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Dueteros De Géminis por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del fanfic:

Hola mis terrones se azúcar, solo vengo rapidito a dejar el regalo de cumpleaños para los gemelos del pasado, Aspros y Deuteros, estoy desde la casa de papá terrón de azúcar, ya que yo aun no tengo internet y no se cuando vuelva así que...

Ni modo, espero me entiendan que hasta nuevo aviso de que tenga internet o venga a la casa de mi novio, no podre actualizar.

Los quiero mucho mis terrones de azúcar y a celebrar a los gemelos del pasado.

Notas del capitulo:

Hola mis terrones se azúcar, solo vengo rapidito a dejar el regalo de cumpleaños para los gemelos del pasado, Aspros y Deuteros, estoy desde la casa de papá terrón de azúcar, ya que yo aun no tengo internet y no se cuando vuelva así que...

Ni modo, espero me entiendan que hasta nuevo aviso de que tenga internet o venga a la casa de mi novio, no podre actualizar.

Los quiero mucho mis terrones de azúcar y a celebrar a los gemelos del pasado.

Una mañana soleada, tranquila, digna de un hermoso domingo en donde apenas estas por despertar, aunque aún es algo temprano, pero ya es costumbre.

Los rayos luminosos se cuelan por la ventana, dándole ligeramente en la cara, provocándole a quien le ha llegado el sol, que se comience a mover, intentando de nueva cuenta tomar el sueño, acomodándose del lado izquierdo, estirando la mano derecha… Como buscando a alguien, que provoca que su ceño se frunza, para de a poco ir abriendo sus ojos.

-¿He? ¿Dónde está… Mi dulce ángel?- Apenas teniendo los ojos abiertos, busca con la mirada a la persona con la que comparte su vida.

Se incorpora asustado, dejando lucir su torso desnudo, muy bien formado, y con algunas marcas en la espalda de rasguños, evidencia de que algo privado sucedió la noche anterior.

-Asmita… ¿Dónde estás?- Su preocupación aumenta, sus ojos azulados bien abiertos, levantándose de inmediato de la cama, sin importar que su cuerpo no lleve prenda alguna.

Tal vez es una exageración comportarse de esta manera, pero… Quien llama es a su esposo, el cual tiene un embarazo de aproximadamente seis meses.

Siendo uno de alto riesgo por el frágil cuerpo que el rubio posee, y obviamente el peli azul no permitirá que nada malo le pase a su dulce ángel y el bello angelito que pronto llegara a sus vidas.

Por este susto ni siquiera recuerda que ese día justamente, está celebrando su cumpleaños, pero poco le importa, si no ve a su familia al despertar.

Teme que algo malo les ocurra…

-Y ¿Si Asmita al bajar los escalones tropezó, y está herido… Y yo no me di cuenta?- Preguntas se hace a sí mismo, mientras encuentra algo que ponerse aunque sea en la parte baja de su cuerpo.

-O… Fue al patio delantero y alguien le hizo daño- Sin saber el verdadero motivo, Deuteros comienza a montarse escenas muy pocos probables en donde Asmita es herido y con ello el fruto de su dulce amor.

Ya no lo estaría pensando más, aunque en ninguno momento se ha detenido a analizar las cosas.

Así que, abre la puerta de aquella habitación que ha sido testigo de noches inolvidables y tan hermosas en las penumbras del amor.

Revisa el pasillo, y sus pasos acelerados se dirigen hacia las escaleras, bajándolas con rapidez y dándose cuenta que nada esta fuera del lugar, aun así el miedo de que algo malo le ocurriera a Asmita o a su Dulce ángel como suele llamarlo desde que se volvieron novios, aunque ya le decía en su mente al conocerlo.

-¡¿ASMITA?!- Sin pensarlo lanza un fuerte grito aterrado, sintiendo que las lágrimas amenazan con salir.

El rubio jamás le dijo que saldría en la mañana, si fuera así… Él lo podría llevar, no importara que fuera, o si se sintió mal y por no querer despertarlo fue al médico.

No, no podía ser… Asmita le contaría.

Además ambos tienen la costumbre que al despertar, el primero debía despertar al otro, así se levantan juntos y comienzan su día tan hermoso.

Pero en esta ocasión la sorpresa ha sido poco grata.

-¿Deu?- La suave voz del rubio se escucha desde la cocina, algo confundido por el grito de quien ama.

