El sol ya estaba en lo alto cuando Sam bajo a sala para ver a su hermana, sobrinos y mejor amigo riendo mientras jugaban Bucky con los niños. Saludo de la manera más cortes y se despidió alegando un compromiso que lo tendría todo el día fuera. Después de caminar un par de cuadras regreso a la casa ya que por su molestia había olvidado su celular y podría presentarse algún problema. Su intención era tomar su celular y salir sin ser visto ya que a esa hora no debería haber nadie en casa, porque seguramente su hermana y sobrinos estaban en el muelle, y dado la relación que había surgido con Bucky, era obvio que estaba con ellos
Iba a entrar cuando se congelo en su lugar escuchando a Sarah conversar con alguien por teléfono, y después de unos segundos le fue fácil saber de quien se trataba
- Lo sé – dijo Sarah nerviosa y guardo silencio escuchando a la persona al otro lado de la línea – James sé que estas molesto por todo esto, pero enserio no sé como hablar con Sam – este apretó la manija de la puerta y los dientes al mismo tiempo – solo dame tiempo. No. No quiero que lo hagas tú. Quiero que se entere por mí. Se lo debo – y escuchó un portazo – debo colgar. Después hablamos – escucho apenada – te amo – y colgó – Pensé que demorarías
- Olvide mi celular. ¿y Bucky?
- Él…
- Olvídalo ¿sí? – dijo Sam tomando el aparato que estaba sobre la mesa – no me interesa. No vendré en todo el día – y con otro portazo se volvió a ir
Regreso a su casa cerca de la media noche. Había vagado por ahí por todo el día hasta terminar en un bar, donde paso varias horas siendo invitado por varios clientes al reconocerlo como un vengador. Rio cuando se bajó de la camioneta y al intentar caminar hacia la casa, avanzo dos pasos hacia la derecha y tres hacia atrás. La cabeza le daba vueltas y algo amenazaba con subir por su garganta. Se inclinó hacia adelante y su estómago se vacío completamente, y se asustó cuando sintió que el suelo se acercó peligrosamente a su rostro sin que él hiciera nada. Sin embargo un par de manos detuvieron su caída sujetándolo por los hombros desde atrás.
- Tranquilo amigo – dijo Bucky
- ¿Qué haces aquí? – gruño Sam limpiándose la boca el cuello de la camisa mientras se zafaba
- Vinimos a visitar a tu familia – dijo Bucky – ¿lo recuerdas?
- Mi familia – dijo Sam con una sonrisa sarcástica mirando hacia un lado – más parece la tuya
- ¿Te… molesta que…? – dijo Bucky intrigado
- ¿A quién le importa lo que a mí me moleste? – grito Sam empujando a su amigo – ¿A ti? ¿A Sarah? Lárgate de mi casa. Me das asco
- ¿Qué? – dijo Bucky sorprendido
- ¿Creíste que no sabía tu secreto? – grito Sam – ¿tan imbécil me creíste? Y yo pensando que… por lo menos ten la decencia de no dormir bajo mi techo
- ¿quieres que me vaya? – dijo James sorprendido sonriendo pero intentado no llorar
- Y dame las llaves de mi departamento – exigió el moreno – no te quiero volver a ver en mi vida – y sus lágrimas cayeron
- Ok – susurro Bucky sin poder tampoco contener sus lágrimas y le entrego las llaves – yo… – y sonrió mirando el cielo – al menos puedo saber porque…
- ¡Lárgate! – siseo Sam pero Bucky no se movió mirándolo fijamente – ¡Qué te largues, imbécil! – y lo empujo intentando golpearlo pero Bucky esquivó el golpe con absoluta facilidad
- ¿Sam? ¿Bucky? – dijo Sarah llegando con sus hijos – ¿Qué pasa aquí?
- ¡Fuera de aquí! – grito asustando a los niños por lo que James asintió en silencio y se dio la vuelta para entrar en la casa
- ¡Bucky espera! – dijo la mujer
- ¡No te vayas! ¡Por favor quédate! – suplicaron los niños corriendo a abrazarse a este
- No se preocupen niños – dijo Bucky sonriendo – vendré luego a verlos ¿Si? cuiden a mamá y al tío Sam.
