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Mi niño amado por ami4alice

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí les traígo otro capítulo de esta historia, espero lo disfruten.

Ambos se miraron minutos antes de que entraran al santuario.

Al estar adentro no pudieron evitar mirar a su alrededor, cada fraile que pasaba por su lado se inclinaba en señal de respeto, pero cada una de las reverencias iba dirigida a Dewis. Kari miraba todo con algo de irritación, no sabiendo muy bien qué era lo que precisamente le molestaba de lo que pasaba.  El sumo sacerdote, más su interprete y el joven que los protegía se detuvieron en un punto donde el pasillo se dividía en dos. Vieron al primero girarse en su dirección y la chica se acercó al lugar donde ellos se detuvieron.

-El sumo sacerdote ha indicado que deben tomar caminos diferentes por ahora.

-¡¿Qué?! –soltó Kari -. Me niego.

Dewis miraba a Kari, viendo como este se negaba a cumplir una orden del sumo sacerdote. Por su parte, el sumo sacerdote cubrió un poco su cara con la manga de su túnica.

-Entiendo su pensar… pero por ahora lo mejor es que sigan nuestras instrucciones.

-¡Eso…!

Kari se iba a quejar, pero se detuvo cuando sintió como Dewis tomaba la manga de su ropa, se giró a verlo un momento.

-Yo creo que deberíamos hacerlo.

No podía creer lo que estaba escuchando, estaba enojado, no solo con el templo sino también con Dewis por lo que le estaba diciendo, aun así, no hizo nada más que quedarse allí. Dewis deslizó su agarre para sostener la mano de Kari un instante que pareció eterno. El ambiente fue roto cuando la chica aclaro su garganta, si continuaban así, iban a durar parados en la entrada todo el día.

-Hay que seguir…

Dewis asintió con la cabeza e iba a soltar la mano ajena, pero antes de que pasara, Kari la sostuvo y apretó un poco. Se miraron en silencio unos segundos más antes de dejar ir la mano de su compañero.

Sin agregarse más nada, Kari se marchó con el chico de cabello azul en una dirección y en la otra se fue Dewis con el sumo sacerdote y la chica. Dewis no podía evitar pensar de más sobre toda esa situación, aun así, decidió confiar en esas personas, aunque no podía evitar dudar, ya que no había estado en el templo desde esa vez que regreso hace años atrás. Dejó de divagar dentro de su mente al momento en que notó que la chica y el sumo sacerdote se detenían delante de una puerta.

-Entremos en esta habitación.

Asintió con la cabeza, siguiendo la instrucción de entrar en aquel lugar. Al hacerlo se detuvo un instante en el umbral, principalmente porque se sorprendió de lo extravagante de ese sitio. La habitación se veía tan lujosa, más de lo que Dewis estaba acostumbrado.

» ¿Sucede algo?

Dewis dirigió su mirada a la chica.

-¿Esta es su habitación? –pregunto refiriéndose al sumo sacerdote -. Si es así, yo… No creo.

-No –dijo ella en tono tranquila -. Esta será tu habitación.

La sorpresa se acentuó aún más en su rostro, normalmente recibía una habitación común debido a su estatus. Dewis creía honestamente que aquel cuarto iba más con la posición de Kari que la de él.

-Yo creo…

-Ahora mismo –interrumpió Jeiss -. Usted tiene una posición semejante o quizás superior a la del sumo sacerdote, es normal que reciba esta habitación.

-Aunque diga eso…

No se sentía cómodo con aquello, porque él no deseaba ser visto con una posición que no era la suya. Al final, Dewis se sentía orgulloso de ser caballero, por eso mismo no deseaba esa clase de trato especial.

-Entiendo lo que siente… -comento ella con una corta sonrisa -. Pero a los ojos de la sagrada escritura, usted es especial…

En ese momento se dio cuenta que no iba poder evitar el ser tratado así, por eso mismo, luego de suspirar y rascar su nuca, decidió terminar de entrar y sentarse en el sofá delante de donde se encontraba el sumo sacerdote. Jeiss se sentó al lado del sumo sacerdote.

» ¿Eh? ¿En serio?

De pronto Jeiss suspiro un poco bajo la mirada confusa de Dewis

» Entiendo… -dijo para levantarse y llevar su mirada a Dewis -. Me retirare un momento, espere aquí y póngase cómodo.