Al solo escuchar su nombre siendo pronunciado por quien ama y adora, es suficiente para sentir que su corazón se saldrá, pero de buena forma, una sensación de alivio comienza a invadirlo, pero necesita confirmar que está a salvo.

No sabría qué hacer si algo malo le ocurriera.

Con paso rápido se dirige de inmediato a la cocina, para encontrarse la imagen de Asmita, manchado de un poco de harina y restos de huevo en el cabello, mirándolo desconcertado.

-Mi Deu… ¿Estas bien?- Los delicados pasos del más joven se dirigen al hombre delante, que pareciera está a punto de romper en llanto.

-Mi ángel…- Aquello es lo único que puede pronunciar, antes de abrazarlo con sumo cuidado por el abultado vientre que evidencia vida en él.

-¿Qué ocurre?- La precaución crece en el rubio, no comprende por qué el peli azul se comporta así.

Por su mente pasa el hecho de que pudo haber tenido una horrible pesadilla, o alguna terrible noticia recibió y no sabe cómo decirla sin llorar.

-Pensaba que… Te… Había pasado… Algo malo- Entrecortadas son las palabras que logra expresar el hombre moreno, sin soltar al más pequeño.

-¿Algo malo me pasara?- Pregunta aquello, como si no logrará comprender con certeza –Pero… Mi Deu…- Le sonríe, apartándose levemente de ese abrazo, pero sin dejar de estar unidos, llevando una de sus manos al rostro del peli azul, y limpiar las gotas de tristeza -¿Qué nos puede pasar? Estoy en casa-

-Es que…- Su voz suena quebrada y sintiéndose algo ridículo por exagerar, pero… No podía evitarlo, su miedo crece al no saber si su ángel está bien y más en estas condiciones –Al despertar no te vi… No sabía si habías salido, no me dijiste nada… Pensé mil cosas y…- Sus manos tiemblan, necesitando aferrarse de nuevo al frágil cuerpo.

-Ya, ya… Mi Deu… Nada malo me va a pasar, ni a nuestro pequeño angelito- Le susurra al oído con cuidado, dedicándole una tenue sonrisa, sabe perfectamente a que viene ese terrible miedo, por lo cual no juzga al más alto.

-Si… Algo malo ocurriera… Yo no podría soportar esta vida sin ustedes… No quiero imaginar que de nuevo… Me los puedan arrebatar- Llorosos los ojos, sus labios tiemblan de solo imaginar aquello.

Le daba igual si se llena de esos ingredientes de cocina, solo sentir a sus dos ángeles con él es suficiente para que su corazón y alma se calmen.

-No volverá a pasar nada malo- Corresponde de nueva cuenta el abrazo, sintiendo la cálida piel que su esposo y ver las cicatrices que lleva por un estúpido accidente que alguien muy malo provoco.

-Temí tanto… Los amo tanto, que de verdad… Enloquecería sin ustedes… Yo… Debo protegerlos…- Sus palabras brotan con desesperó, intentando explicar sus sentimientos, aunque se revuelven por el miedo.

-Tú siempre nos has protegido- Sinceras palabras salen de los delicados labios del rubio con mirada azul cielo, levantando el rostro, para toparse con las lágrimas de su amado esposo –Mi Deu… No pienses más en eso, menos hoy… Por favor…- Le ruega con una tímida sonrisa y un ligero sonrojo, pues acto seguido besa los labios que conoce de memoria y anhela cada que están cercas.

Ese cálido acto, en donde con solo una acción tan inocente se puede demostrar el sincero amor que dos personas se tienen, independientemente del género, si existen sentimientos puros, genuinos y respeto es permitido.

La falta de aire sería un motivo por el cual separase, pero en esta ocasión no es eso lo que hace que su beso se rompa.

Si no, un suave y pequeño golpecito en el interior de rubio, provoca que este deje salir un leve sonido de molestia.

-¿Mi ángel?- Obviamente siente quién ama se aleja, sin salir del perímetro del abrazo, para llevar de inmediato la mano al vientre.

La expresión de dolor se aleja inmediatamente, para dar paso a una risita inocente, con lo cual levanta su rostro para toparse con la noche en los ojo del moreno.

-Creo que Shaka no quiere que estés triste- Ladeando su cabeza ligeramente, hacia el lado derecho, y sujetando la mano dominante del peli azul, para llevarla al vientre, así podrá sentir el milagro de una pequeña vida, que aún le falta para nacer.

