Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recuedos Silenciosos por Yaoi Lover

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

No hay nadie en el mundo que pueda remplazar a mi amado. Él siempre fue amable conmigo y, me hablaba con una comprensión tal, que su recuerdo aún me duele.

 

Ha pasado ya un año desde aquel incidente, pero yo aún no he podido olvidar... y, sinceramente, dudo mucho lograrlo

 

Era una noche fresca de invierno. La nieve acariciaba con dulzura las calles, cubriendo todo aquello que se encontraba a su alrededor. Nuestras miradas luchaban contra el viento helado y huraño de la velada, el cuál, sin contemplación alguna, nos azotaba con salvajismo el rostro... pero aquello no importaba

 

El me tenía prisionero en la cárcel de sus brazos y ésto, lejos de incomodarme, me producía cálida felicidad... a decir verdad, el que él estuviera cerca de mí, protegiéndome, me hacía sentir reconfortado

 

Ambos abandonamos el banco del parque que momentos antes nos había servido de resguardo y comenzamos a caminar. El frío caló mis huesos en el momento en el que ambos, con suavidad, seguíamos los pasos el uno del otro. Podía sentir el calor de mi amado recorriendo mi ser a cada paso, por lo que, sabiendo que no me rechazaría, apoyé suavemente mi cabeza en su hombro... él, como era de esperarse, respondió estrechándome contra sí

 

-Eres un tonto- recuerdo que me dijo, con aquella voz tan franca que siempre me hacía sonrojar- si tenías frío debiste decírmelo, yo...-

 

Aquel momento, tan cálido y tierno, pronto se esfumó. Repentinamente, y sin que yo supiera algo más, él me aventó contra la pared, ocultándome, mas dejándose él expuesto... momentos después comprendí el por qué

 

Aquellas personas que momentos antes nos habían interceptado lanzaron a mi amado con violencia al suelo, por lo que sus labios, asustados, dejaron escapar un alarido de sorpresa

 

Yo estaba completamente aterrado... ¿Qué demonios pasaba? ¿Por qué?

 

El miedo recorría cada célula de mi cuerpo, y fue éso lo que, cobardemente, me hizo ocultarme en aquella cortina de sombras invernales... los botes de basura que decoraban el escenario evitaron que ellos me vieran

 

Todo sucedió con tanta celeridad, y a la vez fue tan inhumanamente monstruoso, que, al recordarlo, mi estómago aún se revuelve, ahogándome, aún ahora, en este sentimiento tan asfixiante... si tan solo...

 

Los gritos y el llanto de aquel ser que por tanto tiempo me había protegido desgarraron la seudo tranquilidad de la noche. Mis ojos, aterrados y furiosos, no podían apartarse de aquella espantosa orgía insana a la que ahora sometían a mi amado, torturándolo... y torturándome a mí al mismo tiempo

 

-No- me dije a mi mismo- ésto no puede seguir...-

 

Traté de acercarme pero él, pese a toda a aquella pesadilla, al ver que me desprendía de la coraza de oscuridad que me cubría, me reprendió con la mirada... aquello me devastó... ¿Por qué? ¿Por qué pese a toda esa dantesca situación, él, con su mirada penetrante y fija en mí, me suplicaba con sus orbes de sol que no interviniera?

 

No pude hacer más... aquella confusión y miedo me hicieron volver a mi refugio de sombras, obligando a mis ojos a clavarse de nuevo en él... ¿Por qué?

 

No supe cuanto tiempo pasó, pero para mí, y no dudo que para él, fueron eternidades. Jamás olvidaré las horrendas y sádicas cosas que le hicieron a la persona que más amaba, ni la retorcida sonrisa de esos monstruos- es imposible para mí creer que eran humanos-  al abandonarlo una vez concluida su maldita y enferma cópula. Lo que más tengo gravado en la memoria, y que sin duda será lo que, ni volviendo a nacer olvidaré, es la cobardía que me impidió ayudarlo... tarde comprendí que me había mentido, pues él en verdad esperaba mi ayuda

 

