Fue un sábado.
Después de su oración y del ejercicio que realizaba en las mañanas, Dennis, en lugar de ir a la escuela o a comer, visitaba un pabellón de ancianos lleno de hombres sin amigos, sin tutores o con familiares que llegaban cada determinado tiempo. Él se convirtió en el único compañero para ellos, ayudando con una sonrisa en el rostro y unos brazos que compensaban el estado tan lamentable de sus espaldas.
Ahora, por ejemplo, le había estado leyendo un libro a un anciano que sufría de insomnio severo así que, justo después de confirmar que estaba durmiendo de una manera pacífica, Dennis colocó un marcador en las páginas que contó, guardó cuidadosamente su libro en su maleta para que no hiciera un ruido fuerte y luego, iba y oraba por el pobre padre de Jesaja.
Dennis salió del lugar de ancianos y atravesó el jardín para ir a la sala principal. El jardín estaba bien mantenido, pero la atmósfera era muy inquietante cuando la oscuridad finalmente se asentaba alrededor...
A diferencia del pabellón de ancianos, había muchísimas más personas en el pabellón de enfermos críticos. Gente que no dormía ni siquiera cuando era de noche. Las almas querían dejar sus cuerpos enfermos así que las alarmas no dejaban de sonar y los doctores no dejaban de correr, haciendo lo que estuviera en sus manos para detenerlos al menos durante otro momento. Y cuando estaba tranquilo, el caminar de los médicos y el llanto de las familias de los pacientes a menudo causaban grandes estragos dentro de él.
Incluso hoy está caótico porque un alma se ha ido con Dios...
Que trago tan amargo.
Dennis vio el cuerpo cubierto con tela blanca, una camilla que estaba descansado en el pasillo... Había estado acompañando a su papá desde que era muy pequeño así que no tenía ninguna señal de impresión en su cara. No tenía miedo pero hizo una pausa y guardó silencio. Rezó por los muertos y le pidió a Dios que apoyara a los que se habían quedado aquí.
La habitación del padre de Jesaja estaba al final del pasillo así que, habiendo terminado de orar, Dennis siguió caminando. Paso tras paso hasta que el silencio se volvió honestamente aterrador. Todo lo que podía escuchar era el sonido del tacón de sus zapatos y el constante golpeteo de la lluvia que empezaba a caer contra la ventana.
Cuando entró en la habitación, lo primero que le llamó la atención fue el cabello negro sin movimiento. La cama estaba a su lado. Había dos enfermeras y el padre de Jesaja... No, ¿Dónde está el padre de Jesaja? Dennis no estaba seguro. Quizá, en realidad la cuestión es que no quería estar seguro. El padre de Yesaiah... Estaba cubierto con una tela blanca. El Doctor Leitner encontró los ojos de Dennis y negó con la cabeza antes de mirar hacia Jesaja de nuevo.
Dennis tenía la garganta seca así que tragó saliva y fue en dirección al cuerpo que estaba al lado de él. Los pies, que apenas dieron un paso, le pesaban demasiado así que por un momento pensó que podía llegar a caer...
Creyó que se había acostumbrado a presenciar la muerte pero, de alguna manera, ahora era completamente diferente de alguna otra vez.
"Jesaja."
El cabello negro se movió hacia abajo cuando lo llamó.
"Dennis".
"¿Cuándo?"
Dennis hizo una pregunta obstinada, mirando alternativamente el cuerpo y la silueta de Jesaja. Luego, finalmente fijó su mirada en su padre. Parecía que el joven estaba deshecho debido a la tristeza de la pérdida que acababa de sufrir así que sus párpados caídos cubrían a medias sus pupilas grises.
"Nueve y cuarenta minutos".
Sin embargo, debido a que le habían dado calmantes, la voz de Jesaja era demasiado pequeña y pausada para su gusto. La pronunciación no se entendía bien.
"De verdad lo siento mucho."
Dennis, inclinado contra él, abrazó a Jesaja hasta cubrirle la espalda con sus manos inmensas.
"...Eventualmente se iba a volver así".
Como dándole las gracias, Jesaja abrazó a Dennis también. Hundiendo los dedos helados en su camiseta y en la abertura de su suéter hasta que, inevitablemente, tembló. Se sentía... Similar a la temperatura de la mano de su padre cuando lo sostenía para comenzar a orar.
"Demonios... Ya está bien. Se lo pueden llevar".
Después del abrazo, Yesaiah se volvió y habló con el doctor Leitner y las enfermeras. El doctor hizo una seña y, tal como había autorizado, movieron la cama en la que yacía su papá.
"Nosotros nos encargaremos... Ahora vete a casa y descansa".
Leitner barrió la espalda de Jesaja solo una vez. Fue un consuelo formal, algo que hacen los médicos pero también los adultos. Mientras tanto, el cuerpo desapareció de la habitación del hospital, seguido por un montón de batas blancas y pasos sordos de fondo.
"..."
"..."
El espacio donde había entrado la muerte, estaba sorprendentemente tranquilo esta vez.
"Dennis ¿Tienes paraguas?"
Preguntó Jesaja, todavía mirando hacia la puerta de la habitación del hospital.
"Sí tengo."
"Entonces llévame a casa."
El sonido de la lluvia golpeando la ventana fue áspero y fuerte. Un trueno sonó y luego lo siguió una luz que rompió momentáneamente con la oscuridad.
"Sería mejor salir después de..."
"Vamos."
Jesaja ignoró la vacilación de Dennis y salió de la habitación para dirigirse a la entrada del hospital. Poco después, Dennis lo persiguió apresuradamente.
El paraguas no era suficiente para proteger a los dos jóvenes, que eran demasiado grandes y gruesos para su edad así que, cuando llegaron al frente de la casa de Jesaja y se resguardaron bajo un pequeño techo, estaban empapados y el agua les goteaba incluso de los dedos de los pies.
"Pasa".
Jesaja, que tenía gotas de agua colgando de su cabello y pestañas, se paró en la puerta principal y le invitó a pasar... Dennis, que se había estado peinando el pelo mojado hacía atrás, levantó la cabeza para ver el cielo y analizar todas sus posibilidades: Se sentía incómodo estando con él, pero había bastante distancia de aquí a su casa y, muy honestamente, ya no podía aguantarlo ni un segundo más.
"Perdona la intromisión."
Dennis entra al edificio.
"..."
Pero Jesaja se queda allí por un momento y mira hacía las nubes que parecen impresionantes olas negras.
"Jesaja, ¿Qué estás haciendo?"
"Nada. Andando."
Cuando la puerta principal se cerró, sonó un trueno parecido a una explosión. Dos pares de pies subieron las escaleras...