sai.

—Creo que te pasaste un poco. Deberías disculparte con él—le susurró—Sólo estaba preocupado por ti, pero sabes cómo es. Le cuesta mucho expresarse sin meter la pata.

Naruto se dio cuenta de lo que había hecho observando a Sai y se sintió bastante mal por su comportamiento.

—Oye, Sai…—lo llamó.

—¿Sí, Naruto? —levantó la mirada y le sonrió levemente como siempre.

—Lo siento, no quise herirte—le dijo cabizbajo.

Sasuke observaba todo eso cautelosamente, sabiendo hasta él que el rubio se había pasado con el otro chico que, aunque no era de su agrado, le llegaba a dar pena a veces el cómo sonreía a pesar de haber sido ofendido por alguien, pero le agradó bastante la parte en la que Naruto se disculpó con él y esbozó media sonrisa.

—No te preocupes, Naruto. Me alegra que se te haya quitado el dolor de estómago—le sonrió cálidamente sintiéndose mejor por la disculpa de Naruto.

—Buenos días, estudiantes—dijo el profesor entrando al salón de clases junto con otro jovencito de cabellos plateados.

El profesor pasó a sentarse en su escritorio junto a aquel jovencito, quien parecía ser su asistente.

—¿Por qué nos tiene que tocar con este sujeto? —dijo Naruto poniendo la frente contra la mesa.

Sasuke no había podido dejar de observar al profesor desde que había escuchado su voz al entrar y saludarlos. Estaba completamente perdido en esa imagen y buscando continuamente su mirada dorada. El aroma del perfume de Orochimaru le llegó hasta donde él estaba sentado sin evitar estremecerse hasta niveles insospechados. Se revolvió en su lugar un poco fingiendo acomodarse y trataba de contenerse lo más que podía, pero era demasiado obvia la forma en la que observaba a aquel hombre.

—No recordaba que íbamos a tener con él a partir de ahora los miércoles a la última hora. Como es el director, pensaba que ya no iba a dar clases—comentó Sakura.

—¿No te agrada Orochimaru sensei, Naruto? —preguntó Sai.

—Es un viejo raro y bastante siniestro, no me sorprendería que tuviese gente secuestrada en su sótano, de veras—le respondió en susurros para que nadie lo escuchase.

—No deberías pensar así de la gente por su apariencia, Naruto—le dijo Sasuke con seriedad.

—¿Eh? —se extrañó Naruto por el comentario de Sasuke.

Se volteó para verlo.

—No me digas que te cae bien este tipo, Sasuke—le dijo en susurro.

—No es porque me caiga bien o mal. Es simplemente el hecho de que no puedes decir que el tipo puede tener gente encerrada en su sótano si no lo conoces bien—le dijo sin mirarlo.

—Tienes razón, pero igual no me sorprendería—dijo pasando a mirar al frente.

—Sigues siendo el mismo idiota de siempre…—dijo Sasuke con desagrado.

—Y tú un maldito—le respondió habiéndolo escuchado.

Sasuke esbozó una media sonrisa por haber oído a Naruto llamarlo así. Amaba que lo llamara así por alguna extraña razón, porque así era su relación de amistad y era la parte que más le gustaba.

Notas finales:

Nota de autor: Hola a todos. Espero que les haya gustado esta segunda parte del capítulo I. Déjamelo saber con un comentario, vota si te gustó y agrega esta historia a tu lista de favoritos para que te llegue la notificación avisándote de que subí un nuevo capítulo.

 

Gracias por leerme. Espero verte por aquí de nuevo en la tercera parte ¡DATTEBAYO!


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