- ¡No te vayas! ¡Por favor! – pedía ambos pequeños
- Sarah por favor – dijo Bucky
- ¿Dónde iras? – dijo está preocupada
- Volveré a Nueva York. No te preocupes – dijo Bucky besando la cabeza de los niños – te avisare cuando llegue – le dijo a la mujer
- Lo siento – modulo esta
- No es tu culpa – dijo Bucky besando nuevamente a los niños antes de irse sin mirar atrás
- ¡Mamá! – dijo Cass llorando
- ¡Bucky espera! – dijo la mujer corriendo tras el hombre con brazo de metal mientras Sam se daba la vuelta y se encaminaba hacia el bote
Apenas entro al bote de su familia empezó a golpearlo todo con los puños. ¿Cómo se equivocó tanto? ¿Cómo no se dio cuenta que el interés de Bucky era su hermana y no él? ¿Cómo no se dio cuenta lo que había entre ellos? ¿Por qué se enamoró del mismo hombre que su hermana? ¿Por qué? Se preguntaba una y otra vez. Estaba consiente que tanto Sarah como Bucky merecían toda la felicidad del mundo pero ¿tenía que ser juntos?
Se dejó caer llorando su dolor. Lloró tanto que no supo cuando se quedó dormido. Lo siguiente que supo fue que su hermana discutía con alguien pero no alcanzaba a escuchar quien era, aunque no necesitaba ser un genio para adivinarlo ¿Cómo es que aún seguía en su casa? ¿O era él quien sobraba ahí? Tal vez era así. Después de todo podían ser una familia normal. Podían amarse sin que los señalasen
- James por favor – decía Sarah – está tomado y no es un buen momento
- ¿Te lastimó? – pregunto un hombre pero no era Bucky
- No – dijo su hermana – claro que no. Sam no es así
- Sarah solo quiero que sepa que te amo – dijo el hombre – y que quiero formar una familia contigo y con los niños
- ¿Familia? – susurró Sam intrigado. Definitivamente esa no era la voz de Bucky
- Yo también te amo James y quiero lo mismo, pero no… – decía Sarah mientras él entraba a la casa – Sam
- Buenas noches Sam – dijo sonriendo el hombre rubio que estaba en la sala hablando con su hermana que no era otro que el jefe de policía del pueblo – un placer tenerte nuevamente en Grand Isle – y le extendió la mano
- ¿James? ¿James O’Connor? – dijo el moreno sorprendido sin estrechársela
- Mira… – dijo este bajando la mano – sé que debí venir antes a hablar contigo, pero las cosas han estado algo complicada. Nada de qué preocuparse – agrego rápidamente y algo para Sam estaba fuera de lugar – Sarah dice que no es buen momento pero no quiero retrasar más tiempo esto. Enserio me interesa… estoy enamorado. ¡Y por los niños ni te preocupes! Yo… los…Adoro – y miro a Sarah sonriendo quien le correspondió igual – Yo sé que Sarah es una mujer adulta, independiente, responsable. Una madre inmejorable. Pero quiero que…
- Alto. Alto. Alto. Alto – dijo Sam levantando las manos – No entiendo nada ¿ustedes…? Pero yo creí que… – y la pareja se miró confundida – vamos por parte. Hace unos días… ¿le llamaste a Bucky?
- Si – dijo Sarah – hablamos seguido. La verdad es que me cayó bien y como están juntos… o estaban… o eso creía yo… la verdad es que cuando vino la primera vez nos hicimos amigos y me tranquilizo mucho saber que eran pareja.
- ¿Tú… creías… que Bucky y yo…? – dijo Sam con la mirada perdida
- Bueno era como se comportaban ¿no? pero me equivoque – dijo ella encogiendo los hombros
- ¡Ay no! – murmuro Sam cerrando los ojos – empecemos de nuevo ¿sí? – dijo moviendo negativamente su cabeza –. Haber, tú invitaste a Bucky a venir…
- Invitarlo, invitarlo… no – dijo Sarah – lo que en realidad hice fue decirle que te había llamado para recordarte que tenías una familia que visitar de vez en cuando y que si era necesario te trajese de una oreja
- Literalmente lo hizo – murmuro Sam –. Cuando llegamos te abrazo emocionado
- Como lo haces tú – dijo Sarah – en realidad dijo que su terapeuta le aconsejo mayor contacto físico con las personas… – y Sam asintió recordando lo dicho por la psicóloga – y como dijo que le recordaba a su hermana, aunque en una versión morena
- Los vi bailando abrazados – dijo el vengador
- ¿Y? – dijo su hermana – ¿nunca he bailado contigo? Es exactamente lo mismo. Era una buena pieza. Bucky dijo que desde que te había conocido ese era su tema favorito. Que tú hacías que su mundo fuese maravilloso
- Anoche, ustedes salieron…
- Fuimos a tomar un café al patio – dijo Sarah – y a hablar un rato de él, de ti, de lo cómodo que están los niños con todo esto y de como como contarte sobre lo de James y yo
- Los niños lo… – murmuro pasándose las manos por el rostro – creyeron que era el nuevo tío
- ¿Y no es así? – preguntó Sarah entendiéndolo todo pero Sam miro hacia un lado y bajo el rostro – ¿tú que creíste Sam? – pero el silencio continúo – James se fue hace unos diez minutos. Si en verdad lo amas, alcánzalo y aclara esto. Pero si no es así, por favor, déjalo en paz. Lo lastimaste demasiado, y su único error desde que recobro el control de su vida ha sido amarte. Y hazme un favor más, vete de mi casa en este momento y asegúrate que el hombre que regrese sea mi hermano, no el… estúpido que tengo justo en frente. Vamos James – le dijo a su novio mientras este la abrazaba por la cintura
- Suerte – dijo el rubio antes alejarse del lugar mientras Sam exhalaba pasándose las manos por el rostro
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Vestido con unos jean viejos, una chaqueta de cuero y una gorra sentía como sus lágrimas caían mientras esperaba sentado en la estación de buses el que lo llevaría a Baton Rouge donde tomaría un avión de regreso a Nueva York. Qué ironía. Había llegado a Grand Isle hacía tres días exactamente con la ilusión de que Sam le confesase que también sentía algo por él, pero lo único que le había llegado era su desprecio absoluto. Ahora tenía terror de cerrar los ojos porque sabía que su mente le repetiría una y otra vez “Lárgate de mi casa. Me das asco”.
