"No, no puede ser, esto no es correcto"
"¿Cómo puedo esta sintiendo esto por él? No, no está bien... yo soy hombre, y él también... además, es mi hermano, y peor aun, ¡mi gemelo!"Esos eran algunos de los cuestionamientos que rondaban la mente de Kaoru, provocándole insomnio. Había querido a Hikaru desde siempre, pero ese sentimiento que había descubierto semanas atrás era diferente... era amor... y no amor simple, sino amor real, de ese amor que sólo se puede sentir una vez en la vida... amor y deseo, un deseo que jamás imaginó sentir por nadie...
Ya no se podía concentrar en clases ni en ningún otro sitio, sólo se dedicaba a fantasear sobre su hermano, se imaginaba a si mismo entre sus brazos. Y cuando lograba dormir, tenía toda clase de sueños eróticos con su propio gemelo...
A la hora de despertar lo veía a su lado, aún durmiendo, ajeno a todas esas locuras que inundaban su cabeza, y se sentía culpable.
Desde aquél día, su vida había sido una tortura, cada día un suplicio eterno. Pero lo que mas le dolía era no ser correspondido. No le interesaba totalmente cumplir sus más profundos deseos y fantasías, sólo le hubiera gustado escuchar a su hermano correspondiéndole.
-Te amo, Kaoru...
Miles de veces había soñad con ello, pero realmente era imposible que sucediese, porque simplemente no era correcto. Era él quien se había equivocado. No era culpa de Hikaru. Sin embargo, aun así... le gustaría ser amado por él.
"Maldición, si tan sólo no fuéramos hermanos"
Pero, si no fueran hermanos, ¿Se habrían conocido? No, probablemente no. Así que las cosas estaban bien de esa forma, porque aunque Hikaru no le correspondiera, tenía el consuelo de verlo, de saber que estaba ahí. Entonces eso estaba bien para él.
"Tal vez sólo estoy confundido, soy un narcisista, y por eso me enamoré de él, por que el igual a mi"
No. No era eso. Él no quería a Hikaru por su físico, aunque no por ello le dejaba de resultar atractivo, pero ese no era el motivo principal, era su carácter rebelde, un poco infantil, lo que le gustaba... era su forma de ser... impulsivo y un poco inmaduro.
De cualquier manera, se olvidó de eso y se abandonó al pensamiento del narcisismo logrando conciliar el sueño y se quedó profundamente dormido.
A la mañana siguiente, sonó el despertador
Kaoru abrió los ojos y vio a Hikaru recargado en su hombro, aún dormido. Sintió su mejilla contra su piel, y cada centímetro de su cuerpo se erizó seguido por un ligero estremecimiento. Después percibió su cálida respiración, su aliento chocando suavemente contra su brazo.
Un golpe de sensaciones le atacó. Amor, ternura, confusión, odio contra si, excitación...
Apagó el despertador y se incorporó con cuidado.
-Hikaru, despierta que se nos hará tarde.---------------------------------------------------------------------------------
-Buenos días –les saludó Haruhi cuando entraron al salón.-Buenos días –contestó Kaoru distraídamente.
-Hola, Haruhi –dijo Hikaru sonriendo y sonrojándose un pocoKaoru no pasó esto último por alto y le invadió un ataque de celos.
-Vamos a sentarnos, Hikaru –casi gritó y lo tomó bruscamente del brazo.
-Oye, oye, ten mas cuidado, me estás lastimando –masculló su hermano.
“¿Cómo puede ser posible que aún le guste esa maldita zorra? –Pensó rabioso Kaoru –La linda Haruhi, como no… ¡patrañas! No dejó de apretar el brazo de Hikaru ni cuando dejó su mochila, sólo hasta que se sentó a su lado.
-¿Y a ti que demonios te pasa? Ya te dije que estás hiriéndome y ni así me sueltas, todo lo contrario, presionas mas… ¿Qué te hice? ¿Estás enojado? –inquirió Hikaru a modo de reproche.
-No… es solo que… -empezó a decir Kaoru –nada importante-
-Bueno… entonces voy a hablar con Haruhi.
Nuevamente los celos se apoderaron del menor y gritó:
-¡Si! ¡Haz eso! ¡Lárgate con tu linda noviecita! Habla con esa estúpida mientras tu hermano se ahoga en un mar de confusión. ¡Perfecto!
-Ka…oru… -susurró Hikaru con el rostro inundado en preocupación –si te sentías así debiste haberme contado… sabes que pase lo que pase estaré contigo.
-No, no te lo puedo contar… me odiarías si lo supieras.
-Sea lo que sea, cuentas conmigo hermano –le aseguró Hikaru, y lo abrazó.
“Tengo que confesárselo… estas son las circunstancias perfectas”
-Está bien… hablaremos en casa.
-Como tú gustes.