Luego de decir aquello camino hacia la puerta y se fue sin mirar atrás. Dewis se quedó completamente confundido debido a que se había quedado a solas con el sumo sacerdote, el cual todos sabían que no podía hablar. El sumo sacerdote se levantó bajo la mirada de su compañero, camino en una cierta dirección, deteniéndose cuando estuvo delante de una puerta y se giró a verlo.

-¿Quieres… que te siga?

No obtuvo respuesta y el sumo sacerdote se giró para seguir caminando, abriendo la puerta y dejándola abierta. Dewis lo miró un momento, antes de levantarse y caminar en la misma dirección, descubriendo que se trataba de un baño. Al entrar pudo notar a unos pasos de la puerta al otro hombre. Cuando supo que su mirada estaba fija en él, el sumo sacerdote apunto a la bañera, aunque no podía llamar a eso bañera debido a lo grande que este era. Dewis de nuevo dirigió su mirada a él, completamente confundido.

Le vio inclinar su cabeza un poco, antes de caminar en su dirección y llevar sus manos a él, fue ahí donde pudo ver por primera vez las manos del otro chico. Eso causo que se distrajera y no notara el hecho de que le estaba quitando la ropa. Darse cuenta que se distrajo y eso trajo consigo que no notara que lo desvestían hizo que se sonrojara un poco, además de Kari o sus sirvientas… Nadie más lo había hecho.

» Yo… -dijo con una pausa -. Lo haré por mí mismo…

El sumo sacerdote asintió con la cabeza y se giró dejándolo de nuevo solo. Lo poco que pudo ver fue que se acomodó su túnica, suponía que para que no le molestara ni se mojara. Miro un instante el agua, antes de comenzar a desvestirse junto a un suspiro, todo estaba siendo en extremo confuso y no era momento para estar relajándose tomando un baño.

Antes de terminar con su tarea de quitarse toda la ropa, llevó su mirada en dirección del sumo sacerdote, quien no miraba en su dirección. El otro hombre pareció sentir su mirada, porque señaló de nuevo el agua. Dewis dudo un poco cuando estuvo completamente desnudo, al final terminó por tomar la decisión de entrar en el agua, estaba realmente agradable, caliente para compenetrar con el frío de afuera. A los minutos de haber entrado pudo sentir al sumo sacerdote detrás.

» ¿¡Qué!?

El sumo sacerdote señaló lo que se encontraba a su lado, parecían implementos para bañarse. Dewis no podía creerse aquello, el mismísimo sumo sacerdote se encontraba allí ayudándolo a tomar un baño, como si se tratara de un sirviente más.

Con solo una mirada al hombre se pudo dar cuenta que no podría negarse a lo que iba a hacer, así que solo suspiro y simplemente se recostó un poco de la orilla mientras veía como el sumo sacerdote terminaba de acomodar todo. Además de sus sirvientas, nadie más se había dado a la tarea de lavar su cabello y aun así allí estaba, siendo atendido por un hombre tan importante. En un punto, sin explicárselo muy bien, se sintió tan relajado que sintió sueño, esa misma sensación que últimamente había tenido, debido a eso, antes de darse cuenta, se había quedado completamente dormido.

El sumo sacerdote se dio cuenta de ello y cuando terminó con su tarea de lavar al otro chico, coloco una mano en el hombro de Dewis y lo hundió en el agua. Se levantó, quedándose parado mientras el otro dormía dentro del agua, cualquiera podría pensar que se estaba ahogando, pero estaban equivocados. Dejó de verlo cuando escuchó a alguien en la puerta, viendo al chico de cabello azul, este se le acercó, notando la persona dentro del agua.

-¿Ya estas purificando su cuerpo?

En vez de preocuparse porque estuviera completamente dentro del agua, hizo aquella pregunta. No obtuvo respuesta.

Ambos se encontraban mirando a la persona dentro del agua, viendo como en el cuerpo ajeno comenzaba a aparecer manchas negras las cuales se dispersaban en el agua como si se tratara de tinta. Eso paso por un par de minutos hasta que no quedo nada, en ese instante el sumo sacerdote se giró hacia el otro chico.

-Sácalo de ahí.