No tenía miedo de perder su vergüenza, esa Hydra se la había quitado hacía más de setenta años. Tenía terror de perder su humanidad. Después que Steve había regresado a su tiempo, Sam había sido su conexión a la realidad. A la vida. Lo había hecho sentir que valía algo para alguien, y no un simple peón en el juego de otros. Pero ahora la verdadera realidad lo golpeaba de frente. Él no le importaba a nadie. Bueno, tal vez le importase a Sarah y los niños, pero eso era porque creían que Sam tenía un interés sentimental en él, pero… ¿y ahora? Ahora su mundo sin Sam ya no era maravilloso. Volvía a ser solo un muerto viviente
Ya habían pasado veinte minutos desde que había comprado su boleto y se había sentado en esa banca a esperar que lo llamen para subir al autobús. Se limpió sus lágrimas con la palma de la mano. Tenía que dejar de llorar como una magdalena. Debía asumir su derrota y pasar la página aunque se muriese por dentro. Por el altoparlante anunciaron la salida de su bus. Se puso de pie. Tomo su bolso y miro a su alrededor
- Nadie vendrá por ti, imbécil – se dijo a sí mismo – no eres más que un maldito fracasado – y su voz se quebró intentando contener un sollozo
Respiro hondo, cuadro hombros y se encamino hacia su bus. La vida continuaba, si es que lo que él tenía se llamaba vida. Presento su boleto y subió al bus. Afortunadamente eran poco pasajeros. Cinco minutos después estaban en la carretera camino al aeropuerto. Pudo tomar un taxi y hacer esta agonía más rápida, pero guardaba la ilusión de que Sam llegase corriendo y le dijese que todo había sido un terrible malentendido. Que lo amaba y que no podía vivir sin él, así como él sentía que le faltaba el aire si el moreno no estaba cerca, pero tras veinte minutos de viaje sus esperanzas murieron, y Bucky sentía que su alma lo hacía con ellas
Cerro los ojos e intento desconectarse de todo. Quería, de ser posible, desconectarse de la habilidad de respirar
De pronto el autobús freno de golpe y giro hacia la izquierda antes detenerse completamente mientras todos los pasajeros gritaban. Por instinto Bucky salto de su asiento y corrió hacia adelante dispuesto a ayudar en lo que fuese necesario. Pero grande fuese su sorpresa cuando vio a Sam con sus alas aporreando la puerta llamándolo y pidiendo que le abran
- ¿Qué crees que haces aquí? – dijo James cuando el conductor abrió las puertas
- Tenemos que hablar – dijo Sam desesperado
- No tengo nada que hablar contigo – siseo el sargento y se iba girar para volver a su asiento. Era hora de hacerse el digno
- Dije que tenemos que hablar – dijo Sam deteniéndolo
- Suéltame – exigió James forcejeando
- Bucky por favor… – suplico Sam sin soltarlo
- ¡No me llames Bucky! – dijo este golpeándolo en el rostro y lanzándolo fuera por lo que todos gritaron – solo mis amigos me pueden llamar así. Tú… tú no eres nada para mi
- Bucky escúchame por favor – suplico Sam
- ¡Lárgate, maldito imbécil! – grito James mientras Sam cerraba los ojos exhalando – no te quiero volver a ver en mi vida
- Perdóname por esto – fue todo lo que los pasajeros del bus escucharon decir al nuevo Capitán América antes que sus propulsores se activasen para volar hacia el interior del autobús, abrazó a James por sorpresa y salió volando hacia la noche cerrada. Los pasajeros no se recuperaban de la impresión cuando este volvió y aterrizó junto a la puerta – perdón las molestias, pero necesito las maletas de mi amigo