Hace ya mas de un año que te has ido, y aún ahora espero por una mísera señal de tu regreso. Cuando te marchaste, prometiste volver y ahora voy perdiendo la esperanza, poco a poco me voy muriendo.
Los primeros días fueron difíciles, un maldito infierno, sino hubiese sido por Eiji creo que no lo hubiese soportado.
Han ocurrido muchas cosas durante tu ausencia, Momoshiro y Ryoma se emparejaron, lo vez, gane la apuesta, el Neko y Oishi se dejaron, pero tiempo después arreglaron las cosas. Lo que si no me esperaba era lo de Inui con Kaidoh, los hallé besándose una tarde después de los entrenamientos, lo recuerdo y aún me da risa la cara de la viborita. Taka-san consiguió novia, una muy linda por cierto; y el único que esta solo soy yo.
Ya no puedo Tezuka!!!! Ya no puedo!!!!
Paraste mi vida con tu partida!!!!
Prometiste llamar y no lo haz hecho, prometiste volver y dudo que lo hagas. Es por eso que escribo esto, necesitó saber si volverás a Japón, al Seigaku, conmigo.
Necesito saberlo, un año me sumí en un alto, pero creo que es hora de continuar, si regresaras para que estemos juntos, o si me dejaras para que pueda seguir.
Detuvo el movimiento del bolígrafo, repasando con sus azules ojos lo escrito, estiro su mano tomando un pequeño sobre blanco, escribiendo con envidiable caligrafía el lugar de destino.
¿Sería capaz de enviarla?
¿De terminar de una vez con su soledad?
¿Con su dolor?
Se levanto lentamente, cogío su chaqueta y salio de la habitación. En el transcurso del camino comenzó a analizar las posibles respuestas que recibiría de su Ex compañero, una vez que este leyera su desesperado mensaje.
Las palabras de Tezuka escritas en papel, pequeñas letras escritas en cursiva que definirían el futuro de lo que alguna vez tuvieron y de lo que ahora deseaba salvar con todo su corazón.
“Volveré Syu te lo prometo”
“Lo nuestro no puede terminar así”
“Tu has tomado la decisión”
Un leve empujón le saco de sus pensamientos, miro la calle y se dio cuenta de que había oscurecido, se podía ver un mar de personas caminado apresuradas por aquella calle, deseando arribar a casa, encontrarse con el calor familiar.
¿Cuánto tiempo llevaba parado ahí frente a ese enorme buzón rojo?
Saco el sobre de su bolsillo, cosas muy importantes ocurrirían al meter el pedazo de papel blanco al buzón, infinidad de sensaciones y sentimientos se desatarían, saldrían a flote.
Estiro su mano haciendo a entrar a medias el sobre, sonrió al recordar el tiempo que estuvo con Tezuka, sus citas, sus caricias, sus besos, el como adoraba ponerle en “situaciones vergonzosas” como las llamaba el chico de lentes, recuerdos memorables invadieron su mente, haciendo dudar a su corazón.
¿Valía la pena tener un mal sabor de boca al recordar aquellas experiencias?
¿Echaría a la basura todo eso por no esperar un poco?
¿Aunque sea un poco mas?
Su cerebro comenzó a procesar la posible respuesta, debatiéndose entre las dos incógnitas, obtuvo el resultado, abrió sus labios revelando el profundo e único azul que los caracterizaba, pare decírselo en voz alta, tratando de converse, de mantenerse firme, alguien le interrumpió.
-Joven ¿va enviar eso? .- interrogo un señor de mediana edad señalando el sobre.
“Quién diablos se atreve a interrumpirme” .-pensó al girarse para encarar a quien le había hablado.
-Perdón si le asuste, es que he venido a llevarme la correspondencia.- sonrió mientras abría el buzón y sacaba las cartas
“Así que era el cartero” pensó para si, mientras miraba el sobre en sus manos.
El señor le miro, parecía que no quería enviar la carta.
-¿Es para su novia?- pregunto llamando su atención
-Algo así.-respondió mientras sonreía.- Ella se fue prometiendo regresar y aún no lo ha hecho.- agrego mientras miraba el cielo oscuro.
-Penas de amor ¿eh?- le dijo el hombre maduro acomodando en su bolso la correspondencia.
El ojiazul se sentía raro, no era de las personas que contaban sus problemas a desconocidos, pero de una u otra manera ese hombre le inspiraba confianza.
-Una carta, unas simples letras escritas en un trozo de papel, pueden desatar muchas cosas, un futuro incierto, lagrimas derramadas, un corazón herido….- le dijo el cartero mientras se levantaba y cerraba el buzón.
Syusuke le miro analizando sus palabras.
-Y bien….¿La enviara?.- pregunto el hombre señalando con el dedo el pequeño sobrecito blanco.
-Gracias, pero creo me quedare con ella.- respondió mostrándole su habitual sonrisa.
-¿Esta seguro?- insistió el viejo hombre.
-Si, prefiero esperar y recibir cara a cara la respuesta.- contesto mostrando sus penetrantes ojos, acompañados de una indescifrable sonrisa.
Se despido de aquel extraño hombre y comenzó a alejarse del lugar, arrojando la carta en un contendor de basura.
Tal vez esperar un poco mas no le haría daño.
Fin