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Mary por Candy

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 Era el primer día de clases en la Secundaria, iba muy nerviosa pues no conocía a nadie, corría pues ya era tarde y el homenaje estaba a punto de empezar, si no llegaba a tiempo no sabría en donde se formaría mi grupo. Llegué al auditorio y para mi mala suerte ya estaban todos formados, no me quedaba de otra más que esperar a que termine todo.  

 

¿?: Oye….  Dulce: ahhhhh!!!  Cuando esa persona me habló y toco el hombro me llevé un gran susto pues se supone que nadie debería estar en donde yo estoy  

 ¿?: Disculpa, no era mi intención asustarte.  

Voltee y me tope con un rostro, que a pesar de ser inexpresivo, era muy hermoso, con unos ojos completamente obscuros que miraban directamente a los míos, sentía como si pudieran ver mi alma.   

¿?: Veo que no sabes donde se forma nuestro grupo…   

Dulce: ¿Cómo lo has sabido?  

¿?: No pretendo ofenderte, pero te ves bastante desorientada. 

 Dulce: 0//0 lo siento. 

 ¿?: No es razón para disculparte, como sea, sígueme, vamos en el mismo grupo. 

 Te seguí hasta llegar a donde debíamos formarnos. Cuando me voltee para darte las gracias, tu ya no estabas, te busque durante unos minutos y no te encontré, se que sonará tonto pero en esos momentos creí que habías sido un ángel que había bajado para ayudarme. Y allí estaba yo pensando que eras un ángel cuando de repente escuchó que la directora pronuncia un nombre “Maria Luz García Herrera” Al parecer era la primer alumna que había logrado obtener un 100% en el examen de admisión y por eso le iban a otorgar un reconocimiento. Realmente no era algo que me llamara mucho la atención pues en los estudios soy pésima, entonces subiste tú al escenario y recibiste el Diploma. Así que tu nombre era María Luz, y eras la estudiante 100%  vamos ningún preadolescente podría obtener ese puntaje, enserio yo digo que eres un ángel. Al estar allá arriba, no dijiste nada, y tu rostro seguía igual de inexpresivo, pareciera que no te provocaba nada recibir tal honor. Justo cuando bajaste, la directora dio la orden de que podíamos regresar a nuestros salones, ni siquiera te dignaste a volver a la formación y te fuiste directo al salón. Cuando nosotros entramos tu estabas en la silla mas alejada de todos leyendo un libro. Varios de nuestros compañeros se acercaron para felicitarte, pero tú ni los volteabas a ver, quería acercarme a ti pero el profesor llegó y comenzó a impartir su clase.   Al comenzar el descanso quise acercarme a ti para darte las gracias por lo que hiciste en la mañana por mi, pero mi novio llego a buscarme y rápidamente me sacó de allí, así que no pude hablar contigo.  Todos los días era lo mismo,  siempre estabas enfrascada en algún  libro y cuando alguien intentaba hablarte tu solo respondías con monosílabos, todo el año escolar fue igual y al final nunca pude hablar contigo.  El segundo año comenzó normal, bueno tú seguías llegando temprano y seguías enfrascada en tus libros, por alguna extraña razón era un libro diferente cada día, no podía creer que leyeras tan rápido. A la primera semana de haber iniciado el año, nuestro asesor nos cambió de lugares, no entendí como nos ordeno, pero resulta que acabé sentándome enfrente de ti. Al siguiente día de que ocurriera esto, tu dejaste de ir a la escuela, pensé que te habían transferido, luego me enteré de que tuviste un accidente y habías caído en coma. Intenté visitarte una vez, pero tus familiares no me dejaron verte. Supe que al pasar un mes te despertaste, pero seguiste sin ir a la escuela. En noviembre volviste a la escuela, sin ningún rastro de haber tenido un accidente, supongo que eso era lo que querías, no quisiste venir hasta que sanaran por completo tus heridas. Unos meses después tuve algunos problemas y llegué a la escuela muy temprano, no quería estar en mi casa, así que me salí lo mas rápido que pude. En el momento de entrar al salón, me fui directo a mi pupitre y comencé a llorar, las lágrimas caían por mi rostro, parecía que nunca iban a parar. De repente sentí una mano que acariciaba mi cabeza, esto me sorprendió y decidí alzar mi rostro para observar quien era. Mi sorpresa fue en aumento al descubrir que tu estabas parada frente a mi. Me ofreciste un pañuelo y al ver que no había ninguna reacción de mi parte, decidiste ser tú misma la que secara mis lágrimas, y luego dulcemente besaste mi mejilla…  

 Maria Luz: Una dama tan linda, no debe estropear su rostro con lágrimas…    

Yo seguía sin poder decir nada, nunca creí que harías esto. Tomas mi mano y luego colocas el pañuelo en ella.   

