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Beso esquimal por shiki1221

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Notas del fanfic:

Este drabble participa de la week especial "kisspril" organizada por la página "es de fanfics"

Notas del capitulo:

Disclaimer: los personajes no son míos, son propiedad de Shiori Teshirogi en the lost canvas y Masami Kurumada es dueño del universo de Saint seiya. Sólo la historia es de mi autoría

Día 2: Beso esquimal  

 

El silencio era incómodo entre ellos. Su compañero no había levantado la vista del suelo desde que lo había llevado aparte para tratar sus heridas. Aspros comenzó a sentir remordimiento por sus palabras anteriores. Quizás fue demasiado duro decirle "te lo dije". No, si sólo hubiera pronunciado esas tres palabras no estaría metido en esta situación. Él fue más allá de eso y señaló que el actuar de Sísifo sólo era para pretender la grandeza de su hermano mayor. Se veía genuinamente arrepentido por lo sucedido y ni siquiera lo miraba. Debido al poder de aquellas flechas que le drenaron el cosmos, el aspirante a sagitario ni siquiera podía moverse bien en esos momentos. Tuvo que cargarlo en su espalda desde el lugar del incidente hasta la enfermería y tratar las heridas que no alcanzaba por su propia cuenta.

—Estás muy lastimado —mencionó Aspros viendo como los golpes asestados por los centauros dejaron marcados diversos hematomas en el cuerpo del otro—. No debiste actuar tan imprudentemente.

—Ya me lo dijiste —gruñó por lo bajo Sísifo mientras apartaba las manos del otro de su cuerpo—. Tal vez no sea tan sabio o poderoso como mi hermano, pero no soy tan estúpido para necesitar que me repitas varias veces que soy una decepción.

Tras decir aquello el aspirante a sagitario retrajo sus piernas y ocultó su rostro en sus rodillas mientras se sentaba en el suelo. No quería seguir oyendo regaños. Ya le había quedado claro que no era digno de ser el hermano del héroe. Pero ¿qué se suponía que hiciera? ¿Ver cómo mataban a esas personas mientras esperaba su llegada? No podría verse así mismo como alguien digno de la armadura de sagitario si ignoraba el sufrimiento de otros. Repentinamente sintió algo haciéndole cosquillas en las piernas. Alzó un poco la vista topándose con unos ojitos rojos y una cara peluda de largos bigotes.

—¿Tú cómo llegaste aquí? —preguntó Sísifo mientras acariciaba su cabeza.

—Se debe haber perdido —respondió Aspros sin mucho interés por el conejo. Él tenía que arreglar lo que le dijo antes a su amigo—. Oye, ¿a dónde vas? —cuestionó al verlo ponerse de pie con el animalito en brazos.

—Voy a llevarlo al bosque —respondió su amigo sin detener su marcha—. Si se queda aquí lo van a cocinar cuando lo encuentren.

—No estás en condiciones de andar metiéndote al bosque. Necesitas descansar —aconsejó sujetándolo del hombro.

—Quiero devolverlo con los suyos —afirmó Sísifo tercamente—. ¡Suéltame! —ordenó removiéndose para quitárselo de encima—. Mi hermano no está aquí para felicitarte por ser precavido. Además, nadie me dio órdenes de quedarme aquí —justificó antes de comenzar a caminar con cierta dificultad.

—Terco —se quejó Aspros mientras lo seguía asegurándose de que no se lastimara o desmayara en el camino—. Si te dije eso fue por tu propio bien. Saltar directamente a enfrentarte a esos centauros casi te mata, te pueden negar ser un caballero por insubordinación y la confianza que te tiene tu hermano se verá dañada.

— A Hasgard no le regañaste a pesar de que a él también podrían negarle ser santo de tauro por SU idea de ir a salvar a los aldeanos —replicó Sísifo con un puchero.

—Es porque somos amigos —se defendió el aspirante de géminis.

—Hasgard también lo es, pero sólo me regañaste a mí —señaló el castaño con molestia—. Admítelo, la diferencia es que meterte conmigo te hacia lucir bien ante el héroe del santuario.

—¡No lo hice por eso! —exclamó enojado—. Yo... no sé por qué no me enojé con Hasgard, pero contigo. Al pensar que te podrían matar o castigar... yo... yo... no quería que te pasara na...

Su frase quedó a medias cuando fue interrumpido por la repentina cercanía de Sísifo. Había juntado su frente con la suya causándole sorpresa, mas no daño. Se le quedó viendo fijamente sin saber qué hacer o decir.

—Gracias —afirmó repentinamente el castaño con una sonrisa.

—¿Por qué? —preguntó Aspros sin entender.

—Por preocuparte por mí —respondió Sísifo frotando suavemente su nariz con la suya.

A pesar de su enojo anterior, saber que el siempre calmado y estoico aspirante de géminis se ponía nervioso y pudoroso a causa suya le agradaba. Había priorizado su bienestar por encima de todo lo demás. En vez de estar cerca de Ilias como seguramente haría cualquiera estaba allí curándolo. Aspros había expresado su deseo de ver al santo de leo en acción y ahora parecía ni siquiera recordarlo. Sólo le importaba estar bien con él, con Sísifo, no con el hermanito del héroe.

—¿Qué estás haciendo? —interrogó sonrojado el aspirante de géminis.

—Lo mismo que hace el conejo con su amigo en su reencuentro —dijo separándose para señalarlos—. Míralos, se ven felices —mencionó al ver como un conejo vino al encuentro del recién liberado.

Aspros negó con la cabeza al verlo imitar lo que hacían ese par de roedores. Quizás era culpa de Ilias por insistir tanto a su discípulo en que fuera uno con la naturaleza que ahora imitaba animales, pero sonrió al ver que su amigo parecía de mejor ánimo que antes. No es que quisiera ser hipócrita o marcar un favoritismo entre sus dos mejores amigos, pero cuando se trataba de Sísifo, no podía tener la cabeza fría. Era una persona especial que no quería perder y no podía darle un nombre a ese sentimiento de momento. Sólo sabía que no soportaría ser odiado por él o visto como aquellos que lo juzgaban sin saber.

—Creo que no me molestaría subirte el ánimo como los conejos —afirmó Aspros intentando dejar claro que su intención sólo era estar en buenos términos.

—Eres muy adorable, ¿lo sabías? —interrogó Sísifo con una pequeña risa.

—Idiota —insultó el aspirante de géminis correspondiendo a su gesto.

Mientras las estrellas brillaran en el cielo, él permanecería a su lado aun si todo el mundo se volvía en su contra.


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