Cuando la luna, a salvo y burlona de nuestra situación, por fin se asomó en el firmamento, el cuadro que mis ojos contemplaban me hizo sentir enfermo, pues era uno que, sin duda, había sido sacado de uno de los rincones más crueles y caóticos del mismo reino de Luzbel: él estaba ahí, tirado, desnudo, sangrante, y con sus espejos de oro empañados y heridos, mirándome... de nuevo me suplicaban que me acercara

 

El horror cubría con un delicado velo mis sentidos, pero aún así, con pasos inseguros y débiles, logré acercarme a él. Sentía una opresión en el pecho; opresión que era causada por la maldita culpa que me invadía y que hacían que mi corazón doliera, pero no me importaba, me lo merecía... ¿Por qué no lo había defendido? ¿Por qué lo había abandonado?

 

Mi piel tembló al estrecharme él entre sus brazos, pero aquello fue también el detonador que provocó que me entregara a las lágrimas... ya no podía más, con aquel abrazo él sin duda me había dicho que aún me amaba, que me perdonaba... ¿Cómo podía decir éso después de lo que había ocurrido?

 

-Perdóname... ¡¡Perdóname por favor!!- le supliqué, derramando perlas saldas sobre su piel lacerada, y con la luna, melancólica y llena, como nuestro único testigo- ¡¡Fue mi culpa, no supe defenderte!!- mis dedos se aferraron, con presteza a su espalda- ¡¡Perdóname por favor, yo...!!-

 

-Tu... no... tienes la...culpa de nada...- expresó con dificultad

 

-Sí, ¡¡Sí la tengo!!- respondí, furioso conmigo mismo, mientras inútilmente, derramaba lágrimas- ¡¡No fui lo suficientemente valiente como para defenderte!! ¡¡No supe protegerte!! ¡¡Perdóname!!-

 

-Dije...- expresó, con firmeza- que no...fue tu culpa...simplemente... pasó...y me alegra...que...no...hayas...sido tú...-

 

-¡¡¡ESTÚPIDO!!!- le grité, ofuscado y separándome, sin quererlo, de él... ¿Cómo podía decir semejante disparate?

 

-Es...la...verdad...- me respondió, sonriendo (siempre sonreía cuando lograba sacarme de mis cabales) mientras, con dulzura, besaba mi frente

 

-Te llevaré a un hospital- le dije, ahogado en mi propio llanto- y te pondrás bien...Perdóname...-

 

 - No tengo... nada que... perdonarte...- susurró, acariciándome suavemente el rostro, como si quisiera recordarlo- te...amo...-

 

Aquellas palabras me devastaron, pero me hicieron terriblemente feliz: Él aún me amaba ¡¡ y me amaba aún siendo un maldito cobarde que no había hecho absolutamente nada por defender a aquel a quien decía amar!!

 

-Bésame...-

 

Aquella petición interrumpió mis pensamientos pero también me extrañó pues me lo había pedido con un dificultoso jadeo. No le tomé importancia y accedí a su petición. Sus labios nunca me parecieron tan exquisitos, pero pronto me di cuenta de que algo iba mal... su lengua había dejado de danzar con la mía

 

Me separé con brusquedad de él y mis orbes se abrieron desmesuradamente... si, aún estaba conmigo, pero su cuerpo ahora estaba tan frío como el hielo, y sin sentido, colgaba de mis brazos... comprendí, con el corazón destrozado, que su vida se había extinguido y que él se había sacrificado para que yo, un cobarde que ahora estaba completamente solo, pudiera vivir.

 

El grito que proferí fue la burla de los demonios nocturnos, pero para mí fue la impotencia y desesperación con la que mi alma atormentada se negaba a aceptar a que aquel beso había sido su adiós...

 

Mis amigos y familiares me han abandonado en esta sala de suaves colchones blancos. En parte creo que están enojados por verme tan renuente a salir de la depresión y la demencia en la que me he hundido desde su muerte, pero es que ellos no lo entienden y nunca lo harán, porque ellos no saben cuanto lo amaba, ni se imaginan la intensidad de este dolor, ácido y cruel, que castiga a mi alma todas las noches

 

Hace ya un año desde éso... ¿Y aún se preguntan el por qué de mi locura?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).