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Una fruta. Tomo 1 y 2 por yuniwalker

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Ya era de mañana.

¿Era por culpa del cansancio o de la compañía? Dennis había dormido bien, sin tener ni un solo sueño o pesadilla. Al despertar, miró su reloj y descubrió que el tiempo para comenzar la clase ya había pasado.

Jesaja le había dicho a Yanar que sus servicios ya no eran necesarios.

Dennis, sentado en la cama, barrió la habitación con la mirada como para tener una imagen que lo hiciera despertar. Era un piso de madera color marfil y, sobre él, Jesaja se había recostado con una manta y en el borde de una ventana bien abierta. El hombre era hermoso. El viento de la mañana soplaba tanto que el cabello negro se le había alzado para extenderse por todas direcciones. Como si la mano de Dios estuviera acariciándolo después de haber cumplido una misión celestial. Tan encantador, que Dennis se olvidó completamente de su disgusto y comenzó a acercarse para apreciarlo con un poco más de detalle: La piel de Jesaja era demasiado pálida, como la de una muñeca de cera en formalina. Estaba tenso y cuando lo tocó, descubrió que su propio cuerpo comenzaba a sentirse sorprendentemente caliente y duro. Ya lo había pensado. Cuando lo golpeó en la mejilla, cuando lo estranguló, cuando le agarró el tobillo, cuando barrió sus piernas... En todos esos instantes las células de su cuerpo parecieron apresurarse hacia las puntas de sus dedos. Sus manos pinchaban y sus muñecas comenzaron a aflojarse. Cada vez que miraba a Jesaja, sentía que ya no era el mismo de siempre. Dennis lo definió como un impulso asesino que iba ligado a un alto deseo sexual...

Dennis se había quedado dormido a los pies de Jesaja.

Las piernas suaves del hombre estaban ligeramente expuestas y sus tobillos y sus pies eran bastante evidentes. De la parte de atrás del pie, donde brotaban unas venas azules, había un hematoma de color púrpura oscuro con forma de dientes en media luna. Los alrededores estaban coloreados de amarillo y, mientras los remarcaba con las puntas y bordeaba lentamente los surcos, comenzó a sentirse tan pesado que, lo siguiente que escuchó fue un:

"Buenos días, Denny ."

Un saludo matutino no deseado y un tobillo herido que se movió como loco. Dennis abrió los ojos...

"Que hermosa visión..."

Jesaja sacó el cigarrillo que había dejado al lado de su almohada mientras dormía. Dio la vuelta hacia el balcón, sacudió la cabeza y prendió el fuego para fumar tan casualmente como siempre lo hacía. Dennis, quien miró su cabello negro enredado, se despertó completamente y se fue al baño para conseguir lavarse hasta quedar más o menos decente. Pasó por la cocina y bebió tres tazas de agua seguidas. Abrió el refrigerador y revisó la hielera al final. Era la caja que contenía las orejas de su padre. La había colocado en el compartimento desde el primer día que llegó y siempre estaba intacta y en el mismo lugar. ¡Ni siquiera él se atrevía a abrirla! Solo se aseguraba de que siguiera allí.

Cuando regresó a la habitación, Jesaja se había acostado de nuevo. Le dio la vuelta por completo a la manta cubierta por el cuerpo del hombre perezoso y la quitó de allí.

"¿No vas a trabajar?"

Dennis hablaba como un jefe regañando a un subordinado perezoso.

"Son mis vacaciones".

"¿Vacaciones?"

Las palabras que escupió parecían bastante vanas.

"Sí."

"¿Vacaciones de qué?"

"Solo vacaciones".

"Entonces, ¿Por qué vacaciones?"

"No sé lo que estás preguntando, Denny ".

La voz de Jesaja era más suave de lo habitual, incluso parecía un poco rasposa.

"A partir de hoy, ¿Quieres seguirme?"

"¿No estás diciendo que no vas a trabajar?"

"Si yo descanso, tú también descansas".

Jesaja dijo todo esto y cerró los ojos.  Dennis juntó las cejas y trató de tragar su irritación.

"¿Qué hiciste para merecer relajarte?"

"¿Qué crees que he estado haciendo en los días que no volví a casa?"

"Debes haber ido a algún lugar y... Haber matado a unas cien personas".

"No, Denny. Fue más delicado que eso". Jesaja golpeó un lugar vacío a su lado. "Acuéstate."

Le lamió los pies y despertó a su lado, así que acostarse junto a él de nuevo no era nada. Barriendo nerviosamente su frente, Dennis finalmente se acomodó en el suelo. Jesaja estaba hablando de vacaciones pero para él, incluso esto era un trabajo. Estaba decidido a seguirlo para encontrar a su padre así que, a partir de ahora, sería una serie de veinticuatro horas de duro esfuerzo.