Al chico de cabello azul no le pareció para nada extraño escuchar la voz del sumo sacerdote, así que camino hacia donde se encontraba el otro. Entro en el agua y esta se oscureció por completo, tomó al chico en brazos volviendo a salir. Cuando ya no estuvo dentro del agua, esta regreso a su color natural. Josh espero hasta que el sumo sacerdote comenzara a caminar de regreso a la habitación para seguirlo. El sumo sacerdote coloco unas toallas en la cama, mismo lugar donde Josh dejó a un inconsciente Dewis.

Naelh se dio a la tarea de secarlo y con ayuda de Josh lo terminaron de vestir y cubrir con la cobija. El sumo sacerdote se quedó parado al lado de la cama, mirando al otro dormir, aunque no lo dijera, estaba dudando sobre lo que tendría que hacer a continuación, mientras pensaba sintió como unos brazos lo rodeaban. Josh le había abrazado desde atrás y no se le dificulto, ya que el otro era un poco más alto que él.

-Lo estás pensando demasiado… No estas equivocado.

El sumo sacerdote llevo una mano hacia las ajena, tocándola un poco. En ese preciso momento la puerta de la habitación fue abierta y pudieron ver a Jeiss. Esta hizo una mueca, antes de caminar con seguridad a donde se encontraban los otros dos. Cualquiera pensaría que estaba molesta, pero en vez de eso se acercó y apego su frente al hombre de Josh, dirigiendo una mano a la del chico de cabello azul.

-Por favor no me dejen de lado…

Fue un simple susurro lo que soltó la chica, sintiendo como le correspondían al gesto, Josh tomó su mano y su hermano acarició su cabeza. Una extraña y confusa relación.

Dejaron de concentrarse en ellos cuando pudieron escuchar como el chico acostado comenzaba a despertar. Se separaron y se posicionaron como de costumbre, los hermanos uno al lado del otro y Josh a unos pasos atrás. Dewis abrió los ojos, antes de girarse a un lado, notando a los otros tres allí parados. La verdad es que no recordaba mucho lo que había pasado minutos antes, pero se sentía de cierta forma más ligero y el constante sueño que le vivía persiguiendo se sentía lejano. Se sentó en la cama bajo la mirada de los otros.

-¿Qué ha pasado?

-Ha tomado un baño y ahora mismo lo vestirán –dijo la chica -. Nos reuniremos en la iglesia.

-¿”Nos”? –dijo con una pausa -. ¿Kari también vendrá?

La chica asintió con la cabeza.

Pronto la puerta fue tocada y fue la chica quien autorizo el acceso, unos frailes entraron con unos ropajes. Dewis se sentía temeroso, aun así, luego de una mirada al sumo sacerdote, decidió simplemente obedecer, sentía que no iba a poder ir en contra de lo que estaba sucediendo allí mismo. Cuando terminaron de vestirlo fue que se percató de que aquel ropaje era similar a la túnica del sumo sacerdote, aunque tenía ligeros cambios. ¿Acaso era solo su imaginación el pensar que parecía una ropa ceremonial?

-Vayámonos entonces.

Asintió con la cabeza para seguir a la chica y el sumo sacerdote.

Caminaron por aquellos pasillos y Dewis no podía evitar sentirse un poco más ligero, como si algún peso imaginario sobre sus hombros hubiese desaparecido, no sabría explicarlo. Llegaron a lo que pareció un salón con una puerta bastante bonita, tenía detalles bastante hermosos. La puerta fue abierta por el chico de cabello azul y entraron de una vez, al hacerlo, Dewis se pudo percatar de que cerca de la estatua de mármol se encontraba Kari.

-¡Kar…!

Dewis inició con ánimo y una sonrisa a decir aquello, pero se interrumpió de golpe al notar como el otro se iba de lado, cayendo al suelo. Sin siquiera pensarlo, Dewis fue a donde se encontraba el otro chico.

» ¡Kari! ¡Kari!

Le llamó varias veces, pero el otro no despertaba.

No podía entender lo que estaba pasando, quería entenderlo, pero no lograba obtener una respuesta, es más, pudo notar muy bien como el otro parecía estar sufriendo bastante mientras estaba inconsciente. Estaba preocupado, bastante, por el estado de su compañero, no deseaba que nada le pasara a Kari. Él sería capaz de sacrificar muchas cosas menos esa, no quería perder a Kari.