Maria Luz: Puedes quedártelo, no importa, lo necesitas mas que yo. No llores más… 

 

 

Y luego sonreíste, era la primera vez que te veía sonreír, te veías tan hermosa. Me miraste directo a los ojos y una enorme calidez se apoderó de todo mi cuerpo, no sabía que decir, tan solo sonreí y un débil “gracias” salio de mis labios. Sé que ibas a decirme algo, pero no lo hiciste pues una compañera había entrado al salón y tu rostro volvió a ser igual de inexpresivo que siempre, soltaste mi mano, te fuiste a sentar en tu pupitre y de tu mochila sacaste un libro y te volviste a perder en el. Nuestra compañera fue a preguntarme que era lo que había pasado, yo no le dije nada, no sé porque, creo que no quería que se enterara de lo hermosa que te ves sonriendo. Pero ese fue mi error, para el día siguiente se había corrido el rumor de que eras una persona mala que me había golpeado y me había hecho llorar. Ese rumor llegó hasta oídos de mi novio, el cual se enfureció y enseguida fue a buscarte. No sé muy bien lo que pasó, cuando yo llegué a la escena parecía que el te acababa de golpear, pues tenias el rostro volteado y una pequeña cantidad de sangre caía desde tu labio hasta tu mentón. Enseguida volteaste a verlo y no sé como describir tu mirada, pero estoy segura de que no fui la única que tuvo miedo al verla.

 

 

Maria Luz: No me vuelvas a golpear o pagaras las consecuencias… 

 

 

Diste media vuelta y te disponías a irte, tan solo diste unos cuatro pasos y mi novio ya te había alcanzado y logrado darte otro golpe en el rostro y esta vez logró tirarte al suelo. 

 

 

Guillermo: Tú no te vas así como así, hiciste llorar a mi novia así que quiero verte llorar también a ti. 

 

 

Te limpiaste la sangre del rostro y comenzaste a levantarte, cuando ya estabas de pie esa mirada volvió a aparecer. 

 

 

Maria Luz: No digas que no te lo advertí… 

 

 

Pateaste su rodilla y todos pudimos escuchar el sonido de su hueso al romperse, no lo dejaste caer y pateaste su quijada, provocando que se mordiera el labio y la sangre llenara su rostro.Sentí miedo, lo admito, sin embargo no sé porque fui tras de ti en lugar de ver como se encontraba mi novio. Caminas muy rápido y por unos instantes no te encontraba, luego fui a la parte de atrás de la escuela y te vi sentada enfrente del lago que alli había muy tranquila leyendo un libro. Me acerque lentamente a ti y según yo, aun no me veías entonces cerraste el libro y sin voltear me preguntaste. 

 

 

Maria Luz: Era tu novio ¿verdad?  

 

 

Me sorprendió la pregunta pero seguí caminando y luego me senté a tu lado. 

 

 

Dulce: Si, era mi novio… 

 

 

Maria Luz: Lo lamento… 

 

 

Dulce: sé que sonará raro pero, no tienes porque lamentarlo, el fue quien te golpeo sin justificación, además no tienes porque disculparte conmigo, si quieres disculparte con alguien debería ser con el ¿No crees? 

 

 

Maria Luz: No me interesa haberle roto la pierna a ese tipo, si me disculpo contigo es porque lastimé el cuerpo de TU novio. 

 

 

Dulce: No entiendo 

 

 

Maria Luz: Si el no tuviera nada que ver contigo, créeme que no me importaría el haberlo lastimado. No me interesa que el me perdone, me interesa que tu lo hagas. 

 

 

Dulce: ¿Por qué? 

 

 

Maria Luz: Ni siquiera yo lo sé… 

 

 

Dulce: ¿No te importa lo que te vayan a hacer los directivos por este escandalo? Es decir, todavía estamos dentro de la escuela 

 

 

Maria Luz: Descuida, no pueden hacerme nada… 

 

 

Te levantaste y sacaste una targeta del bolsillo de tu falda, luego me lo entregase a mi 

 

 

Maria Luz: Dile a tu novio que vallan a este hospital, lo curaran y no les va a costar nada 

 

 

Dulce: Pero ¿Por qué? 

 

 

Maria Luz: Yo me haré cargo de los gastos… se que me tuviste miedo y aun así estas aquí, eso es suficiente para que perdone a tu novio. 

 

 

Me sonreíste y luego diste media vuelta y empezaste a caminar, yo no queria que te fueras, así que agarré una parte de tu falda haciéndote perder el equilibrio y caiste sobre mi quedando tu cabeza en mis piernas y luego una hoja cayó en tu nariz. Le soplaste para que se fuera, luego me miraste y comenzaste a reír. Pensé que te ibas a enojar pero extrañamente fue todo lo contrario. Acaricie tu mejilla y dije 

 

Dulce: ¿Sabes? Deberías reir mas, así te ves muy hermosa… 

 

Entonces dejaste de reir y tu rostro pareció estar triste, me miraste directo a los ojos y me dijiste. 

 

Maria Luz: A decir verdad, esta es la primera vez en toda mi vida que río… Gracias… 

 

Te sentaste, tomaste mi mejilla y acercaste tu rostro al mió dándome un beso muy cerca de los labios, te separaste, aunque no mucho y nos quedamos viendo directo a los ojos, tu mano izquierda acariciaba mi cabello y la mía tu mejilla, ninguna de las dos se movía, el observar tus obscuros ojos me hacia olvidarme de todo a mi alrededor, estoy segura de que me iba a acercar pero de repente tu celular sonó provocando que ambas diéramos un pequeño saltito de sorpresa. Bajaste la mirada y mordiste tu labio inferior ibas a decir algo pero el celular volvió a sonar. Abriste la mochila y lo sacaste, leíste el mensaje, lo volviste a guardar, te paraste y luego me ayudaste a levantar. Revolviste un poco tu cabello y me dijiste 

 

Maria Luz: Disculpa, debo irme, tengo algunos asuntos que atender.  

 

Tomaste mi mano y luego besaste mi mejilla en forma de despedida 

 

Dulce: Te veo mañana 

 

Maria Luz: Eso espero…

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