A sus 20 años, Naruto solo conocía la soledad. No entendía cuál era el problema; bajo su punto de vista era un chico agradable, tal vez un poco friki pero nada que fuera exagerado o molesto. Siempre buscaba encajar en algún grupo, pero nunca lo conseguía. Incluso los rechazados lo rechazaban.
Estaba harto y cansado de aquello, así que haría cualquier cosa para salir de esa situación.
Usando su celular, viendo un video que le apareció en tiktok, comenzó aquel ritual. Coloco un par de velas en el suelo, hizo un círculo con una tiza y reviso el video para asegurarse de que todo estuviera en orden.
—Yo, Uzmaki Naruto, llamo a las fuerzas del más allá —pronuncio con seguridad. Comenzó a sentir un ambiente frio en la habitación; todas las ventanas estaban completamente cerradas y aún así el fuego de las velas se movió como si una brisa de viento lo empujara —No importa quien sea, toma mi alma a cambio de concederme lo que deseo.
—Así que…tu alma —una voz ronca se hizo presente.
Naruto vio a su alrededor asustado, no podía identificar de donde provenía. El frio de la habitación se hizo más intenso; calaba en sus huesos.
—Siempre ya no señor demonio, ya me arrepentí, lamento molestarlo —dijo el rubio mientras temblaba asustado.
—¿Qué?
—Que ya no, ya me dio miedito —habló el chico asustado viendo a todos lados.
—¡¿Acaso crees que es un juego, mocoso?! —la voz se hizo más intensa, un extraño humo comenzó a salir del circulo
—No, no, no, solo que no pensaba que fuera real.
—Pues lo es.
Las velas se apagaron de golpe dejando en una profunda oscuridad la habitación y provocando que Naruto soltara un grito. Rápidamente encendió la linterna de su celular para ver a su alrededor, sintió una extraña sensación recorrer su espalda, como si alguien estuviera detrás suyo.
Se giro poco a poco, con miedo, y alumbro con la luz de su celular a aquella entidad que había invocado; Al hacerlo soltó el grito más agudo que jamás había dado.
— ¡Maldita sea, cállate! —exclamó aquel demonio cubriendo sus oídos.
Naruto corrió a la puerta para llegar al interruptor y encender la luz de la habitación.
Sus ojos azules miraban incrédulos aquella figura oscura que estaba presente frente a él. Vistiendo con ropas negras, un brillo rojo sobresalía de sus ojos oscuros que lo miraban molestos.
— ¿Quién es usted? —preguntó Naruto
—Puedo ser tu salvación, o tu perdición —contestó aquella entidad para caminar hacia el rubio abriéndose paso entre el humo.
Conforme se acercaba, Naruto pudo observar con más detalle su rostro, poseía una hermosura sobrenatural.
— ¿En serio eres un demonio? —cuestionó confundido, parecía más un ángel.
—Si, lo soy y he venido a hacer un trato contigo, Uzumaki Naruto —habló con aquel tono profundo.
— ¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto.
—Tú lo dijiste hace un momento.
—Ah, es cierto. Perdón, con todo el miedo y los nervios se me olvida. —Naruto le sonrió mostrándose inquieto.
—Y bien, ¿entonces que es lo que deseas? —cuestionó esta vez de forma seductora. — ¿Fama? ¿Poder? ¿Riquezas? —comenzó a caminar alrededor de Naruto. — ¿Quieres que te convierta en el mejor cantante? ¿En toda una estrella? ¿O vas más orientado a los deportes? ¿Tal vez el mejor futbolista? Dime lo que deseas, y te lo daré.
— ¿Cualquier cosa? —Naruto lo seguía con la mirada, noto dos pequeños cuernos sobresalir entre su cabello plateado.
—Cualquier cosa, tú solo pide y a cambio de tu alma te daré lo que desees —dijo regresando frente al chico.
— ¿Eres algo así como un genio entonces?
— ¿Qué? ¿Un genio? —repitió confundido para negar con la cabeza. —No, no, soy un demonio. No tienes 3 deseos, solo puedes pedir una cosa —indicó levantando su índice. —No más, así que piénsalo bien y-
—Deseo un amigo —lo interrumpió Naruto.