-Patea…- Se sorprende un poco, antes ya había sentido los ligeros movimientos de su bebe, pero por las emociones en su ser, le parece lo más sorprendente del mundo en esta ocasión.

-Debió sentir que estas algo preocupado y no te quiere escuchar triste, menos el día de tu cumpleaños- Las suaves palabras, dedicadas con todo el amor del mundo para el hombre delante, revelan una suposición que podría ser verdad o no, pero queda sumamente hermosa esa explicación.

-¿Mi… Cumpleaños..:?- Susurra esas palabras, quedando ligeramente boquiabierto, como si no recordara ese día en efecto, solamente lo único que deseaba era poder ver a salvo a Asmita y el fruto de su amor.

No quería permitir que algo así volviera a pasar…

Cuando recién se habían enterado del estado de su Ángel, ocurrió un suceso que puso en riesgo a ambas vidas…

Creía que los perdería, por la estupidez y deseo de venganza de su propio hermano, dándole igual que pudiera costarle la vida a dos seres inocentes.

No sabe cómo pudo controlarse en no matar a su propia sangre por casi provocar la muerte de sus ángeles, pero eso no le importo más, al momento de poder escuchar a Asmita llamarlo en aquella camilla de la ambulancia, pidiendo verlo, rogando por su mano, fue lo único que logro alejarlo de la escena y esos deseos.

Nada valía más que la vida de Asmita y Shaka, nada importaba, solo que ambos estuvieran a salvo.

Por eso… En el momento en que esperaba respuesta del estado de ambos, se prometió a sí mismo, que jamás volviera a permitir que algo malo les ocurriera, no le importaba dar su vida por los dos ángeles que más ama.

Simplemente es miedo, el terror de volver a repetir ese momento, que estén en peligro y no poder hacer nada para protegerlos…

De ahí la raíz de sus mayores temores.

Pero debía tratar de calmarse, ahora de igual forma por ellos, que merecen sus sonrisas y su tranquilidad.

No lo pensó más, hincándose delante del rubio, desconcertando a este, pero poco duro cuando el hombre delante abraza con sumo cuidado su cuerpo dejando el vientre delante de su rostro, para depositar un suave beso y dejar escapar aun sus lágrimas.

-Perdóname nuestro angelito… Padre se asustó por no verlos al despertar… Pero ya estoy bien, están a salvo y es lo único que me importa- Sonríe apenas, posando con cuidado su cabeza en la pancita, para pegar su oído a esta.

Ver a Deuteros de esa forma, tan amable, bueno, amoroso y sincero en la manera de actuar y hablar, con los motivos por los cuales se enamoró y sigue enamorado de ese hombre.

Aunque podemos incluir otro detalle, como el hecho de que el peli azul es bastante atractivo y posee un cuerpo muy bien trabajado, todo para el disfruté del rubio que sin duda lo ha hecho varias noches.

Es normal tener miedo y estar preocupado, después de un suceso tan horrible, pero debe saber que nada malo podría ocurrir ahora, aquella persona mala se encuentra tras las rejas, cumpliendo una sentencia, estarán a salvo sin duda.

-Padre estará sonriente este día, solo por ustedes… Mis hermoso ángeles que amo con todo mi corazón, con que estén a mi lado soy el hombre más feliz del mundo- Estas palabras son únicamente dedicadas al fruto de ese ferviente amor que surgió en la juventud, justo la época estudiantil de ambos hombres y que ha perdurado hasta la actualidad.

Que seamos honestos, perdurara eternamente.

Un ligero golpecito siente el peli azul, la contestación de su hijo por lo que le ha dicho.

No lo puede evitar, las lágrimas de emoción vuelven a asomarse, pero son de genuina alegría.

No logra comprender que fue lo que hizo bien en este mundo, que ha obtenido el mejor de los regalos de por vida, en el momento que conoció a Asmita y pretende protegerlos siempre, son su mayor motivo para continuar.

-Mi Deu… No llores por favor…- Sonríe, acariciando la cabellera azul, para hacerlo reaccionar.

-Es que… Los amo tanto y soy sumamente feliz de tenerlos a mi lado, que jamás podre agradecerte que me ames- Un sinfín de besos reparte en el vientre de su esposo, para demostrarle ese inmenso amor.