Tan pronto como se llenó el hueco vacío, Jesaja se volvió y colocó su pierna derecha en la cintura de Dennis. Dennis estaba de cara al techo pero, en su opinión, ese no parecía ser impedimento para que Jesaja se aferrara a él igual a si fuera su osito de peluche. Su cabeza se recargó contra su hombro y entonces todo comenzó a ponerse tan borroso como si estuviera borracho... No sabía si había cerrado los ojos o los había abierto y el sentido del olfato se le activó al doble de su capacidad. El olor a manzanilla de Jesaja era más denso que el sentimiento de tener su pierna en la cintura. Su aroma lo estaba aplastando tanto que incluso se quedó sin aliento por un momento. El abdomen de Dennis subió mucho, luego se detuvo y repitió la misma acción un par de veces hasta que decidió que era una pelea perdida. Sintió la punta de su nariz, su aliento y su cara sobre su hombro y aproximadamente dos horas después de esa intensa tortura, Jesaja se despertó por completo y lo invitó a comer. Aunque no fue hasta la tarde que salieron a un restaurante griego cercano...

El cielo de hoy estaba aburrido y gris, pero era verano así que tomaron asiento en la terraza, al aire libre. Jesaja ordenó libremente antes de que Dennis lo hiciera. De hecho, estaba pensando bastante detenidamente en ello. Para la bebida, Jesaja había ordenado una botella de vino blanco así que Dennis entró en un conflicto impresionante. Los sacerdotes católicos solo pueden beber agua con gas y fumar cada determinado tiempo, pero Dennis ya lo estaba haciendo tan frecuentemente que comenzaba a sentir pena por él.

Pidió agua con gas.

"¿Aprendiste mucho de Yanar ?"

Trató de tomar los calamares de la ensalada y ponerlos en su boca, pero Jesaja hizo una pregunta inesperada.

"Sí."

Dennis bajó el tenedor.

"¿Lo suficiente?"

Los tomates cherry, cortados por la mitad, se deslizaron en la boca de Jesaja.

"Sí."

"¿Estás seguro?"

"Estoy seguro."

Dennis, que respondió con indiferencia, volvió a levantar el tenedor. Jesaja inclinó su copa de vino y se la bebió en un instante.

"Si te llevo a trabajar conmigo, y lo arruinas con tus pocas habilidades, te mataré".

Dennis mordió el duro calamar y escuchó la charla de Jesaja con una actitud que gritaba "No me importa."

"Y mataré al doctor también".

¡Chang! Dennis bajó el tenedor con brusquedad. La mesa vibró y el vino y el agua con gas se estremecieron hasta derramarse. Jesaja mojó la lechuga en el aderezo, tomó el cerdo en salsa de yogur y dijo: "¿Estás realmente seguro de que sabes trabajar bien?"

Dennis reafirmó su orgullo.

"… Seguro."

Dennis, que había puesto la barbilla en su mano derecha, bebió toda su agua con gas de una sola vez. El movimiento de dejar la taza vacía fue más tranquilo de lo que pensaba.

"¿Y cómo está tu mente?"

"¿Mi mente?"

"Lo que vas a hacer en el futuro no es algo que puedas terminar con solo completar un buen puntaje".

Jesaja llevó la taza vacía a la mesa junto a él.

"Vas a tener que matar. Si no matas, traicionas , si traicionas , terminas muerto."

Jesaja inclinó nuevamente la botella de vino en la medida en que la copa terminó por gotear contra el mantel.

"Es difícil si tu mente todavía está en la iglesia, donde cantas y te arrodillas".

Llevó entonces su propia copa de vino hasta el frente de Dennis. La bebida se cayó un poco y terminó por mojar los platos y sus dedos.

"Imagínate volver al hospital de Bochum". Jesaja llevó su dedo empapado en vino a los labios de Dennis y se los frotó. El olor tan intenso le hizo cosquillas en la nariz. "Con mujeres llorando, suplicando, gritando, burbujeando de sangre y llenando los pasillos. Ese es el paisaje que experimentarás en el futuro. La diferencia es que no vas a encontrar ningún doctor."

"..."

"Cuando tengas miedo de trabajar, piensa en mis palabras".

En ese momento hicieron contacto visual, pero Dennis creyó que más bien Jesaja estaba mirando hacia otro lado.

"No pidas ayuda a Dios. Si fallas, mueres. Y el doctor se muere también. No quiero que suceda, Denny ."

"Lo haré".

"Veremos."

Jesaja ridiculizó la determinación de Dennis. Si fallas, mueres y tu padre muere también. Pero cuando tenga éxito, será Jesaja el único que no pueda respirar.

"Bebe." Jesaja miró la copa de vino que había colocado frente a Dennis y ordenó: "Bebe. No voy a intentar emborracharte, Denny. Solo quiero que tengas un impulso."

"¿Qué quieres decir?"

"Bebe."

Jesaja ordenó nuevamente, sin detenerse a dar una explicación más detallada. Dennis tomó una copa de vino llena y lo vació de una vez para poner el vaso sobre la mesa. De inmediato, Jesaja volvió a llenarlo y Dennis lo vació de nuevo. Lo volvió a llenar y Dennis lo tomó y se la bebió hasta que consiguieron un ritmo de llenar, vaciar, llenar, vaciar, llenar, vaciar que pareció interminable.

