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Las lecciones de TaeMin por DenisseZepol

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― Muy bien, mascota. ― MinHo sonrió mientras acariciaba con su mano el suave pelo de TaeMin. Esa era exactamente la respuesta que quería. Él era el que controlaba esta situación, y TaeMin necesitaba saberlo. Solo con que lo comprendiera podría empezar a entrenarlo. 


 


MinHo se acercó a la mesa situada junto a la puerta principal y tomó los artículos que había dejado antes ella. Era hora de seguir con las lecciones de TaeMin. MinHo volvió a pararse frente a TaeMin. Le temblaban las manos un poco debido a la anticipación que rodaba a través de él por lo que estaba a punto de hacer. 


 


―Dame tus manos, TaeMin. 


 


Sorprendentemente, TaeMin de inmediato levantó las manos frente de él. 


 


MinHo envolvió cuidadosamente los gruesos puños forrados de fieltro alrededor de sus muñecas y luego los cerró uniéndolos. Sabía que los puños eran suaves por dentro, pero tenían algo de peso. MinHo quería que TaeMin se acostumbrase a ser esposado, a que sintiera la pesadez de los puños. Así sería mucho mejor. 


 


Una vez que lo estuvo esposado, MinHo se sentó en su silla. Agarró su siguiente artículo y le hizo un gesto para que se pusiera pie. TaeMin tuvo un pequeño problema poniéndose de pie con las manos atadas, pero lo hizo. MinHo tenía que conceder crédito al magnífico sub. No tenía miedo de intentarlo. 


 


―Ahora, separa las piernas, TaeMin. 


 


Este parpadeó hacia abajo a MinHo durante un momento y luego, lentamente, separó las piernas. Realmente era una hermosa vista. Parecía que cuanto más órdenes le daba MinHo, su polla más se llenaba. Por lo que la gruesa y larga polla golpeaba contra el estómago de TaeMin como si tratara de alcanzar el techo. 


 


MinHo sentía a TaeMin temblar cuando se estiró y acarició con sus manos el interior de las piernas del hombre. Un pequeño gemido salió de sus labios, cuando MinHo se detuvo justo antes de tocar su pene. Los nudillos de MinHo rozaron sus calientes bolas. TaeMin gimió de nuevo, su cuerpo temblaba. 


 


―¿Te gusta que te toquen, no, mascota? 


 


―Si ―tragó tan duro que el sonido llenó la tranquila habitación―. Sí, señor. 


 


MinHo sonrió y pasó las manos sobre los muslos y alrededor de las caderas de TaeMin, y luego hacia arriba al plano y musculoso estómago. ―Creo que el toque está desvalorado. Mucha gente sólo quiere que los follen. Nunca se detienen a considerar la importancia de una simple caricia. 


 


MinHo recorrió acariciando con su mano la caliente piel de TaeMin hasta uno de sus arrugados pezones, pasando el dedo sobre la punta, pero realmente si llegar a tocarlo. ―¿No lo crees así, mascota? 


 


―¡Señor! 


 


―Está bien, hora de tu castigo, TaeMin. Tenemos que hacerlo antes de que podamos continuar. ― MinHo señaló a su regazo―. A lo largo mi regazo, mascota, culo hacia arriba. 


 


―¿Su regazo, señor? 


 


MinHo podía ver la curiosidad brillando en los ojos verde musgo de TaeMin cuando el hombre miró a su regazo. Sabía que estaba nervioso, pero también sabía que quería esto, aunque si TaeMin no lo hacía... La necesidad que sacudió todo el cuerpo del hombre no le pasó desapercibida. 


 


―¿Tengo que repetirme, TaeMin? ―preguntó MinHo con una voz severa, pero controlada. 


 


La cara de TaeMin palideció cuando sus ojos se abrieron de golpe. ―No, señor. 


 


―Entonces colócate encima de mi regazo. 


 


MinHo abrió sus manos para que TaeMin se acercara y se estableciera encima de sus muslos. No era elegante, pero siguió la orden. MinHo no tenía ninguna duda de que TaeMin con el tiempo sería capaz de hacerlo sin ser torpe. 


 


―Quiero que cuentes, TaeMin. Creo diez nalgadas serán suficiente castigo por ese truco del trabajo. 


 


―Sí, señor. 


 


MinHo colocó una de sus manos en el centro de la espalda de TaeMin y pasó la otra mano sobre los gemelos y pálidos globos situados justo frente a él. Era como una fiesta para un moribundo. El culo de TaeMin era perfectamente redondeado, perfectamente perfecto, y perfectamente curvado. 


 


El culo de TaeMin simplemente era perfecto. 