-Yo te amo tanto mi amor, mi lindo Deu…- Sonrojado por la vista que tiene delante, pues… Aunque este hincado, puede denotar los brazos musculosos del moreno y el fascina tanto, pero debe estar en calma, ya habían tenido una dulce acción la noche anterior –Creo que deberías darte un baño y cambiarte, que… Dentro de poco vendrán a festejar tu cumpleaños- Le revela la sorpresa por los nervios.

Confundido ante esas palabras, se levanta con cuidado, para mirar el hombre rubio con mayor atención -¿Quiénes vendrán?-

-Pues tus padres, el señor Itiá y el señor Gateguard, mis padres también, obviamente Dohko, Shion, el pequeño Mu y el señor Hakurei- Revela de nueva cuenta la lista de invitados que sin duda son las personas que de alguna forma han estado siempre a lado de ambos jóvenes para apoyarlos en todo momento.

-¿Todos vendrán a festear mi cumpleaños?- Se siente poco merecedor de que esto ocurra, aunque desde que conoció a su mejor amigo, ya no ha vuelto a pasar un cumpleaños en soledad, aun lo cree tan irreal.

-Claro que si- Respondiendo tan enérgicamente, aunque con cuidado –Yo te estoy preparando algo muy delicioso, aunque no te diré que es aun- Sonríe, guiñando, y poniendo un dedo delante de su boca, la clara señal de silencio.

Es incapaz de creer que tantas cosas buenas le estén pasando a él, el chico que siempre le dijeron que era un error, un demonio que nunca debió ver la luz, pero aquí esta… Casado con el amor de su vida, esperando a un pequeño ser que ama ya tanto y cuidará con su vida.

Y además de eso, tiene familia que aunque no sea de sangre, no por eso el lazo es menos fuerte.

-Mi dulce ángel, me haces tan feliz, que siempre quiero estar a tu lado- Lo vuelve a abrazar, disfrutara un momento en privado con su Asmita antes de que lleguen los demás.

-Deu… Mi amor…- Se sonroja por estar rodeado de esos brazos tan fuertes y ese abdomen tan bien marcado que solo provoca suspiros en su ser.

-Vamos a bañarnos juntos- La propuesta sale sin previo aviso, es sincero en sus palabras, pero se apena al igual que el doncel.

-Pe… Ro… Yo… El…- Trata de señalar a la estufa, pues lo que cocina esta en ella y podría quemarse.

Un beso fugaz es el que roba de esa hermosa boca, para abrazarlo de nueva cuenta y acurrucarlo a su pecho.

-Esperaremos hasta que termines y luego… Nos bañaremos- Dicta su única petición, con cuidado para depositar un sin fin de besos en el rostro del hermoso ángel delante de él.

Dedica una sonrisa tierna, sus mejillas rojas como la grana, pero no le desagrada para nada la idea que tiene su esposo.

-Feliz cumpleaños mi Deu- Le dedica la felicitación, para volver a abrazarlo, se siente tan seguro entre los brazos de su esposo, que desea jamás separase de ellos.

-Gracias, mi mejor cumpleaños de todos- Es incapaz de retener las lágrimas, se siente tan cómodo y afortunado al tener a quien más adora en este mundo.

Es el primer cumpleaños que pasara con todas las personas que ama en un solo lugar, pues obviamente el hecho de que tendrá un bebe es único en la vida.

En efecto el año que viene tendrá a su pequeño angelito con él, pero en este día ya lo tienen, aunque sea dentro del vientre de Asmita, es toda la felicidad que necesita en su vida.

El mejor cumpleaños de todos al parecer de Deuteros.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Qué hora es? ¿Quién me ha robado el reloj? ¿Cómo están mis terrones de azúcar?

Solo vengo rapidito, para decirles que los quiero mucho, disfruten mucho este capitulo, este especial para estos dos gemelitos, que llegue a amar y odiar a partes iguales. Sin mas a cantarle la canción oficial de la familia terrón de azúcar.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Deuteros tu cumpleaños si que si.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Deuteros tu cumpleaños si que si.

Bueno mis terrones de azúcar, me despido y ahorita subiré el que hago con ambos, así que disfruten mucho, los mega quiero mis terrones de azúcar.

Por favor hagan caso a las medidas de higiene, manténganse a salvo.

Ammu se va.


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