El cielo se oscureció y empezó a llover. En el restaurante, el personal desdobló la carpa para los huéspedes que se sentaban fuera pero ellos decidieron que estaba bien salir ahora. Siguieron derecho, pasando el camino que los llevaba a casa. La lluvia, que sólo les había hecho mojar los hombros, fue empeorando paulatinamente. En los días anteriores, llovió lo suficiente como para que las ramas se asentaran y pensó que pasaría lo mismo esa vez, por lo que quería apresurarse a llegar a casa. Sin embargo, contrario a lo que quería Dennis, Jesaja no entró a la casa y se paró frente a un automóvil estacionado frente a la farola.

Jesaja y Dennis, empapados en lluvia, se metieron entonces en un auto negro y pequeño. Jesaja en el asiento del conductor y Dennis justo a su lado, observando con los ojos nublados la manera en que las gotas de lluvia golpeaban la ventana y luego se deslizaban completamente hacía abajo. No fue difícil notar el destino incluso bajo una lluvia que aplastaba la vista. En las afueras de Berlín, se podía ver un campo de puro césped y pronto, algunas fábricas abandonadas. Era un lugar lúgubre, el sitio donde Dennis había estado entrando y saliendo todos los días durante casi dos meses. Jesaja abrió la puerta de hierro con la llave que les entregaban a todos los "hijos" y esta se deslizó con un sonido de verdad impresionante. Quizá, debido a la lluvia, la "casa" olía a humedad y a basura. Las voces y los rostros familiares decían "Bienvenido Dennis." Aunque en particular, los saludos que llegaron a Jesaja fueron más respetuosos y detallados. En la sala de estar, el número de hermanos era menor de lo habitual y allí, por supuesto, estaba Yanar.
Jesaja se había quitado la camiseta mojada de una vez para arrojarla sobre el sofá. Un hermano llamado Jadi se acercó para ofrecerle una cerveza y también le tendió una a Dennis, pero el hombre se negó de inmediato argumentando que tenía ya la boca lo suficientemente amarga.

"¿Está aquí?"

Jesaja le hizo a Jadi una pregunta bastante particular así que, Jadi, que sabía bien a lo que se refería, miró hacia arriba y asintió con un movimiento de cabeza. Jesaja se dio la vuelta y salió de la sala. Jadi y cuatro hermanos más lo siguieron también así que Dennis decidió caminar detrás de todos ellos. Esta fue la primera vez que Dennis bajó al sótano de la casa. Las clases con Yanar eran en el segundo piso y descansaban en el tercer piso, en el techo o a veces en el patio.
Cuanto más pisaba las escaleras, que se caían de la barandilla, y bajaba hacia su destino, el olor a moho empeoraba hasta que se volvió increíblemente insoportable. También se ponía cada vez más y más oscuro. Cuando bajó todas las escaleras, estaba tan oscuro que no podía ver nada así que fue Jesaja quien terminó por tomar su encendedor.

"Te dije que dejaras la luz encendida".

"La electricidad podría haberse cortado por la lluvia".
 
Jadi caminó tres pasos, más o menos, y comenzó a golpear la pared. Algo se rompió y, en un momento, el sótano se volvió completamente blanco. Dennis estaba en el borde, frunciendo el ceño y al fondo, una puerta de hierro, que estaba corrompida debido al óxido, era todo lo que se podía ver...

Jadi sacó un paquete de llaves de su bolsillo. La llave más tosca fue insertada en la puerta de hierro deteriorada y cuando se abrió, el ruido fue tan estridente que le dolieron hasta los tímpanos.
La condición del corredor interior no era diferente a la de la puerta de hierro en descomposición. La luz fluorescente adjunta parpadeaba escasamente y las paredes grises parecía mohosas y a punto de venirse abajo. Se sentía como si todo estuviera podrido y en algún lugar, el sonido del agua goteando, goteando y goteando, hizo que sus hombros se enfriaran hasta tensarse. El olor de una droga desconocida le aplastó las fosas nasales y Dennis deseó ponerse a correr en otra dirección de inmediato. Sin embargo, reprimió su corazón y persiguió los hombros blancos de Jesaja, caminando a la cabeza.

Los pasos de Jesaja, sus cinco hermanos y Dennis, se detuvieron. Era como si todo estuviera siendo tragado en su interior. Dennis, antes de dar un paso más, le dijo a Jesaja, sosteniendo la puerta de hierro, que prefiriría quedarse afuera y esperar por él. Jesaja, quien sonrió de una forma que no encajaba en absoluto con el espacio, extendió su palma para que la pudiera tomar y prometió que no lo dejaría solo. Dennis, que no pudo ocultar su expresión temblorosa, le hizo caso.

Jesaja entró y la puerta de hierro se cerró con un estruendo.


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