— ¿Un amigo? —cuestionó el demonio, a lo que Naruto asintió. — ¿Me invocaste solo para desear un amigo?
—Así es —contestó Naruto resignado, parecía ya no haber marcha atrás.
—Debe ser una broma. Eres mi alma número 100 y yo esperaba que fueras más especial pero solo me estas pidiendo un jodido amigo —el demonio parecía indignado.
— ¿Tiene algo de especial que sea tu alma numero 100? —preguntó Naruto con curiosidad.
—Si, que cuando me coma tu alma al fin voy a subir de rango, dejaré de ser un tonto demonio de rango inferior y me saldrán alas, tendré una cola y mis cuernitos finalmente crecerán, además de otras ventajas.
— ¿Y para qué quieres alas? —interrogó Naruto.
—Pues…se ven geniales, como sea, ¿seguro que solo quieres eso? Digo, puedo darte cualquier cosa, no te limites a algo tan banal como un amigo —insistió el demonio.
—No es algo banal, un amigo es lo único que deseo —dijo Naruto de forma firme. —Si puedes darme cualquier cosa, entonces un amigo debe ser algo fácil.
—Bien, cerremos este trato —el demonio extendió su mano hacia Naruto.
El chico la vio para tragar grueso, acerco la suya para tomarla pero de último momento la aparto bruscamente. —Espera, explícame bien como funciona esto.
—Es fácil, yo te doy lo que deseas, pero cuando mueras no iras al cielo ni al infierno, irás derechito a mi estomago a estar en un limbo por el resto de la eternidad.
—La eternidad suena como mucho tiempo —Naruto vio su mano dudoso. Hasta ese momento no se había preocupado por saber si existía un cielo o si quería ir ahí, pero… ¿qué podría ser peor que el infierno que atravesaba al estar siempre solo? Levanto la mirada para ver al demonio frente a él, era un poco más alto. —Bien, dame a mi amigo y mi alma será tuya. —soltó para finalmente tomar su mano provocándole una enorme sonrisa en el rostro. —Por cierto, ¿cuál es tu nombre?
—El nombre de un demonio es especial, está compuesto por dos partes, como eres mi contratista te daré solo la primera Uzumaki Naruto. Soy Kakashi y es un placer hacer un trato contigo.
—Bien, Kakashi, ¿Cuándo tendré mi amigo? —preguntó Naruto soltándolo.
—Cuando despiertes —respondió el demonio.
— ¿Cuándo despierte? ¿De qué? Si no tengo sueño —Naruto arqueo una ceja confundido.
—De esto —El demonio le dio un golpe fuerte en el abdomen que lo tomo desprevenido. —Lo siento, es parte del trato. Que descanses.
El rubio no escucho con claridad sus palabras. En el lugar del golpe sintió un calor abrasador, que de alguna forma le hizo perder la consciencia.
Quedo tirado, en medio de aquel ritual que hizo.
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El inframundo no era tan distinto a la tierra; Dejando de lado las jerarquías en el lugar, al menos el diseño de ambos planos era similar.
Kakashi cruzo por las enormes puertas oscuras del abismo para dirigirse a la biblioteca de almas. Se acercó al mostrador donde el bibliotecario revisaba algunos documentos.
—Yamato, necesito ayuda —dijo golpeando la barra atrayendo la atención del castaño.
— ¿Buscas información de un nuevo contratista? —cuestionó Yamato.
— ¿Cómo lo supiste?
—Es a lo único que vienes aquí, ¿cómo se llama? —preguntó el bibliotecario.
—Uzumaki Naruto, mi alma número 100 —contestó con una sonrisa orgullosa.
— ¿En serio? Al fin subirás de rango Kakashi, eso es genial.
—Si, finalmente tendré las alitas y mis cuernitos crecerán —dijo Kakashi mientras tocaba las pequeñas protuberancias de su cabeza.
—Cuando subas de rango, no olvides que yo te ayude con la información de tus 100 contratistas.
