Me confieso amante de lo mundano y, por lo tanto, de sus placeres y sus vicios, me confieso ignorante de la ultratumba, así como profeso de la belleza del alma, y me preguntaréis ¿Quién soy?, ahh a veces yo mismo también me lo pregunto, y me gustaría afirmar con total rotundidad que soy Edgar Allan Poe, pero ni siquiera mis peores defectos alcanzarían a imitar sus desastrosas adicciones, una luz lóbrega fue sin duda, pero más deslumbrante que el sol, lleno de ingenio que dio cordura a la locura de mi realidad.
Locura que, sin embargo, es la que me achacan a mí sin saber que cada parpadeo mío es más lúcido que cien peroratas filosóficas suyas, pues no saben que, en el silencio de la observación se encuentran muchas más respuestas que en la meditación de lo condicionado, no obstante sigo sin saber nada, más que aquellos que miran con ojos ciegos sin duda, pero son apenas pequeños detalles vedados aún a mis drogados sentidos.
Vivo con la constante crítica debida quizás a mi excéntrica visión del mundo, consideran sórdidos mis gustos, alegre ignorancia que les impide ver más allá de ideales tópicos de belleza, macabras ideas acerca de la muerte contemplada como un placer más de la vida.
Narcisista me llaman algunos, yo sólo me enardezco por mis numerosas virtudes que tratan de ocultar mis aún más numerosos defectos y carencias, pero narcisista o no, soy más consciente de mí mismo que los que se enorgullecen de ello.
¿Alcohólico? No...ávido de información no distorsionada, ¿adicto? No...necesitado de un aliciente para soportar la soledad, ¿maníaco? No...abrumado por la constante verdad, ¿homicida? No...contemplando en la muerte algo más que una salida, ¿asustado? Sin duda alguna, ¿atormentado? A cada instante más y más, ¿vacío?...
Mas no penséis que la vida es una serie de trágicas circunstancias, la vida por sí misma es triste pero a la vez hermosa, un constante devaneo con la felicidad que implicará mayor o menor número de recuerdos dulces que se llevarán los constantes amargos, y habrá que aprovechar los efímeros contactos con el verdadero corazón humano, casi pudiendo palpar la intangible e imprecisa alma, la pura esencia de las personas...y en ese momento cuando la sabiduría embriaga tus sentidos, sientes la plena conciencia del mundo rozando sensiblemente los dedos, llenando los huecos de otrora completo corazón, quedando marcado en la inmortal. Alcanzas entonces a contemplar la amplia variedad cromática de la paleta de colores, y el negro, lejos de volverse oscuro es cándido y apacible, y un trémulo descanso alivia tus ahogados pulmones, colapsados por la cizaña vertida al ambiente en forma de negra humareda.
El dulce y armónico sonido del piano rasgando el silencio, dejará flotar la imaginación más pura, e invadirá tus ojos, taciturnos de tanto escrutar sin éxito en la oscuridad, las gotas de lluvia purificarán tu ser llevándose consigo, y por unos instantes, la figura desgajada y rota de ti.
No suena sino nostálgico describir tantos recuerdos de mi pasado, un recuerdo plagado de ti, y te extraño a cada momento que te siento lejos, calmo mis asustados pensamientos con ahogados gritos que recuerdan "sólo un día más", un día más y podré tenerte de nuevo en mis brazos, mesar tus cabellos mientras tu voz de terciopelo embriaga mis oídos, tu nívea piel resplandeciendo semioculta por la fina camisa de lino, encerrando bajo esmerados tejidos la perfección de un cuerpo inmaculado, perfecto hasta el punto de enloquecerme porque mi lógica no entiende la razón de tu divinidad, no entiende la transparencia de tus ojos color topacio, esos a los que no puedo negar u esconder nada, porque desnudan mi alma, revelando lentamente, capa tras capa los contornos más oscuros de mi ser, es como si sin querer, buscara dentro de mí, dejando únicamente paz..., porque tras el caos que siembra con su apabullante risa, sus hipnóticos andares, sus fastuosas formas, y su sabida superioridad, no queda más que el silencio de un corazón desacelerado por la emoción.
Ah...y sus besos...cuan dulces son al primer contacto, deliciosos como la ambrosía a lo largo del mismo, y dolorosamente amargos cuando terminan..., porque no están hechos para un mortal, son frutos del paraíso, carnosos y deliciosos, creados para deleitar durante la eternidad.
Bombea el corazón tan deprisa que duele, y resulta inverosímil que este pequeño músculo soporte tal ritmo de latidos, así como lo es explicar el amor que siento por ella, casi enfermizo, dependiendo en cada momento de ella, porque hasta respirar se olvida cuando tratas de absorber por completo su ilimitada esencia.
Desvarió tratando de alcanzar una respuesta razonable a ese amor desmedido, porque ¿Quién en su sano juicio concebiría la vida de un ángel ligada a la de un acabado escritor?, es completamente irreal, ella es tan inalcanzable que a veces creo soñar que es un fantasma, mas cuando pregunto por sus sentimientos siempre estalla en un mar de carcajadas mientras agrega sonriendo "el amor no tiene lógica", y me besará justo después, como cada vez que pregunto, y dejaré sus labios tiernos borren de mi mente cualquier pensamiento, abandonando toda inquietud y sabiendo que eres mía..., y no cuestiono más, únicamente disfruto de mis verdaderos momentos de felicidad...
Y todos los huecos de este hombre agujereado se cubren con una espesa capa de auto protectora y recién adquirida confianza, y las marcas definidas de mis desaconsejables pasiones desaparecen una tras una...las pupilas vuelven a brillar con toda su intensidad como antaño, las ojeras amoratadas de largas noches de insomnio se borran dejando entrever el rostro de alguien que sabe lo que es la felicidad, la cetrina piel se vuelve suave, la respiración fluida y constante, y finalmente susurro bajito tal y como te dije el primer día... "Oh ven a mí, mi amada Cocaína"