-Llévenlo a la habitación.

Escuchó a la chica ordenar, a lo que unos frailes se acercaron para llevarse al emperador a una habitación. Dewis intentó seguirlo, pero antes de iniciar su partida, fue detenido por aquel chico de cabello azul. Le miró con confusión por esa acción de parte del otro chico, sería la primera vez que sus miradas se encontraban.

-Pronto tendrás que tomar una decisión…

Fue lo único que dijo en aquel lugar vacío donde solo se encontraban ellos dos.

Dejó ir su mano luego de decir aquello y siguió su camino, dejando a un Dewis completamente confundido. Se quedó unos minutos allí, pensando sobre las palabras del otro chico, pero al final decidió dejarlas de lado al momento en que recordó que se habían llevado a Kari. No le fue difícil llegar a la habitación donde dejaron a Kari, ya que todos estaban dispuestos a ayudarlo sin siquiera dudar de sus acciones, eso le facilito el llegar a aquel cuarto donde estaba su compañero aun inconsciente.

Por un corto momento dudo sobre si debía entrar, al final decidió hacerlo.

La habitación se encontraba a oscuras, ni siquiera había notado el hecho de que ya era de noche. Solo se encontraba Kari en el cuarto, acostado sobre la cama, camino hasta está mirando al otro hombre. Dewis al verlo en ese estado sintió una fuerte opresión en su pecho, honestamente no le gustaba para nada que Kari sufriera, lo detestaba muchísimo. Tomó la mano de Kari un instante y la acerco a su mejilla, realmente no le agradaba que estuviera así, que no pudiera tocarlo a consciencia.

Dewis decidió acercar una silla, donde se sentó sosteniendo la mano de Kari, se quedó allí sin dudarlo, quería estar al lado de Kari cuando este despertara, pero no lo hizo tan pronto como él lo hubiese querido. Antes de darse cuenta, se quedó completamente dormido mientras sostenía la mano de Kari. En un punto, el sumo sacerdote había entrado al cuarto y colocado una cobija sobre Dewis, minutos después Kari despertó finalmente, aunque eso no duro mucho tiempo.

Justo cuando Kari volvía al mundo de la inconsciencia, Dewis se despertó de golpe, como si algo le fuese gritado para despertar. Se levantó de golpe, encontrándose con que Kari seguía sin despertar. Verlo así le dio ganas de llorar, no entendía el motivo de que todo eso estuviera pasando, aunque lo pensara y pensara, parecía que nada les salía bien al final. Le llevó un par de minutos darse cuenta que a su lado estaba el sumo sacerdote.

-¿Sumo sacerdote? ¿Por qué?

-El no despertara pronto…

-¿Qué?

Dewis no sabía el por qué se encontraba sorprendido, si por oír la voz del sumo sacerdote o por lo que dijo. En serio que la confusión parecía no querer dejar de ser su compañero. El sumo sacerdote se movió de lugar, sentándose en el sofá de la habitación, Dewis dudó sobre seguirlo, mirando un instante a Kari, al final decidió seguir al otro chico. Se sentó en frente del sumo sacerdote.

» ¿A qué te refieres con lo que acabas de decir?

Se encontraba serio, porque lo que iban a discutir no se trataba de un juego.

-Él ahora mismo se encuentra enfrentando su propia batalla –indicó el sumo sacerdote -. Una en la que tú no puedes participar.

Se sintió impotente ante aquellas palabras tan directas.

Él quería ayudar a Kari, pero si le decían que no podía ayudarlo… ¿Qué opción le quedaba? Tenía unas terribles ganas de llorar. Escuchó al sumo sacerdote dejar escapar un suspiro, por lo que le volvió a mirar.

» Aunque si hay una cosa que puedes hacer.

-¿Qué? ¿Qué puedo hacer? Yo haré lo que sea si con eso lo ayudo.

Si había algo que pudiera hacer, entonces lo haría.

El sumo sacerdote duró en silencio un par de minutos que Dewis sintió eterno, no supo si fue su imaginación, pero le pareció ver duda en el otro hombre.

-La cosa que puedes hacer… -dijo con una pausa -. Es morir por el bien mayor.

Dewis abrió los ojos en sorpresa, no creyendo las palabras que escuchaba.