—Si pudiera te sacaría de aquí, pero estas destinado a esto —mencionó Kakashi señalando el único cuerno que sobresalía entre los mechones castaños del otro demonio.
—Debía intentarlo —dijo Yamato mientras sacaba un libro con pocas hojas. —Aquí esta, Uzumaki Naruto, te toco un alma joven por lo visto.
—Si, es un mocoso con un deseo bastante peculiar y aburrido, pero bueno, ¿qué tipo de alma es? —Kakashi se aceró a ver el libro.
—No puede ser —el castaño abrió los ojos incrédulo.
— ¿Qué? No me digas que es otra alma tipo C, estoy harto de esos tipos que siguen confundiéndome con un íncubo —se quejó Kakashi.
—No, Kakashi, tienes un alma tipo A —indicó Yamato mostrándole el libro que tenía una foto de Naruto con información del mismo.
—Tipo A —repitió Kakashi para sonreír.
—No vas a subir un rango, subirás quizá dos, finalmente podrás sacar a las almas de tus estómagos para hacerlos tus esclavos, tus cuernos serán enormes y tendrás el control mental —hablaba Yamato.
—Y yo que pensé que esta alma seria un desperdicio pero no, me sacará de trabajar Yamato. —Kakashi tomo emocionado por los hombros a su colega. —Ya no tendré que soportar ser invocado por gente estúpida, solo me dedicaré a castigas almas, esto es mejor de lo que esperaba.
— ¿Y bien? ¿Qué te pidió a cambio de su alma? —preguntó curioso Yamato.
—Un amigo —respondió Kakashi.
— ¿Un amigo? Es la primera vez que escucho algo así —el castaño arqueo la ceja.
—Si, y ya tengo una idea en mente de como dárselo, esto será pan comido —soltó confiado de sí mismo el peliplata.
—Pues buena suerte con eso.
—No la necesito. Solo debo ir, darle su amigo y esperar a que muera para comer su alma.
—Bueno, no te puedo dar fecha exacta de eso, ya sabes como son las almas tipo A, se manejan distinto al resto de almas —explicaba Yamato.
—No me importa si espero 1 año o 100, esa alma será mía, y cuando lo sea yo tendré más poder. Si subo dos rangos a lo mejor si te puedo sacar de aquí Yamato.
—Te lo agradecería mucho, yo también quiero castigar gente, dicen que es divertido —comentó el castaño.
Kakashi vio la foto de Naruto en el libro, tenía pocas expectativas en el chico y resulto ser más de lo que esperaba. Solo debía darle un amigo, y para un demonio que había cumplido con éxito otros 99 deseos, aquello sería demasiado fácil.
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Naruto comenzó a despertar. Vio a su alrededor confundido, ¿lo que paso había sido real o un sueño?
Todo a su alrededor estaba hecho un desastre. Tomo su celular para ver la hora, se le hacía tarde para la escuela.
Corrió a darse un baño rápido, paso rápido frente al espejo para notar de reojo una mancha extraña en su abdomen que lo hizo regresar sus pasos para verlo con detalle. Era una especie de marca que rodeaba su ombligo. Fue de nuevo al baño para intentar lavarla, pero no se iba, parecía un tatuaje sellado en su piel, entonces lo recordó, el demonio lo había golpeado ahí cuando lo dejo inconsciente.
Se veía en el espejo con la mirada fija en su vientre, entonces fue real, dio su alma a cambio de un amigo.
—Hola Naruto —del espejo surgió Kakashi provocando que el rubio soltará un enorme grito y cayera de espaldas.
El demonio cubrió sus oídos —Maldición, ese tono de voz tuyo es horrible, ni las almas en pena gritan tan fuerte como tú —se quejó.
—No hagas eso, me vas a matar de un paro cardiaco —reclamó Naruto. —Eso quieres, ¿verdad? Quieres matarme para comer mi alma antes de tiempo.
—No seas tonto, no puedo comerme tu alma si no te he cumplido tu deseo —indicó Kakashi una vez que salió por completo del espejo.
—Oh, no sabía eso —el rubio se levantó. — ¿Tú tuviste algo que ver con esto? —preguntó señalando la marca de su abdomen.
