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MUERTE DE UNA ESTRELLA por lyra

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Bill abre los ojos lentamente.

-“Ya es de día”-piensa con amargura-“No quiero despertarme. Estaba en lo mejor del sueño”

La luz le hace daño a los ojos y los cierra un poco, cuando oye un suspiro a su lado. Se gira lentamente y sonríe al ver como su hermano suspira en sueños y sus labios se estiran en una dulce sonrisa. Le mira los labios fijamente y con un solo pensamiento en su mente se acerca a él muy despacio.

-“Voy hacer mi sueño realidad”-piensa posando sus labios en ellos y rozándoselos con la punta de la lengua.

Comienza a besarle con pasión, pero muy suavemente para no despertarle. Quiere tenerlo a su merced antes de que se despierte del todo y empiece a devorarle con más pasión que nunca.

Comienza a rozarle los labios con la lengua, despacito, recorriendo sus bordes y viendo como Tom sonríe un poco más por las cosquillas que le está haciendo. …l tampoco lo puede evitar y sonríe también. Empieza a meter la lengua poco a poco en su boca, haciéndole abrir los labios mientras sigue dormido. La mete suavemente y comienza a explorar cada rincón de su boca, aunque se la conoce tan bien que lo puede hacer con los ojos cerrados. Y eso hace. Cierra los ojos concentrándose en el beso, en las emociones que está transmitiendo y en las que él mismo está recibiendo.

Nota que su hermano comienza a despertar. Lo sabe porque sus manos le están subiendo por el pecho en busca de la fuente de su placer. Piensa con tristeza que se acabó en tener el control de aquel beso. Pero también piensa con alegría que lo mejor está a punto de comenzar.

Tom no sabe si lo que está sintiendo es producto del sueño más bonito que jamás ha tenido o si está ocurriendo de verdad. Sólo sabe que es su hermano quien le provoca esas emociones y que él le quiere recompensar, devolverle con creces lo que le está haciendo sentir.

Sigue sin abrir los ojos, fingiendo que sigue dormido aunque sabe que Bill ya se ha dado cuenta pues nota que le esta sonriendo contra su boca preparándose para el huracán de emociones que va a venir en cuanto tome él el control de esta dulce situación. Sube más las manos acariciando su suave pecho, rozándole los pezones con la punta de los dedos y haciendo que Bill lance un gran gemido en su boca que le hace sonreír más todavía. Sigue ascendiendo por ese camino que tan bien conoce pues lo ha recorrido muchas veces en busca de los labios más suaves que jamás ha sentido contra los suyos.
Llega a su cuello y lo rodea con sus manos, notando cómo el pulso de Bill se va acelerando cada vez más, a punto de darle una taquicardia. Lo suelta y llega por fin al final del camino, pero decide recorrer ese tramo con mucha calma. Le empieza a acariciar el mentón, y luego sube despacito y le roza la comisura del labio.

-¡Por fin llegué a mi destino!”-piensa con mucha alegría.

Entonces ya no lo puede aguantar más y abre los ojos de golpe, pone una mano detrás del cuello de su hermano y lo acerca más a su boca para que no consiga huir ahora que él le va dar lo suyo. Empuja la lengua de Bill con violencia para expulsarla de su boca y tener acceso libre a la suya. Nota que no hace ningún esfuerzo para impedirlo, que se deja llevar por la situación ansioso por lo que va a venir después.

Y ahí viene. Su lengua entra en la boca de su hermano, esa boca tan maravillosa y hambrienta. Le recorre cada rincón buscando algún rincón nuevo, aunque sabe que no la hay, que ya ha explorado todo lo que había por explorar.

Entonces decide concentrarse en el centro de la pasión, en el centro de un volcán que sabe que ya está a punto de estallar.

Le roza el piercing con mucha suavidad, haciéndole sufrir como él sufrió cuando le hizo cosquillas con la punta de su lengua al recorrerle los labios con ella.

Bill está sufriendo mucho. Sabe que su hermano se está vengando de él por haberle hecho cosquillas y despertarle. Pero decide sufrir con mucha alegría y le permite seguir con su tortura.

Ya no puede resistirlo más. Quiere gritar. Decirle que le está matando con las cosquillas.

Tom lo nota. Su hermano se revuelve entre sus brazos. Quiere que le deje apartar la cara. Tomar un poco de aire y que así acabe su martirio. Pero él no lo va a permitir. Quiere vengarse de él por haberle hecho lo mismo. Y venganza es lo que está obteniendo.

¿Quién dijo que la venganza es un plato que se toma frío? A él le parece un plato caliente. Muy caliente.

Al final Bill no puede más. Su hermano ha ganado. Otra vez. Tom nunca pierde. Mientras que a él no le queda más remedio que afrontar la derrota de la mejor manera posible.

No lo puede evitar, le está pidiendo paso a través de su garganta y él no puede hacer nada para impedir su salida.

Y estalla en una carcajada de auténtica felicidad que resuena en la boca de su hermano como si hubiera eco.

Tom la nota salir, explotando en su boca y llenándole con su felicidad.

-“¡He vuelto a ganar!”-piensa poniendo cara de triunfo.

Abraza fuertemente a su hermano y le hace rodar para que quede debajo de él y tenerle más a su merced.

Bill se deja llevar por la derrota. No puede dejar de reírse y eso le quita las pocas fuerzas que conservaba.

Tom comienza a sacar la lengua de su boca despacio. Cree que ya ha tenido bastante por hoy y decide darle un respiro antes de que caiga muerto entre sus brazos. Muerto de pasión.

Separa con pena sus labios de los de su hermano y se le queda mirando desde arriba. Contemplando el rostro de la derrota.

Sus mejillas sonrosadas, los labios ligeramente hinchados por ese largo beso, y con la sonrisa de satisfacción más grande que nunca antes le había visto poner.

-Te he ganado-le dice sonriendo él también.

-Has hecho trampa. Has usado mi piercing en contra mía y eso no vale-le dijo con rabia

-Nadie te obligó a ponértelo ahí, llamando a gritos un poco de atención porque se encuentra muy solito allí dentro-le dijo haciendo pucheros con los labios imitándole. Sabía que odiaba perder en todo lo demás. Pero con él sabía que muchas veces se dejaba ganar, aceptaba su derrota con placer.

-Pues a lo mejor me lo quito, así la próxima vez no tendrás aliados. Es un traidor.

-Ni se te ocurra quitártelo. Sabes cuanto me gusta acariciártelo-le dijo muy serio, pero enseguida cambió el tono de voz pasando a ser más pícaro, como el de un niño travieso- Si te lo quitas encontraré más aliados a mi causa por tu cuerpo.

Y dantes de acabar de hablar, para que su hermano no viera sus intenciones, bajó sus manos hacia sus costados y clavándole con suavidad la punta de los dedos comenzó de nuevo a torturarle.

Esto pilló a Bill por sorpresa, pues estaba concentrado en los ojos de su hermano y no se dio cuenta de sus sucias intenciones. Pegó un bote en la cama cuando las puntas de los dedos de Tom se le clavaron en sus costados. Ya había perdido antes de empezar la segunda batalla.

Tom notaba cómo el cuerpo de su hermano se revolvía frenético bajo el suyo sin dejar de reírse a carcajadas. …l también se reía, más alto que él por lo bien que se lo estaba pasando torturándole.

Bill no podía respirar.

La risa se lo impedía.

Quería gritarle que se parara.

Que ya había ganado.

Pero tampoco quería hacerlo.

Se lo merecía.

Por despertar a su hermano cuando estaba durmiendo.

Por hacer su sueño realidad.

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