» Ahora mismo no se nota, pero al igual que las personas que se han desmayado en el imperio… el emperador también está siendo afectado.

-¿Qué quiere decir con eso?

-El emperador no podrá salvar a nadie, porque él tampoco se salvara.

Quería creer que lo que escuchaba era una especie de broma, pero por el tono ajeno lo dudaba. Bajó la mirada un momento, intentando procesar lo que había escuchado. De pronto vino a él los recuerdos de su primera vida, si no se equivocaba, él murió a los veinte años y en ese preciso momento tenía diecinueve… ¿Acaso no podía cambiar su destino y sin importar lo que hiciera moriría a temprana edad?

No pudo evitar reír ante la ironía de todo.

-Acaso… ¿Acaso no puedo cambiar mi destino?

Aquello iba más dirigido a sí mismo que al otro.

-Si lo haces… No solo el emperador, sino que se salvaran todas las personas del imperio.

Que le dijera aquello solo empeoraba su situación. Tenía que tomar una decisión que le desagradaba bastante, principalmente porque él hizo de todo para cambiar las cosas y parecía que al final no lo logro.

-¿De verdad todos serán salvados?

Dewis elevó la mirada para ver directamente al sumo sacerdote.

-Todo volverá a la forma en que debió de ser.

Apretó el puño como reflejo, dejando escapar un largo y pesado suspiro. No quería hacerlo, la verdad es que no deseaba dejar a Kari, más aun luego de que prometieron seguir juntos. Deseaba desesperadamente quedarse a su lado, pero si tomar esa decisión traía desgracia al imperio y sobre todo a Kari, entonces no quería hacerlo.

-Entiendo –dijo con una pausa -. Lo haré.

El sumo sacerdote se levantó de su asiento y dejó la habitación.

Dewis se quedó sentado, sintiendo como un par de lágrimas escapan de sus ojos. Se limpió antes de levantarse de su asiento para ir a la cama donde se encontraba Kari. Se sentó donde mismo estuvo antes tomando la mano de Kari, a pesar de que no estaba consciente, su mano se sentía cálida, tanto que causo que un par de lágrimas se le escaparan de nuevo. Debido a que sostuvo su mano, recordó los anillos que llevaban, se les quedo viendo un largo rato, antes de dejar ir la mano de Kari.

Dudó.

Por un corto tiempo dudo sobre lo que haría, aun así lo hizo. Dewis se sacó el anillo que llevaba y tomó la mano de Kari, para colocar los dos anillos en el dedo de su compañero. Por lo menos sus anillos iban a poder quedarse juntos por el resto de la eternidad. Ya no pudo contenerse más y las lágrimas comenzaron a caer debidamente por sus mejillas, ahora no se contuvo de dejarlas escapar. Dewis sostuvo la mano de Kari por un largo rato mientras sollozaba un poco en silencio. Se levantó de su asiento y se acercó a Kari, no pudo evitar el besarlo aun cuando se encontraba inconsciente.

-Rezaré… -inició al acabar el corto y dulce beso -. Rezaré para que volvamos a encontrarnos en otro momento.

Fue lo único que dijo antes de sentarse de nuevo, sin dejar ir la mano de Kari en ningún momento. No deseaba hacerlo, quería estar sosteniendo su mano por lo menos hasta que fuese inevitable, hasta que no tuviera otra opción que dejarle ir. Para su suerte, nadie lo interrumpió en esa especie de ritual que estaba haciendo.

Dewis sostuvo la mano de Kari por casi todo un mes.

.

.

.

Pasó más de un mes desde que Kari se desmayó, aunque en ese tiempo Kari se había desmayado otra vez poco después de que Dewis se enterara de la verdad, lo cual causo que creyera que estaba tomando la mejor decisión, ya que no quería seguir viendo a Kari en semejante estado. El sumo sacerdote le había dicho varias cosas de las que tendría que hacer en el ritual que se llevaría a cabo, porque no solo se trataba de morir y ya, había que seguir una especie de protocolo.  Él no preparo nada y aunque lo hubiese querido, nadie le dejaría, así que solo se quedó en la habitación con Kari lo más que pudo. Aunque el momento de volver a su habitación terminó por llegar. El día de la ceremonia había sido decidido, así que le tocó ir a prepararse para tan importante evento, jamás se imaginó que precisamente ese día Kari despertaría.