 


Y después de un golpe, cuando la huella de su mano dejó en él un buen tinte rosado, MinHo sabía que el culo de TaeMin era perfecto para ser azotado. Y joder si a TaeMin no le gustaba ser azotado. Saltó ante el primer azote, pero MinHo sintió el tirón de la dura polla del hombre contra su muslo, y luego sintió una pequeña mancha húmeda que atravesaba el tejido de seda que cubría su muslo. 


 


―Uno, señor. 


 


MinHo variaba, donde aterrizaba su mano, no quería que TaeMin se acostumbrase a un solo lugar. Después de unos pocos azotes el culo estaba iluminado de color rojo. Cuando comenzó a retorcerse, MinHo sabía que no era porque el culo del hombre estuviera dañado. 


 


― TaeMin, si te corres sin permiso, voy a ponerte un anillo para el pene y jugaré contigo toda la noche. Sentirás cada cosa que te haga, pero no serás capaz de correrte. 


 


TaeMin se calmó al instante. ―Sí, señor ―dijo con voz ronca. 


 


MinHo bajó su mano de nuevo, un poco más duro esta vez. 


 


―¿Por cuánto vamos, mascota? 


 


―Seis, señor. ―La voz de TaeMin sonó tensa y aguda―. Vamos por el seis, señor. 


 


―Sigue contando, TaeMin. Te quedan cuatro más. 


 


MinHo llevó su mano sobre el culo rojo de TaeMin en una rápida sucesión después de eso. Estaba tan excitado como TaeMin, y sabía que, al menos, iba a conseguir alivio inmediatamente después de que hubiera terminado este castigo. TaeMin podría tener que esperar un poco más. 


 


―Diez ―gritó TaeMin cuando el último azote cayó. 


 


―Buen chico ―dijo MinHo, mientras le frotaba las mejillas del culo. Era reacio a renunciar a esta perfección, pero realmente quería algo más en este momento en particular―. Está bien, mascota, asume la posición de reposo a mi pies. 


 


TaeMin se movió con cautela mientras se deslizaba de las rodillas de MinHo y se arrodillaba en el suelo entre sus muslos, haciendo una mueca. MinHo no tenía ninguna duda de que le dolía un poco. No se podría llamar a los azotes castigo si no le dejaban un recordatorio, una vez que hubieran terminado. 


 


MinHo se agachó y desató el cordón que sostenía sus pantalones. Echó un vistazo hacia a TaeMin mientras lentamente empujaba el material hacia abajo, dejando al descubierto su dolorida polla. Estaba eufórico cuando TaeMin se humedeció los labios. 


 


―Ahora, siguiente castigo, TaeMin ―dijo MinHo mientras agitaba su mano frotando su polla―. Quiero que me chupes la polla, pero no te puedes correr. Si te corres, no te permitiré chuparme la polla de nuevo durante todo el fin de semana. 


 


Los ojos de TaeMin redondos como platos, parpadearon antes de fijar su mirada con la de MinHo. Supo en ese instante que había tocado uno de los puntos débiles de TaeMin. Ya sospechaba que era muy oral, mientras le daba de comer durante la cena. El hombre aprovechaba cualquier oportunidad para lamerle los dedos mientras lo alimentaba. 


 


Y ahora sabía que TaeMin amaba chupar pollas. 


 


MinHo se preguntaba si sería bueno en eso. 


 


―Sí, señor ―dijo TaeMin cuando se inclinó hacia adelante. Pero se detuvo justo cuando su aliento soplaba sobre la polla de MinHo―. ¿Señor? 


 


―¿Sí, mascota?


 


―¿Cómo voy a chuparlo con mis manos esposadas?― MinHo hizo una mueca.


 


―Con la boca. 


 


MinHo separó las piernas un poco más cuando TaeMin se inclinó hacia delante. En realidad no había mucho espacio entre sus piernas como para que TaeMin estuviera cómodo estando esposado, pero MinHo sabía que su sub lo manejaría. 


 


TaeMin hizo un intento de inclinarse hacia adelante, y casi se cae directamente sobre la polla de MinHo, pero se contuvo a tiempo. Miró a MinHo durante un breve instante, y luego sus ojos se dispararon de nuevo hacia la dureza, como si estuviera tratando de solucionar el problema de chuparle la polla, mientras estaba esposado, en su mente. 


 


―Tómate tú tiempo, TaeMin ―dijo MinHo, cuando vio a TaeMin fruncir las cejas―. Esto no es una prueba. 


 


―Lo sé, señor. Es sólo que... ― TaeMin intentó inclinarse hacia delante de nuevo, en esta ocasión capturó la punta de la polla de MinHo con tus labios. 


 


―Usa tus manos. 


 


TaeMin llevó las manos atadas hacia arriba, colocando el frío metal de los puños en los muslos interiores de MinHo. MinHo susurró en voz baja, su polla dio un tirón, solo por ver los puños en las muñecas de TaeMin. Oh sí, eso lo ponía a toda máquina. 