—Si, es nuestro contrato, esa marca ahora une tu alma a mí. Mira, tengo una igual —Kakashi levanto sus ropas para mostrar su abdomen donde poseía exactamente el mismo sello que Naruto. —Cuando te cumpla lo que pidas, tu marca desaparecerá; cuando mueras y me coma tu alma, mi marca se pondrá roja lo que significara que el contrato ha sido cumplido con éxito.
—Vaya, que curioso todo eso —Naruto no despegaba su vista del abdomen del demonio. Había más marcas en este, a excepción de la suya, el resto estaban rojas. Claro, Kakashi le dijo que era su alma número 100, debía estar lleno de otras 99 manchas.
—Pero bueno, ¿ya estás listo para tener a tu amigo?
— No estoy listo, estoy en ropa interior, no puede verme así —Naruto corrió por su casa para buscar su ropa.
—Descuida, estoy seguro de que no le importara, es alguien que te conoce desde hace tiempo —contestó Kakashi yendo con calma tras el rubio.
— ¿En serio? Ay Diosito, que emoción —Naruto apretó los puños emocionado.
Kakashi abrió los ojos de golpe al escuchar aquello y comenzó a arder en fuego azul. —Maldición.
— ¡Ahhh! Te estas quemando —señaló lo obvio el rubio asustado agitando sus brazos.
—No vuelvas a decir esa palabra —habló el demonio ahogando gemidos de dolor.
— ¿Cuál? ¿Diosito? —cuestionó Naruto provocando que el demonio ardiera más. —¡¡¡Ahhh!!! Lo siento, lo siento, ¿cómo te apago? No tengo extintor—el chico veía a su alrededor sin saber como actuar.
— ¡Cállate! —Exclamó Kakashi apretando los dientes para juntar sus manos— In nomine Satan, Missit me Dominus. —el fuego a su alrededor fue cambiando de azul a verde el cual Kakashi pudo hacer desaparecer con facilidad para comenzar a jadear y ver molesto a Naruto.
— ¿Me acabas de maldecir o algo así? —preguntó el rubio aun asustado.
—Me comeré tu alma cuando mueras, ¿y te preocupa que te maldiga?
—Eh, bueno… no se mucho de estos temas —se defendió el chico.
—Ya lo note. No digas la palabra con D en mi presencia.
—Di—antes de que pudiera seguir Kakashi aprecio frente a él para cubrir su boca con sus manos.
—Ni se te ocurra —lo sentenció con una mirada amenazante.
El chico aparto sus manos. —Ya entendí, ¿qué fue todo eso?
—Digamos que un demonio como yo no está en buenos términos con la gente de allá arriba así, cuando lo nombras atraes su atención y buscara desterrarme de aquí.
—La gente de arriba, entonces ¿realmente existe el cielo?
—Pues sí, es obvio, si existen los demonios es porque existen los ángeles; si existe un infierno es porque hay un cielo —explicó Kakashi señalando con una mano hacia arriba y la otra hacia abajo. —Pero no le prestes importancia, ya no importa que hagas, no irás allá porque tu alma se ira conmigo al infierno. Además, ese lugar es muy exclusivo y selectivo, es realmente difícil entrar ahí.
—Esta es demasiada información para mí, me empieza a doler la cabeza —dijo Naruto para soltar un suspiro.
— ¿En qué estábamos? —Kakashi llevo una mano a su mentón.
—Mi amigo, me ibas a enseñar a mi amigo —le recordó Naruto para caminar hacia su armario en busca de ropa.
—Ah, cierto, está ahí —señaló Kakashi el guardarropas.
— ¿Aquí? ¿Por qué metiste a mi amigo aquí? ¿Acaso secuestraste a alguien? —cuestionó Naruto para abrir las puertas.
—No, él ya estaba ahí cuando llegue.
De lo más oscuro en el armario salió una silueta blanca que tomo la forma de un chico azabache. —Hola.
—Es-es-es —todo su cuerpo temblaba mientras su rostro se ponía pálido— ¡un fantasma! —soltó un grito aun más fuerte que todos los anteriores para caer desmayado del susto.