Mientras terminaban de vestirlo, escuchó voces no muy lejos de donde él se encontraba, Dewis reconocería la voz de Kari sin importar dónde se encontraran. De inmediato fue a su encuentro, igual ya habían terminado de vestirlo. Tenía que decir que aquel traje era demasiado pesado para su gusto, tenía tantas telas y adornos encima que estaba seguro podía vestir a muchas familias con eso. Cuando se encontró con la mirada de Kari, la desvió ya que se sintió un poco apenado, porque Kari lo estaba mirando de esa misma forma… Como cuando estaban a solas.

Discutieron sobre algo y Dewis estuvo consciente de que el momento para decir la verdad había llegado, hubiese preferido que Kari no presenciara todo eso, pero no podía cambiar las cosas a como se estaban dando. El silencio invadió el cuarto cuando se quedaron a solas, por lo menos hasta que suspiro y caminó hasta el sofá para sentarse, le señaló con un gesto a Kari que hiciera lo mismo. Kari no dudo en hacerlo, pero le dolió un poco que tomara la decisión de sentarse enfrente y no a su lado, aunque no podía juzgarle por tomar ese camino.

-¿Qué es lo que ha pasado? –pregunto Kari.

-Han pasado varias cosas… -dijo sin mirarlo -. Desde que llegamos ha pasado un mes…

-¿Qué? ¿Es una broma?

Él también deseaba que se tratase de una mala broma, pero tristemente no lo estaba siendo.

-Kari, desde que llegamos al templo no has estado bien –comento -. Te has desmayado más de una vez perdiendo el conocimiento por varios días.

Le dolía verlo así, ese no era el Kari que conocía, porque aquello no se trataba de una debilidad, era algo más.

-¿Qué?

-El sumo sacerdote me ha dicho que lo que te está pasando, es también causado por lo sucedido el día de tu coronación.

En serio que deseaba desesperadamente de que aquello fuese una pesadilla de la que pronto despertaría.

-Lo que me ha pasado… ¿está relacionado con lo sucedido el día de mi coronación?

Le escuchó decir mientras asentía con su cabeza.

-Irás empeorando… -dijo -. Mientras más te desmayes, más días duraras inconsciente… hasta que no vuelvas a levantarte…

Hizo una pausa, pasando un momento saliva mientras se preparaba para lo que iban a decir a continuación.

» Pero él me ha dicho sobre una solución… -dijo con seguridad -. Y yo he aceptado.

-¿Qué? –dijo Kari -. ¿De qué estás hablando?

Se silenció de nuevo, aunque sabía que tenía que decírselo, no deseaba hacerlo. A nadie le gustaría decirle a la persona que más aprecia que tiene que morir para salvar a todos.

-El sumo sacerdote ha dicho que si yo… -dijo con otra pausa -. Si yo me sacrifico, todos estarán a salvo… Tú estarás a salvo.

Le vio mantener el silencio, sintiendo cada minuto que pasaba así como estacas en su corazón.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Yo… -dijo -. En la ceremonia que se realizara aquí en el templo… Moriré al cabo de esta.

En un punto se había levantado,  pero no se dio cuenta de ello debido a que no podía mirar a Kari por mucho tiempo.

-¿Estas bromeando?

Fue lo único que escucho decir a Kari.

-¡Esta es la mejor solución! Lograremos salvar a todos si hacemos esto.

No dudo en explicarse, aunque él mismo dudaba sobre aquello, estaba teniendo sentimientos contradictorios.

-¡No me vengas con esa mierda! ¿Crees que estaré feliz de que te sacrifiques?

Esa sería la primera vez que Kari le gritaba, jamás había pasado antes. La verdad entendía su comportamiento, pero no por eso significaba que no llegara a dolerle.

» ¡No es ninguna buena solución si tiene que haber sacrificios! ¿Qué es lo que quieres al decirme esto? ¿Qué te agradezca? ¡Eso es una estupidez! ¿Qué haré luego de que ya no estés? ¡Dime!

Al oír esas palabras se levantó igual de molesto, tampoco es como si él lo hubiese deseado así.

-¡Yo tampoco quiero que mueras! –grito con fuerza -. Pero esa es la única solución. Yo…

No llegó a terminar su oración ya que Kari se marchó dejándolo completamente solo. Apretó sus puños cuando estuvo en aquella enorme habitación sin nadie más.

