Ayer me enteré que no me ama, que fue parte del plan realizado para dejarme sin nada, sentía un fuerte pinchazo en el corazón, era como si una daga lo hubiera atravesado, la daga de la decepción, pensé que aquella chica sentía lo mismo hacía mí, que siempre me amaría y que nunca me dejaría sola en la miseria, pero ahora me he dado cuenta, ella nunca me amó, ella me engañó, aquellos ojos mieles no volverán a cruzarse con los cafés míos, su rubia cabellera no volverá a ser rozada por mis finos dedos, su piel no estará de nuevo junto a la mía y eso me duele, me hace daño, porque la deseo… la necesito… la extraño… la amo.
¿Qué hago sin ella?, miro sus fotos y no puedo evitar llorar, me gustaba estar a su lado, me encantaba su compañía, la forma en la que se vestía y la que caminaba frente a los hombres, su carácter arrogante y dominante, la forma en la que me hablaba, soy tan ilusa que llegué a pensar que me amaba, soy tan estupida que me enamoré de ella, soy tan cobarde que temo ir a verla, soy tan necia que sigo pensando que vendrá a visitarme... ¿De que me sirvió haber sacado las mejores notas cuando estudiaba con ella si al final me siento tan inservible?
No quiero demostrarlo, su imagen esta presente en mí cada día, no puedo sacarla y eso me vuelve loca, sus abrazos están en mi cuerpo y sus besos están en mi piel, su aroma sigue presente, por esa razón trato de distraerme, hago cualquier cosa, para olvidarla, pero no puedo, ella era mi mejor amiga, ella era mi confidente, la mujer que quería para mí, para besarla, abrazarla, poseerla… nunca se lo dije, nunca le dije que la amaba y tal vez por eso me alejé, no… no fue por eso, en realidad nunca me amó, me usó como un libro, leyó cada una de mis paginas y no evitó rasgar algunas, destrozó mi lomo y ensució mi cubierta, pero aún así la deseo cerca, a mi lado, sonriéndome, hablándome, como sea, la quiero cerca. A pesar de todo lo que me hizo, no quise aceptar que no me quería, todos me lo decían, que ella no era mi amiga, pero esto que sentía era tan fuerte, por eso lloraba sola y triste por las noches, quería preguntárselo pero temía que fuera cierto, preferí entonces callar y ser usada sabiéndolo, me creí cada beso y cada “amiga” de su boca, de haber sabido que me haría daño no me le hubiera acercado, pero aún así, aunque digan que ella es mala, que nunca fue mi amiga y que cuando me ve voltea la mirada, yo todavía la quiero.
No puedo odiarla, aquel sentimiento es inexistente en mi alma, como quisiera sentir su rubia cabellera entre mis dedos otra vez, verla, como quisiera verla, aunque sea un instante… el otro día la vi, caminaba por las calles como toda una modelo y los hombres volteaban para ver a esa preciosa rubia y a su minifalda, me sentí feliz, quería gritar su nombre, sentir esos ojos mieles mirándome, pero recordé que no me amaba y callé… la dejé irse otra vez, una lágrima comenzó a descender por mi mejilla, mi corazón estaba acelerado y me dolía a cada latido, como deseaba que ella me amara.
Esa mujer ya no me pertenece, tiene novio desde hace tiempo y eso me hace más infeliz, se olvidó de mí, de su mejor amiga, de aquella que siempre estuvo dispuesta a ayudarla en todo lo que necesitase, sus recuerdos y sus cosas aún están en mi casa, no las veo con rabia si no con amor, la quise como nunca quise a una mujer, mis padres no lo saben y no me interesa si se enteran, los chicos no saben expresar sus verdaderos sentimientos, no saben abrir su alma, aquel ángel rubio en el cuerpo de una mujer si supo hacerlo y por eso se enamoré con tanta pasión. Anterior a la rubia estuvo una morena, aquella chica de larga cabellera negra si que sabía como hacerme sonrojar, picante como solo ella, estilo al caminar y al hablar, la mirada dulce y de estatura pequeña ¿Qué nos separó?, otra mujer, otra morena, más baja, más bella, de mirada arrogante y de actitud altanera, a esa si la odié, la odié porque ya no lo odio, por quitarme a mi morena, por alejar sus lisos cabellos de mis dedos, por abrazar la pequeña cintura que era mía y por ser parte de mi familia.
Por ella tampoco pelee, si me quería ¿Por qué se fue con esa intrusa?, pero si lloré, antes me seguía hablando, pero no como cuando estábamos juntas, al sentir que me dolía el verla y no poder tocarla preferí alejarme y tratar de olvidarla, es difícil, lo es porque vive al lado de mi casa, de vez en cuando la veo, pero me enteré de algo… aquella intrusa quedó embarazada de un chico de su barrio, ahora vive con él y a mi morena ya no le dejan acercarse a ella, podría ir a buscarla, aún la quiero, está sola y yo también, pero ya estoy cansada de sufrir, por eso la dejaré tranquila, si ella se acerca a mi la recibiré con los brazos abiertos, porque al contrario de la rubia yo no fui la que se alejó.
La vida es irónica, me acerqué a la rubia para hacer sufrir a la morena y tal vez por eso terminé sola y lastimada, pero que más da, siempre he estado sola, las amistades no me duran mucho y el amor menos, por esa razón ahora me amo a mi misma, tal vez sea un poco egoísta, pero mi corazón no podría aguantar otra decepción más, siempre termino enamorándome de mis amigas y a la final yo soy la única que termina sufriendo, pero nunca las dejo de querer y nunca las llego a odiar, cuando hablan mal de ellas, mis padres y la gente que las conoce, no puedo evitar molestarme ¿Por qué? Porque siempre serán parte de mi, mi rubia y mi morena, mi sol y mi luna.
Estoy aquí sentada, estudio como siempre lo había hecho, pero con una diferencia… ya no tengo amigas y las que se me acercan las alejo de mi, no quiero más amor, no quiero más amistad, quiero que me dejen tranquila, tal vez así me sienta mejor y cuando recuerde a aquellas chicas no vengan lágrimas seguidas, tengo amigos, no son muchos, puedo contarlos con los dedos de una mano ¿En que nos parecemos? Aman a sus amigos, uno sufre como loco por su ex y el otro no sabe como decírselo, me piden consejo, pero yo no soy la indicada, no sé que hacer ni decir en su caso, pues siempre mis relaciones terminan en fracaso, pero lo intento, los amigos siempre están para ayudarse entre si.
Ya me cansé de sus recuerdos, de sus miradas permanentes y de sus fragancias en mi piel, quiero olvidarme de aquellas flores, pero no puedo, todavía las recuerdo y lo más probable es que ellas no se acuerden de mi, siempre han sido tan hipócritas, pero aún así aquí están, en mi mente, en mis pensamientos… que lastima que no pueden borrarse los recuerdos con una tecla.