 


Decirle que podía usar sus manos pareció relajar a su sub. TaeMin abrió la boca mucho más, tomando un poco más de su longitud entre su labios. El brazo de MinHo se deslizó desde el brazo de la silla, sus dedos casualmente jugando en el pelo castaño y sedoso de TaeMin. 


 


MinHo sintió la lengua de TaeMin lamer un lado de su polla, los puños tintineaban suavemente juntos. MinHo se iba a correr solo con el sonido. La boca húmeda y caliente era la guinda del pastel. 


 


―Abre más, TaeMin. 


 


TaeMin obedeció, su lengua lamiendo ansiosamente alrededor de la corona de la polla cuando MinHo se deslizó unos centímetros más adentro. Cuando TaeMin extendió la mano para agarrar la erección de MinHo, el metal de los puños cepilló el borde de la polla de MinHo. 


 


Tomó un largo suspiro, aplazando el orgasmo durante tanto tiempo como fuera posible. Había pasado mucho tiempo desde que había jugado con un sub, incluso más tiempo desde que había tenido a uno esposado. No iba a dejar que este momento finalizara antes de tiempo. 


 


MinHo dobló los dedos alrededor de la base de su erección, apretando firmemente mientras TaeMin lamía el líquido preeyaculatorio que goteaba, parecía que trabajaba completamente por instinto. Su polla llenó la boca de TaeMin cuando MinHo se deslizó hacia delante en la silla. Su otra mano se apoderó de la parte posterior del pelo de TaeMin, sosteniendo al hombre en su lugar cuando comenzó un movimiento lento y pausado de empujes. La boca era tan jodidamente perfecta que MinHo podría haber mantenido su polla dentro de esa caliente cavidad toda la noche. 


 


Pequeños ruidos escapaban de la parte posterior de la garganta de TaeMin, y por un momento, MinHo pensó que se estaba asfixiando. Pero cuando miró abajo, los ojos estaban maravillosamente vidriosos, y había una ligera curva a cada lado de su boca. 


 


¡El hombre de hecho estaba sonriendo! 


 


Maldita sea, MinHo sólo sabía que sería el sub perfecto. 


 


TaeMin comenzó a inclinar su cabeza, tomando a MinHo dentro y fuera de su boca en serio. Tanto como MinHo quería que esto durase, el hombre era demasiado muy bueno mamando. MinHo se puso tenso, sintiendo que sus bolas se pegaban a su cuerpo cuando sus dedos se cerraron en el pelo de TaeMin. 


 


―Prepárate ―dijo MinHo cuando su orgasmo explotó, y su descendencia salpicó la garganta de TaeMin. Los puños se frotaban sobre su polla, y podría haber jurado que vio estrellas cuando apretó los dientes y soltó el pelo de TaeMin. 


 


MinHo se había dado cuenta rápidamente que le había dado un apretón de muerte en el pelo y lo dejo ir. TaeMin se echó hacia atrás, con una amplia sonrisa en su rostro. 


 


―No seas malcriado, mascota ―dijo MinHo mientras se subía los pantalones de su pijama por su cadera y ataba los cordones. Podía ver su sonrisa vacilante, pero la mirada sabedora en los ojos de TaeMin nunca vaciló. 


 


―¿Te has corrido? ―preguntó a MinHo cuando se relajó en la silla. 


 


―No, señor ―respondió TaeMin, controlando los lados de su boca en una lucha para que no se curvaran en una enorme sonrisa. 


 


MinHo se inclinó hacia delante, mirando hacia abajo a la polla de TaeMin. La cabeza estaba de un violeta furioso, eso le dijo a MinHo, que no sólo se contuvo, sino que usó toda su voluntad. Tenía un largo rastro de líquido preseminal chorreando por su muslo, pero la polla de su sub seguía estando dura. 


 


―Muy bien, mascota. ― MinHo se volvió hacia la mesa y agarró el mando a distancia―. Puedes asumir tu posición de reposo, mientras vemos una película. 


 


―¿Una película, señor? 


 


MinHo sonrió. TaeMin parecía que quería llorar. ―Sí, TaeMin. 


 


MinHo necesitaba quitarse de la cabeza a TaeMin y su dura polla. Ya que estaba a punto de perder el control y tirar al pequeño hombre sobre la alfombra y follárselo. No importaba lo mucho que esa idea hacía que su polla volviera a la vida. La vista de los puños sólo se sumaba a la tensión, y MinHo quería que su juego durara unas cuantas horas más. 


 


TaeMin se dio la vuelta y colocó las manos esposadas entre las piernas. MinHo puso la película, pero su mente estaba fantaseando acerca de cuan profundamente podría hundir su polla en el culo de TaeMin, y qué tan pronto lo podría hacer.


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