»No es como si yo quisiera esto… Kari idiota.

Un susurro que dejó escapar antes de sentir como sus lágrimas caían por sus mejillas otra vez.

Luego de ese día, no volvió a ver a Kari más que en la distancia. El otro al parecer no quería verlo y él tampoco fue a donde se encontraba Kari, creyó que aquello era lo mejor, igual dentro de poco tiempo ya no estaría más en ese mundo.

No volvieron a dirigirse la palabra hasta el día de la ceremonia.

.

.

.

El día de la ceremonia llegó finalmente.

Dewis no pudo evitar suspirar un poco mientras estaba en su habitación esperando a que el momento de su último aliento llegara. Pronto la puerta de la habitación fue tocada y él dio el permiso para que entraran, siendo el chico de cabello azul, tenía que aprenderse su nombre… Aunque ya no tenía sentido que pensara así.

-Es el momento.

Asintió con su cabeza para levantarse de su asiento. Todo ese rato había estado en la peinadora frente al espejo de esta, mirándose en completo silencio, pensando en si estaba tomando la decisión correcta.

Caminó detrás del otro chico por los pasillos hasta que llegaron a la sala donde Kari se desmayó por primera vez. Todo estaba perfectamente acomodado, verdaderamente parecía una ceremonia o más bien una especie de elegante funeral. Que pudiera ver el cielo desde allí solo causaba que odiara más lo que estaba pasando. Mientras caminaba por aquella alfombra debajo de sus pies, desvió un momento la mirada, viendo a los frailes quienes parecían estar rezando algo que no llegara realmente a entender.

Tristemente no se pudo encontrarse con la mirada de Kari, hubiese querido poder verlo en su último momento, pero suponía que Kari continuaba enojado por la decisión que tomó, no lo culparía. Se detuvo solo cuando estuvo frente al sumo sacerdote, también se encontraba vestido para la ocasión, tan elegante y ostentoso.

Suspiro un poco, suponía que ya no podría arrepentirse, esperaba que todos de verdad se salvaran con su sacrificio. Suponía que ya no podía seguir siendo tan egoísta como hasta ahora lo había sido, después de todo, nadie más tenía la suerte de poder vivir por segunda vez su propia vida. Había sido dichoso, así que si ese sería su final, simplemente se iría con una sonrisa, sin ningún arrepentimiento… Por lo menos de eso se quiso convencer. No estaba escuchando lo que decían en la ceremonia o lo que se estaba haciendo, solo estaba allí parado como una estatua.

-Entonces… -escuchó a Jeiss decir en tono alto -. Comencemos con…

El fuerte ruido que provocó la puerta principal interrumpió la ceremonia.

-¡Me niego a simplemente aceptar esto!

Por supuesto que Dewis reconocería la voz de Kari.

Kari había entrado al lugar de forma estridente y camino con seguridad hasta detenerse delante de Dewis. Su mirada se dirigió a la del sumo sacerdote un instante, turnándola en ambos hombre sin cambiar su expresión.

-¿Acaso estás loco? –soltó la chica -. Interrumpir una ceremonia… ¡Eso es…!

-Sí, lo estoy –interrumpió Kari -. No, lo estaría si permitiera que el reino se salve gracias a semejante sacrificio.

Hubo silencio en la habitación y en ese momento el sumo sacerdote coloco una mano en el hombro de la chica quien se encontraba enojada. Esta se relajó para mirar a Kari.

-Tu… ¿Estás seguro de lo que haces?

-Sí.

-Llevaras al imperio a la ruina si escoges esa opción.

-Entonces… -dijo con una pausa -. Se puede ir a la mierda.

De nuevo la habitación se cubrió de silencio, por lo menos hasta que la risa de Dewis lo interrumpió. Si, así de ilógico era Kari, siempre lo fue.

» Si te ríes es vergonzoso…

Kari desvió la mirada un poco avergonzado, a lo que Dewis reaccionó de la misma forma.

-Eso no es…

-Está bien –dijo volviendo a mirar a Dewis -. Una de las cosas que más me gustan es tu risa.

Dewis se avergonzó aún más ante aquellas palabras, dudo un poco jugando con sus manos, sin saber si lo que diría sería lo correcto.

-A mí también… -dijo con una pausa -. Me gusta tu risa y tu sonrisa.

Ambos se avergonzaron hasta que el aclarado de garganta de la chica los interrumpió, habían olvidado que se encontraban en plena ceremonia de sacrificio. Jeiss bajo de donde se encontraba para quedar enfrente de Kari, quien le miraba con severidad, no cambiaría de idea con lo que dijo e hizo, no permitiría que Dewis se sacrificara por el bien mayor, esa no se trataba de la clase de persona que él quería ser.

-En serio… -dijo la chica en un suspiro -. Si no hubieses interrumpido la ceremonia, te habríamos golpeado.

Kari se esperaba de todo, menos aquella reacción.

-¿Qué?

-Es cierto que esa es una buena solución –dijo ella -. Pero no es la que el sumo sacerdote prefiere…

-¿Qué? –ahora fue Dewis quien lo soltó -. ¿De qué está hablando?

Dewis llevó su mirada al sumo sacerdote.

-Esta era una prueba –indicó la chica llevando su dedo al pecho ajeno, precisamente a donde estaba el corazón -. Sobre lo que harías y qué decisión tomarías.

De verdad que se encontraba completamente confundido, por las palabras que Jeiss soltó mientras señalaba a Kari. Este no estaba muy lejos de tener el mismo sentimiento.

-¿Una prueba? –dijo Kari con un silencio -. ¿Acaso ustedes…?

-¡No pretendían hacer la ceremonia!

Dewis terminó la frase que Kari inició.

El sumo sacerdote asintió para caminar hacia donde estaban los otros tres.

-Nosotros –dijo la chica cuando su hermano estuvo cerca -. Somos sus aliados.

Tanto Dewis como Kari se encontraban impactados con lo que estaba sucediendo. La chica pareció comprender sus sentimientos así que tomó la decisión de continuar hablando.

» Todo esto se hizo para poder conocer la decisión que tomaría el emperador. ¿Qué escogería al final? ¿A ti o al imperio? Parece que tomó su decisión.

Dewis no pudo evitar avergonzarse cuando la chica le miro.

-No te equivoques –dijo Kari -. Yo no he escogido a uno.

-¿Qué?

Ahora fue momento de la chica de sorprenderse.

-Ambos son igual de importantes para mí –dijo Kari -. Así que he decidido que escogeré a ambos.

La chica dejó escapar una risa ante aquellas palabras tan seguras del emperador.

-Que avaricioso.

Al final todo llego hasta ese punto y la mayoría de frailes dejó aquel lugar de rezo donde se encontraban, quedando al final el sumo sacerdote, su hermana, su guardia, Dewis y Kari. No se dijo más nada y tanto el guardia como la chica comenzaron a irse al igual que los demás, antes de marcharse el sumo sacerdote se detuvo a un lado de Kari.

-Realmente no has cambiado –dijo con una pausa -. Sigues igual de avaricioso.

Al cabo de esas palabras, el sumo sacerdote se marchó de allí, dejando a los otros dos solos. Realmente que no terminaría de entender a ese hombre, aunque agradecía que en realidad estuviera de su parte, eso le quitaba un peso de encima. Dejó de concentrarse en otra cosa cuando dirigió su mirada a Dewis.

-En realidad sigo enojado.

Dewis entendía que Kari se sintiera así, por eso bajo la mirada.

-Yo…

No llego a terminar su frase, porque sintió las manos ajenas que le hicieron elevar la mirada, antes de darse cuenta se encontraba besando a Kari. Primero estuvo sorprendido, pero terminó por cerrar los ojos y disfrutar del beso, de aquellos labios que creyó jamás podría volver a besar.

-Será mejor que no vuelvas a pensar en dejar mi lado… -dijo Kari al separarse -. No lo permitiré… Te seguiré hasta los confines del mundo si es necesario.

Dewis sintió como sus ojos se cristalizaron al oír aquello, asintiendo con la cabeza.

-Si… -dijo con una pausa -. Yo también haría lo mismo.

Una risa fue lo último que se escuchó antes de que se volvieran a besar.

Notas finales:

Ya se han aclarado un par de cosas y Dewis no tuvo que sacrificarse.

En el siguiente capítulo tendremos limoncitos... jaja

Esperenlo ansiosos. 


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